Pueblos de ensueño en Alsacia
Alsacia es una región francesa situada junto a las fronteras alemana y suiza y que se caracteriza sobre todo por sus pueblos dignos decorados de cuento infantil. Casitas de entramado de madera cuidadosamente pintadas forman la mayor parte de pueblos de la región. En las afueras extensos viñedos añaden colorido a la región y conforman unas estampas realmente pintorescas. Estrasburgo es la capital de la región – ya la recorrimos en este otro viaje – y a su alrededor encontramos una pléyade de pueblecitos a cada cual más encantador. Aquí os dejamos una selección de los que visitamos en una escapada de 5 días, y algunas de las vistas que pudimos disfrutar a lo largo del mismo.
Colmar
Colmar es probablemente el pueblo más bonito de los que visitamos en el viaje. Y no solo lo es por el tamaño de su centro histórico sino porque aquí podemos encontrar algunos de los mejores ejemplos de las preciosas casas de entramado de madera, que se encuentran por toda la región de Alsacia. De hecho más que de un pueblo podemos hablar de una pequeña ciudad. La parte antigua es una delicia, con su canal atravesándola – esta zona se conoce como la Pequeña Venecia -. La mejor forma de disfrutar de esta zona es hacer una pequeña excursión en barco pasando bajo los puentes y disfrutando de la arquitectura de cuento de la ciudad.
Junto a la pequeña Venecia encontramos también el bonito mercado de Colmar, un mercado cubierto con una amplia variedad de productos de la región. Además de la impresionante colección de casitas de colores hay varias iglesias que merece la pena visitar y la mansión Pfister, una espectacular casa medieval de dos pisos con unas decoraciones en madera realmente espectaculares. Y es que pasear por las calles empedradas de Colmar es una maravilla, en cada rincón podemos encontrar estampas de cuento. La Maison de Tetes es otra de las edificaciones más reconocidas de la ciudad, una preciosa casa burguesa con numerosas cabezas talladas en su fachada. La Rue des Marchands es la calle más significativa de la parte vieja y es un buen punto de partida para nuestro recorrido.
Siguiendo la Rue des Marchands llegamos enseguida a la Rue des Tourneurs y a la Catedral St.-Martin. Esta zona es muy bonita con una serie de edificios muy interesantes alrededor de la propia catedral, de estilo gótico, que por cierto merece la pena visitar por dentro. En una de las plazas, la Plaza del Marché-aux-Fruits, hay más edificios interesantes como la Casa Kern, el tribunal civil o el antiguo Ayuntamiento.
Una cosa curiosa de Colmar es que hay una ruta señalizada con iconos de la estatua de la libertad que nos lleva por los principales monumentos y puntos de interés de la ciudad. Y es que el escultor de la Estatua de la Libertad era de Colmar. En una rotonda a la entrada de la ciudad hay una pequeña réplica de la archiconocida escultura. Y también es muy conocido el mercado navideño de Colmar, aunque nosotros no pudimos verlo al visitar la ciudad en verano. Pero solo imaginar este precioso pueblo con su decoración navideña hace que te entren ganas de volver.
Eguisheim
Se trata de un precioso pueblo rodeado por tres líneas de fortificaciones. Y en su interior por supuesto no faltan una buena colección de maravillosas casitas de entramado de madera con un gran colorido. En el centro del pueblo se encuentra el emplazamiento del antiguo castillo de los condes de Eguisheim. El castillo ya no está pero hay una pequeña capilla y la plazoleta es preciosa. Merece la pena entrar en la capilla porque aunque pequeña es muy bonita. Y muy cerca de allí encontramos la iglesia parroquial en una preciosa plazoleta.
La calle principal, la Grand Rue, está repleta de casitas de colores. Pasear por las callejuelas del pueblo es transportarse a un cuento porque las casitas parecen irreales con sus formas y colores, una delicia. En las puertas de las casas está grabado el año de construcción de las mismas. Una de las estampas más características del pueblo es el antiguo palomar, una pequeña casa que separa una intersección de callejuelas y es sin duda una de las más fotografiadas de la región.
Ya saliendo del pueblo hay una ruta señalizada que nos lleva por los viñedos que rodean al pueblo y nos ofrecen unas maravillosas vistas del pueblo. Merece la pena darse el paseo para disfrutar de la belleza y quietud del entorno. Además es que el pueblo es muy pequeño y se ve perfectamente en unas horas, por lo que hay tiempo para pasear por los alrededores. Y también merece la pena subir a los Tres Castillos, unas ruinas sobre una colina que ofrecen preciosas vistas sobre el pueblo y los alrededores. Quedan unas torres y en algún caso se puede subir a la parte superior. Merece la pena ya que se puede uno acercar en coche hasta una zona muy próxima a las ruinas.
El Castillo de Hohlandsbourg también está muy cerca y también es accesible en coche. Éste es un castillo más grande y que conserva buena parte de sus defensas exteriores de planta cuadrangular. La vista desde la parte superior es también preciosa.
Riquewihr
Situado en la conocida como Ruta del Vino, es otro de los preciosos pueblos que pudimos visitar y también uno de los que más nos gustó. Es también un pueblo pequeño pero una maravilla. La zona histórica amurallada es al igual que en Eguisheim digna de un cuento con sus preciosas casas de entramado pintadas de bonitos colores.
Uno de los primeros edificios que vemos al llegar a Riquewihr es el ayuntamiento, un bonito edificio neoclásico junto a una antigua puerta medieval, que nos permite adentrarnos en el centro histórico. Tras el ayuntamiento recorremos la Rue du General de Gaulle, la calle más característica de Riquewihr. Y aunque lo mejor es pasear por las callejuelas sin rumbo sí hay algunos rincones que merecen especial mención. La hermosa Torre Dolder es uno de esos lugares, y junto a ella, en una pequeña plaza, podemos ver la Fuente Sinne, una preciosa fuente medieval, con diferentes escudos. Y también allí está una de las puertas que daban acceso a la ciudad antiguamente.
Kayserberg
Este pequeño pueblo está atravesado por el río Weiss y se encuentra muy cerquita de Colmar. Dado su tamaño simplemente dejándonos llevar por las callejuelas podremos ver todos sus rincones de interés, pero mencionaremos los más importantes. Nosotros llegamos al pueblo por la calle Rue du Général Rieder hasta la Place de la Marie, donde se encuentra el bonito edificio renacentista del ayuntamiento y la oficina de turismo, donde amablemente nos dieron un plano del pueblo y nos explicaron los puntos de interés. La parte más interesante del pueblo va desde esta plaza del ayuntamiento hasta el bonito puente fortificado. Y es que desde este puente es desde donde se pueden disfrutar las vistas más pintorescas del pueblo.
Cerca del ayuntamiento visitamos la pequeña iglesia de Ste Croix. Visitamos el interior donde hay algunas obras de arte bastante interesantes, entre ellas unas bonitas esculturas y el precioso retablo. Junto a la misma iglesia se encuentra una de esas preciosas fuentes ornamentales como las que pudimos encontrar en otras poblaciones de Alsacia. Junto con la iglesia y las casitas de entramado de madera conforma sin duda una de las estampas más fotografiadas del pueblo.
De camino al puente fortificado callejeamos por las callejuelas laterales disfrutando de preciosos rincones y de la arquitectura local. Y el puente es otro de los monumentos más destacados sin duda. Cruza el mencionado río La Weiss y formaba parte de las antiguas fortificaciones de la ciudad. Desde el puente hay unas imágenes preciosas de las casas de entramado de madera que hemos dejado atrás. Esta zona en torno al puente y el río es de lo más bonito del pueblo.
Y al otro lado del puente sigue habiendo más casas de entramado de madera, una de ellas enorme, la mansión Faller-Brief. Siguiendo la calle empedrada paralela al río salimos del pueblo por un bonito arco y podemos encontrar un pequeño camino que asciende hasta un promontorio donde se encuentra el castillo de Kaysersberg, en realidad unas ruinas que conservan una torre a la que se puede subir gratuitamente. Desde la parte superior hay una buena vista del pueblo.
Ribeauville
Otro precioso pueblo caracterizado por la presencia de las ruinas de tres castillos, el Castillo Saint-Ulrich, el Castillo Giersberg y el Castillo Haut-Ribeaupierre. No obstante estos castillos se hallan en las colinas junto al pueblo, y por supuesto el pueblo es también precioso en la línea de los demás que vamos viendo por la zona. También forma parte de la ruta del vino que recorre varias poblaciones de Alsacia.
Como en otros pueblos, lo mejor para visitar Ribeauville es recorrer sus calles partiendo de la calle principal y descubrir los rincones encantadores que se esconden en sus recovecos. La Gran Rue es la calle principal trufada de preciosas casas de entramado de madera. Tampoco falta la típica fuente ornamental como la de Vigneron , con motivos relacionados con la producción vitivinícola de la región. Allí está también la oficina de turismo. Entre las casas preciosas del pueblo destaca la casa de los violinistas, un oficio ampliamente extendido antiguamente en el pueblo.
Avanzando por la calle principal llegamos al Ayuntamiento situado en otra preciosa plazoleta rodeada de edificios típicos. Vimos un par de iglesias, la más interesante la des Soeurs Divine Providence, que antes era un antiguo convento. Y también, la iglesia parroquial de St Gregoire-le-Grand, que alberga un precioso calvario. Y entre todo el conjunto de casas encontramos una construcción singular, la Torre des Bouchers, una torre con su reloj y con un arco en su parte inferior, parte de las antiguas fortificaciones de la ciudad. Otra plaza muy bonita es la de Sinne con su preciosa fuente y un monton de casitas y terrazas. Otro de los rincones a no perderse en nuestro paseo por el pueblo.
Y tras la visita al pueblo como comentábamos no se puede dejar de visitar los castillos en las colinas sobre el mismo. La única forma de llegar a ellos es caminando por unos senderos que parten del final de la Rue del Chateau al norte del pueblo. Se encuentran fácilmente. Llegamos primero al de Giersberg, del que se conserva una parte de la muralla y una torre. Hay un precioso mirador hacia el pueblo y se puede subir a la torre libremente. Son muy bonitas también las vistas hacia los otros dos castillos. Muy cerquita de este, encontramos el de Saint-Ulrich, el más completo y mejor conservado de los tres. Igualmente se puede acceder a la parte superior y disfrutar de las vistas hacia el pueblo, los otros castillos y las colinas de la región. A ambos castillos se llega tras un paseo por senderos bien marcados tras unos 20 minutos de subida. Para llegar al último, al de Haut-Ribeaupierre hay que subir un poquito más por la colina, otros veinte minutos. Desde su emplazamiento las vistas mucho más amplias ya que se encuentra en la cima de una de las colinas y las vistas son preciosas. A éste no pudimos acceder a la parte superior de la torre, pero las vistas desde el mirador son igualmente maravillosas.
Turckheim
Otro de los pueblecitos que recorrimos en nuestro viaje, aunque este es quizás algo menos pintoresco ya que la zona vieja se encuentra rodeada por una zona nueva bastante más amplia que a veces se entremezcla con la parte más visitable y le resta algo de encanto. No obstante no faltan las típicas casitas de colores, las tres puertas de la ciudad, sus plazas…. Entramos por la Puerta de Francia al Sur de la zona vieja, una bonita torre con su reloj solar y que da acceso a una pequeña plaza donde hay una fuente ornamental.
De hecho esta plaza, la Place Turenne, es uno de los rincones más bonitos del pueblo. Además de la mencionada fuente y una buena muestra de arquitectura en sus casitas encontramos aquí la oficina de turismo. En ésta no pudimos entrar por la hora en la que visitamos el pueblo, aunque la visita no tiene pérdida la verdad. Otra cercana y bonita plaza es la de la iglesia, que parece ser el centro de la vida del pueblo. Además de la iglesia encontramos aquí el bonito edificio del ayuntamiento y unos jardines, otro de los rincones más fotogénicos del pueblo. El ayuntamiento no es la típica casita de entramado de madera sino un bonito edificio renacentista.
Siguiendo la calle nos salimos ya de la zona más interesante por lo que volvemos a la puerta de Francia y desde allí tomamos la Grand Rue la principal calle del pueblo y donde está la mayor concentración de edificios interesantes. Al final de la Grand Rue hay otra puerta de las antiguas fortificaciones que pone punto y final a la zona antigua. En la otra punta del pueblo vimos otra de las puertas, la de Brand, aunque las calles de alrededor no están empedradas y los edificios no son tan bonitos.
Mencionar que también hay aquí un río pero se encuentra fuera de la zona de interés y por tanto no aporta mucho al pueblo.
Obernai
Situado justo en el extremo norte de la Ruta del vino, este agradable pueblo es uno de los más auténticos de Alsacia. Lo más destacado de la visita – aparte de la colección de casitas de cuento como en el resto - fue sin duda la Plaza del Mercado. Es una deliciosa plaza rodeada de maravillosas casitas de madera, una iglesia y el precioso Halle aux Bles, una edificación con una fachada ricamente ornamentada con cabezas de vacas y dragones. Y por supuesto no falta la típica fuente ornamental.
También pudimos ver varios tramos de muralla que se conservan en la actualidad y junto a la Place André Neher encontramos otro de los lugares más destacados de Obernai, la Sinagoga, un gran edifico de ladrillo al que llegamos saliendo una calle empedrada que parte de la plaza del Mercado, la rue de Marche. El Ayuntamiento es también un edificio destacado. Pero más allá de estos edificios o puntos destacados lo que más vale la pena es darse un paseo por las callejuelas descubriendo los tesoros que el pueblo alberga.
Y en los alrededores de Obernai también merece la pena visitar el santuario del Mont Saint-Odile, donde además de visitar el santuario, muy popular en la región, podemos disfrutar de las preciosas vistas hacia la planicie alsaciana.
Hunawihr
Los alrededores de este pueblo están repletos de muchos viñedos que producen un popular vino blanco. Otro de los puntos destacados es la fabulosa iglesia fortificada sobre una pequeña colina con vistas a las habituales casitas de colores. Mencionar también que desde la zona del cementerio hay unas vistas muy bonitas. El cementerio se encuentra a los pies de la iglesia fortificada.
Es un pueblo muy tranquilo y no es uno de los top a la hora de recorrer la zona, pero ya que nos pillaba de paso entre Ribeauville y Riquewihr hicimos una parada. Los alrededores son fabulosos y hay muchas rutas de senderismo señalizadas, que deben ser una gozada por la tranquilidad que se respira en los alrededores del pueblo, entre los viñedos. Me quedo sin duda con la estampa de la iglesia sobre el pueblo desde uno de estos caminos por los que nos adentramos unos cientos de metros.
Bergheim
En Bergheim nos encontramos como elemento diferencial su muralla medieval, una de las mejor conservadas de Alsacia. De hecho rodea casi la totalidad de la zona histórica del pueblo y se conservan una puertas de entrada y varias torres. La Porta Haute es la puerta que mejor se conserva y por la que se accede al casco antiguo. La parte interior de la puerta con su decoración es realmente pintoresca.
Desde la puerta se accede a la calle principal, la Grand Rue, que atraviesa todo el pueblo y donde podemos disfrutar de las bonitas casas alsacianas. Caminando por la calle enseguida llegamos a la plaza del pueblo, la Place du Dr Pierre Walter donde está el antiguo Ayuntamiento, un edificio destacado entre la colección de casas de entramado de madera. Tampoco puede faltar en la plaza la bonita fuente ornamental decorada con motivos que representan las montañas que rodean el pueblo. Un poco más adelante visitamos la iglesia del pueblo y completamos el paseo con un recorrido por diferentes callejuelas adyacentes a la Grand Rue.
Mulhouse
Mulhouse es una ciudad y un punto y aparte en la visita a los preciosos pueblos de cuento que hemos recorrido durante el viaje. Es una población con un amplio pasado industrial y que resultó muy dañada en la guerra. Sin embargo si tiene algunos puntos de interés y como nos alojamos en ella varios días hemos decidido incluirla en los lugares a visitar.
La plaza de la Réunion es el corazón de lo poco que queda del centro histórico de la ciudad. Su antiguo Ayuntamiento, un bonito edificio de estilo renacentista y pintado de un tono rosáceo con unas amplias escaleras en la fachada, la fuente y la iglesia de Saint-Etienne completan un bonito cuadro con las pocas casitas antiguas que se conservan. Desde la plaza parten una red de callejuelas peatonales donde hay abundancia de comercios. Es un lugar agradable para pasear pero no especialmente pintoresco. Subimos también a lo alto del campanario de la iglesia desde donde hay una bonita vista de la ciudad. Eso sí, no hay ascensor así que toca subir a pie una interminable colección de escalones.
Además en Mulhouse hay varios museos, algunos de ellos relacionados con el pasado como centro de la industria textil de la ciudad. Nosotros visitamos el Ecomuseo de Alsacia y el Museo del Automóvil. En Ungersheim, fuera del centro de la ciudad encontramos el museo de Alsacia el típico museo al aire libre donde han reunido una serie de construcciones típicas alsacianas y donde se muestran los oficios, tradiciones….. una visita interesante. Y el Museo del Automóvil , al norte del centro es uno de los más importantes del mundo con una impresionante colección de automóviles de todas las épocas. Sin duda si eres aficionado al motor esta es una visita que merece la pena hacer.
Sélestat
Este es otro de los pueblos que visitamos que aun no resultando tan pintoresco como las principales visitas si destaca por un importante patrimonio religioso. En concreto por dos preciosas iglesias, la gótica de Saint-Georges, y la románica. Ambas merecen una visita tanto por fuera como por dentro. Además un paseo por el casco antiguo nos lleva por algunas bonitas plazas y también encontramos la torre del Reloj.
Y aunque no estemos en el ambiente de cuento de otros pueblos alsacianos si hay edificios muy notables, como el Château d´Eau o la propia Oficina de Turismo que se encuentra en un maravillosos edificio renacentista. También hay casas de entramado de madera más grandes que las de otros pueblos y muchos rincones con encanto. Otro tesoro que alberga Selestat es la Biblioteca Humanista que alberga una exposición con numerosos grabados y documentos antiguos.
Seguimos un recorrido marcado por una serie de placas de metal en el suelo para ver las principales callejuelas y monumentos de la zona antigua. Otro monumento destacado es la Torre de las Brujas parte de las antiguas murallas de la ciudad. En esta torre se encerraban a las brujas durante la época medieval.
Barr
Barr es un pueblo no muy turístico y que no teníamos pensado visitar pero nos lo recomendaron y la verdad es que no nos defraudó. El centro de Barr es la plaza de L'hotel de Ville, donde hay una preciosa fuente renacentista rodeada de un bonito conjunto de casas de entramado de madera, algunas de ellas con una especie de pintorescas buhardillas en los tejados. El pueblo destila un ambiente menos turístico, más del día a día, en comparación con otros preciosos pueblos de los que visitamos.
El Ayuntamiento de estilo renacentista tiene un bonito balcón central que alberga el reloj. Y en la plaza, el resto de edificios son preciosos. Algunos albergan restaurantes o bien otro tipo de comercios. Callejeando por el pueblo vimos una buena colección de pintorescas casas, muchas de las cuales albergan comercios con mucho encanto. Saliendo de la plaza tomamos unas escaleras que nos lleva a la iglesia de Saint Martin. Desde la iglesia hay una bonita vista del pueblo con algunas de sus casas más pintorescas. Más allá del cementerio de la iglesia se extienden los viñedos, y es que es una zona donde hay muchas bodegas, algunas de las cuales tienen sus comercios en el propio pueblo. Entramos en algunos de ellos porque realmente están decorados con mucho mimo.
Niedermorschwihr
Este pequeño pueblo aun no siendo en su conjunto uno de los más destacados ni siendo una parada obligada sí que alberga algunos ejemplos de casitas alsacianas verdaderamente notables. También tiene una iglesia que no siendo tan bonita como otras presenta una curiosidad notable. Su campanario retorcido es algo único. La aguja del campanario, sobre una base cuadrada, se eleva como retorciéndose de derecha a izquierda cubierta con azulejos.
Una de las casitas más curiosas es la que se encuentra en 110 Rue de Ribeaupierre, con un pozo justo delante. Es una casa que se encuentra haciendo esquina entre dos calles oblicuas. Y en 127 Rue des Trois Épis hay una preciosa casa azul que alberga hoy en día un restaurante. Estos son solo dos ejemplos delas preciosas casas que se pueden encontrar en el pueblo. Es una lástima que las calles sean de asfalto, lo que resta un tanto de encanto al conjunto. Sin embargo merece la pena una parada rápida.
Paseando por el pueblo también encontramos cosas curiosas, como la primera bomba de incendios utilizada por los vecinos, una especie de carro antiguo, expuesto bajo un pequeño tejado en la misma calle.
Gertwiller
Este pueblecito es muy famoso por las galletas de jengibre, conocidas como Le pain d'épices. Hay incluso un museo sobre este dulce tan conocido en Alsacia. El pueblo en sí es pequeño y aparte de algunas casitas destaca el edificio del ayuntamiento. Sin embargo comparado con otros de la zona sólo el pueblo en sí no merece tanto la pena ya que apenas es una calle que es la carretera principal donde aparecen algunas de las casitas alsacianas. Está muy cerca de Barr, tanto que puede parecer que se trata del mismo pueblo de hecho.
Castillo de Haut-Koenigsbourg
El castillo de Haut Koenigsbourg es sin duda el más espectacular de Alsacia, tanto por la propia edificación como por su fabulosa ubicación. El castillo se ubica en un promontorio rocoso a una altitud de unos 700m. Desde lo alto, la vista sobre la llanura de Alsacia es maravillosa. De hecho se alcanzan a ver hasta los Alpes si las condiciones son buenas. Ya solo por las vistas merece la pena subir hasta aquí.
El acceso al castillo es a través de una sinuosa pero buena carretera que discurre por un terreno boscoso. La entrada al castillo se hace a través de una puerta con unas preciosas tallas en la propia piedra. Tras pasar por un patio se accede a la torre mediante un puente levadizo. Todo muy pintoresco. Las estancias que recorrimos estaban profusamente decoradas con todo tipo de motivos bélicos. Se pueden recorrer diferentes salones con abundantes objetos expuestos.
Tras salir al jardín y atravesar un par de puentes levadizos se llega a la parte del Gran Bastión, la más característica por sus torres cuando uno ve el castillo desde el exterior. Desde la torre sur, hay unas vistas maravillosas, que mejoran las obtenidas desde el mirador fuera del castillo. Y desde la torre norte se ven otros dos castillos: Ortenberg y Frankenbourg. En esta zona hay una exposición de diferentes tipos de cañones de la época. Y es por cierto desde esta zona desde donde mejor se puede fotografía el castillo, ya que hay una buena panorámica hacia otra de las torres.
Y ya dejando el castillo unos pocos Km al norte nos acercamos a ver los castillos de Ortenbourg y Ramstein, unas bonitas ruinas con vistas aunque nada que ver con la majestuosidad del castillo que acabábamos de visitar. No obstante merece la pena verlos si se tiene tiempo.
Lugares de interés: