Costa Amalfitana, la costa italiana más genuina

Nos escapamos a Nápoles y recorremos la costa amalfitana, una de las joyas de la costa italiana  junto con la costa de las Cinque Terre. Tras la visita de Nápoles y sitios emblemáticos como Pompeya y Herculano seguimos la carretera de la costa amalfitana que une Sorrento con Salerno y que a lo largo de unos 50 km, pasa por Positano, Praiano, Amalfi, Ravello, Minori y Maori, entre otros pueblos. Algunos de ellos son de las estampas más reconocibles del turismo italiano.

DÍA 1

Llegamos a Nápoles y dedicamos el día a visitar esta famosa ciudad italiana. Nápoles no es una ciudad que se pueda calificar como bonita. Es caótica, desordenada y sucia, aunque tiene su encanto y algunas cosas que ver. La ciudad de Nápoles se encuentra en el extremo norte de la bahía de Nápoles, en un anfiteatro natural formado por las montañas y la costa. El centro histórico de Nápoles se ha ganado la denominación de Patrimonio de la Humanidad y cuanta con bastantes monumentos, especialmente iglesias, a pesar de que es bastante compacto. De hecho esta zona comprende una zona de sólo unas calles. Desde la Piazza del Plebiscito, Via Toledo conduce al norte hacia la Piazza Dante. Al este, la estrecha Via del Tribunale y Via San Biagio del Librai penetran en el corazón histórico de la ciudad, el Spaccanapoli. Al oeste se encuentra el puerto de Mergellina y con vistas a la ciudad está el barrio de Vomero.

Panorámica de Nápoles desde Sant Elmo, Italia
                                                                                               Panorámica de Nápoles desde Sant Elmo

Muchos de los puntos de interés en Nápoles están en la zona al sur y suroeste de la catedral, a lo largo de la Via dei Tribunali y en las calles al sur. Cuatro castillos se elevan sobre la ciudad. Las diferentes líneas de Castel Nuovo evocan el doble papel de palacio y fortaleza que jugó este edificio. Entre las dos torres occidentales destaca un arco del triunfo de mármol blanco. Este castillo lo vimos mediante una visita guiada. El edifico en sí es magnífico y las vistas son preciosas desde las torres. El interior nos gustó más que el Castillo dell’Ovo que también visitamos en las cercanías. En una pequeña isla, unida a tierra por un puente está el monumental Castillo dell’Ovo, con una impresionante vista de toda la bahía. De hecho una vez visitado  nos gustaron más las vistas desde lo alto de los murros que el propio edificio que tampoco tiene mucho que ver. Ubicado en el distrito de Vomero encontramos otro de los castillos, el Castel  Sant'Elmo, con excelentes vistas de toda la ciudad y el Vesubio frente a nosotros. Una estampa maravillosa. Para llegar allí tomamos el funicular cerca de la plaza de Trento e Trieste. Tras la subida un pequeño paseo nos llevó al castillo, donde se paga por subir a la terraza superior y disfrutar de las maravillosas vistas. El último castillo que vimos fue el Castel Capuano, éste mucho menos espectacular y en realidad más un palacio  que un castillo. Solo lo vimos por fuera pues en la actualidad es un edificio oficial. Cerca de allí, la Porta Capuana, rodeada por un arco de mármol, es la entrada principal a la ciudad vieja.

Vistas del centro y plaza del Pebliscito, Nápoles, Italia
                                                                                                    Vistas del centro y plaza del Pebliscito

El centro histórico tiene calles estrechas y una atmósfera particular, más propia de un pequeño pueblo que de una gran ciudad. Encontramos un montón de rincones pintorescos. La catedral tiene fachadas con agujas, nichos y campanarios. El interior alberga la famosa Capilla del Tesoro de San Gennaro que conserva diferentes obras maestras. Otro lugar vinculado al Patrón de Nápoles y que pudimos visitar fueron las Catacumbas de San Gennaro, con sus frescos, mosaicos y otras obras de arte muy valiosas. Cerca de la catedral visitamos la curiosa iglesia octogonal de Monte Pio di Missericordia. Al norte de la catedral otra bonita iglesia es San Giovanni a Carbonara con la famosa tumba de Ladislao.

Llegamos a la Piazza Dante y a través de su puerta se llega a Via dei Tribunali y la basílica de San Lorenzo Maggiore con su área arqueológica y su altar. Una combinación de capas arquitectónicas realizadas con el tiempo describe la enorme basílica. Cerca de San Lorenzo Maggiore vimos la Iglesia de San Paolo Maggiore, construida sobre un antiguo teatro romano y con una sacristía con frescos impresionantes. Cerca de esta iglesia también está el punto de partida de Napoli Sotterranea, una visita guiada por las ruinas subterráneas que incluye ruinas de los tiempos griegos y romanos. Nosotros la hicimos y es bastante recomendable. Avanzar iluminados por antorchas por estos maravillosos corredores es una experiencia maravillosa. Debajo de la iglesia de San Lorenzo Maggiore se encuentran los restos de un mercado romano. Aunque vimos muchas iglesias por esta zona, algunas solo por fuera, visitamos la Cappella Sansevero, San Gregorio Armeno y Sant 'Angelo a Nilo.

Castillo en Nápoles, Italia
                                                                                                                                               Castel Nuovo

A lo largo de Spaccanapoli, visitamos la Iglesia de Gesù Nuovo, con su singular fachada y decoraciones de mármol y pinturas en el interior. De vuelta a Spaccanapoli, y a través de Toledo, llegamos al conjunto monumental de Santa Clara, uno de los lugares religiosos más grandes de la ciudad. El Monasterio de Santa Chiara - con sus líneas simples características de las iglesias franciscanas - conserva además de las tumbas reales, el Chiostro delle Clarisse. El claustro es precioso y muy inusual ya que las columnas de todo el recinto están adornadas con azulejos pintados con motivos florales. Majestuosa como si se tratara de una catedral y llena de arte pudimos ver la Iglesia de San Domenico Maggiore, otro ejemplo interesante del patrimonio artístico peculiar de la ciudad de Nápoles.

La más destacada plaza de Nápoles es la Piazza del Plebiscito, a la que llegamos al suroeste de la catedral, y que muestra la gran columnata delante de la cual se encuentra el magnífico Palacio Real, un edificio hermoso. En la plaza también se encuentra la preciosa  basílica de San Francisco de Paula. La vista del edificio con los arcos en semicírculo y las casas detrás es de las vistas más bonitas de todo Nápoles.  El Teatro San Carlo se encuentra detrás del palacio, con un interior impresionante. La Iglesia de San Francisco de Paula, con sus soportales y su estructura externa recuerda al mausoleo de Roma. Es muy interesante también ver esta iglesia circular en el interior. A lo largo de una de las calles principales, Via Toledo, llegamos al llamado Quartieri Spagnoli, un barrio con el más auténtico espíritu napolitano formado por una red de callejuelas estrechas. Aquí vimos las estampas más auténticas de la capital, aunque no esperéis encontrar lugares pintorescos e idílicos, pues Nápoles como comentábamos antes es una ciudad muy sucia y caótica, con ropa tendida de lado a la do de la calle y otros detalle muy curiosos. De hecho algunas calles tenían un aspecto de dejadez casi apocalíptico. Pero aun así tenían su encanto. Y en cuanto a la seguridad, también íbamos un  poco preocupados por eso, pero he de decir que al menos en nuestra visita no tuvimos ningún problema. En el hotel nos comentaron simplemente que no anduviésemos por algunas zonas de noche, por lo demás no hay mayor problema que en otras ciudades.

Castillo del Ovo en Nápoles, Italia
                                                                                                                       Castillo del Ovo en Nápoles

Esta primera noche nos alojamos en Nápoles en un hotel bastante céntrico tras cenar en una pizzería cercana, una de las mejores pizzas que he comido nunca.

DÍA 2

Alquilamos un coche y dejamos temprano la ciudad de Nápoles. La verdad es que una vez de vuelta del viaje no tengo muy claro que el coche sea la mejor opción para moverse por la costa amalfitana. A pesar de ser Junio, el tráfico era muy intenso y las carreteras son bastante infernales. Además el aparcamiento fue escaso y carísimo en todos los pueblos que visitamos. Como contrapartida, tuvimos una gran flexibilidad para movernos cuando quisimos y donde quisimos, sacando un mayor partido al viaje.  Este segundo día nos dirigimos a Pompeya, a visitar uno de los yacimientos de la antigua Roma más importantes y más sobrecogedores de todo el mundo.

De todos es conocida la historia de Pompeya, una ciudad que fue enterrada por varios metros de ceniza volcánica y lava cuando el Vesubio entró en erupción en el año 79 y permaneció enterrada hasta que fue redescubierta más de 1500 años después. Grandes partes de la ciudad se han excavado para revelar con gran detalle la vida de la gente en los tiempos de la Antigua Roma. Los objetos que yacen debajo de la ciudad se han conservado durante siglos debido a la falta de aire y la humedad. Estos artefactos proporcionan una visión extraordinariamente detallada de la vida de una ciudad romana. En el momento en que fue enterrada, Pompeya era una ciudad bastante grande y ahora es un sitio del patrimonio mundial.

Calle principal de Pompeya, Italia
                                                                                                                       Calle principal de Pompeya

Llegamos muy prontito y entramos sin demasiada cola. Al entrar tomamos un mapa y comenzamos la visita. Lo que más nos sorprendió es lo grande que es el recinto arqueológico, y es que en mayor o menor medida se conserva el pueblo completo, y era un pueblo de un tamaño considerable para la época. Estuvimos toda la mañana visitando el recinto, caminando sin parar por calles empedradas – las mismas que utilizaban los habitantes de la ciudad hace casi dos mil años -. No es cualquier monumento o edificio en particular el atractivo de la visita a Pompeya, sino más bien el sitio en su conjunto. Vimos los templos y los frescos perfectamente conservados, el foro, el anfiteatro, las termas, los tetaros y la zona donde se conservan los cadáveres petrificados. Pero por encima de todo lo que más impacta es la sensación de que Pompeya en realidad podría haber estado ocupada hasta hace muy poco, pues su grado de conservación y la amplitud de las ruinas es excepcional. La mayoría de las casas no tienen techos y faltan partes significativas de las paredes, de los templos se conservan por lo general sólo una serie de columnas, y los diversos edificios que bordean las carreteras a través de la ciudad están a menudo muy dañados. Pero de alguna manera se tiene la sensación real de que se está caminando a través de una ciudad romana viva. La Via dell 'Abbondanza fue una de las principales carreteras a través de la antigua Pompeya, y se puede caminar por ella.

Ruinas del recinto de Pompeya, Italia
                                                                                                                Ruinas del recinto de Pompeya

Los monumentos más importantes de Pompeya incluyen el Templo de Júpiter y el templo de Apolo. El Sagrario de los Lares, cerca del templo de Vespasiano albergaba las estatuas de las deidades guardianes de Pompeya. Otros monumentos grandes incluyen el Centro de Deportes (llamado la Palestra) y un teatro, varios templos más pequeños y algunos baños públicos. También vimos el Macellum, mercado de Pompeya, junto con un pórtico con dos quioscos para el cambio de dinero. Las casas y edificios más modestos son tan interesantes como los famosos monumentos, porque se puede ver los diseños de habitaciones y hay varios frescos muy interesantes que adornan las paredes de las casas. La Casa del Fauno es una famosa villa, llamada así por una característica estatuilla de bronce.

A medida que recorrimos las extensas ruinas vimos un montón de ejemplos de grafitis, rótulos de establecimientos, fragmentos de estatuas y otros pequeños detalles que dan vida a la ciudad. También pudimos ver el acueducto. En el "Orto dei fuggiaschi", vimos los moldes de yeso hechos de los cuerpos de los muertos durante el entierro de la ciudad en cenizas, una de las visiones más impactantes de la visita. Y por supuesto mientras paseábamos por las ruinas el Monte Vesubio se encuentra a pocos kilómetros de distancia y es claramente visible desde Pompeya. Y además sigue activo. Comimos en la propia Pompeya en un área de picnic y salimos con rumbo a nuestro  siguiente destino: Herculano.

Herculano, Italia, Ruinas romanas, Vesubio
                                                                                                                                                    Herculano

Herculano es otro pueblo que quedó sepultado por la erupción del Vesubio. Es más pequeño que Pompeya pero a cambio  tiene un estado de conservación superior porque no fue tan afectado por la lava. De hecho da la impresión de estar abandonada hace muy poco, aunque hayan pasado dos mil años. El estado de conservación de muchos de los edificios es espectacular. A diferencia de Pompeya, el material piroclástico profundo que la cubría conserva objetos de base orgánica de madera y otros tales como techos, camas y puertas, incluso esqueletos y comida. Nosotros compramos una entrada conjunta para Pompeya y Herculano y lo hicimos por internet.

Hicimos el recorrido pasando por varias casas, que van desde grandes residencias a los alojamientos más humildes, en diferentes estados de conservación. Vimos muchas habitaciones intactas y paredes, frescos y suelos de mosaicos decorativos y también caminamos a lo largo de las calles adoquinadas originales del pueblo. Otro punto destacable de la visita fue el complejo de baños romanos bien conservado con los baños de mármol originales cubiertos de mosaicos y rodeados de varias tallas y murales. La Villa de los Papiros, la antigua casa del suegro de Julio César, albergaba numerosos pergaminos escritos que se han descubierto en la biblioteca de la casa. Paseando por las calles vimos pequeños detalles como algunas tiendas que todavía tienen algunas de las instalaciones y los baños, sus estanterías de madera, y restos de tuberías de plomo. La Sede de los Sacerdotes Augustales contiene frescos preciosos que muestran la entrada de Hércules en el Olimpo. La Gran Taberna es otro de los recintos más curiosos donde se conserva el mostrador y diferentes inscripciones. Y justo saliendo vimos otra de las escenas más sobrecogedoras, los grupos de esqueletos apiñados en la antigua salida al mar que trataban de escapar de la ciudad. Los pudimos ver en unas puertas bajo la pasarela de salida del recinto. Otra a cosa a destacar es que en Herculano hay mucha menos gente que en Pompeya por lo que la visita se hace mucho más relajada y se puede apreciar las ruinas en un ambiente más recogido.

Vistas del Golfo de Nápoles desde el Monte Faito, Italia
                                                                                  Vistas del Golfo de Nápoles desde el Monte Faito

Salimos de las ruinas a última hora – en Junio cerraban a las 19.30 – y como ya no podíamos subir al Vesubio que era nuestro próximo objetivo nos acercamos al Monte Faito, donde una sinuosa subida en coche nos llevó al mirador, que ya anocheciendo nos brindó una espectacular panorámica de todo el golfo de Nápoles y el Vesubio. La vista es preciosa con la abigarrada costa del Golfo, formada por municipios poco atractivos y según el hotel donde nos habíamos alojado poco recomendables para visitar. Nos alojamos en un B&B de la zona y esperamos a un nuevo día.

DÍA 3

Nos levantamos pronto y retrocedimos hasta el Monte Vesubio. El Monte Vesubio es conocido por su erupción en la época romana, la que arrasó Pompeya y Herculano. Es un volcán actualmente inactivo que de vez en cuando emite corrientes de lava. Subimos en coche hasta el final de la carretera de acceso. A partir de ahí, hay una empinada caminata de 30 minutos que nos llevó a la desolada cumbre de aspecto lunar. La subida aunque empinada es muy sencilla y se encuentra perfectamente balizada para evitar accidentes. Hay bancos para descansar y hasta alguna tienda de souvenirs. En la parte superior del volcán está el borde del cráter que ofrece una vista hacia el fondo del mismo que todavía humea ligeramente. Desde allí disfrutamos de un impresionante panorama de la bahía de Nápoles, Capri, Ischia, el borde de la costa de Amalfi y mucho más. Además de disfrutar del cráter con sus humos, pudimos ver las diferentes piedras de lava, cambiando de color a medida que se camina cuesta arriba y alrededor del cráter y los restos de un funicular que funcionó hasta última gran erupción del volcán. Estuvimos un buen rato en la cima disfrutando de las vistas y el paraje y deshicimos el camino. Hay que pagar por entrar al recinto que lleva a la cima y cuando bajamos ya se empezaba a acumular bastante gente.

Vistas al cráter del Vesubio, Italia
                                                                                                                        Vistas al cráter del Vesubio

Y con esto concluimos las visitas de las principales atracciones de la zona de Nápoles y nos dirigimos a la costa amalfitana, un cambio total de paisaje frente al degradado Nápoles. Nos dirigimos a Salerno, un importante puerto en la costa del mar Tirreno. Aunque no es una población  eminentemente turística sí merece la pena una breve visita para ver su catedral, el castillo y el centro antiguo de la ciudad. Empezamos por un paseo por el "Lungomare Trieste", el animado paseo marítimo. También paseamos por las calles estrechas y callejones del centro medieval y a lo largo de las amplias avenidas de tiendas de Via dei Mercanti.

Los dos monumentos más importantes de Salerno son el Duomo (catedral) en el corazón de la ciudad vieja y el Castello di Arechi en una colina sobre la ciudad. La catedral destaca por su campanario y  su atrio, que incorpora las columnas del antiguo emplazamiento del templo griego de Paestum. Pudimos entrar a ver la catedral y visitamos la tumba de San Mateo, uno de los 12 apóstoles. Las grandes puertas de la catedral de bronce y los púlpitos de mármol son otras de las cosas que más nos llamaron la atención.

El castillo de Arechi lo encontramos en una colina encima de la ciudad a 300 metros de altitud, y aunque parece bastante modesto cuando se ve desde la ciudad es muy grande cuando uno se acerca. Ahora se utiliza principalmente para conferencias y exposiciones, por lo que nos conformamos con ver el edificio y disfrutar de preciosas vistas de la ciudad y el Golfo de Salerno. Aunque Salerno tiene también una gran playa en su centro, no es demasiado atractiva.

vietri

Comenzamos a remontar la costa y paramos en Vietri sul Mare, el pueblo más grande de la costa de Amalfi. La magnífica cúpula de la iglesia de San Juan Bautista es el primer punto que destaca según vemos el pueblo. Las calles estrechas que se elevan en la gran terraza donde se encuentra Vietri, están llenas de pequeñas tiendas y talleres. Según paseamos por el pueblo nos dimos cuenta dela gran importancia que tiene la cerámica en el pueblo. La parte vieja está sobre la loma de una montaña con fantásticas vistas sobre el mar, especialmente desde una terraza donde dejamos el coche. La plaza donde se encuentra la iglesia es también muy pintoresca. Dimos una vuelta por la parte superior aprovechando algunas vistas de la fantástica costa. El Palazzo della Ceramica Solimene es un magnífico edificio que recuerda en su estructura al Museo Guggenheim de Nueva York: una imponente estructura con torres inclinadas en contra de las montañas, con espacios interiores dominados por vigas a la vista. Pero en lugar de una superficie metálica aquí tenemos una cubierta formad por pequeñas placas de colores.

Bajamos a la playa de Vietri bajo el espolón en el que se asienta la parte baja. Hay un buen paseo que tiene vistas hacia las montañas con las casas colgadas delas laderas. En el mar hay además unos islotes muy pintorescos que sobresalen del mar, llamados los Due Fratelli (Dos Hermanos).

Tras visitar el pequeño pueblo en lugar de seguir por la carretera de la costa subimos  a las pequeñas aldeas de Albori y Rialto. Los pueblos están formados por un puñado de casas sobre as laderas de las verdes montañas y con fabulosas vistas de la costa. Hicimos un par de paradas para sacar buenas panorámicas dela costa y descendimos de nuevo al nivel del mar para continuar por la sinuosa carretera costera. La carretera va sobre el acantilado y pasa por el coqueto pruebo de Cetara. Hicimos una pequeña parada para ver su playa con una pintoresca torre en una de las elevaciones que la rodea. La vista desde el espigón hacia el pueblo con la torre, la cúpula de la iglesia y el propio pueblo es preciosa, una estampa que nos da buena idea de lo que vamos a encontrar en la costa amalfitana. Aquí tuvimos suerte de poder aparcar en un amplio aparcamiento en el pequeño puerto junto a la playa. En el siguiente pueblecito, Erchie, encontramos más o menos lo mismo pero a menor escala.  Otra pequeña playa en una minúscula bahía coronada por la imponente Torre de La Cerniola. En este caso el  pueblo es realmente pequeño pero la vista de la zona de la playa es preciosa. La playa como todas las italianas es privada casi en su totalidad.

Cetara, Costa Amalfitana, Italia
                                                                                                                                                          Cetara

Tras el pueblo la carretera se vuelve a elevar sobre el nivel del mar regalándonos vistas fabulosas.  El simple hecho de conducir  por esta carretera ya hace que merezca la pena la visita a esta región.  Y llegamos a Maiori, un pueblo de pescadores con una de las playas más grandes de todos los de la costa de Amalfi. Maiori está dominada por la iglesia colegiata de Santa Maria a Mare, cuyas torres y cúpula impresionan según entramos en el pueblo. Pudimos visitarla por dentro y vimos una estatua de la Virgen que, según la leyenda local, fue encontrada flotando en el agua, justo frente a las costas de la ciudad. Desde la terraza que se levanta la iglesia se puede ver una buena vista de la población. El Palazzo Mezzacapo, otro de los edificios destacados,  es un edificio de estilo del renacimiento, ahora sede del Ayuntamiento. La parte más interesante del pueblo nos pareció el paseo marítimo junto a la playa, donde aparte de un par de iglesias vimos una torre y un palacio en cada uno de los extremos de la playa. El castillo de Miramare se encuentra en un afloramiento rocoso en la zona de Torricella, en la frontera entre Maiori y Minori, coronado por torres con tejados cónicos muy pintorescos.

Palacio en Maiori, Italia, Costa Amalfitana
                                                                                                                                       Palacio en Maiori

Tras visitar el pueblo decidimos subir al Santuario de la Madonna Avvocata, que se encuentra de camino a la cima del Monte Falesio, y fue construido después de la aparición de la Virgen a un pastor local. Desde Maiori un camino cuesta arriba (8 Km ida y vuelta) lleva hasta el santuario, solo accesible a pie. Es una caminata dura, porque se sube desde casi el nivel del mar hasta los 9900 metros de altitud.  El complejo, compuesto por un muro perimetral, convento, casa de campo y una pequeña iglesia se asienta sobre una meseta desde donde hay una espectacular vista de la Bahía de Salerno. A través de un tramo de escaleras accedimos a la cueva donde se dice que la Virgen se presentó ante un pastor, y le dio instrucciones para construir el santuario aquí. Pero lo más destacable es sin duda la gran vista que hay desde el santuario.  Ahora bien, es una caminata dura y más para hacerla por la tarde como la hicimos nosotros. No obstante el esfuerzo mereció la pena.

Tras bajar del santuario cogimos el coche y nos fuimos al cercano Minori, donde haríamos noche ese día. Minori es uno de los más bonitos resorts de la costa de Amalfi, y la gran playa que separa la ciudad del mar es una de las más bellas de la región. Minori es un concentrado de la costa de Amalfi: casas antiguas entre dos colinas que forman su corona de verdes limoneros, con un mar azul y tranquilo.

Panorama de Minori, Costa Amalfitana, Italia
                                                                                                                                   Panorama de Minori

El principal monumento en Minori es la basílica de San Trofimena, cuyos restos se conservan en una urna de alabastro. La basílica atesora un valioso púlpito de mármol. También vimos la iglesia de Santa Lucía, en el centro de Minori, y dimos un paseo por las calles del pueblo. Sin embargo, el mejor espectáculo es la vista sobre el mar y las montañas, la postal con la que nos quedamos en la retina. Desde Minori disfrutamos de maravillosas vistas de todo el Golfo de Amalfi, especialmente desde el espigón en medio de la playa. También subimos con el coche a una zona, comienzo del Sendero de los Limones, desde donde la vista del pueblo derramándose hacia la playa entre las montañas es preciosa. Cenamos en un restaurante cercano a la playa y nos retiramos al hotel.

DÍA 4

Salimos de Minori por la pintoresca carretera de la costa disfrutando de más y más vistas y nos desviamos hacia el pequeño pueblo de Ravello situado en la parte superior de la montaña a 350 metros sobre el nivel del mar. Debido a su importancia histórica y su belleza natural Ravello es patrimonio de la humanidad. Aunque vimos algunos edificios notables, como la catedral y algunas villas, son sobre todo las vistas espectaculares a lo largo de la costa las que hacen que esta pequeña población sea una verdadera joya. Paseando por las callejuelas vimos una buena cantidad de interesantes edificios medievales, torres y partes de murallas antiguos. En el pueblo hay dos villas muy bien conocidas que se pueden visitar: Villa Rufolo y la Villa Cimbrone. Cada una de las villas ofrece vistas impresionantes y de gran alcance a lo largo de la costa de Amalfi desde preciosas terrazas. Nosotros optamos por la Villa Cimbrone, donde pasando por una serie de jardines con estatuas y adornos llegamos al mirador. La vista desde la terraza del Villa Cimbrone es realmente impresionante. Esta terraza se la conoce como  "terraza del Infinito", y desde luego las vistas son espectaculares. También en Ravello vimos un ejemplo destacado de la arquitectura contemporánea: el futurista Auditorio de la Nueva Energía de Oscar Niemeyer, una estructura de un blanco deslumbrante, y cristal con vistas al Golfo de Salerno. No entramos pero desde la terraza exterior la vista es maravillosa.

Ravello, Cost Amalfitana, Italia
                                                                                                                                                        Ravello

Un poco más allá de Ravello, en el lado opuesto del Valle del Dragone, llegamos a Scala. Desde allí hay una buena vista de Ravello.  También hicimos una breve parada en Scala, un pequeño pueblo realmente encantador con una impresionante catedral para el tamaño del pueblo y una buena cantidad de palacetes. La catedral conserva su portal central románico rodeado de decoraciones escultóricas medievales. El campanario domina la plaza principal de la ciudad, y está rodeado de tiendas y el ayuntamiento. Al entrar en la catedral, en el centro de la iglesia vimos una elaborada escena  decorativa en el suelo creada con azulejos de cerámica pintados a mano. Desde la parte superior de Scala la vista se abre más y además de Ravello vemos la costa y sus diferentes entrantes y salientes.

Pasando Scala, llegamos a la aldea de Minuta, que cae en cascada por el lado de la montaña. Minuta tiene espectaculares vistas puesto que está en un pequeño promontorio entre dos valles de montaña que conducen a Atrani y Amalfi, respectivamente. La hermosa iglesia de Minuta está dedicada a la Santissima Annunziata. Las vistas desde la pequeña plaza junto a la iglesia de Minuta son espléndidas. Mirando hacia abajo el valle se ve la aldea de Pontone y las ruinas de la iglesia de San Eustaquio.

Vista de Ravello desde Scala, costa  Amalfitana, Italia
                                                                                                                     Vista de Ravello desde Scala

Volvimos de nuevo a la costa, a una de las localidades más conocidas de la costa amalfitana, Atrani. Ha sido clasificado como uno de los pueblos más bellos de Italia por su centro medieval, su paisaje y su playa. Nada más llegar al pueblo  vemos la torre de la iglesia y tras una curva en la carretera se abre el panorama de las casas del pueblo con las montañas detrás, y bajo el viaducto por el que circulamos la pequeña playa. Estuvimos callejeando por las estrechas y empinadas calles. Vimos el monumento más importante de Atrani que es la iglesia con relieves en un estilo bizantino y algunas figuras en el estilo lombardo. También en las laderas de la montaña detrás de Atrani está la Colegiata de Santa María Magdalena – cuya torre habíamos visto al entrar en el pueblo -. Desde la iglesia disfrutamos de unas vistas preciosas de la costa. Junto a la iglesia se encuentra la llamada cueva de Masaniello. Una visita curiosa que hicimos aquí fue la Cueva de los Santos, parte del antiguo monasterio benedictino de los Santos Quirico y Julieta. La cueva tiene la forma de un cuadrilátero irregular, con paredes decoradas con frescos de estilo bizantino que representan los cuatro evangelistas.

Frente a otra iglesia, la de Carmine vimos los restos de la muralla que, en la época medieval, rodeaba el pueblo, mientras que en el interior se encuentra la antigua puerta norte de Atrani. Subimos hasta la Iglesia de Santa María del Bando, situada en una colina rocosa bajo la "Torre dello Ziro", que domina tanto Atrani como Amalfi. Y llegamos hasta la torre, parte del castillo antiguo de Scalella. Las vistas desde la aislada torre son realmente preciosas.

Atrani, Costa Amalfitana, Italia
                                                                                                                                                           Atrani

Seguimos por la carretera de la costa y pasamos por la Torre Sarracena, otra de las muchas torres defensivas que jalonan aquí la costa. Aunque no hay casi sitio paramos un momento para sacar fotos en ambas direcciones. Especialmente bonita es la costa hacia Amalfi, el siguiente pueblo. Amalfi es una animada población portuaria. Poco más de tres kilómetros cuadrados de un hermoso paisaje en la desembocadura del Valle de los Molinos componen la población que se abre como un abanico hacia el mar, protegido por detrás por las empinadas laderas de los Montes Lattari. Empezamos dando un paseo por las calles, bordeada de casas encaladas repletas de restaurantes y boutiques. Vimos el puerto deportivo, la plaza de la preciosa catedral justo detrás del puerto, y una calle principal, llamada Via Lorenzo d'Amalfi que sigue hacia el norte de la plaza. La mayor parte de las calles del casco antiguo se encuentran alrededor de  esta zona.

 La catedral de San Andrés es un edificio muy llamativo en la parte superior de un tramo de escaleras que suben desde la plaza, con la fachada casi en su totalidad en un rayado muy distintivo. La torre, con su techo de mayólica vidriada también es muy pintoresca. Desde el interior de la catedral, accedimos a la primera catedral de Amalfi, que ahora se llama la basílica del Crucifijo, y al espléndido Chiostro del Paradiso, un bonito claustro que completa el conjunto de  la catedral. A pocos pasos de distancia llegamos a la bonita Piazzetta dei Dogi, llena de tiendas típicas. En las inmediaciones de lo que una vez fue la antigua puerta de entrada occidental a la ciudad, se encuentra la Iglesia de San Biagio, con su piso de mayólica precioso. No obstante el paseo por las callejuelas del pueblo es lo que más nos gustó. Este pueblo es de los más interesantes que recorrimos en este viaje. Paseamos por la zona de la playa y nos metimos por el espigón central hasta llegar a su punto final. Allí la vista del pueblo con sus casitas encaladas y las montañas por detrás es realmente espectacular. Y repetimos vista espectacular desde el espigón que cierra el puerto hacia el oeste.

Amalfi, Italia, Costa Amalfitana
                                                                                                                                                          Amalfi

Tras recorrer el pueblo de arriba abajo seguimos nuestro recorrido y paramos en Conca dei Marini. El objetivo no era este pueblo, más bien un grupo de casas dispersas, sino que queríamos ver la playa de Vite, una de las playas más bonitas de Italia según rezan los folletos. No es fácil llegar. Tras aparcar el coche tuvimos que bajar un montón de escaleras para bajar a la playa de Conca y desde allí tuvimos que coger un bote que en unos pocos minutos nos dejó en la fantástica playa de Vite. La playa es de gravilla pero estás debajo de un impresionante acantilado fortificado con construcciones diferentes de piedra que le dan un aire realmente grandioso. Aunque era Junio no pudimos resistirnos a darnos un baño rápido y deshicimos el camino que habíamos hecho para llegar hasta allí. Un poco más adelante en la carretera pudimos dejar el coche en un apartado de la misma y hacer un pequeño recorrido hasta el cabo de Conca, donde hay una preciosa torre con buenas vistas de la costa.

La siguiente parada en la carretera la hicimos en la Grotta dello Smeraldo, a unos pocos kilómetros hacia Praiano. Allí un ascensor nos bajó a la cueva marina, donde se puede ver la bonita cavidad con un agua de un color verde oscuro indescriptible. Y poco más adelante paramos en la fantástica cala de Furore, otro de esos lugares que habíamos visto cientos de veces en las postales y fotografías turísticas. La carretera pasa sobre la desembocadura del espectacular "Fiordo", donde un grupo de antiguas casas de pescadores se aferran a un lado de la garganta rocosa. El pintoresco viaducto sobre el que discurre la carretera añade mucho color al lugar. Un antiguo horno de cal se ha convertido en una tienda de regalos, las casas antiguas han sido renovadas, y hay un museo que cuenta del patrimonio industrial y la diversidad botánica del fiordo. Sin embargo para disfrutar de esta maravilla dela naturaleza tuvimos que deshacer la carretera hasta Conca dei Marini – en la carretera una escalera da acceso al fiordo pero no hay un solo sitio donde aparcar, es increíblemente estrecha – y desde allí subir hasta el pueblo de San Michele, donde pudimos dejar el coche y bajamos andando hasta el camino que da acceso a la garganta.

Furore, Costa Amalfitana, Italia
                                                                                                                                                           Furore

Deshicimos el  penoso camino por la carretera hasta la carretera principal y seguimos hasta Praiano, donde nos alojamos esa noche. Desde Praiano, el panorama se extiende desde la bahía de Positano y los islotes de Li Galli a Punta Campanella y la isla de Capri. Además del laberinto de callejuelas, los estrechos tramos de escalones y los bonitos grupos de casas de color pastel, uno de los rasgos más característicos de Priano es la cantidad de capillas y santuarios con azulejos de mayólica que hay presentes en el pueblo. Como reflejo de la característica "verticalidad" de los pueblos de la costa de Amalfi, la parte alta de la ciudad se conoce como 'Praiano Vettica' y la parte inferior, más cercana al mar, como 'Praiano Inferiore'.

Sin embargo, nada más llegar por la carretera pasamos por la Marina di Praia, otra espectacular cala con casitas blancas encaladas escalando por la ladera que nos dejaron otra de las fantásticas imágenes de la costa amalfitana. Aquí pudimos parar en la cuesta de bajada a la playa y disfrutar de la vista desde arriba. Desde el puerto, dimos un paseo alrededor del acantilado de La Praia hasta la punta del promontorio para encontrar Torre a Mare, una torre de vigilancia medieval, una vez utilizada para proteger la ciudad de los piratas. Ya en Praiano, dimos unas vueltas aunque en sí el pueblo no tiene mayor encanto que su ubicación sobre la ladera y las vistas que pudimos disfrutar desde diferentes rincones. Visitamos algunas de las iglesias como la Iglesia de San Lucas Evangelista, con un espléndido piso de mayólica o la Iglesia de San Gennaro – con una bonita plaza con vistas al mar y la costa -. También bajamos a otra pequeña playa, la de la Gavitella, a donde accedimos por un buen tramo de escaleras.  En realidad es una pequeña playa de gravilla y un pequeño y pintoresco puerto con unas casitas de pescadores bajo el acantilado. Es un lugar realmente bonito. Desde Cala della Gavitella, llegamos fácilmente a la Fontana dell'Altare, una piscina natural ubicada en la entrada de una cueva.

Y como y nos quedamos sin luz cenamos algo  en el pueblo y nos quedamos a dormir en un pequeño hotel en las cercanías.

DÍA 5

Nos  levantamos temprano y subimos en coche hasta un precioso mirador, el Belvedere di Paipo. Es un mirador a una espectacular altitud sobre toda la costa en ambas direcciones. Lo bueno es que hasta el mirador llegamos en coche. Y para mejorar todavía más las vistas hicimos una corta ruta hasta el Monte Tre Calli. La ruta no tiene más de dos Km aunque es completamente cuesta arriba hasta llegar a la cima del monte. Las vistas desde allí son gloriosas, a más de 1000 metros, con la costa montañosa y rugosa cayendo sobre el  mar a ambos lados.

Y tras este paréntesis de senderismo seguimos por la carretera costera hasta Positano, el verdadero icono de la costa Amalfitana, y desde luego  el pueblo más espectacular que vimos. El pueblo se despliega en una pendiente muy empinada que conduce al mar. Las empinadas calles bordeadas de casas pintadas de colores son tan bonitas como cualquiera de las que se encuentran a lo largo de la costa, pero aquí bien sea por su cantidad o por lo que sea,  el efecto es mucho más pintoresco. Las vistas a lo largo de la carretera de acceso son espectaculares.

Positano, Italia, Costa Amalfitana
                                                                                                                                                       Positano

Dejamos el coche en un carísimo aparcamiento y bajamos hasta la zona de la playa. El único monumento histórico de importancia que vimos en Positano fue la Iglesia de Santa María de la Asunción con un característico techo abovedado brillante de porcelana. Hay un campanario adyacente pero independiente de la iglesia. Llegamos a la playa Grande, que es también el lugar donde los pescadores dejan sus barcos, y disfrutamos de una vista preciosa del pueblo desde la misma arena. La mejor vista de Positano se obtiene desde el extremo este de la playa. Caminando por un sendero bajo el acantilado hacia el oeste, donde pudimos disfrutar de preciosas vistas de la costa.  Llegamos a otra playa, la del Fornillo, a pocos minutos a pie. La playa es más grande que la que se encuentra en el propio Positano. Ambas playas tienen tanto zonas libres como zonas de pago. Las playas de Positano, hechas de arena gris y roca volcánica, son bastante largas para lo que suele ser habitual en esta costa.

Callejeamos por el laberinto de callejuelas con muchos turistas – Positano es el pueblo más turístico de todos los que hay en la costa amalfitana – y  disfrutamos de la esencia del pueblo. Subimos por la calle de salida del pueblo y ganando un  poco de altura llegamos a algunos de los miradores más espectaculares de la ciudad, desde donde pudimos sacar las típicas fotos que habíamos visto en guías y postales.  Por último en el puerto tomamos un barco turístico  para ver el pueblo desde el mar. La estampa es realmente maravillosa también, merece la pena tomar uno de los barcos turísticos simplemente para ver la imagen de las casas desparramándose por las verdes laderas.

Detalle de las casas en Positano, Italia, Costa Amalfitana
                                                                                                               Detalle de las casas en Positano

Tras dejar Positano subimos a Nocelle, un pequeño caserío sobre Positano para disfrutar de fantásticas vistas de la zona. De allí parte un  sendero, el Sentiero degli Dei que ofece espectaculares vistas. Pero no teníamos tiempo para hacerlo así que seguimos el viaje. Y seguimos bordeando la península sorrentina que es la que cierra la costa amalfitana y por su vertiente norte da al golfo de Nápoles. La península de Sorrento tiene un paisaje único donde se alternan bajas y altas montañas con valles profundos.  La carretera avanza por la zona superior del acantilado y los pueblos son menos pintorescos dado que se encuentran en la planicie superior de la península. Paramos en Marina de Cantone, uno delos pocos puntos donde se puede acceder a la costa. Sin ser espectacular hay un par de playitas y vistas de la costa. Muy cerca de allí nos fuimos a la iglesia de San Constanzo, un fabuloso mirador muy cerca de la carretera donde dejamos el coche. Es una cima con vistas espectaculares de toda la parte final de la península sorrentina. Es una vista también maravillosa. Y siguiendo la carretera se llega a un punto con una preciosa vista sobre la bahía de Ieranto, otro rincón fantástico de la península.

Hicimos otra pequeña ruta desde el cercano Termini hasta Punta Campanella, donde encontramos una torre sarracena y las ruinas del santuario de Minerva. El paseo nos llevó una hora y media ida y vuelta y las vistas desde la punta son preciosas hacia la isla de Capri. Este es el final de la península y un paraje maravilloso.

Bahía de Ieranto, Italia, Costa Amalfitana
                                                                                                                                         Bahía de Ieranto

Seguimos hasta Sorrento, un destino muy popular con una ubicación impresionante. Sorrento está construido en un acantilado con vistas al mar, con varios caminos y escaleras que permiten fácil acceso a la Marina Grande o Marina Piccolo, justo debajo. No es un pueblo especialmente pintoresco pero sí que fue muy agradable dar un paseo por la zona alta y la baja. Vimos la catedral de Sorrento. La plaza central de Sorrento, Piazza Tasso, tiene vistas a la garganta profunda que divide la ciudad. Allí, en la parte trasera de la plaza Tasso, en la garganta vimos unas ruinas de un antiguo molino. Como parte del centro es peatonal paseamos y a menudo pusimos disfrutar de atractivas vistas al mar desde varias terrazas sobre el acantilado.

Sorrento, Italia, Golfo de Nápoles
                                                                                                                                                       Sorrento

Cerrando el recorrido por la península paramos en Piano di Sorrento, en una terraza natural de roca de toba, donde desde las cercanías del museo arqueológico se contempla un paisaje maravilloso. En Meta, un resort vacacional,  vimos de pasada algunas buenas playas de arena: Marina di Meta y Alimuri bajo los imponentes acantilados. Saliendo del pueblo vimos la basílica "Santa Maria del Lauro" y en la carretera hacia Vico Equense un mirador nos ofreció una bonita vista de toda la zona costera de los pueblos por donde habíamos pasado. Y sorteando un último saliente rocoso llegamos a nuestro último destino de este largo día: el mencionado Vico Equense.  Uno de los edificios más destacados es la Chiesa dell'Annunziata en la Piazza Umberto I. Aparte de su valor artístico la característica que distingue a esta catedral, sin embargo, es el enclave privilegiado, frente al mar sobre el acantilado, con unas fabulosas vistas. Muy cerca vimos el castillo de Giusso y un fantástico mirador en la Piazzetta del Monumento, desde donde hay fabulosas vistas a la bahía de Nápoles y al propio Vesubio. Dimos un paseo por la pequeña playa y con esto terminamos nuestra escapada porque ya nos fuimos al hotel para regresar por la mañana a Bilbao. Un viaje fabuloso que combinó la visita a una ciudad como Nápoles con uno de los tramos más espectaculares de costa en Italia, con permiso de las Cinque Terre.

Lugares de interés: