Esta ruta que hoy os contamos es una de las rutas más espectaculares que se pueden hacer por España, a pesar de ser menos conocida que otras como la ruta de Cares o el Cañón del Río Lobos. Además de pasear por una maravillosa zona de montaña en el límite entre Cataluña y Aragón, lo más destacado de esta ruta son las pasarelas que adosadas directamente a la pared de roca de la montaña nos permiten ascender de una manera espectacular por un lugar por el que sería imposible hacerlo salvo que practiquemos escalada. La ruta parte de Montfalcó (Huesca) y llega hasta el Congost de Mont-rebei, en Lérida. La ruta es larga (20 Km ida y vuelta) aunque siempre podemos acortarla en función de nuestras posibilidades. Lo que no hay que perderse bajo ningún concepto es el tramo de las pasarelas que se asoman al río Noguera Ribagorzana. El ascenso por las pasarelas es sencillamente impresionante.
Para llegar al albergue de Montfalcó – inicio de la ruta – tenemos que llegar a Viacamp en Aragón, el pueblo habitado más cercano. Allí hay un centro de interpretación donde nos pueden ampliar información sobre la ruta y en general sobre esta fantástica zona del prepirineo aragonés. Desde Viacamp parte una pista de tierra en muy buenas condiciones que tras 15 Km nos deja en Montfalcó, donde lo único que hay es un albergue y una ermita – la de Santa Quiteira - que podemos visitar a 10 minutos del albergue donde aparcamos el coche. La ermita es un pequeño edificio románico situado en lo alto de una cresta sobre el embalse de Canelles, una estampa preciosa. La ermita goza de unas privilegiadas vistas de todo el congosto por el que transcurre el río Noguera Ribagorçana y aunque supone hacer un desvío justo antes del comienzo de la ruta merece mucho la pena – o también se puede dejar para el final del recorrido-.
Partimos del albergue de Montfalcó donde solo había unos pocos coches más y seguimos el sendero hacia el Congost, perfectamente señalizado. La primera parte del recorrido es de bajada – luego nos tocará subirlo a la vuelta -. Al poco se empezar llegamos a la fuente de Montfalcó. El sendero discurre por zona boscosa todo el tiempo hasta que a unos 2 Km del comienzo aparece una primera pared donde se encuentra el primer tramo de pasarelas sobre la propia cara de la roca. La vista desde abajo impone y es a la vez espectacular. Sin embargo vamos ascendiendo por los diferentes tramos de escaleras y aunque el ascenso es vertical no supone ninguna dificultad. Puede llegar a dar algo de vértigo pero la pasarela es lo suficientemente ancha y está siempre protegida por cables de acero por lo que no hay ningún peligro. A medida que subimos la vista se abre y es impresionante sobre el tramo superior del embalse. Este es un lugar para no parar de sacar fotos, desde luego. Entre los tramos de escaleras hay zonas donde se ensanchan y permiten el descanso o poder dejar paso a otras personas, aunque en nuestro caso no nos cruzamos absolutamente con nadie.
Tras superar este primer tramo de pasarelas el sendero continua ascendiendo poco a poco y bordemos una pequeña pared rocosa, esta vez sin ayuda de pasarelas. El camino continua protegido en algunos tramos algo más expuestos pero avanzando por la propia montaña. Sin embargo poco después tras una pequeña subida llegamos al segundo tramo de pasarelas, el más espectacular. La vista desde debajo de este tramo de pasarelas impresiona, ya que hay numerosos zigzags ascendiendo por la desnuda pared de la roca. Es simplemente espectacular. El ascenso es mucho más pronunciado que en el primer tramo y según vamos subiendo por los distintos tramos de escaleras la altura que cogemos es importante y las vistas maravillosas. Desde la pasarela ya se pueden contemplar las bellas vistas del Congost de Siegué, donde hay una nueva sorpresa: un puente colgante que une las dos orillas del embalse de Canelles y permite continuar el camino hasta su conexión con el GR-1.
Tras terminar la segunda pasarela y haber disfrutado de las maravillosas vistas, el camino sigue sin mayor dificultad hasta el Congost de Siegué, eso sí por una zona rocosa con bastante pendiente y de firme bastante irregular. Así poco a poco llegamos hasta el puente colgante que habíamos visto. El descenso final hasta dicho puente está acondicionado con unas escaleras de madera que hacen más fácil este tramo de la ruta. El paso por el puente colgante es también otra experiencia en sí misma porque aparte del balanceo de la estructura puedes ver bajo tus pies, por los agujeros de la rejilla que compone el piso del puente, el agua del embalse. Es otro lugar espectacular para sacar fotos. Además el puente no es precisamente corto ya que tendrá más de 30 metros de longitud. Aunque no está a demasiada altura sobre el embalse la verdad es que impresiona bastante.
Tras pasar el puente seguimos el camino en ascenso hasta un mirador desde donde ya podemos ver el desfiladero de Mont-rebei y el sendero del GR-1 excavado en la propia piedra, en las paredes de la roca y a una buena altura sobre el pantano –en esta zona en realidad es el propio río ya represado -. Otra estampa espectacular y es por ese sendero por el que habremos de seguir avanzando. Seguimos el camino por el congost de Mont- Rebei dónde hay un sendero en la roca que pasa por tramos muy bonitos. Las dos paredes dela garganta se encuentran bastante próximas en algunos pasajes. Esta parte es bastante expuesta y hay un cable de acero para que uno se pueda agarrar en caso de vértigo, aunque el camino es lo suficientemente ancho y no necesitamos hacer uso del mencionado cable en ningún momento. A diferencia de las pasarelas aquí sí que puedes sentirte algo menos protegido por lo que si se sufre de vértigo es un buen punto para darse la vuelta, ya que hasta aquí se ha disfrutado de la parte más espectacular del recorrido, la zona de las pasarelas. No obstante, si puedes continúa porque el propio sendero por el Congost, en la misma pared de la roca es también una parte preciosa, aunque por ejemplo no para hacerla con niños pues aquí no hay nada que te proteja de la caída al embalse en la parte exterior del sendero. A lo largo del sendero tallado en la roca disfrutamos de bellas vistas – hay algunos miradores habilitados – y también pasaremos un pequeño túnel en mitad del Congost. Todo este tramo son unos 2kms y es realmente espectacular.
Tras pasar por esta zona angosta y maravillosa zona llegamos a una zona boscosa donde el sendero ya no presenta ninguna dificultad y va separado de la orilla del embalse hasta llegar a un segundo puente colgante que atraviesa un brazo lateral del pantano en el Barranc de Sant Jaume. Este puente es mucho menos espectacular que el primero pues la zona que cruza no es tan bonita. Tras cruzar el puente el sendero desciende y ya va prácticamente hasta el final a nivel del embalse. También comienza a ensancharse y básicamente este tramo hasta el aparcamiento de la Masieta es un paseo campestre, por un entorno realmente bonito pero nada que ver con la espectacularidad del recorrido que hemos hecho anteriormente. Una vez llegamos al aparcamiento o antes – pues ya el paisaje no aporta mayores novedades – nos damos la vuelta y retrocedemos por donde hemos venido.
En el aparcamiento de la Masieta en Lérida también se puede iniciar el recorrido en sentido inverso o bien organizarse con otro grupo y cambiarnos el coche y así no tener que volver andando. No obstante volver y descender por las pasarelas por las que previamente hemos ascendido es toda una maravilla. Merece la pena detenerse en la vista del segundo tramos de pasarelas (primero con el que toparemos a la vuelta) desde la zona superior. En total ida y vuelta tardamos unas 9 horas, con paradas para comer y muchas muchas paradas para hacer fotografías.
Pasarelas e Montfalcó y congosto de Mont-rebei: