Llevábamos tiempo madurando la idea de hacer un viaje para recorrer los parques nacionales del oeste de USA, una enorme extensión de terreno prácticamente virgen donde los atractivos naturales se suceden sin descanso. Lo único que nos preocupaba un poco eran las distancias en un área tan extensa, pero al final resultó ser un atractivo más del viaje, ya que no solo los Parques Nacionales son espectaculares, el paisaje de toda esta región es increíble y conducir por ella es como viajar por un parque temático de la naturaleza.
Volamos a Salt Lake City. Allí recogimos el coche de alquiler y seguimos hacia el sur hasta el P.N. Zion. Aquí los tonos rojizos tiñen el paisaje rocoso y semidesértico que nos acompañaría los siguientes días. Zion es un parque con dos secciones, el cañón de Zion que solo se puede visitar a bordo de los autobuses del parque y la carretera Zion - Mount Carmel que se puede recorrer en tu propio vehículo. El cañón de Zion presenta un contraste precioso entre la vegetación verde y la roca roja. Paramos en cada una de las paradas del autobús del parque y vimos las principales atracciones como The Grotto -una especie de cueva elevada con bonitas vistas - y las Emerald Pools - un sendero elevado con impresionantes vistas y que lleva a unas preciosas pozas, donde nos encontramos con una serpiente de cascabel -. Pero sin duda la excursión estrella en el parque es la de The Narrows. Es una ruta por el estrecho cañón del río Virgin. Solo el primer tramo tiene un camino junto al río. A partir de ahí se camina sobre el propio río, que no tiene más que unos palmos de profundidad. Es una experiencia única, ya que la garganta cada vez se estrecha más. Completamos solo parte del trayecto, ya que la excursión completa lleva un día y no teníamos tiempo. Tras dejar el cañón seguimos la carretera hacia Mount Carmel. Aquí daban ganas de pararse en cada curva a contemplar las rocas con unas formas y colores imposibles.
Llegamos a Tropic, donde nos alojamos para pasar el día siguiente en el P.N. Bryce Canyon. Este parque tiene un paisaje único. Su principal atractivo es un gigantesco anfiteatro de pináculos de roca en todos los tonos de naranja imaginables. Diferentes desvíos de la carretera nos llevaron a los miradores sobre el anfiteatro, a cada cual más increíble. Destacan el Bryce Point que ofrece una perspectiva desde una posición elevada y el Sunrise Point, desde donde se pueden iniciar rutas de senderismo. Tuvimos la suerte de ver el parque a primera hora de la mañana y al anochecer y la variación de los tonos de la roca es algo mágico, parece un lugar diferente con cada iluminación. Además hicimos una ruta entre los pináculos que mereció mucho la pena. Pasear entre las enormes torres, descubrir sus recovecos y formas es indescriptible. Una vez explorada esta zona del parque seguimos la carretera que lleva hasta el Yovimpa Point. Pasamos por varios miradores y secciones del parque menos abundantes en pináculos pero con buenas vistas sobre los alrededores donde destaca el contraste del naranja con el verde del bosque. En uno de estos miradores se ve un puente natural, el Natural Bridge.
Al día siguiente salimos de Tropic atravesando el Grand Stair-Escalante National Monument, una zona de impresionantes paisajes de cañones y preciosas formaciones rocosas que hacen del trayecto un verdadero espectáculo. Paramos numerosas veces y también hicimos algún pequeño desvío por carreteras secundarias para acercarnos a algún punto señalado como el Kodachrome Basin State Park.
Nos quedamos con ganas de más pero teníamos que llegar a Capitol Reef. Aquí el color de las rocas pasa a ser rojo sangre, algo especialmente apreciable al atardecer. Es un parque menos concurrido que los ya habíamos visto lo que todavía le da un mayor encanto. La mayor parte de los lugares de interés están a lo largo de la propia carretera 24 que lo atraviesa y también a lo largo de una carretera de tierra, la Scenic Drive que nos lleva por el interior de un cañón con espectaculares paisajes. A lo largo de la carretera destacan las formaciones rocosas de Twin Rocks, Chimney Rock - a la que pudimos ascender por un sencillo sendero - y otros muchos rincones que no tienen nombre y parada señalizada pero igualmente pintorescos. El paisaje se vuelve más salvaje y sobrecogedor a través de la Scenic Drive, sobre todo cuando deja de estar asfaltada y se convierte en una pista de tierra hasta llegar a un punto que es intransitable sin un 4x4.
También hicimos una ruta hasta un precioso arco natural, el Hickman Bridge, y otra hasta un mirador sobre uno de los riscos más característicos del parque, el Golden Throne. Para concluir la visita al parque al día siguiente hicimos una excursión hasta el remoto Cathedral Valley, un lugar con unas gigantes formaciones rocosas - al estilo de Monument Valley - en medio de un desolado y atractivo valle. Se llega a través de una carretera de tierra y con mucho cuidado ya que en algunos lugares hay que avanzar bastante despacio pues el firme es muy irregular. De hecho en el Centro de Visitantes nos desaconsejaron ir sin un 4x4, pero con cuidado se puede hacer.
Tras la excursión nos desplazamos a Moab, un pueblo que nos sirvió de base para explorar los parques de Arches y Canyonlands. Dedicamos el día siguiente a recorrer Arches, un verdadero carrusel de arcos naturales de piedra. A lo largo de la carretera principal del parque hay diferentes paradas señalizadas junto a las diferentes zonas con arcos. La joya del parque es el Delicate Arch, el símbolo del estado de Utah, al que accedimos a través de un sendero de una hora. Es un arco enorme e impresionante. También destacan el Landscape Arch, situado en un sendero repleto de arcos y el Double Arch (lo reconocimos de inmediato porque aparece en una película de Indiana Jones), situado en una sección especialmente pintoresca del parque.
Además, nada más entrar en el parque nos encontramos con unas paredes rocosas impresionantes en el mirador de Park Avenue y otras monumentales torres en Courthouse Towers.
Al día siguiente visitamos el parque de Canyonlands. Aquí hay dos partes bien diferenciadas: Island in the Sky y The Needles. Island in the sky es una meseta elevada que constituye un mirador increíble a la extensa red de cañones de la región que se extienden hasta donde alcanza la vista.
Recorrimos todos los miradores del parque, e hicimos una pequeña ruta hasta un lugar impresionante, el arco Mesa Arch, situado justo en el bode de un acantilado y enmarcando una vista extraordinaria de cañones y precipicios.
También nos dio tiempo a hacer otro corto recorrido en la zona más occidental del parque en Upheaval Dome, el cráter dejado por un meteorito. Abandonamos esta sección del parque y justo al lado entramos en un parque estatal, el Dead Horse Point. Aquí las vistas son espectaculares hacia un meandro en U del río Colorado. Una imagen muy familiar ya que ha salido en películas como Misión Imposible. El parque es pequeño pero las vistas son impagables. Esto es el salvaje oeste en su versión más pura. Después, nos dirigimos a The Needles, a unas dos horas de coche al sur. Aquí vimos un conjunto impresionante de agujas rocosas en diferentes tonos naranjas. La parte más espectacular está al principio del parque. Seguimos hasta el final de la carretera parando en varios miradores hacia cañones y rocas con todo tipo de formas, pero como ya andábamos mal de tiempo no nos entretuvimos y seguimos conduciendo hasta Bluff.
Al día siguiente visitamos el Goosenecks State Park, donde hay un mirador impresionante a un cerradísimo meandro del río San Juan desde lo alto de unos acantilados.
Seguimos hasta la archiconocida reserva de los navajos de Monument Valley. No es un parque nacional pero es un lugar mítico del oeste americano, que ha aparecido en innumerables películas. Los salientes rocosos sobre la llanura se ven desde lejos al aproximarse por la carretera. Es una visión evocadora. Al llegar hay un mirador impresionante desde donde tienes una primera panorámica y luego hay un circuito de más de 20 Km. que te lleva por la reserva, acercándote a las estructuras rocosas y a miradores únicos.
Hicimos el recorrido en nuestro coche. Es un camino de tierra pero en bastante buen estado. Entre las numerosas paradas que hicimos nos impresionaron el John Ford’s Point y el Artist Point, desde donde hay una vista realmente de ensueño. El East Mitten y el West Mitten son los dos promontorios rocosos más espectaculares.
Salimos de la reserva y nos dirigimos al Antelope Canyon, otro lugar imprescindible. Es un cañón subterráneo y tremendamente estrecho donde las paredes onduladas tienen unas tonalidades entre rosa y naranja que crean una atmósfera irreal. También pertenece a los navajos y la visita es en teoría guiada aunque luego dentro te mueves a tu antojo. Entramos en el cañón por una hendidura en el suelo y mediante escaleras y plataformas llegamos hasta el fondo arenoso. Aquí también te dan ganas de sacar fotos a cada paso porque cada rincón es más pintoresco que el anterior.
Tras la genial visita nos dirigimos al Gran Cañón del Colorado, primero al North Rim, que es la parte menos visitada pero para mi gusto la más espectacular, además de que no está masificada como ocurre en el South Rim. Por el camino pasamos por algunos parajes dignos de mención como el Navajo Bridge - un precioso puente sobre el río Colorado - y el Vermillion Cliffs National Monument - unos impresionantes acantilados de color rojizo -.
El día siguiente lo dedicamos al North Rim del gran Cañón. El paisaje es boscoso y muy verde. Hay varias carreteras que llevan a diferentes miradores. Los mejores son el Bright Angel Point, cerca del centro de visitantes, y el Cape Royal. El paisaje del Gran Cañón es sobrecogedor, las dimensiones de los cortados, cañones laterales y acantilados te hacen sentir muy pequeño. Tras recorrer todos los miradores dedicamos el resto del día a hacer una ruta de senderismo, o más bien parte de una de ellas, ya que las rutas bajan hasta el lecho del cañón y requieren hacer noche antes de volver a subir. Nos quedamos con muchas ganas de hacer la ruta entera pero solo habíamos planificado un día para el North Rim.
Al día siguiente nos desplazamos hasta el South Rim, a unas 3 horas y media y comenzamos a recorrerlo desde la parte este. La sucesión de miradores es interminable aunque cada uno ofrece algo diferente y merece la pena pararse en todos. Esta zona estaba realmente abarrotada de turistas en Julio y mucho más explotada que la parte norte. Uno de los miradores que más nos gustó fue el Desert View, donde hay un centro de visitantes y una bonita torre de vigilancia con una panorámica impresionante del río Colorado. Acabamos el día viendo la puesta de sol en uno de los miradores. Según el sol va cayendo las tonalidades del Gran Cañón van cambiando y es un espectáculo digno de presenciar. El día siguiente nos tocaba viajar hasta Las Vegas desde donde volaríamos de vuelta a casa tras el impresionante viaje. Aprovechamos para hacer algunas paradas a lo largo de la ruta 66, entre Flagstaff y Kingsman.
En cuanto al alojamiento, reservamos todo desde aquí, aunque no hay mucho donde elegir ya que se trata de una zona muy despoblada. Recurrimos a los moteles de carretera de cadenas como el Days Inn, Americas Best Value o Super 8. Unas habitaciones impresionantes a un precio razonable. Y para las comidas es preferible, o casi obligatorio, llevar la comida y disfrutarla en algún paisaje incomparable de los muchos que te encuentras porque dentro de los parques hay pocas o ninguna opción de encontrar establecimientos.
Aquí podemos ver alguna foto más de este espectacular recorrido por uno de los parajes naturales más bellos del mundo.