Alquézar y las gargantas del río Vero
Alquezar, en la comarca del Somontano en la provincia de Huesca quizás no sea uno de los destinos más conocidos, pero sin duda es uno de los pueblos más bonitos de España, y no sólo por el propio pueblo en sí, sino por su espectacular ubicación, sobre el cañón del río Vero.
Encaramada a 660 mts de altitud sobre una de las sierras paralelas al Pirineo, el pueblo se eleva sobre en un precioso paisaje modelado por el rio Vero, que ha creado un cañón increíble con acantilados impresionantes, cuevas de arte rupestre y muy apreciado para la práctica de actividades de aventura. Su principal monumento, la Colegiata es Monumento Nacional y la arquitectura y el trazado medieval le ha valido al pueblo el reconocimiento como Conjunto Histórico Artístico. Y por si fuera poco numerosas rutas de senderismo por los alrededores permiten conocer el Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara, donde se encuentra enclavado Alquezar.
Al llegar a Alquezar hay varios parkings donde se puede dejar el coche –el acceso al núcleo urbano está prohibido para visitantes -, cuanto más cerca del pueblo mejor, aunque dependiendo de la época del año será más complicado aparcar en el más cercano. La carretera que los une nos ofrece preciosas panorámicas del pueblo, y desde los propios parkings tenemos vistas excelentes. Sin duda es el mejor sitio desde el que disfrutar del panorama y hacernos una idea de la disposición del pueblo.
Alquezar es una preciosa villa medieval y paseando por sus calles parece que hubiéramos retrocedido en el tiempo. Además de su laberinto de callejuelas y su preciosa ubicación hay un monumento que destaca sobre todos los demás: la Colegiata Santa María la Mayor, con un aire de fortaleza amurallada. Y eso sí, el pueblo es muy turístico, ya que aparte de la gente que acude a visitarlo es un importante centro de deportes al aire libre y de aventura, así que en temporada alta, por ejemplo en agosto, está muy concurrido.
Desde el parking nos dirigimos al pueblo pasando por un bonito monumento llamado “Sonrisa al Viento” situado en el mirador del mismo nombre y llegamos al Barrio Arabal. Aquí podemos ver una de las terrazas con mejores vistas a la iglesia parroquial, los barrancos del río Vero, el Castillo y el pueblo de Alquézar. Desde allí podemos llegar enseguida a la iglesia parroquial de San Miguel Arcángel, uno de los monumentos del pueblo. Por fuera es preciosa, aunque por dentro su decoración es un tanto austera.
Alquézar contó en sus orígenes con cuatro puertas que daban acceso al interior del recinto de las cuales sólo se conserva un bonito portalón gótico, que nos da acceso al casco antiguo. Merece la pena recorrer con mimo el casco histórico ya que hay numerosos rincones con encanto a lo largo de las callejas empedradas. Pasear por la calle Pedro Arnal Cavero nos permite introducirnos en el conjunto medieval de la villa. Es uno de los tres ejes que recorren longitudinalmente el pueblo, del que derivan otras calles transversales más estrechas. Encontramos un balcón aquí, unas columnatas allá o una casa que hace esquina entre dos calles…. Entrando por la Portada Gótica y pasando por la Ermita de Nuestra Señora de las Nieves, encajada entre casas, llegamos a la Plaza Mayor de Alquézar. La plaza no es demasiado grande pero es realmente bonita y curiosa a la vez con sus edificios con arcadas. Un rincón muy curioso es el Pasador de la Casa Lailla, donde el suelo de un pasadizo arcado es la propia roca de la montaña sin ningún tipo de tratamiento. El pueblo está lleno de cuestas como es lógico por su ubicación sobre la ladera de un peñasco rocoso.
Cerca del mirador de O’Bicón – con bonitas vistas del último tramo del cañón del río Vero -, unos pasos más arriba, nos encontramos el Castillo-Colegiata. Se puede entrar al patio gratis para disfrutar de buenas vistas del pueblo pero el acceso al interior es de pago, aunque la tarifa es realmente asequible – 3 euros en el momento de nuestra visita-. Se accede por una puerta blasonada, ya que el resto está rodeado por las verticales paredes de la roca calcárea. El claustro gótico conserva algunos frescos con escenas del Nuevo Testamento. En la parte de arriba del claustro hay un pequeño museo con algunas pinturas y un par de retablos románicos. La Colegiata tiene un Cristo de tamaño casi natural y un importante órgano barroco que todavía está en uso. La visita es bastante amena y la guía que nos tocó daba bastantes detalles y anécdotas.
Una vez visitado el pueblo merece la pena hacer la excursión circular que baja al río Vero, conocida como la ruta de las Pasarelas. Es una ruta sencilla para disfrutar en familia y con niños, y que está perfectamente acondicionada con pasarelas, algunas realmente espectaculares. Se parte de la fuente de Monchirigüel y se desciende por el Barranco de la Fuente. La ruta se adentra en la vegetación y desciende hacia el río, primero por escaleras de madera. Según bajamos podemos ver el pueblo con la colegiata presidiendo el conjunto. Se bajan numerosas series de escaleras hasta que llegamos al río. Allí lo primero que vemos es la Cueva de Picamartillo a mano izquierda y a mano derecha un conjunto de pasarelas que nos lleva a una central hidroeléctrica. En la zona de la cueva el agua es de color turquesa y el techo de la cueva de piedra natural, un lugar precioso.
Como baja poca agua por el río podemos entrar tranquilamente en la cueva. Seguimos hacia el otro lado, hacia la central hidroeléctrica, donde cruzaremos unas pasarelas espectaculares directamente colgando de la pared vertical de roca, y entramos en la zona del cañón propiamente dicha. Esta zona es espectacular con las pasarelas colgadas de la roca y el color esmeralda del río. Cuando terminamos esta zona, se puede iniciar el ascenso al pueblo por un sendero esta vez de tierra y piedras sin ninguna escalera. Pero hay habilitada una nueva zona de pasarelas que nos llevan por el cañón otro tramo más, y es la ruta que seguimos. De hecho llegamos hasta el bonito puente de Fuendebaños y allí nos damos la vuelta. En el ascenso se pasa por otro bonito mirador hacia el cañón. En total tardamos unas dos horas, son unos 5 kilómetros de recorrido. Llegamos al parking situado justo detrás de la iglesia de San Miguel Arcángel.
Si queremos realizar una ruta más completa incluida la última ampliación de pasarelas que se realizó recientemente, una vez en la antigua central hidroeléctrica, seguimos por la pista y en lugar de regresar a Alquézar, seguimos un desvío a la izquierda, que nos lleva otra vez junto al curso del río donde encontraremos el nuevo y espectacular tramo de pasarelas de 225 metros. Llegaremos a un bonito puente sobre un barranco lateral del río hasta llegar a un mirador sobre el río Vero con vistas también sobre el pueblo. En ese punto el sendero enlaza con la subida original de la ruta de las pasarelas y ya regresamos al pueblo por el mismo camino.
No muy lejos de Alquézar, se encuentra el pueblo de Rodellar, donde se inician muchísimas rutas de barranquismo. Es una actividad muy divertida y existen rutas para principiantes. En Rodellar también se pueden iniciar algunas rutas de senderismo que nos permiten descubrir la bella orografía de la Sierra de Guara. Una de las mejores es la ruta que pasa por el barranco del Mascún. La excursión puede durar entre 5 y 6 horas, aunque si sólo queremos hacernos una idea, podemos hacer sólo la primera media hora hasta llegar a una zona que fruto de la erosión se ha convertido en un paisaje lleno de agujas. La excursión, que lleva hasta el pueblo sin habitar de Otín, solo se puede hacer cuando el nivel del agua no es muy alto. Destaca también el Dolmen de Losa Mora que se puede ver desde el camino. Una excursión que reúne cultura, paisajes fantásticos y un pueblo deshabitado.
Otros sitios cercanos que merece la pena visitar son el Salto del Bierge en el río Vero, ideal para darse un baño en verano. Y también podemos ver sobre el río Vero tres bonitos puentes de piedra, el de Fuendebaños – al sur del pueblo y junto al mirador del río Vero tras una sencilla ruta de senderismo -, el de la Albarda – al sur junto a la carretera y al camping del río Vero - y el de Villacantal – al norte y accesible tras una bonita ruta de senderismo- , todos ellos realmente pintorescos y dignos de una buena fotografía. Tampoco hay que perderse el mirador del Vero cerca del bonito pueblo de Lecina, unos kilómetros al norte de Alquézar.
Aquí podemos ver los lugares mencionados y la ruta de las pasarelas: