Innsbruck, el corazón del Tirol
Pasamos dos días en Innsbruck. No es la ciudad más bonita de Austria, pero es una agradable escapada para un par de días, que además por su posición en la idílica región del Tirol invita a alargar la estancia y explorar esta pintoresca parte del país. Pero eso ya lo trataremos en otra entrada del blog. Esta vez nos centramos en Innsbruck, la capital del Tirol, una ciudad reconocida como centro de esquí alpino y que de hecho ha albergado en dos ocasiones los juegos Olímpicos de invierno. En esta ocasión adquirimos para nuestra visita la tarjeta Innsbruck Card que es realmente completa, pues nos permitió subir a los teleféricos y funiculares cercanos a la ciudad, movernos en transporte público y visitar palacios y museos más importantes.
DÍA 1: Ciudad de Innsbruck
Llegamos en coche a la ciudad bastante pronto y tras dejar nuestro equipaje en el hotel comenzamos a explorar la ciudad. Innsbruck es una ciudad pequeña y la parte turística se ve en un día de sobra. Comenzamos la visita por el icono dela ciudad, el tejadillo dorado – Goldenes Dachl – que se encuentra en la calle Herzog-Friedrich muy cerquita del río Eno. Es un precioso mirador con un tejado con tejas doradas en la fachada de un edificio que fue residencia de emperadores. Lo más bonito es verlo desde fuera pero como estaba incluido en la tarjeta entramos a ver el museo que alberga el edifico. Desde el balconcillo hay buenas vistas de la calle. Toda la calle está rodeada de preciosos edificios barrocos y de la Torre de la Ciudad – Stadtturm - a donde subiríamos más tarde. Justo a un lado del tejadillo hay un edificio que destaca sobre los demás, el Helblinghaus, con una impresionante fachada barroca.
Salimos del balconcillo y subimos a la torre de la ciudad. Es una torre preciosa con su tejado en forma de cebolla y color verde. Desde aquí sacamos las mejores vistas del casco viejo, ya que se levanta 56 metros sobre la plaza, aunque el mirador está bastante más abajo. Como suele ser habitual en este tipo de construcciones tuvimos que subir un buen tramo de escaleras para llegar arriba, pero mereció la pena. Muy cerca de la torre visitamos la catedral de la ciudad, Dom St. Jakob, profusamente adornada con frescos y motivos dorados, como es costumbre en la mayor parte de iglesias importantes de Austria. La fachada con sus dos enormes torres destaca sobre los edificios del casco antiguo de la ciudad.
Y detrás de la catedral pasando por una arcada llegamos al Palacio Imperial, otro de los monumentos más importantes de Innsbruck. El Hofburg no es especialmente vistoso desde fuera pero entramos a verlo y el interior es otra cosa, merece la pena una visita. Pasamos por los apartamentos reales, diferentes salas, la capilla… No es tan espectacular como otros palacios europeos pero sí que algunas de las estancias son realmente bonitas. La visita es guiada y solo se recorre una parte del Palacio pues otras alas se usan para dependencias gubernamentales en la actualidad.
Junto al palacio está la Iglesia de la Corte – Hoftkirche -. Entramos a verla y lo que más llama la atención además de la decoración y alguna de sus capillas son las 28 estatuas de bronce enormes que custodian la tumba del emperador Maximiliano. Son estatuas negras imponentes y que dan un aire muy singular al interior de la iglesia. Tras salir de la iglesia nos dedicamos a callejear por la zona central del casco disfrutando de la arquitectura, las plazas… Es una zona preciosa y es una gozada pasear por aquí. De paso aprovechamos para comer algo. Además de ver los edificios, el fondo de las montañas hace que la estampa del casco viejo sea de postal.
A primera hora de la tarde aprovechamos para visitar el castillo Ambras, otro de los símbolos de la ciudad. Llegamos allí en autobús, incluido en la tarjeta de la ciudad. Es importante venir pronto porque cierran a las 5. El castillo - o más bien palacio – es un imponente edificio que se levanta en una ladera de la montaña–la cresta al pie del Patscherkofel, al sur de Innsbruck–. El acceso al recinto y al jardín es gratuito y la vistas de la ciudad desde allí y las montaña de fondo es precioso. Entramos a ver el interior donde como curiosidad mencionar que hay una pintura de Vlad el Empalador y una buena colección de armaduras. Además se recorren algunas estancias pero lo más interesante es el propio edificio y sobre todo el jardín y las vistas sobre la ciudad. Pero como estaba incluida la entrada en la tarjeta de la ciudad no perdimos mucho por echar un vistazo rápido al interior.
Volvimos al centro en autobús y salimos del casco antiguo propiamente dicho y cruzamos a la calle Maria-Theresien, la arteria principal para ir de compras y prácticamente peatonalizada en su totalidad. La calle está rodeada de impresionantes edificios, como el Palais Gumpp, actualmente sede del parlamento, o el Palais Trapp. La columna Santa Ana, la capilla de San Jorge en el parlamento y el Arco de Triunfo son otros monumentos menores que adornan esta parte dela ciudad. La vista desde la columna de Santa Ana hacia el norte con el Tejadillo de Oro y las imponentes montañas de la cordillera Nordkette es realmente preciosa. Paseamos hasta llegar al Arco del Triunfo que marca el final de esta bonita calle. Además de los edificios más clásicos vimos impresionantes edificios modernos como los grandes almacenes “Kaufhaus Tyrol” o el centro comercial “Rathauspassage”.
Estuvimos paseando sin rumbo, visitando varias tiendas y callejeando descubriendo lugares maravillosos. Otra zona muy recomendable es la ribera del río Eno – Inn - , desde donde se pueden ver las pintorescas fachadas de colores que discurren paralelas al curso del torrente. Dese la Marktplatz, a orillas del río, muy cerca del Tejado de oro hay unas vitas preciosas a estas casas de colores del otro lado del río. Cenamos por la zona del casco viejo en una zona de restaurantes bastante animada y de allí nos retiramos al hotel.
DÍA 2: Patscherkofel y Nordkette
Comenzamos este segundo día visitando una atracción que nos había quedado pendiente del día anterior porque ya la habían cerrado cuando regresamos al centro. Se trata del Tirol Panorama, una instalación en la que hay un cuadro panorámico gigante desplegado de forma circular y que se puede ver desde el centro, inmerso en una plataforma que nos da vistas de 360 grados. Es similar a la que habíamos visto en Dresde en otra ocasión, aunque menos espectacular. El cuadro trata de las batallas de los campesinos de la zona contra los ejércitos de Napoleón y la verdad es que los detalles que son muchos te hacen sumergirte en el cuadro como si estuvieses en medio del mismo, formando parte de la escena.
De camino en el autobús habíamos visto la basílica y alguna iglesia más por la zona, pero no nos detuvimos a verlas por dentro. Tras la visita al Tirol Panorama donde también hay un pequeño museo nos dirigimos al cercano trampolín de salto de esquí de Bergisel. Seguro que lo reconoces de muchas mañanas de Año Nuevo cuando celebran el campeonato de saltos. Es una instalación impresionante, de Zaha Hadid. En la parte superior del trampolín hay un restaurante y un mirador espectacular desde donde puedes no sólo ver la ciudad sino la propia pista. Es curioso que se use también en verano, porque tiene una especie de césped que permite entrenar a los saltadores, y de hecho pudimos ver un par de ellos en pleno mes de Agosto. La torre sobre la pista de esquí es un edificio futurista y digno de verse por sí mismo.
De nuevo con el autobús nos desplazamos un poco más al sur para llegar al pequeño pueblo de Igls. Desde allí lo que hicimos fue subir al Patscherkofel, una montaña de más de 2000 metros muy cerquita de Innsbruck. Tomamos un teleférico – incluido en la tarjeta – y subimos hasta la estación superior. Ya desde allí la vista del valle del Eno – Inn – es simplemente espectacular. Se aprecia perfectamente toda la planicie del valle entre las cadenas de montañas. Desde allí subimos a la cima de la montaña, a 2249 metros. Es un camino sencillo que en poco más de 40 minutos nos llevó a la cima. Allí las vistas se abren aún más y cubren 360 grados. Una cruz nos indica la cima y estuvimos disfrutando de las maravillosas vistas en todas direcciones.
Al bajar y antes de tomar el autobús de vuelta a Innsbruck dimos un paseo por el pequeño pueblo, que tiene una bonita iglesia con más frescos y alguna casa típica del Tirol y comimos algo. Queríamos subir a las montañas del otro lado del valle, Nordkette. Es realmente sencillo, pues un funicular con una preciosa y futurista estación sale justo de la orilla del río muy cerquita del casco antiguo. Este funicular nos lleva a una estación – igualmente espectacular – sobre la ladera de la montaña de Hungerburgbahn. Desde estación, todavía a poca elevación ya hay una gran vista de la ciudad que podemos disfrutar si no queremos seguir más arriba. Esta línea de funicular por cierto tiene una parada en el zoo alpino, que no visitamos. A pocos pasos de esta estación tomamos un teleférico que ya nos llevó a la montaña, concretamente a la estación superior de Seegrube. Desde esta altitud la vista es ya realmente amplia y espectacular. Vemos los montes en los que hemos estado por la mañana. Y el viaje no terminó aquí porque otra línea de teleférico más nos lleva a la estación cercana a la cumbre del Hafelekarspitze una preciosa cima a la que pudimos llegar andando tras un paseo por la cresta de la montaña. Aquí la vista se abre hacia el norte y se pueden ver las magníficas cumbres de esta zona de los Alpes, enormes paredes de roca que se pueden contemplar desde un fabuloso mirador. Desde luego subir aquí es una experiencia impresionante, llegamos a la cima de una imponente montaña prácticamente sin esfuerzo pues con el funicular y los teleféricos llegamos casi a la cima. Y todo ello incluido en la tarjeta de la ciudad.
Bajamos en el último teleférico tras disfrutar de la montaña y dedicamos lo poco que nos quedaba de día a pasear de nuevo por el centro histórico para finalmente retirarnos al hotel y dar por terminada esta escapada a Innsbruck, que quizás no es una ciudad espectacular, pero las montañas de alrededor de la ciudad, fácilmente accesibles desde la propia ciudad, hacen que la visita sea realmente muy recomendable.
Puntos de interés: