Tibidabo, un clásico entre los parques de atracciones

El Parque de atracciones del Tibidabo en Barcelona es un fantástico destino para pasar un día en familia. Quizás no tenga atracciones tan espectaculares como el cercano parque temático de Port Aventura pero para los más pequeños hay atracciones más que de sobra y además no está tan masificado ni hay que esperar tantas colas lo que hace que los niños puedan disfrutarlo mucho más. Nos acercamos a pasar un día en el Tibidabo.

La ubicación del parque es realmente espectacular en la cima de la montaña del Tibidabo. Las vistas sobre Barcelona son impresionantes. Ya sólo por eso merece la pena acercarse hasta aquí. La única opción que  hay para aparcar es el enorme parking de pago que se encuentra justo enfrente de la entrada del parque, aunque no es demasiado caro. Tras pasar por taquilla accedemos al parque que se encuentra distribuido en diferentes niveles por la ladera de la montaña. Accedemos al nivel inferior donde podemos dejar nuestros enseres en unas consignas que funcionan con dinero reembolsable.

Vistas desde el parque
                                                                                                                           Vistas desde el parque

En el nivel inferior ya tenemos diferentes atracciones. Todas las atracciones están clasificadas por la altura de los niños. Lógicamente cuanto más altos sean tendrán acceso a más atracciones. Ante la duda los encargados de cada atracción disponen de una barra con la que miden la altura para controlar el acceso a las mismas. Para niños inferiores a 90  cm el parque se queda un poco corto, pero a partir de 90 cm, ya hay muchísimas atracciones. En algunas de las que  no pueden acceder los más pequeños, sí se les permite el acceso acompañados de un adulto.

Nada más entrar en el nivel inferior ya encontramos atracciones como Los Globos, una atracción con unos globos que giran alrededor de un eje y sobre sí mismos, un verdadero mareo. Muy cerquita está el Huracán, con giros de 360 grados y un tren que va a toda velocidad por unas vías y donde puedes ponerte unas gafas de realidad virtual.  Justo al lado está el Castillo del Misterio, una casa encantada en la que haces un recorrido con diferentes sorpresas. Y en este nivel hay atracciones pensadas para los más pequeños como un carrusel de barcos vikingos en una pequeña piscina de agua, o un trenecito apto para todos los públicos. Aquí también se encuentran la Montaña Rusa y la Mina de Oro, un recorrido dentro de unos troncos por una zona de agua donde acabarás empapado – hay secadores a la  salida -. Una atracción muy curiosa es el TibiCity, un circuito para enseñar a los niños educación vial, donde incluso les proyectan un  video con las normas básicas de circulación. También encontramos en esta zona el Barco Pirata, que  girando como un  péndul o se llega a poner vertical.

Montaña rusa del Tibidabo
                                                                                                                     Montaña rusa del Tibidabo

Los diferentes niveles del parque están comunicados por escaleras y también por ascensores. A lo largo de todo el parque hay diferentes locales de restauración, desde pizzas a menús y todo lo que puedas necesitar. Además una opción muy interesante que ofrece el parque, a diferencia de muchos parques temáticos, es que puedes introducir tu propia comida y hay lugares de picnic habilitados con mesas para poder comer. Es una buena idea para aprovechar más la visita.

Ascendiendo de nivel llegamos a la zona de las camas elásticas, un mini Huracán para niños pequeños y otra  atracción de barquitas en un circuito muy  sencillo pensada para los más pequeños de la casa también. Además podemos encontrar un cine en 4D y el Diavolo, un carrusel en el que se gira a tremenda velocidad y vas en unas sillas colgantes. A primer avista parece una atracción para niños pero en cuanto se pone en marcha te das cuenta de que la gente va prácticamente volando a una altura nada desdeñable. Subiendo un poco más encontramos autos de choque, en versión adultos y en versión niños pequeños. Curiosamente algo tan visto como esto es de lo que más les gustó a nuestros hijos. También aquí hay otra especie de casa del terror ambientada en un hotel abandonado.  Seguimos subiendo de nivel y nos encontramos con una especie de Ferrocarril Aéreo, que nos lleva en un recorrido interior y exterior con unas vistas alucinantes de Barcelona. Vas en un pequeño tren colgado de un rail. En este nivel  se pueden encontrar otras atracciones más relajadas como la típica Sala de los Espejos, el Museo de los Autómatas y un bonito teatro de marionetas. También hay una zona de ocio de Lego, donde puedes realizar construcciones con piezas enormes.

Plaza superior del parque
                                                                                                                        Plaza superior del parque

Y así llegamos al nivel superior, donde las atracciones básicamente se organizan en torno a una amplia terraza. Aquí pudimos disfrutar de la Noria con sus espectaculares vistas, de un paseo en un precioso avión – esta fue la atracción en la que más cola tuvimos que esperar -, donde a bordo de un avión sujetado por una estructura metálica haces un recorrido circular por la parte más alta del parque.  Otra atracción de vértigo es la Atalaya, una especie de noria pero con una sola cabina por lo que la sensación de vértigo es mucho mayor. En esta parte superior podemos encontrar también atracciones dedicadas a los más pequeños como  un clásico carrusel, un trenecito ambientado en el antiguo oeste, otro trenecito más clásico o unas ollas que no paran de dar vueltas. Esta parte del parque es preciosa, con la enorme plaza con vistas a Barcelona y la pintoresca iglesia del Sagrado Corazón sobre nuestras cabezas.

El emblemático avión del parque
                                                                                                          El emblemático avión del parque

En los recorridos entre zona y zona también se pueden encontrar áreas de columpios tradicionales para los niños más pequeños. A nosotros se nos pasó el día volando y eso que apuramos desde la hora que abrieron hasta la hora a la que cerraban el parque. Lo mejor es que no esperamos apenas colas en ninguna atracción por lo que fue un disfrute continuo para los niños, bajaban de una atracción y prácticamente seguido iban  a la siguiente o incluso  repetían en la misma. Y eso que visitamos el parque en Semana Santa, vamos en temporada alta. Como alternativa a los enormes y masificados parques temáticos es una opción muy recomendable, sobre todo para niños pequeños.

Noria y atalaya al atardecer
                                                                                                                    Noria y atalaya al atardecer

 

Ubicación del parque de atracciones del Tibidabo: