La costa occidental de Asturias
Con una naturaleza exuberante, preciosos pueblos tradicionales y uno de los tramos de costa mejor conservados de toda España, lejos de la urbanización salvaje, la costa occidental de Asturias es una zona maravillosa donde disfrutar de playas, mar, paisajes costeros y una fantástica gastronomía. Recorremos el tramo que va desde Muros de Nalón hasta la frontera con Galicia en Castropol. Nos alojamos en el precioso Puerto de Vega en una casa rural fantástica y que nos permitía acceder a los diferentes puntos de la costa con bastante facilidad.
DÍA 1
Llegamos en coche desde Bilbao y como habíamos madrugado a las 9 y media ya estábamos en Muros de Nalón. Atravesamos el pueblo, donde pudimos ver algún hórreo y algún palacete y nos acercamos a la costa, el verdadero tesoro de este pueblo. Aparcamos en la playa de Aguilar. Esta playa es preciosa, flanqueada por espolones rocosos y con unas bonitas rocas también en su parte intermedia. Tras pasear un poco por la playa, vacía a estas horas nos dirigimos al sendero de los miradores que parte de su extremo este. Son 4.5 Km de ruta bastante sencilla, aunque hay algunas subidas pero nada del otro mundo. Empezamos la ruta subiendo hasta llegar a una primera zona donde hay vistas preciosas hacia la playa de Las Llanas. El sendero discurre por un bosque muy cercano a la costa y en ocasiones se abre dejándonos unas vistas espectaculares. Además de los miradores señalizados, como el mirador de la Atalaya y el de las Llanas, hay otros puntos donde se puede disfrutar de vistas. Finalmente llegamos al mirador del Espíritu Santo, donde hay una pequeña ermita con vistas espectaculares hacia la desembocadura del Nalón y la playa de los Quebrantos justo enfrente. Desde aquí deshicimos el camino hasta llegar al coche y seguimos por la carretera hasta el mirador de la Playa de Aguilar, donde hay una panorámica espectacular de este tramo de costa y de la propia playa.
Seguimos la carretera y enseguida llegamos al pueblo de Cudillero, uno de los iconos de la costa asturiana. Las casas del pueblo descienden encajadas sobre las faldas de la montaña hasta el mar donde se encuentra su pintoresco puerto, enmarcado por las típicas y coloridas casas de los pescadores. Aparcamos en la parte nueva del puerto, menos atractiva, y caminamos hasta la zona vieja. Recorrimos algunas de sus calles y ascendimos hasta diferentes miradores desde donde hay una preciosa vista del pueblo. Destaca el Mirador de la Garita, accesible desde la plaza y situado sobre el bonito faro, y un poco más arriba el Mirador de la Atalaya. Paseando por las estrechas callejuelas y vimos las joyas de la arquitectura local. Bordeando el puerto llegamos al faro y aun espigón del puerto donde hay preciosas vistas de las casas en anfiteatro. Toda la parte colindante con el puerto se encuentra plagada de restaurantes donde aprovechamos después para comer. Saliendo ya por la tarde de Cudillero encontramos otro bonito mirador en la costa. Y es que merece la pena conducir por las carreteras secundarias lo más pegados posible a la costa, porque loso rincones pintorescos se suceden uno tras otro.
Pasamos por la playa de la Concha de Artedo, una preciosa playa aunque de piedra. En su extremo oeste subimos por una carretera hasta el pequeño pueblo de Lamuño y dimos un paseo hasta la Punta Austera, que cierra la playa por ese lado y en el ascenso nos regala preciosas vistas de la misma. Desde la punta vemos el hermoso y agreste islote del Rebeón, junto con un precioso tramo de costa. Allí se abre la ensenada de Oleiros. Para visitar la playa de piedra que la cierra bajo unos acantilados tomamos una carretera no asfaltada en la carretera que se dirige a Salamir. La playa es preciosa y por supuesto estaba completamente desierta dado su complejo acceso. La carretera la verdad es que no es muy aconsejable para hacer en coche, mejor hacer el recorrido caminando. Dejando la playa nos dirigimos a la punta de Malperro, que cierra la ensenada de Oleiros. Otro agradable paseo hasta este saliente rocoso con maravillosas vistas de la costa. Se accede a la punta por un camino estrecho sobre la cresta del acantilado sin ninguna dificultad, pero ya de por sí el camino le da cierto encanto al lugar.
Tras el paseo bajamos en coche a la playa de San Pedro de la Ribera, una preciosa y aislada playa de arena rodeada por mucho verde. Otro lugar precioso de la costa. Y ya dedicamos lo que nos quedaba de día a explorar el cabo Vidio y los alrededores, en la población de Oviñana. Los acantilados de más de 100 metros son bastante verticales y escarpados en toda la zona alrededor del cabo. Primero paramos unos 500 metros antes del faro en un mirador. Las vistas sobre el cabo son preciosas. Seguimos hasta el faro y nos dedicamos a caminar por ambos lados del mismo para disfrutar de espectaculares paisajes. La vista abarca numerosas playas y una zona de costa preciosa. Justo frente al cabo hay un pintoresco islote y las calas bajo los acantilados se extienden a ambos lados del cabo coronado por un pintoresco faro. Las playas más espectaculares son La Vallina y La Cueva, ambas hacia el oeste. También aprovechando que la marea estaba baja pudimos bajar a ver la Iglesona, una espectacular cueva en la base del cabo – el acceso es un tanto incómodo especialmente el tramo final pero puede hacerse con precaución – que recuerda a la cúpula de una iglesia por sus dimensiones. Para visitarla hay que consultar el horario de marreas, ya que en marea alta no es posible hacerlo.
Y así terminamos este primer día y nos dirigimos a nuestro alojamiento en Puerto de Vega, donde pudimos cenar en el puerto en un restaurante realmente acogedor. Así dimos un paseo por el pueblo después de cenar y nos retiramos a descansar.
DÍA 2:
Tras desayunar cogimos el coche y volvimos hasta el punto donde lo habíamos dejado el día anterior. Bajamos a la playa de Gancedo en una zona de acantilados algo más baja y vimos unas preciosas formaciones rocosas que emergen del agua y le dan un aspecto irreal al litoral . Sacamos unas cuantas fotos y subimos al cercano mirador del Fuexe, desde donde se puede admirar otro tramo de costa con espectaculares rocas emergiendo del mar en la playa de Lairín. Todo este tramo de la costa es realmente precioso. Y así llegamos a uno de los rincones más pintorescos y espectaculares de la costa asturiana, la Playa del Silencio. Esta playa a la que ya hemos dedicado una entrada en el blog es un rincón que te deja sin palabras. Según bajamos en coche por la carretera vas viendo la pequeña bahía con los acantilados que te hacen transportarte a una película de piratas…. Es simplemente la laya más bonita de España, como ha sido reconocida muchas veces. Bajamos hasta el agua y disfrutamos de las rocas que también crean formaciones preciosas en los extremos de la playa.
Después de visitar esta espectacular playa nos esperaba otra no menos bella, la de Gueirúa. Llegamos en coche hasta Santa Marina y tomamos un sendero, el más occidental del pequeño pueblo, que parte hacia el mar. La pista de unos 1.500 m nos llevó a la playa. Bajamos por unas escaleras desde la cima del acantilado a la playa y ya durante la bajada fuimos viendo espectaculares vistas de las formaciones rocosas. La playa de Gueirúa es una pequeña cala de cantos rodados que destaca sobre todo por su paisaje de gran belleza, con numerosos afloramientos rocosos de singular belleza y hasta pequeñas cascadas que caen sobre la propia playa. En su extremo oriental hay una hilera de islotes de piedra afilada que salen del océano. Llegamos con la marea subiendo y el paisaje es impresionante, con los picachos saliendo del agua como si se tratase de edificios. Esta playa es un verdadero paraíso para la fotografía, aunque como playa es de piedra y con sus rocas es imposible bañarse, pero la riqueza paisajística es espectacular. Tras subir de la playa buscamos otro camino más al oeste que nos llevó a unas playas preciosas que vimos desde arriba de los acantilados.
Tomamos el coche y llegamos al cercano pueblecito de Ballota. Desde allí tomamos el sendero hacia la playa de Sienra, donde hay un espectacular arco de roca formado en el mar y que es de los más bonitos que he visto. Además las formaciones rocosas de esta zona son también preciosas y las vistas desde la parte superior también maravillosas como todas as playas que ya habíamos visitado previamente. Tras bajar y subir de la playa de Sienra tomamos el coche y nos fuimos hasta Cadavedo concretamente a la ermita de la Regalina. Esta ermita está en un promontorio sobre un acantilado donde hay preciosas vistas hacia la propia playa de Cadavedo y hacia la costa hasta el Cabo Vidio. La playa dela Regalina se sitúa justo debajo y la pequeña bahía que cierra este saliente es otro de los lugares más maravillosos de la costa. La verdad es que el tramo de costa que recorrimos este día fue el más espectacular con diferencia, y eso que en Asturias hay mucho donde elegir. Comimos en Cadavedo, en otro fantástico restaurante y muy bien de precio. Y por último para cerrar esta zona del espectacular litoral desde Quintana nos acercamos a la Punta Perceberos donde desde arriba pudimos ver otro arco en la roca del mar.
Seguimos en coche hasta el Cabo Busto, y dejamos el coche en el mismo faro donde hay un pequeño aparcamiento. Un sendero nos lleva al mirador con un espectacular panorama de los acantilados de la costa. Paseamos hacia los dos lados del faro donde hay un precioso sendero habilitado y que pasa por varios miradores que ofrecen vistas espectaculares tanto al este como al oeste. La Playa de Bozo en el lado oeste es realmente pintoresca pero toda la sucesión de miradores como los de punta Arenoso y playa Punxeu son maravillosos. Además el paseo es realmente agradable porque todo el recorrido es llano por una zona de prados muy agradable.
De camino a Luarca paramos en dos playas, la de Cueva y la de Portizuelo, ya muy cerquita de Luarca. A la de Cueva se accede por una estrecha carretera hasta llegar al arenal. El entorno es precioso aunque queda un poco afeado por la presencia del viaducto de la autopista en la lejanía. Y ya llegando a Luarca paramos en la playa de Portizuelo, que dicen que era la playa favorita de Severo Ochoa. La playa cuenta con unas formaciones rocosas espectaculares, entre ellas un doble ojo en una formación con forma de castillo. Es una playa preciosa para sacar fotografías.
Finalmente llegamos a Luarca, una de las poblaciones con más carácter de esta zona de Asturias. Para empezar paramos en el cementerio, donde hay unas vistas preciosas del pueblo con sus casitas blancas desplomándose sobre el precioso puerto natural. Desde allí un paseo empedrado no lleva a una capilla y al faro. A lo largo del paseo las vistas son preciosas. Desde aquí nos dirigimos aminando hasta el barrio del Cambaral cuya parte alta nos ofrece la mejor panorámica sobre el puerto. Bajamos hasta el puerto y recorrimos su espigón y el muelle, rodeado de preciosas casas y terrazas muy animadas ya a última hora de la tarde. Callejeamos por las calles paralelas al puerto y llegamos cruzando el río por el precioso Puente del Beso a la plaza del ayuntamiento. A un lado tomamos unas pintorescas escaleras por la calle Olavarrieta y nos llevaron hasta el Palacio del Marqués de Ferrera. Un arco une las dos alas del palacio y cruza por encima la calle.
La desembocadura del río rodeada de bonitas casas es otro rincón precioso. Aquí encontramos el barrio de la Pescadería y subimos hasta el mirador de El Chano, en el otro lado de la bahía, y que ofrece una perspectiva diferente y preciosa del pueblo. Desde la parte superior nos desplazamos a dos miradores cercanos: el de la ermita de San Roque que frece preciosas vistas de la desembocadura del río y el mirador de la Fonte Baxa sobre la playa de Luarca. Con ambos miradores abarcas Luarca desde todos los puntos de vista. Bajamos de nuevo al nivel del mar y allí vimos el bonito edificio del club nautico al que se accede por un puentecillo y ya recorrimos el paseo de la playa de Luarca hasta llegar a un espigón desde donde se ve otra playa que queda oculta desde el pueblo. Las vistas desde el espigón hacia el pueblo son preciosas. Y como ya anochecía volvimos a Puerto de Vega donde encontramos sitio para cenar en uno de los restaurantes del puerto y dimos por terminado el día.
DÍA 3:
Empezamos el día visitando la preciosa playa de Taurán, al oeste de Luarca. Se trata de una pequeña cala de piedras muy resguardada ya que está protegida en un entrante muy pronunciado de la costa. Aparcamos en la parte de arriba y bajamos caminando por una cuesta bastante empinada. Es como un pequeño fiordo, muy agradable pues apenas hay oleaje. Tras la rápida visita nos fuimos hasta Otur, otra de las preciosas playas de la zona. En este caso es una playa más tradicional, amplia, de arena y rodeada de un paisaje precioso también.
Y así llegamos a otro de los parajes naturales que más nos gustó del viaje, la reserva natural y playa de Barayo , a la que también dedicamos una entrada en el blog hace tiempo. Recorrimos el sendero desde lo alto del acantilado en la pequeña localidad de Vigo donde hay un aparcamiento con excelentes vitas, y una vez visitada la playa y sus cuevas en la parte oriental nos quedamos con ganas y nos fuimos hasta la punta de La Vaquina, en ese mismo extremo de la playa para disfrutar de un entorno natural tan privilegiado. Es una playa de arena completamente salvaje y en pleno mes de agosto no había más de una docena de personas en toda la playa. De hecho otras veces hemos estado completamente solos en esa misma playa. Es uno de los sitios que hay que incluir obligatoriamente en una visita a la costa occidental de Asturias.
Pasamos por el pueblo donde nos alojábamos, el precioso Puerto de Vega y aprovechamos para explorar los acantilados a ambos lados del puerto desde donde hay vistas preciosas. El pueblo con la luz del día también gana mucho, es un pequeño puerto pesquero con sus casitas alrededor del pequeño puerto, un oasis de paz y tranquilidad. Muy cerca paramos en la playa de Frexulfe, otra preciosa playa bastante grande de arenas grisáceas y por la que es una gozada pasear y pegarse un baño, aunque hay que decir que en Asturias el agua está bastante fría. Llegamos a Navia donde aprovechamos para comer algo para comer después de camino, porque íbamos un poco ajustados de tiempo y no queríamos comer de restaurante. En Navia nos desviamos un poquito hacia el interior antes de seguir nuestra ruta por la costa para visitar el Castro de Coaña, un interesante yacimiento donde se puede ver en una loma los restos de un antiguo castro perfectamente conservado Se ven las paredes de las antiguas viviendas y la estructura del poblado. Además está en un sitio precioso así que mereció mucho la pena el desvío.
Cruzamos la ría de Navia y nos dirigimos enseguida a la costa de nuevo, hacia Ortiguera, un pequeño pueblo donde disfrutamos del mirador del Faro de San Agustín, que e se encuentra sobre un acantilado junto con una capilla y unas vistas fabulosas de la costa. Dimos un pequeño paseo por la senda litoral a ambos lados del faro y vimos los preciosos acantilados con las pocas casas de las aldeas dispersas sobre un manto verde, una imagen idílica. El pequeño puerto de Ortiguera es precioso, encajonado en un pequeño entrante de los acantilados, con las casas sobre las laderas del monte…. Me recordó mucho a ciertos lugares de Irlanda. Es sin duda uno de los pueblos más bonitos de la costa asturiana, aunque está completamente alejado de las rutas turísticas. Seguimos ya en coche hacia el oeste manteniendonos en la medida de lo posible cerca del mar, porque la costa aquí es todo un espectáculo y vimos zonas preciosas donde paramos varias veces a hacer fotografías. Este tramo de costa es completamente salvaje y casi virgen. Hay calas remotas de una belleza espectacular.
Paramos en la playa de Torbas, una enorme playa de piedra también muy salvaje. Se accede a través de una estrecha carretera y la vegetación llega hasta casi el agua, sobre una pequeña terraza rocosa. Paseamos un poco por allí para sacar fotos y vimos alguna pequeña cascada que caía sobre las propias piedras de la playa. Una playa preciosa desde el punto de vista paisajístico que no hubiese dejado con la boca abierta si no llevásemos tantas playas espectaculares recorridas en los días anteriores. Muy cerca nos encontramos el área recreativa de Salias donde hay una buena zona de acantilados y vistas preciosas. Seguimos lo más cerca de la costa posible, viendo más calas y acantilados y llegamos a la playa de Pormenande. Es una preciosa doble ensenada con un islote en medio al que se puede acceder y desde donde hay vistas preciosas. De nuevo nos encontramos con una playa de piedra, poco útil para el baño pero de un valor paisajístico impresionante. Otro rincón maravilloso de la costa asturiana.
Y pasando por alguna bonita cala más llegamos al pequeño pero muy coqueto pueblo de Viavelez. Lo primero que nos encontramos es con el mirador de la Atalaya desde donde vemos la entrada al puerto natural sobre el que se asienta el pueblo. Después bajamos al pueblo y recorrimos el contorno del puerto, rodeado de unas pocas casas encantadoras. Y es que el pueblo no tiene mucho más pero es precioso. Hay un espigón completamente cubierto por hierba que le da un aire más pintoresco al pequeño puerto. Subimos hasta el mirador de Viavelez, justo en el lado opuesto del puerto al de la Atalaya para ver las vistas desde allí. Desde este punto se puede seguir caminando por la costa hacia Tapia de Casariego.
Seguimos hacia el oeste y tras una visita rápida a la playa de Monellos desde los acantilados nos dirigimos a Cabo Blanco y la Punta de la Atalaya, dos fantásticos miradores sobre esta parte de la costa. El cabo Blanco destaca por el color de su piedra, que es más blanca que el resto delos acantilados. Es una zona muy agradable para pasear, aunque los acantilados son mucho más bajos que los que nos encontramos en la zona de Cabo Vidio o Cabo Busto. Y con esto acabamos el día porque ya estaba oscureciendo y retrocedimos hasta Puerto de Vega para cenar y descansar.
DÍA 4:
Este último día lo comenzamos en la playa de Porcia. El paisaje es una vez más digno de fotografiar. Es una playa con numerosas formaciones rocosas y con unas aguas realmente transparentes, casi turquesas. La playa es de arena y en ella desemboca el río del mismo nombre. El lado oeste del arenal termina en la punta de la Atalaya donde ya habíamos estado el día anterior. Caminamos hacia el oeste pero a pesar de ser un paseo muy agradable la costa aquí es ya menos espectacular, con acantilados mucho más bajos y sin las formaciones rocosas que habíamos visto en otros tramos de la costa asturiana. No obstante el paseo con buen tiempo es realmente agradable.
Retomamos el coche y llegamos hasta el bonito pueblo de Tapia de Casariego. Es un pequeño pueblo marinero con mucho encanto. Paseamos por el barrio de pescadores de San Esteban con sus calles empedradas y sus casitas de colores. El principal atractivo de Tapia es la zona del puerto muy animado con bares y restaurantes. Bordeando el puerto llegamos a una isla donde se encuentra el faro y a la que se puede pasar por un dique. Toda la zona frente al mar es realmente preciosa. En esa misma zona en un promontorio se puede ver la capilla de San Sebastián.
Siguiendo el paseo hacia el oeste del pueblo, hacia las playas hay un mirador precioso: el mirador de Os Cañois. La vista es preciosa desde el pequeño parque adornado con cañones. Allí cerca también hay una piscina natural que se llena con agua de mar. Y se llega enseguida a la primera de las playas del pueblo, sobre la que hay otro bonito mirador con un monumento con unas tablas de surf. Paseamos un poco más por las callejuelas del interior del pueblo que aun siendo agradables tampoco tienen nada de especial. Seguimos en coche hasta una segunda playa con unas formaciones rocosas preciosas. Y Más allá la carretera sigue por la costa con preciosas vistas y pasando por calitas realmente preciosas, además de arena a lo largo de toda esta zona. La de Mexota son las características formaciones rocosas es una de las más destacadas. En Santa Gadea llegamos a otra playa preciosa, antesala de la de Peñarronda, la playa más grande y emblemática de la costa de Tapia, aunque ya en el municipio de Castropol. Esta playa se caracteriza por una roca en medio de la playa con un arco realmente fotogénico.
Seguimos en coche hasta la punta de La Cruz donde un pequeño faro nos ofrece preciosas vistas a la desembocadura del Eo, al espectacular viaducto que lo cruza y a Ribadeo en la otra orilla. Lo malo es que aquí no hay acantilados y estamos casi al nivel del mar por lo que no es tan espectacular como otros miradores que habíamos visitado. Mejores vistas se tienen desde una zona de descanso junto al viaducto, donde hay una ermita y un mirador con fantásticas vistas sobre Ribadeo y el propio puente.
Y desde aquí nos desplazamos a Castropol, un pueblo metido ya en la ría del Eo y no en la costa, que habíamos leído que era muy bonito. Y aun siéndolo la verdad es que nos decepcionó un poco. Las callejuelas están realmente muy cuidadas y tienen cierto encanto además de algunos edificios singulares como palacetes o casas señoriales. También hay un precioso paseo desde el que se contempla un extraordinario panorama de la Ría del Eo y del pueblo Ribadeo. Y como nos esperaba el viaje de vuelta hasta Bilbao en coche ya no dio tiempo a más. Tras visitar Castropol tuvimos que regresar con el recuerdo de la maravillosa costa asturiana todavía muy presente.
Puntos de interés: