Zúrich es la capital financiera de Suiza. Es una bonita ciudad situada a orillas de un lago, el Zürichsee, y las calles y plazas empedradas de su casco histórico son una verdadera delicia para el visitante. Edificios pintorescos y mantenidos con pulcritud invitan a pasear por sus callejuelas y por las riberas del río Limmat que desemboca en el mencionado lago. Zürich es la ciudad más grande del país y ofrece una mezcla única de atracciones - más de 50 museos y más de 100 galerías de arte junto a su patrimonio histórico- .Es un destino perfecto para una escapada de fin de semana y está muy bien comunicado con cualquier parte de Europa.
Nosotros viajamos desde Bilbao vía Frankfurt un viernes por la tarde y llegamos a Zúrich muy tarde, por lo que nos fuimos al hotel directamente, dispuestos a descansar y empezar la visita al día siguiente.
DÍA 1:
La mayoría de los lugares de interés de Zürich se encuentran dentro de una no muy extensa zona a ambos lados del río Limmat, entre la estación de tren principal y el lago Zúrich. Las iglesias y las casas de la ciudad vieja se agrupan aquí, y las tiendas más caras a lo largo de la famosa calle Bahnhofstrasse. El hotel estaba muy cerca de la estación central de tren, por lo que empezamos el recorrido allí mismo. La estación de tren de Zúrich es un edificio precioso y monumental. No solo merece la pena verlo por fuera, nos dirigimos al interior para ver el precioso vestíbulo donde hay elegantes galerías comerciales y una llamativa estatua.
El casco antiguo se encuentra en la orilla oeste del río Limmat. Comenzamos recorriendo la calle Bahnhofstrasse, la principal arteria de la ciudad. Es una calle reservada para los peatones y los tranvías. Toda la calle está ocupada por todo tipo de tiendas de marcas de lujo, sedes de bancos, elegantes restaurantes… Ésta es la zona más lujosa de la capital. No obstante es una calle muy interesante para recorrer desde la estación de tren hasta el lago. A lo largo de la calle se puede ver el museo del reloj, un producto con mucha tradición en Suiza, aunque nosotros no entramos. Pasando por la calle llegamos hasta la plaza de Paradeplatz, rodeada de grandes e imponentes edificios y con una gran parada de tranvías en el centro. Seguimos el recorrido hacia el lago donde la calle desemboca en los muelles de donde parten diferentes barcos que cruzan el lago. Hay una zona de parque, General-Guisan-Quai, frente a los amarraderos de las embarcaciones de recreo.
Desde allí recorrimos la ribera del río hacia el norte. Aquí hay buenas vistas sobre el lado opuesto, con los pintorescos edificios de los barrios que luego visitaremos. Llegamos a una plaza triangular donde está la catedral de Fraumünster, un museo de cerámica en un impresionante edifico y un montón de casitas preciosas. Entramos a ver la catedral donde sobre todo nos impactaron las coloridas vidrieras y las pinturas que adornan el claustro. A la altura de la plaza hay un puente, el Münsterbrücke que tiene preciosas vistas de ambas márgenes del río. Esta es la zona donde ya empieza el casco antiguo, la parte más bonita de la ciudad. Seguimos remontando el río, esta vez ya por una preciosa calle peatonal, Wühre, con vistas espectaculares de la otra orilla y los monumentales edificios. Pasamos por un edificio con arcos y llegamos a otro puente, el Rathausbrücke, donde está el precioso edificio del ayuntamiento. Es un puente-plaza ya que es mucho más ancho de lo normal y está rodeado de edificios imponentes. Seguimos por la orilla del río hacia el norte y aquí pasamos por una zona cubierta, como un pasaje junto al río con bonitas vistas, después por un parque y diferentes rincones todos ellos con mucho encanto. Después de esta zona restan dos puentes hasta llegar a la altura de la estación de nuevo y ya la zona del río no es tan bonita como la anterior.
Así que tras recorrer el río nos adentramos en la zona antigua, que es bastante reducida y se encuentra junto a la orilla del río que acabamos de recorrer. La parte más pintoresca de la ciudad es el casco antiguo, donde las calles peatonales están repletas de librerías de antigüedades, casas elegantes y tiendas de arte. Las casas medievales de Zúrich y sus calles estrechas son realmente pintorescas, parece que estés en un pueblo más que en una ciudad y están escrupulosamente mantenidas, todo está limpio y bien cuidado. Desde Lindenhof, que es una pequeña plaza en una colina en el centro de la parte vieja, se puede disfrutar de magníficas vistas sobre el Limmat y el casco antiguo desde un mirador habilitado en una especie de plazoleta. Es un lugar tranquilo y el mejor para tomar fotos de la ciudad.
Nos tomamos un tiempo para pasear por las orillas del río, y cruzar todos los puentes, ya que revelan diferentes perspectivas y detalles de la ciudad vieja, así como edificios históricos y hermosos, como el barroco Zunfthaus zur Meisen – la impresionante casa que alberga el museo de cerámica -, la iglesia Wasserkirche -ésta en el otro lado del Münsterbrücke-o el ya mencionado ayuntamiento. Augustinerkirche es una bonita iglesia gótica cerca de Bahnhofstrasse. La propia Augustinergasse es una de las más hermosas y estrechas calles históricas en Zúrich. Tiene muchas ventanas bien conservadas, pintadas de vivos colores. Otro lugar destacado que pudimos ver fue la St. Peterskirche (Iglesia de San Pedro), que cuenta con la esfera del reloj más grande de Europa. Todo el casco antiguo es realmente bonito, merece la pena perderse por allí y ver algunas de las tiendas que hay con souvenirs, aunque los precios en Zúrich son bastante prohibitivos. Aquí aprovechamos para comer algo rápido y seguir con nuestra visita.
Nos dirigimos al otro lado del río para visitar los históricos barrios Niederdorf y Oberdorf, con muchos callejones y calles empedradas muy interesantes. Niederdorfstrasse y Münstergasse son en realidad partes de la misma larga calle que paralela al río discurre por el barrio de Niederdorf desde la altura de la estación hasta la catedral. Recorrimos toda la calle y aunque esta zona no es tan bonita como la otra margen del río es también interesante. Las casas son más altas y las calles están empedradas y aquí hay más animación en cuanto a restaurantes, terrazas… Seguir la Münstergasse hasta llegar a la gran catedral es una gozada. Y de vez en cuando nos desviamos por alguna de las bocacalles para ver algún edifico algún mirador en alguna casa o algún detalle que nos parecía interesante. Niederdorf es una zona peatonal lo mismo que Limmatquai.
Limmatquai es la hermosa avenida que corre paralela al río Limmat, en la orilla oriental. Ésta calle también la recorrimos entera porque en la zona norte puedes disfrutar de maravillosas vistas a la zona antigua desde la otra margen del río y en su zona sur es realmente bonita con impresionantes edificios. Aquí pudimos ver algunas hermosas casas antiguas de entramado de madera exquisitamente conservadas. Las dobles torres de la catedral de Grossmünster son el símbolo de Zurich. Subimos los 187 escalones de la torre para disfrutar de vistas a la ciudad. Son realmente espléndidas. Dentro de la catedral hay además hermosas vidrieras. También destacan las puertas de bronce y la cripta de estilo románico.
Dedicamos lo poco que quedaba de día a callejear por la zona y cenamos algo en esta parte del río. Después nos volvimos paseando hasta el hotel disfrutando de los mismos lugares que habíamos recorrido por la mañana pero con la iluminación nocturna, que siempre te da una perspectiva diferente de la ciudad.
DÍA2:
Tras haber visitado lo principal de Zúrich dedicamos este segundo día a recorrer algunos lugares no tan céntricos. Tras salir del hotel cogimos el tren S10 justo en la estación principal y en una media hora nos llevó a las afueras de la ciudad, hasta Uetliberg- una montaña que se eleva 869 metros sobre el nivel del mar -. Desde la estación de destino hay 10 minutos a pie hasta la cima, donde hay un mirador maravilloso sobre la ciudad y el lago. El mirador tiene unas vistas limitadas por los árboles pero sin embargo subimos a una torre mirador espectacular justo al lado y las vistas son realmente impresionantes. La montaña ofrece hermosas vistas de la ciudad, el lago y los Alpes. Hicimos también parte de un pequeño paseo conocido como Planetenweg que comienza allí y termina en el teleférico de Adliswil-Felsenegg. En el camino, hay información interesante sobre cada planeta. Aprovechamos el maravilloso día que hacía y regresamos en el tren a Zúrich.
De nuevo en la ciudad subimos en funicular a la terraza de uno de los edificios de la Universidad de Zúrich. Tomamos el Polybahn, un funicular del siglo 19, hasta una colina empinada en cuya terraza tenemos una buena vista. Se coge en la estación de tranvía Central y va hasta la universidad. Allí mismo está la amplia terraza que ofrece buenas vistas de la zona vieja de la ciudad. Bajamos caminando y nos dirigimos de nuevo cerca de la estación a recorrer el Schanzengraben, un pequeño canal que era parte de las fortificaciones de la ciudad entre los ríos Limmat y Sihl.
Desde la estación principal, hacia Gessnerallee, bajamos por unas escaleras al pequeño canal, y recorrimos todo el camino hasta el lago. Es un gran paseo revelando rincones pintorescos de la ciudad y quizás menos visitados. Este canal no es un lugar tan visitado como el río Limmat donde se concentran la gran parte de edificios monumentales de la ciudad pero es un recorrido muy interesante. Tras llegar al lago cruzamos por el Quaibrücke a la otra margen del río donde comimos también algo rápido. Allí cerca pudimos ver el edificio de la ópera de Zúrich, muy cerquita del lago.
Caminando hacia el sur por Utoquai llegamos al parque Zürichhorn, una zona verde salpicada de esculturas. Al este del parque, hay un pequeño pero hermoso jardín chino, y también se puede ver Le Corbusier House, (cerca del Jardín Chino). Es una hermosa villa, moderna proyectada por el famoso arquitecto suizo. Se puede visitar pero nosotros no entramos. El paseo hasta aquí es realmente agradable, vas por la orilla del lago viendo embarcaderos, vistas hacia a la ciudad y hacia la otra orilla del lago…. Se ve que es una zona de esparcimiento bastante concurrida en Zúrich. En otra zona de parque en Tiefenbrunnen vimos una pasarela circular sobre el lago muy bonita desde donde puedes disfrutar de la sensación de estar en el agua, ya que tiene forma de corona circular y te encuentras rodeado de agua todo el tiempo. Desde allí tomamos un ferry para volver a la zona central de la ciudad. Ya que no hicimos un crucero por el lago, porque tampoco parecía que fuésemos a ver nada espectacular, así al menos hicimos un corto trayecto por el mismo. La vista hacia la desembocadura del río Limmat es preciosa desde el lago ya que abarca las dos márgenes con todas las torres de las iglesias.
Cuando bajamos del barco no quedaba mucho para acabar el día así que nos dedicamos a pasear por el borde del lago, esta vez en su orilla más occidental para ver vistas desde otra perspectiva y cuando anocheció volvimos al hotel por la zona vieja.
DÍA 3:
Hoy el día era corto, pues el vuelo de regreso de nuestra escapada salía a las 5 de la tarde, así que madrugamos para visitar el Museo Nacional Suizo. En Zurich hay infinidad de museos, más de 50 concretamente, unos 14 de los cuales se dedican al arte. A nosotros nos llamaba bastante el Museo Nacional por tratarse de la historia de un país tan curioso como Suiza, así que decidimos visitar éste. Se encuentra a tiro de piedra de la estación central de Zúrich y está ubicado en un antiguo edificio de más de 100 años que recuerda a un castillo de cuento -. Es un museo bastante amplio y que ilustra de maravilla la cultura y la historia de este país europeo. La sección dedicada a la edad media es especialmente amplia.
Pudimos ver recreaciones de interiores de diversas épocas, trajes, maquetas de batallas, y hasta una farmacia. La visita al museo además de interesante es muy amena así que creo que acertamos con la elección de este museo. Pasamos aquí buena parte de la mañana y a la salida ya solo nos quedó tiempo para dar un último paseo por el casco antiguo y la ribera del Limmat, repasando los rincones que más nos habían gustado y haciendo alguna compra de última hora, aunque pequeña porque el nivel de vida aquí es realmente elevado, es una ciudad carísima. Y ya sin más nos fuimos para el aeropuerto para emprender el viaje de regreso.
Lugares de interés en Zúrich: