Chicago, aun no siendo uno de los destinos preferidos por el turismo internacional es una de las ciudades más interesantes de Estados Unidos. Es la cuna de los rascacielos americanos y una parada obligada para los interesados en la arquitectura. Su zona centro, el downtown, tiene un estilo a Nueva York, con edificios imponentes aunque menos caótico y más limpio. Es una ciudad que nos encantó y que puede ser una escapada fabulosa si se visita Nueva York o la zona de los Grandes Lagos en Canadá. The Loop, la zona de los rascacielos rodeada por el río Chicago, y el lago Micchigan es la zona más interesante para visitar y donde se encuentran la mayor parte de atracciones de la ciudad.
DÍA 1:
Llegamos al aeropuerto O’Hare a media mañana, y desde allí tomamos uno de los típicos taxis americanos para llegar hasta el centro de la ciudad donde nos alojamos en un hotel cerca de The Loop, la zona realmente interesante de Chicago. Salimos del hotel y lo primero que hicimos fue dirigirnos a Pizza Uno, uno de los locales más típicos en los que se puede probar la típica pizza de Chicago. Lo realmente curiosos de esta pizza es su grosor, parece más bien una tarta con masa de pizza y rellena de queso. Es realmente un plato contundente. Y una vez recargadas las pilas, nos pusimos a explorar la ciudad.
Nos dirigimos a la torre Hancock, uno de los edificios más icónicos de la ciudad. El espectacular edificio negro con sus dos antenas es el más característico del skyline de Chicago. Allí pudimos subir al piso 94 para disfrutar de una panorámica espectacular de la ciudad. Subimos en un ascensor tras adquirir la entrada y llegamos rapidísimo a la planta del mirador. Allí hay una tienda de souvenirs y un bar y estuvimos disfrutando de las mejores vistas de la ciudad, con sus playas – aunque sean playas lacustres parece que realmente estés en el mar – y la miríada de rascacielos que nos rodean especialmente hacia el sur. Allí también hay una atracción que no probamos: el Tilt. Se trata de una plataforma que se inclina unos 30 grados sobre la ciudad y te da una vista más vertical si cabe.
Justo enfrente de la torre se encuentra la Fourth Presbiterian Church, una antigua iglesia que parece desubicada entre tanto rascacielos. Seguimos por la avenida Michigan hasta llegar a una de las playas de la ciudad, la de Oak Street Beach. Desde la playa hay una preciosa vista de la torre Hancock y el skyline de esta parte de la ciudad. La playa no es que sea espectacular pero darse un chapuzón en verano ya vale. Como el paseo junto al lago en esta zona no es muy atractivo seguimos nuestro recorrido callejeando cerca de la torre Hancock y dimos con la antigua Torre de agua y la estación de bombeo, dos edificios antiguos, de los pocos que sobreviven en Chicago. En especial la torre de Agua es una edificación bastante bonita. También pasamos por la Catedral de Holy Name también bajo una zona de altos rascacielos. Seguimos avanzando por la avenida Michigan fundamentalmente aunque a veces nos desviamos para ver algo. Pero es esta calle, la amplia y elegante Avenida Michigan, la calle principal de la ciudad rodeada de imponentes rascacielos y todo tipo de comercios. Y así llegamos al río. Justo antes de llegar hay dos edificios fabulosos, la antigua sede del Chicago Tribune y la torre Wrigley, un edificio precioso con un reloj en su parte superior que se ve desde muchas partes del río. Además un pasadizo elevado une las dos partes del edificio, lo que para mí lo convierte en el edificio más bonito de la ciudad.
Y unos pocos metros más abajo nos encontramos con el río Chicago y el puente más emblemático de la ciudad, el DuSable Bridge. Es un puente espectacular que ha salido en numerosas películas – las torres de sus extremos son muy características- y que además ofrece una de las mejores vistas del paisaje urbano de la ciudad con los numerosos rascacielos que rodean el río en su fluir hacia el lago Michigan. Además el puente da acceso a un muelle en un nivel inferior donde parten los cruceros por el río y el lago, cosa que ya dejaríamos para el día siguiente. Uno de los edificios que destaca en la zona es la espectacular y altísima Torre Trump. Accedimos allí mismo al River Walk, un fabuloso paseo peatonal que discurre por la orilla del río, y seguimos el tramo del mismo que nos llevó hasta el lago. Las vistas de los rascacielos ya atardeciendo a lo largo de todo el paseo son espectaculares. Salimos a un pequeño puerto deportivo en la orilla sur del río, desde donde parte un espigón que ofrece unas vistas fabulosas del skyline de esta parte de la ciudad.
Y ya no nos dio tiempo a mucho más, así que volvimos sobre nuestros pasos a la zona del puente DuSable y buscamos un sitio para cenar algo y nos fuimos caminando al hotel para descansar y abordar el segundo día con más fuerzas.
DÍA 2:
Lo primero que hicimos tras desayunar fue dirigirnos a hacer un crucero por el río Chicago y por el lago Michigan. Es una forma cómoda y fabulosa de ver la parte más interesante de la ciudad y sus edificios más emblemáticos. Hay bastante variedad de cruceros a elegir. Nosotros elegimos uno que incluía un tour arquitectónico por los tres brazos del río Chicago y también incluía la salida al lago. Hay que tener en cuenta que Chicago tiene más de 1200 rascacielos por lo que ir navegando entre estas enormes moles es una experiencia fabulosa. El río Chicago es estrecho comparado con el Hudson de Nueva York, por lo que la sensación de estar rodeado por los rascacielos es especial y muy diferente a lo que se puede experimentar en Nueva York. El guía te va dando un montón de información de los diferentes rincones de la ciudad y los edificios más emblemáticos mientras vas pasando por debajo de los puentes de la ciudad, la mayor parte de ellos levadizos. Al final se sale al lago para apreciar el sklyline de la ciudad con el Navy Pier y su noria. Es una vista fabulosa. El viaje nos llevó una hora y media y mereció muchísimo la pena. Aunque luego recorreríamos el río a pie por sus orillas no es lo mismo verlo desde el barco. Y el crucero por el río no es excesivamente caro, pero también hay otra opción más económica que es usar el Water Taxi que es una especia de taxi que tiene diferentes paradas a lo largo del río y tiene un precio muy asequible. Sin embargo no sale al lago, por lo que recomiendo el crucero sin ninguna duda.
De nuevo en el puente DuSable recorrimos el río por su orilla norte la opuesta a la que elegimos el día anterior. Las vistas de los rascacielos son fabulosas a lo largo de todo el recorrido. Al final llegamos al lago y al Navy Pier. Este muelle es un importante centro de ocio de la ciudad. Además las vistas que hay desde allí hacia el skyline de la ciudad es espectacular. El muelle alberga una gran cantidad de restaurantes y bares, y también hay museos y algunas atracciones. Destaca sobre todas ellas la enorme noria, a la que subimos para disfrutar de una maravillosa vista de la ciudad. Al final del fabuloso muelle hay una explanada bastante amplia que permite disfrutar de más maravillosas vistas. Aquí parece que el lago fuese un mar porque es imposible divisar nada en el horizonte. Sin duda el Navy Pier es el sitio a ir para pasear, relajarte y pasar un tiempo agradable.
Dejamos el Navy Pier y cruzamos el río Chicago por un puente bajo la carretera justo en la desembocadura. Desde este puente hay una fabulosa vista de los rascacielos desde este puente. Seguimos caminando hasta uno de los parques de esta zona de Chicago, el Maggie Daley Park. Es un amplio espacio verde con muchas instalaciones para niños, por lo que es ideal si viajas con niños. Hay un rocódromo, un amplio parque… y unas vistas preciosas de los rascacielos de la ciudad. Seguimos por la orilla del lago hacia el sur disfrutando de un relajado paseo y las fabulosas vistas de la ciudad hasta el aquarium y el planetario, situado en un islote conectado con la orilla. No visitamos ninguno de los dos por falta de tiempo pero el paseo hasta aquí merece la pena mucho. Aquí también se encuentra el Museo de Historia Natural pero no entramos a verlo este día porque cierran a las 5 y no merecía la pena entrar.
Así que volvimos hacia la ciudad por el parque Grant donde encontramos una fabulosa fuente, la fuente Buckingham, situada en una plazoleta del parque con fabulosas vistas al skyline de la ciudad. En las cercanías vimos el bonito edificio del Art Institute, el museo de arte más importante de la ciudad. Justo enfrente se encuentra una curiosidad: el letrero de inició de la mítica ruta 66, que atraviesa el país por espectaculares paisajes. Y así llegamos al Millenium Park, el más cercano a la ciudad donde disfrutamos de varias atracciones. Una de ellas fue la Crown Fountain, una curiosa fuente donde en una plaza rectangular hay dos enormes torres con pantallas donde se proyectan caras de diferentes personas y de vez en cuando abren la boca para dejar salir un chorro de agua. Muy cerquita de allí está la Cloud Gate, una escultura enorme con forma de alubia gigante y de un material metálico que refleja todos los rascacielos que se encuentran justo enfrente. Es uno de los iconos de Chicago y siempre hay mucha gente haciéndose las fotos de rigor. La verdad es que una foto con tu propio reflejo y los rascacielos detrás queda muy chula. Y un edificio que destaca mucho por su espectacular diseño en el parque es el Pabellón de Conciertos con una gran zona al aire libre y un cierto estilo al Guggenheim de Bilbao. Un puente une este parque con el de Maggie Daley que ya habíamos visitado y ofrece unas preciosas vistas de la ciudad de nuevo. Muy cerca se eleva el Aon Center una preciosa torre de planta cuadrada que es uno de los rascacielos más altos de la ciudad.
Dejamos la zona de los parques y aunque no había ninguna necesidad de hacerlo – la zona turística de Chicago se recorre muy bien a pié – nos fuimos a coger el tren elevado a la cercana estación de Washington/Wabash. Y es que este tren elevado es muy de película, las estaciones son las típicas que hemos visto en muchas. Y circular por el Loop de Chicago viendo las calles desde su posición es una gozada, así que subimos al tren y nos bajamos en la estación Chicago un poco más al norte del downtown. Así pudimos ver una zona distinta de la ciudad, quizás no tan atractiva pero diferente desde luego al centro. Bajamos caminando por la calle New Orleans hasta su cruce con la Grand Avenue. Allí nos dirigimos al río pues nuestra intención era explorar a pie lo que ya habíamos visto en el viaje en barco de la mañana. En la misma Grand Avenue ya encontramos uno de los puentes con costados metálicos tan típicos de Chicago. Fuimos paseando por la orilla del río hasta el puente de la calle Kinzie – otro en el mismo estilo – y justo al lado vimos una reliquia: un puente levadizo que cruzaba el río y que ya no se utiliza como nos explicaron por la mañana. Está allí semielevado sobre el río y resulta muy pintoresco con el fondo de rascacielos que ya empiezan a abundar por la zona.
Siguiendo por el río llegamos al punto donde se cruzan los tres trazos del río y la vista de rascacielos es espectacular. Sin embargo aquí tuvimos que retroceder y cruzar a la otra orilla del río porque no podíamos avanzar más junto al mismo. Ya en la otra orilla seguimos el brazo del río que se dirige al sur. El paisaje urbano es espectacular con una sucesión de pintorescos puentes cruzando el río y rodeados de fabulosos rascacielos como las Torres Willis (antiguamente las Torres Sears) y que es el edificio más alto de la ciudad. Seguimos paseando hasta salir de la zona de rascacielos cruzando por los puentes y disfrutando de las vistas, en ocasiones desviándonos por alguna calle lateral para ver algún rincón que había captado nuestra atención. También vimos por la zona Union Station, la estación central de trenes de Chicago, que sin ser la de Nueva York, es un edificio clásico precioso con una sala principal muy bonita. Y cuando se acercó el atardecer subimos al mirador delas torres Willis. Habíamos adquirido previamente las entradas por internet. Subimos hasta la planta donde está habilitado el mirador y la verdad es que las vistas son bonitas pero peores que las de la torre Hancock, ya que estás más lejos del lago. Sin embargo se pueden apreciar todos los rascacielos mejor ya que su ubicación permite disfrutar de una vista de todo el downtown. Además hay dos plataformas de cristal que sobresalen del edificio y te dan la impresión de estar flotando en el vacío. Aprovechamos a ver la puesta de sol aquí. Es un verdadero espectáculo ver cómo se van encendiendo las lucecillas en los distintos rascacielos hasta que al final toda la ciudad acaba iluminada.
Y tras un día muy intenso nos fuimos a cenar a un local con espectáculo de jazz en directo, algo muy típico en la ciudad. Y no es que seamos especialmente aficionados al jazz pero la verdad es que merece a pen cenar en un local con la música en vivo. Nos encantó el ambiente. Hay muchos locales famosos en la ciudad y simplemente seguimos la recomendación que nos dieron en el hotel.
DÍA 3:
En este tercer día nos dirigimos en primer lugar a visitar el Museo de Historia Natural Field. Es un museo bastante grande que tiene bastantes cosas de interés. La estrella de la exposición es el esqueleto fosilizado de un T-Rex, el mayor conservado del mundo. También hay un esqueleto enorme de otro gran dinosaurio y otras muchas cosas de interés. Si te paras a ver cada objeto de la exposición puedes estar todo el día o varios días incluso visitando el museo, pero nosotros como no disponíamos de tanto tiempo nos dedicamos a hacer un tour por los elementos más destacados y nos llevó unas tres horas. Tras salir de allí fuimos caminando hacia el centro, esta vez entre calles, ya que cuando recorrimos esta zona el día anterior volvimos por el enorme parque. Pasamos por el Wabash Arts Corridor, una zona de edificios que han sido adornadas con espectaculares murales de arte urbano. Hay recorridos con guía incluso para ver esta zona pero nosotros lo hicimos por libre viendo algunos murales realmente bonitos y llamativos.
Pasamos después por una de las bibliotecas de la ciudad, la Harold Washington Library Center. Es un edificio de ladrillo rojo con un tejado precioso. Pusimos entrar y ver el interior donde hay un pequeño atrio en la última planta con vistas de los alrededores – no espectaculares pero sí interesantes -. Seguimos callejeando por la zona y llegamos a la calle Jackson. Allí llegamos a un lugar con mucho encanto, el cruce de South LaSalle Street con West Jackson Boulevard. Es un lugar que si te gusta Batman y has visto la película seguro que reconocerás. Aunque no lo hayas visto alrededor de este punto parten calles con edificios preciosos y unos paisajes urbanos dignos de visitar. Uno de ellos es el Rookery Building, un edificio histórico situado en el 209 South LaSalle Street y que dicen que es el rascacielos más antiguo de la ciudad. No es muy alto comparado con las moles que se elevan a su alrededor pero es un edificio precioso y merece la pena entrar para ver el patio central, realmente una joya, obra del arquitecto Frank Lloyd Wright. Seguimos avanzando por las calles y pasamos por el Chase Center otro de los edificios más representativos de la ciudad, con su planta rectangular – muy estrecha en el lado corto - y realmente bonito.
Cerca de allí otro rincón encantador es la plaza Daly donde hay una enorme escultura de Picasso rodeada de altos rascacielos. Subiendo por la calle State, otra de las preciosas calles de esta zona pasamos por varios centros comerciales y llegamos al teatro Chicago con su característico letrero vintage, que seguro reconocerás de alguna película. Muy cerca además una estación de la línea de tren elevada le da más encanto a la estampa de este rincón de Chicago. Pasamos también por otra de las bibliotecas de la ciudad, el Chicago Cultural Centre, más espectacular que la que ya habíamos visitado. Pudimos ver su interior y encontramos un par de salas con cúpulas de cristal preciosas. El James R. Thompson Center es otro de los edificios característicos de esta zona, ya que su fachada es circular y completamente acristalada, otro gran ejemplo de arquitectura moderna urbana. Por la Avenida Michigan la principal calle de la ciudad, llegamos al río y al Puente Dusable. Parece que todos los caminos llevan allí en la ciudad.
A continuación exploramos otra sección del River Walk. la que se aleja del lago, y que también es un tramo espectacular. Hay edificios fabulosos flanqueando ambas orillas del río. Destacan las Marina Towers, dos enormes torres de planta circular con las primeras plantas dedicadas a garajes y que también han aparecido en varias películas. Recorrimos todo el paseo disfrutando de las vistas y llegamos hasta el punto de cruce de los tres brazos del río. Allí hay una explanada desde donde disfrutar de grandes vistas. A la vuelta hicimos el mismo recorrido pero por la parte superior. Allí vimos otra buena colección de puentes, algunos con los laterales formados por las vigas metálicas tan características. Estuvimos paseando por una y por otra orilla del río. Por uno de los puentes cruza el tren el río por encima del puente. Es espectacular cuando pasa el tren, con el río y con todos los fabulosos rascacielos flanqueando ambas márgenes. Paseamos por las orillas del río y nos desviamos a algunas de las calles para visitar placitas o edificios que nos gustaron. Esta zona es de las más bonitas de la ciudad.
Y con esto se nos hizo de noche. Aprovechamos para dar un paseo nocturno por la ciudad antes de ir a cenar. Ver los rascacielos encendidos desde abajo es también una experiencia sensacional. Mencionar que Chicago al menos en esta zona central es una ciudad muy segura donde en ningún momento tuvimos ninguna sensación de inseguridad incluso en este paseo nocturno que hicimos.
DÍA 4:
El cuarto día solo disponíamos de la mañana pues por la tarde cogíamos el vuelo y nos despedíamos de la ciudad. Aprovechamos para alejarnos un poco del downtown y visitar el Lincoln Park, un parque bastante extenso al norte del centro. Allí llegamos en autobús. Nos dimos un recorriendo buena parte del mismo y disfrutando de otra vista diferente de la ciudad desde esta ubicación. A lo largo y ancho del parque se pueden ver algunos animales sueltos como ardillas. En la parte del parque pegada a la costa se encuentra una de las playas más bonitas que vimos, la North Avenue Beach. También en el parque pudimos ver aunque no visitar el Chicago History Museum y el Lincoln Park Zoo, y eso que este último es de entrada gratuita, pero no disponíamos de tiempo. En la parte norte del parque hay un puerto deportivo, un teatro y alguna que otra atracción más. Es un parque muy agradable para desconectar de la ciudad y con muchas cosas para ver.
Tras el paseo por el parque habíamos reservado una visita guiada por el Wregley Field, el campo del equipo de beisbol de Chicago. He de reconocer que desconozco completamente todo lo relativo a este deporte pero la visita me pareció realmente interesante. Dura algo más de hora y cuarto y pasas por los vestuarios, el propio campo y diferentes dependencias del estadio. Otra opción para verlo es acudir a un partido de beisbol pero las fechas no nos coincidieron. Desde allí volvimos al centro, donde tras pasear un poco por las orillas del río Chicago y el Navy Pier cogimos las maletas y tomamos el taxi rumbo del aeropuerto.
Como resumen Chicago es una ciudad fabulosa, que aun no siendo Nueva York, tiene muchísimo interés y alberga algunos de los rascacielos más altos y espléndidos del país. La presencia del lago y el río Chicago le dan un atractivo especial. Además su posición en el mapa hace que sea un destino muy fácil de combinar con una visita a Canada, Nueva York o incluso la costa oeste americana.
Puntos de interés en la ciudad: