Esta escapada es ideal para 3 o 4 días. Conoceremos la costa del País Vasco Francés, sus principales poblaciones y rincones naturales y visitaremos el monte Larrun (La Rhune en francés) a bordo de un pintoresco tren cremallera.
Nada más pasar la frontera nos encontramos en Hendaya, una localidad que no tiene demasiados elementos de interés pero sí una preciosa playa. En especial destaca el extremo este de la misma, donde dos islotes rocosos crean un fotogénico paisaje. Podemos caminar por el promontorio que se levanta al final de la playa para ver estos islotes más de cerca y llegar hasta la punta de Sainte-Anne y continuar pues el paisaje de acantilados es precioso. Allí mismo se encuentra el espectacular Castillo Observatorio de Abbadia, que se puede visitar por dentro. Desde el extremo oeste de la playa hay preciosas vistas sobre la desembocadura del Bidasoa en la bahía de Chingudy y hacia Hondarribia en Gipuzkoa.
Saliendo de Hendaya (Hendaye) hacia el norte hay un precioso sendero de unos 12 Km (paralelo a la carretera por lo que se puede recorrer en coche) que lleva hasta Sokoa siguiendo la costa. Es la llamada Route de la Corniche, que nos descubrirá todos los rincones de este maravilloso tramo de costa. Sokoa es una pequeña población costera, parte del municipio de Ciboure, que destaca por su coqueto puerto y el fuerte costero de donde parte el espigón del puerto. Además en el puerto podemos encontrar buenos ejemplos de casas de arquitectura típica vasca, con fondo blanco y vigas y contraventanas verdes, rojas…. La estampa es preciosa, y aquí hay numerosos restaurantes y bares donde degustar típicos productos del mar. Sokoa está en el extremo de la preciosa bahía de San Juan de Luz.
Continuamos por la costa y llegamos al núcleo principal Ciboure, donde podemos apreciar de nuevo numerosas casas típicas, entre ellas en la que vivió Maurice Ravel. La zona más interesante se extiende a lo largo de la desembocadura del río La Nivelle. Cruzando el puente que lleva la carretera D810 llegamos a San Juan de Luz, uno de los lugares más bonitos de la costa del Pais Vasco Francés. Podemos dejar el coche en el puerto y pasear por allí ya que aparte del propio puerto con sus bonitos barcos tradicionales hay preciosas vistas hacia Ciboure y la desembocadura de La Nivelle.
Si seguimos por la orilla del río llegamos al pintoresco faro situado en uno de los extremos de la playa de San Juan de Luz, una extensa playa de arena dorada en forma de media luna. La playa es muy tranquila porque está protegida por tres grandes diques del océano. Hay un paseo que la recorre por completo, avanzando junto a los preciosos edificios típicos situados en primera línea. Muchas de estas casas se conectan a la playa con un puente para salvar el desnivel que hay entre el pueblo y el paseo (una antigua barrera de protección de la ciudad de los envites del mar). Una vez recorrido el paseo podemos explorar las callejuelas del interior, donde nos encontraremos todo tipo de restaurantes y comercios con productos típicos. La Rue Léon Gambetta es la más característica, una agrdable avenida peatonal que es el corazón del casco antiguo y pasa por la iglesia para acabar desembocando en la bonita plaza de Luis XIV, donde se encuentra el precioso edificio conocido como Casa de Luis XIV. Todas las callejuelas de la zona como la Rue de la Republique están repletas de los preciosos edificios encalados y con sus brillantes balcones de colores rojo, azul o verde.
Desde San Juan de Luz se puede seguir el sendero costero hasta Bidart para seguir descubriendo los diferentes rincones de la costa. Bien sea caminando o en coche el siguiente pueblo que encontramos es Gethary, un pequeño núcleo costero situado en lo alto de un acantilado y con abundancia de arquitectura típica vasca. Se pude descender por un camino a la orilla del mar donde hay un gran hotel y un pequeño puerto con unas típicas casas de pescadores. Un paseo se extiende hacia el norte y una playa llega hasta la vecina Bidart. Un lugar muy agradable para pasear. En Bidart se elevan de nuevo los acantilados y hay diferentes miradores que ofrecen una vista excepcional de la costa, una sucesión de acantilados y playas que se pierden en el horizonte. La playa prácticamente se prolonga hasta Biarritz, una de las joyas de la costa vasca.
Biarritz es una verdadera maravilla. En sus tiempos fue lugar de veraneo de la realeza y tiene numerosos atractivos. Lo primero que nos encontramos al llegar a Biarritz por la costa es la Cité de l’Océan, un espacio dedicado al conocimiento del océano. Se encuentra muy cerca de una primera playa, la de Milady, rodeada de unas preciosas zonas verdes y un paseo. Si seguimos avanzando encontramos la playa Plage de la Côte des Basques a los pies de un acantilado. Esta larga playa es muy apreciada por los surfistas. Tras la playa un precioso edificio situado en un saliente de tierra y en forma de pequeño castillo nos da la bienvenida a la zona más pintoresca de Biarritz. Tras una pequeña playa en una ensenada llegamos al paseo de la Virgen de la Roca, una virgen situada en un islote comunicado por un puente a tierra firme y desde donde hay preciosas vistas. Además es un lugar estupendo para ver las olas cuando las condiciones del mar lo permiten.
Seguidamente por la costa nos encontramos una serie de jardines que se elevan sobre la costa, justo donde se encuentra el museo del Mar con un bonito acuario y unas escaleras nos llevan a un fabuloso mirador. Descendiendo por el otro lado llegamos al puerto viejo, con sus casitas de pescadores y pequeñas barcas de pesca amarradas en una serie de pequeños diques. Este es uno de los lugares más encantadores de Biarritz. Sobre el puerto se levanta la pintoresca iglesia de Notre-Dame du Rocher, en una encantadora zona peatonal con diferentes comercios y restaurantes. Si seguimos caminando por la costa otro pequeño islote (Rocher du Basta) está unido a tierra firme por otro puente para regalarnos más bonitas vistas.
De nuevo en el paseo principal tras llegar a un saliente sobre el mar vemos la Grande Plage y el fantástico edificio del Casino situado en un amplio paseo muy animado. Un poco antes de la playa una subida nos conduce a la plaza Bellevue que como su nombre indica tiene unas vistas excepcionales. El paseo junto a la playa tras pasar por una serie de jardines acaba en el majestuoso hotel du Palais, y justo en frente la pintoresca iglesia ortodoxa rusa. Cuando las condiciones del mar lo permiten hay un pasadizo justo delante del hotel sobre la playa que nos conduce a la vecina playa de Miramar. Este tramo de paseo cubierto y casi sobre el mar es encantador. Al final de la playa podemos subir por unas escaleras y caminando por la Avenue de l'Impératrice llegaremos al faro de Biarritz. El faro se encuentra en lo alto de un cabo rocoso bastante elevado y las vistas son excepcionales.
Las vistas son todavía mejores si subimos las escaleras del faro hasta su parte superior, pero si no nos apetece desde su base hay un mirador también con excelentes vistas. Desde el faro se pueden descender unas escaleras para apreciar más de cerca el mar. Y ya hacia el este podemos ver la sucesión de playas de Anglet que llevan hasta la desembocadura del Adour. Al otro lado empiezan Las Landas, una línea de costa arenosa ininterrumpida que llega hasta Arcachón muy cerca de Burdeos, cerca de 200 Km al norte. Y aparte del recorrido de la costa que hemos descrito merece la pena darse una vuelta por las callejuelas interiores especialmente entre la Grande Plage y la Virgen de la Roca, pues es donde encontramos los edificios más típicos y característicos del viejo Biarritz.
En núcleo urbano de Anglet se extiende hacia el interior conectando con Bayona. Biarritz, Anglet y Bayona forman un gran núcleo urbano al sur del Adour. Y es precisamente alrededor de este río, en el punto donde recibe las aguas del río Nive, donde encontramos la parte vieja de Bayona, otro de los puntos de interés en la costa vascofrancesa. El casco viejo está formado por una serie de callejuelas peatonales con casas antiguas y numerosos comercios y restaurantes. La parte más importante del casco antiguo está en la orilla oeste del Nive, donde se encuentra la catedral y el mercado “Les Halles”, éste último a orillas del Nive. Y es precisamente alrededor del Nive donde se concentra la zona más pintoresca con sus casitas típicas de arquitectura vasca y francesa apiñándose en torno al río. Esta zona suele bullir de actividad por sus numerosas tiendas y restaurantes y es una gozada pasar un rato callejeando por aquí. El mercado y sus alrededores están especialmente animados los sábados por la mañana cuando se celebra además un mercado al aire libre. Justo en la confluencia del Adour y el Nive se encuentra el ayuntamiento de Bayona, un bello edificio neoclásico en una amplia plaza. Cruzando el puente Saint-Espirit podemos disfrutar de buenas vistas de la zona vieja.
En la orilla este del Nive se encuentra el barrio conocido como Petite Bayonne. Aparte de pasear por sus calles podemos visitar el Museo Vasco (Musée basque et de l’histoire de Bayonne) que alberga una colección de historia vasca y francesa. Otro museo en este mismo barrio es el Museo Bonnat, con obras de este pintor local. En el punto más alto de este barrio encontramos el edificio del Château-Neuf (castillo nuevo), aunque también está cerrado al público. Paseando por la zona vieja y sus alrededores podemos ver restos de las antiguas fortificaciones de Bayona. Podemos ver varios fragmentos de las murallas dela ciudadela, la Porte d’Espagne (puerta de España), el mencionado Château-Neuf (castillo nuevo) y el Château-Vieux (castillo viejo) – muy cerquita de la catedral - y la ciudadela. Sin embargo sólo se pueden ver desde el exterior ya que no están habilitadas para visitas turísticas.
Y tras este recorrido por la costa podemos hacer una incursión en los preciosos pueblos del interior para admirar dos joyas como Sare y Ainhoa. Son dos pequeños pueblos situados muy cerca de la frontera con España y muy típicos, con abundancia de arquitectura típica de casas encaladas con vigas y contraventanas muy coloridas. Ambos merecen una visita. Podremos encontrar numerosos comercios con productos típicos y bonitos rincones. Ainhoa es básicamente una calle principal llena de casas de estilo vasco. El centro está justo al lado de esta calle y está formado por los elementos típicos de cualquier pueblo vasco: la iglesia rodeada por el cementerio y el frontón. Sare es un poquito más grande y su centro es la plaza donde se encuentra el frontón. Las calles que la rodean son muy ricas en edificios típicos. Aquí también podemos encontrar la iglesia y el ayuntamiento. En Sare además se pueden visitar las cuevas de Sare, a unos pocos Km del centro. Se trata de una gruta que estuvo habitada en la prehistoria y se pude hacer una interesante visita guiada. Las cuevas están adornadas con luces y sonidos. La entrada de la cueva es espectacular y además en el exterior hay un museo y un parque sonde se han recreado escenas de la vida de la prehistoria así como los diferentes monumentos megalíticos propios de la época.
Sin embargo la gran atracción de Sare, y una visita obligada si uno se encuentra en la zona es el tren cremallera de La Rhune. El monte Larrun (La Rhune en francés) es un espectacular mirador de la costa vascofrancesa y vasca. Las vistas desde la cima – que hace de frontera entre España y Francia - son impresionantes. La cima está apoco más de 900 metros de altitud, y aunque podemos subir caminando mediante una ruta de senderismo, hay un encantador tren cremallera que nos lleva hasta la parte más alta en 35 minutos. El trayecto es espectacular, desde las rampas iniciales donde atravesamos prados llenos de pottokas – una raza autóctona de caballo - y zonas rocosas hasta la parte superior en la que se abren las vistas de la costa y parece que estamos volando. Es un viaje realmente recomendable. El tren se coge en una estación situada en un collado en la carretera que une Sare con Ascain. Una vez arriba hay una plataforma con unas vistas de 360 grados increíbles. En un día claro se ve la costa de las Landas, la costa guipuzcoana y buena parte de los Pirineos occidentales. En la cima también hay un par de restaurantes en el lado español, desde podríamos descender caminando a la localidad navarra de Bera de Bidasoa.