Visitamos la monumental Dresde, renacida de sus escombros

Si hay una ciudad que sorprende en Alemania ésa es Dresde. Situada en la antigua RDA, alberga un gran impresionante patrimonio histórico y su casco antiguo es de una gran belleza. No en vano se la conoce como de “la Florencia del Elba”. Y además su belleza sorprende aún más cuando ves imágenes de  cómo quedó la ciudad tras la guerra. Dresde fue prácticamente arrasada, no  quedo casi nada en pie. Ver como  se ha reconstruido esta maravillosa ciudad es algo sobrecogedor. Dresde de hecho fue parte del patrimonio mundial de la UNESCO, aunque hace algunos años le quitaron tal distinción por la construcción de un nuevo puente sobre el río Elba. El casco histórico se puede visitar en un día, pero hay otros atractivos que hacen que merezca la pena alargar la estancia algo más. Nosotros la visitamos aprovechando  tres días que teníamos y lo disfrutamos a tope.

Anochecer en Dresde
                                                                                                                                 Anochecer en Dresde

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Día 1:

Nos alojamos en un hotel en las afueras, un precioso hotel situado muy cerca del Elba y de la línea de tranvía a unos 3 Km del centro. Desde allí llegamos a la zona histórica en un cómodo y moderno tranvía. Toda la zona es bastante compacta y se recorre perfectamente a pie. Empezamos la visita por el ayuntamiento, un edificio neorrenacentista con una antigua torre espectacular en su centro. Su torre circular de 70 metros, coronada con una estatua dorada de Hércules, nos ofrece la mejor panorámica del casco antiguo. En el interior del ayuntamiento se puede ver una gran maqueta del proyecto de la ciudad junto con alguna foto. Es muy recomendable subir a la torre por las vistas, puedes ver todas las demás torres y edificios históricos de la ciudad a vista de pájaro. Además la entrada era poco más de tres euros. Justo detrás del ayuntamiento está la iglesia de Kreuzkirche. Es un edificio barroco precioso y también pudimos subir a su cúpula. Las vistas algo menos amplias que las del ayuntamiento pero también merecen la pena. Se ve muy bien la plaza del Altmarkt, la principal de la ciudad. En el interior de la iglesia se nota que hay mucha parte reconstruida y se pueden apreciar los daños del bombardeo. Esta iglesia y la torre del ayuntamiento tienen un color negruzco, ya que parece ser que fue de lo poco que sobrevivió al bombardeo. La plaza del Altmarkt es una enorme plaza rectangular rodeada de edificios clásicos y también modernos como el Palacio  de Cultura. En esta plaza se celebra uno de los mercados de Navidad más famosos de Alemania.

Ayuntamiento de Dresde
                                                                                                                            Ayuntamiento de Dresde

Cruzando la calle Wilsdruffer hacia el río se puede ver el museo de la ciudad de Dresde en un bonito edificio blanco. Y enseguida llegamos a otra de las grandes plazas del casco antiguo, la de Neumarkt. En esta preciosa plaza se encuentra uno de los edificios más espectaculares y característicos de Dresde: la enorme iglesia abovedada de Frauenkirche. Pero además todos los edificios que rodean la plaza son preciosos, y sorprende ver las imágenes de cómo quedó esta zona tras la guerra y como está hoy en día. Es increíble cómo se ha levantado de nuevo esta maravilla manteniendo los edificios tal y como eran antes. Aquí en otro bonito edificio está el museo del Transporte. La iglesia es impresionante. Tiene una planta más o menos cuadrada con cuatro  torres en los vértices y una enorme cúpula central. Es una de las iglesias más bonitas que he visto nunca. El interior también impresiona y la cúpula está muy ricamente decorada. Subimos también al  mirador en la cúpula. La subida es espectacular porque vas rodeando en círculo la cúpula por un pasillo hasta llegar arriba. Las vistas son de las mejores de la ciudad ya que aquí tenemos el río mucho más cerca que en el ayuntamiento o en la Kreuzkirche. La entrada es mucho más cara pero merece la pena. Si sólo queréis subir a un mirador yo elegiría este sin duda. Frente a la iglesia hay a modo de monumento un trozo de cúpula que sobrevivió a la guerra.

Frauenkirche
                                                                                                                                               Frauenkirche

Desde esta zona, muy animada con terrazas y bares, nos fuimos hasta el río a la zona de los jardines de Brühlschen. Allí hay otro impresionante edificio, el de la escuela de Bellas Artes de Dresde y también el Albertinum, un antiguo arsenal que alberga exposiciones. La zona de los jardines es muy agradable, ya que allí empiezas a tener preciosas vistas del Elba y de cómo la ciudad se asoma al río. Es una zona elevada con vistas al paseo junto al río que sirve además de embarcadero. De allí salen excursiones en barco por el Elba. Paseamos por la terraza junto al río la Brülsche Terrasse. Es un mirador impresionante, jalonado por esculturas, obras de arte y edificios majestuosos. Esta es la zona que más nos gustó y a pesar de no ser muy grande, la recorrimos varias veces pues era una auténtica gozada poder pasear por allí simplemente admirando todo lo que  te encontrabas.

Brülsche Terrasse
                                                                                                                                       Brülsche Terrasse

Al final de este paseo por la terraza – no serán más de 300 metros  - descendemos a otra preciosa plaza, la Schlossplatz rodeada de impresionantes edificios. Justo detrás del paseo se encuentra el Fürstenzug. En la fachada exterior tiene un espectacular friso de más de 100 metros de largo que ilustra un desfile de caballeros. Es un edificio muy alargado, a su vez junto al castillo, otro impresionante edificio que alberga un museo de arte y donde se puede subir a una nueva torre, la Hausmannsturm, para tener una nueva perspectiva del casco antiguo.  La verdad es que aunque subimos a varias torres, cada una es distinta y ofrece algún detalle que merece la pena. También en la plaza se encuentra la iglesia católica, la Hofkirche, otro impresionante edificio cuyo interior merece la pena ver. La verdad es que la concentración de edificios monumentales es impresionante. Y los edificios que no son nada especial, no desmerecen en nada al conjunto.

Hausmannsturm
                                                                                                                  Vistas desde Hausmannsturm

Contigua a la plaza del castillo, y sobrepasando la iglesia tenemos una nueva plaza, esta vez la Theaterplatz, y, como no, vuelve a estar rodeada de edificios monumentales. El primero que llama la atención es la Opera Nacional Sajona, un imponente edificio neorrenacentista con una estatua ecuestre del rey de Sajonia delante. También encontramos el más pequeño pero igualmente bonito edificio del Schinkelwache, el teatro. Y también desde la plaza se ve uno de los laterales de otro inmenso edificio, el Zwinger. Es un edificio muy curioso, porque en  realidad es una estructura barroca más o menos rectangular enorme que rodea un inmenso patio de jardines y fuentes por donde puedes pasear libremente – entrada gratuita – y admirar los diferentes rincones del edificio, con sus galerías, miradores, fuentes ornamentales. Hay verdaderas obras de arte. En el interior de los pabellones hay diferentes exposiciones de armas, arte… Nosotros no entramos pero solo recorrer los espacios libres del exterior y  el fantástico patio ya es una impresionante visita. Por el lado oeste además en el exterior tenemos una especia de pequeño lago que además añade mucho encanto al lugar. Y por último unos 500 metros más al oeste, cruzando las vías del tren hay un edificio muy curioso, que parece una mezquita con sus minaretes, pero que en realidad es una antigua fábrica de tabaco, de nombre Yenidze. Y con esto y callejear por las animadas calles del centro donde no faltan bares, restaurantes  y puestos donde poder probar las famosas salchichas alemanas se nos fue el primer día de la escapada a Dresde.

Zwinger
                                                                                                                                                        Zwinger

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Día 2:

Al día siguiente lo primero que hicimos fue visitar el castillo de Schloss Pillnitz, en realidad una casa estival muy bonita a orillas del Elba, pero en la orilla Norte. Para cruzar tuvimos que usar un bote que te deja prácticamente en el castillo. Se pasa por una serie de jardines muy cuidados hasta llegar a los edificios de la enorme mansión donde se puede ver una exposición de artesanía. Más que la exposición, el propio edificio y su entorno es lo más destacado de la visita. Volvimos a cruzar y llegamos en tranvía de camino al centro hasta un bonito  puente de metal – Blaues Wunder – que da acceso a una pintoresca zona de casitas sobre una ladera, la zona de Loschwitz. Es un puente precioso de metal y pintado de azul. Pasando a la otra orilla del río y avanzando unos 300 metros por la carretera principal llegamos al funicular Schwebebahn en la calle Pillnitzer Landstrasse. Tras un breve ascenso llegamos a una terraza donde hay preciosas vistas del valle del Elba y del puente metálico. La pena es que la ciudad queda muy lejos y no se ve.

Blaues Wunder
                                                                                                                                            Blaues Wunder

Tras sacar las fotos retomamos el tranvía y  nos acercamos de nuevo al centro. Pasamos  a la orilla Norte del Elba. Cruzamos por el puente Augustusbrücke y regresamos por el de Carolabrücke. Desde debajo del primero hay una zona verde con una especie de carril para pasear o andar en bici, y hay una vista espléndida de la parte vieja. Las vistas desde los dos puentes son sensacionales, no en vano todos los edificios monumentales están en la orilla sur y además junto al río. Nada más cruzar encontramos una estatua ecuestre – Goldener Reiter - que impresiona porque es de un reluciente dorado. En la orilla del Elba tras una franja verde se puede ver algún palacete más como el Japanisches Palais, pero nada comparable a la otra orilla. Lo mejor son las vistas, con todo lo que habíamos visto el día anterior justo enfrente. Callejeamos un poco por los alrededores por las  calles Hauptstrasse y Königstrasse, donde hay una gran variedad de comercios y llegamos al Neustädter Markthalle, donde pudimos entrar y ver una amplia oferta de productos alemanes. El edificio es muy bonito por dentro. También pudimos ver una iglesia y algún edificio interesante. Desde aquí nos acercamos a una tienda de  quesos, mermeladas… que es muy famosa por su espectacular decoración interior en cerámica – Pfunds Molkerei - . El camino hasta allí no aporta nada por lo que tras visitar la pequeña pero impresionante tienda decidimos volver a la zona vieja en tranvía.

Vistas desde Augustusbrücke
                                                                                                                   Vistas desde Augustusbrücke

Nos acercamos a los muelles ya en la orilla sur y allí hicimos un crucero por el Elba. Hay uno que te lleva al Schloss Pillnitz que y habíamos visitado. De haberlo sabido lo habríamos hecho y así habíamos incluido la visita dentro del crucero, pero al ya haber visitado este castillo, nos decantamos por hacer otro que nos llevó por los alrededores de Dresde, donde  podemos ver diferentes palacetes y paisajes muy agradables. Se llega hasta el puente metálico que ya habíamos visto. El barco es realmente pintoresco, con su rueda simulando a los barcos de vapor. Tras terminar el crucero nos pasamos el resto del día paseando por la zona monumental y disfrutando de callejones y rincones que no habíamos visto el día anterior.

Schloss Pillnitz
                                                                                                                                            Schloss Pillnitz

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Día 3:

El día siguiente lo dedicamos a hacer algunas actividades para los que no habíamos tenido tiempo. Lo primero que hicimos fue dirigirnos al Museo de Transporte. De todos los museos que hay en Dresde nos pareció el más interesante por las fotos que habíamos visto y no nos defraudó. Se puede ver una amplia colección de coches, aviones, trenes y todo tipo de transportes. Es una exposición realmente interesante. Después de esto fuimos a una exposición de 360º en el Panometer, una antigua cámara de gas. Es un edificio cilíndrico donde desde una torre central podemos contemplar una pantalla circular que nos envuelve y desde donde se proyecta cómo quedó Dresde en 1945 tras los bombardeos. Es impresionante, por las imágenes, por los sonidos y luces que lo acompañan… parece que realmente estamos viviendo el bombardeo en primera fila.  Hay otras filmaciones con por ejemplo la vida cotidiana del barroco en Dresde, pero la que vimos nosotros es realmente espectacular. Todo ha sido reconstruido cuidadosamente con miles de antiguas fotos tomadas tras el bombardeo. La torre en la que nos situamos como observador emula a la torre del ayuntamiento.

Panometer
                                                                                                                                                    Panometer

Cuando salimos de allí nos dirigimos  a una ultramoderna factoría de Volkswagen que se encuentra a medio kilómetro o así al este  del ayuntamiento. Es un edificio espectacular, todo transparente con cristales desde donde se puede ver todo el proceso de fabricación. Hicimos una interesante visita guiada y pudimos recorrer algunas estancias incluso libremente.  Esta factoría se encuentra en la esquina de un parque, el Grosser Garten, donde paseamos y vimos otras construcciones como el Jardín Botánico, un palacete barroco con su lago, el zoo… una zona muy agradable para pasar. Tras comer algo paseamos por una zona muy moderna, peatonal y repleta de centros comerciales, al sur del centro en torno a la calle Prager. Es una zona también agradable para pasear y contemplar buenas muestras de arquitectura urbana moderna. Y como ya no daba tiempo para más nos fuimos para el aeropuerto.

Factoría de Volkswagen
                                                                                                                             Factoría de Volkswagen

Dresde es una ciudad encantadora. Hay una concentración de edificios clásicos monumentales en su centro difícil de encontrar en otra ciudad alemana e incluso europea. Dos días es suficiente para verlo aunque nosotros estuvimos tres y no nos sobró nada, aunque sí que es cierto que lo vimos relajadamente. Para moverse a las atracciones que están algo alejadas del  centro recomendamos el tranvía, que tiene una red impresionante que llega prácticamente a cualquier lugar. Para llegar a Dresde hay vuelos directos desde diferentes ciudades españolas.

Puntos de interés en Dresde: