Continuamos aquí el relato del fabuloso viaje que emprendimos por el oeste de Canadá y que ya os contamos aquí. En esta segunda parte salimos del parque de Jasper y visitamos otros como el de Banff, Yoho o Revelstoke, además de algunas otras atracciones que encontramos por el camino. El conjunto de los parques Banff y Jasper, ambos adyacentes, son la quintaesencia dela belleza de los paisajes canadienses. Sus montañas, lagos, cascadas, glaciares… forman un verdadero muestrario de las maravillas que un paisaje de montaña nos pueden ofrecer.
DÍA 8:
Con el nuevo día dejamos Jasper y tomamos la carretera 93 (Icefields Parkway) hacia Banff. Esta carretera es un verdadero parque temático de la naturaleza. No solo por las atracciones naturales señalizadas sino porque en cada curva te encuentras con paisajes grandiosos que te hacen parar para poder sacar una fotografía. Además la carretera está perfectamente habilitada para que puedas parar en numerosos sitios y disfrutes del entorno. El río Athabasca deja verdaderas obras de arte en sus paisajes. Antes de llegar a las Athabasca Falls, que ya habíamos visto el día anterior, paramos en el Horseshoe Lake, un bonito lago verde esmeralda donde recorrimos un buen sendero que lo rodea. Los bordes de los acantilados con vistas al agua al final de esta corta caminata son muy interesantes. Después seguimos la carretera y pasamos por varias zonas espectaculares del río Athabasca y paramos en varios miradores. Este tramo del río es especialmente bonito porque se ven al otro lado del ancho río preciosos picos con restos de nieve que se suceden uno tras otro y junto con los meandros y algún islote del río forma parajes maravillosos.
Pasamos por el Honeymoon Lake, un bonito lago con un precioso fondo montañoso y muy cerca seguimos la ruta por el Buck Lake. Ambos están muy cerca dela carretea del parque y son fácilmente accesibles. Así llegamos a otras cascadas, las Sunwapta. Se accede en coche prácticamente hasta las mismas cascadas y a un precioso mirador en un voladizo que nos ofrece una preciosa vista aérea. Las cataratas superiores y las más visitadas – por estar cerca de la carretera - tienen un desnivel de unos 18 metros. Estas cascadas son más pintorescas por su telón de fondo y por el islote con pinos en su parte superior, que por las propias cataratas en sí. La pasarela que atraviesa el río por encima de la garganta es preciosa. Hay una red de senderos y miradores que permiten disfrutar de vistas de una manera segura muy cerca del aparcamiento. Desde el estacionamiento, el paseo hasta el puente con vistas sobre el cañón brinda la mejor vista de la cascada principal. El camino a Fortress Lake se adentra en el bosque al otro lado del puente. La mejor vista de la cascada debajo del puente es desde el borde del cañón. Dimos el paseo hasta las cascadas inferiores (4 km ida y vuelta). Las cascadas más bajas son inconfundibles y marcan el final de la pista. Por debajo de la última cascada el cañón termina y el lecho del río se convierte en una corriente muy potente. La zona es realmente preciosa.
Tras las cascadas pasamos por más zonas del río preciosas, con sus montañas de fondo, los islotes en el medio del río y las fantásticas aguas de color turquesas. Pasamos por el Skywalk de Jasper, un fantástico mirador hecho de acero, vidrio, y un poco de madera que ofrece un paseo espectacular con vistas panorámicas de las cumbres nevadas y valles impresionantes tallados por glaciares. Es una plataforma con piso de vidrio voladizo a más de 300 metros por encima del suelo del Sunwapta Valley y se accede tras un paseo por el Discovery Trail, una caminata al borde del acantilado. Y tras las vistas, llegamos al glaciar Athabasca, ya en tierras del parque nacional de Banff. Llegamos hasta el mismo hielo y pudimos caminar un tramo sobre el mismo, una pequeña zona balizada y donde además se formaba una pequeña cueva en el hielo del glaciar. Desde el Icefields Centre en el otro lado de la carretera hay una vista diferente de los campos de hielo desde el estacionamiento y desde el patio de nivel superior. Caminamos por el Forefield Trail (3.6 km ida y vuelta) que comienza justo enfrente del centro de interpretación. El sendero cruza el terreno abandonado por el glaciar en su retirada. Es un paisaje curioso y donde se puede ver el inmenso retroceso que ha sufrido en los últimos años.
Ya saliendo de la zona del glaciar hicimos el pequeño trayecto que nos llevó al Wilcox Pass. Dejamos el coche en un espacio reservado en la carretera principal y subimos hasta el mirador del paso. Las vistas hacia el glaciar y las montañas a ambos lados del valle por el que discurre la carretera 93 son preciosas. Se ven los picos glaciares que nos rodean, el Monte Athabasca, el Monte Andrómeda, el Snow Dome y el Monte Kitchener. La vista completa del glaciar Athabasca es limpia a lo largo de gran parte del recorrido. Además vimos varios arroyos corriendo por las praderas circundantes con flores silvestres que crecen por todas partes.
Tras dejar atrás el glaciar seguimos disfrutando de preciosos paisajes que nos deja el río. Siguiendo hacia el sur por la 93 llegamos a otro punto de gran belleza: la confluencia de los ríos North Saskatchewan, Howse y Mistaya. Las vistas en todas direcciones son preciosas. Muy cerca visitamos el cañón de Mistaya Canyon, un lugar de espectaculares paredes verticales y donde el río ha formado un impresionante arco natural. Pudimos pasear por las paredes que forman una especie de terrazas que van cayendo hacia el río.
A partir de aquí se empiezan a suceder los lagos de aguas azul-verdosas que te dejan sin aliento. Los dos primeros, los Waterfowl Lakes se ven desde la propia carretera y te preparan para lo que está por venir. El más espectacular de todos los lagos es el siguiente, el lago Peyto. Se accede por un corto sendero desde el aparcamiento a un mirador que ofrece una vista área difícil de describir: es otra de las estampas típicas que aparecen de las Rocosas en todos los sitios. Desde el mirador del lago Peyto hicimos una pequeña ruta de senderismo hacia la Bow Summit que ofrece espectaculares vistas del propio lago así como del siguiente situado al sur: el Bow, otro lago espectacular por su color y por las montañas que lo rodean. Esta zona suele estar muy frecuentada por osos grizzlies pero afortunadamente no nos topamos con ninguno.
De nuevo en la carretera hacia el sur llegamos al Bow Lake donde pudimos disfrutarlo desde la propia orilla. Es otro lago impresionante y las montañas que lo rodean son realmente fotogénicas. Como ya no había tiempo para más nos dirigimos a Banff, nuestro alojamiento para los próximos días, y sede del Parque Nacional de Banff. Llegando al pueblo de Banff paramos en el mirador de los lagos Vermilion, otros pintorescos lagos muy cerca de la ciudad. Banff es un pueblo bastante grande con todo tipo de servicios turísticos. Cenamos en un restaurante muy agradable en el centro de la zona comercial.
DÍA 9:
Tras descansar en el bonito y típico pueblo de Banff al día siguiente retrocedimos por la carretera 93 hasta donde la habíamos dejado el día anterior. Hicimos una ruta muy sencilla hasta el lago Hector (1 hora ida y vuelta, completamente llana) que ofrece unas preciosas vistas de las montañas que lo rodean. También paramos en el lago Herbert, al lado de la carretera. Es un lago pequeño pero tiene toda la cordillera Bow detrás lo que lo hace muy pintoresco. Después visitamos Lake Louise, un gran lago de aguas turquesas en el que se ha habilitado un precioso paseo por su orilla que cuenta con un enorme hotel en forma de castillo. Es un lugar bastante masificado y a pesar de toda la infraestructura turística sigue teniendo mucho encanto. Hicimos una ruta de senderismo que sube hasta otro lago más pequeño, el Agnes, y que continua hasta el punto conocido como Devil’s Thumb, con espectaculares vistas aéreas sobre ambos lagos.
La ruta a Devil’s Thumb asciende por la ladera del bosque que rodea al lago Louise suavemente y llega tras pasar el pequeño Mirror Lake al Lago Agnes. Aquí hay una famosa casa de té, en una cabaña de madera en uno de los extremos del bonito lago. Seguimos hasta el final del lago y aquí vino la parte más dura de la ruta, la que nos llevó a la cima de Devil’s Thumb, un espectacular mirador que ofrece una de las vistas más bonitas del parque. Desde la cumbre se puede ver tanto el lago Agnes como el lago Louise, de un color azulado más lechoso. Hacia el frente se ve la zona de esquí de Lake Louise. El Monte Victoria se encuentra al oeste y también se pueden ver otros picos. Es un lugar con una vista única en el parque. Tras disfrutarla regresamos al Lago Louise. Pero no lo hicimos por el mismo camino. Desde el lago Agnes seguimos un camino que nos llevó al fondo del lago Louise, un lugar idílico, donde el río vierte sus aguas en el lago y al fondo vemos el castillo en la otra orilla. Regresamos por un sendero que bordea la orilla del lago. En total poco más de cuatro horas de recorrido.
Esto nos llevó toda la mañana pero valió la pena cada paso de la ruta porque el paisaje y las vistas son espectaculares. Después de comer fuimos por una preciosa carretera hasta el Ten Peaks Valley donde está el espectacular lago Moraine, una obra de arte de la naturaleza. Es un lago de un azul espectacular rodeado por numerosos picos de gran altitud. Allí alquilamos una canoa para dar una vuelta por el lago – una experiencia muy recomendable – y después dimos un paseo por su orilla y subimos hasta una pequeña colina, Rockpile, que hay en la cabecera del lago y desde donde se sacan unas fotografías estupendas. Este lago es realmente el más espectacular de todos los que vimos y eso que es difícil quedarse con uno.
A partir del lago Moraine, hicimos un corto sendero hasta los dos lagos pequeños y vírgenes, los lagos de Consolation. No teníamos pensado hacer este recorrido pero una pareja de canadienses nos preguntó a ver si nos apetecía porque debido a la presencia de los osos, èsta y otras caminatas por la zona no están permitidas a grupos de menos de 4 senderistas. Así que como teníamos tiempo formamos grupo con ellos y nos fuimos a ver los lagos. La caminata es sencilla y llega hasta los campos de rocas debajo de Monte Babel, coronado por Fay Glacier. En la pista a Consolation Lakes, varias secciones de pista están protegidas por plataformas de madera. Llegamos al primero de los lagos, con aguas muy claras y con grandes cantos rodados en la costa oeste. Las vistas del glaciar colgante situado en el monte Quadra son preciosas. Aquí se puede ver el primer lago. La ruta hacia el segundo lago de Consolation pasa por las grandes rocas a lo largo de la orilla oeste. El valle en el que se encuentran los lagos es sencillamente espectacular. Tras disfrutar del paraje deshicimos nuestros pasos hasta el Moraine.
Tras nuestra excursión en grupo volvimos por la carretera 93 hasta Banff haciendo diferentes paradas en miradores y rincones de esta espectacular carretera. En Banff dimos un paseo por los comercios que seguían abiertos hasta tarde y cenamos en el mismo restaurante de la noche anterior que nos había gustado tanto.
DÍA 10:
Dedicamos este día a hacer senderismo por el parque. En lugar de decantarnos por hacer una ruta larga – hay infinidad de ellas que llevan cimas y lugares preciosos – optamos por hacer varías rutas más cortas y así poder ver más zonas del parque. Primero visitamos el lago Chephren, un precioso lago alpino. Se empieza desde el camping de Waterfowl Lake cruzando el puente de madera sobre el Mistaya. El sendero es prácticamente llano y discurre por un bosque. Los paisajes y vistas sobre sobre las aguas lechosas de color esmeralda son magníficos, con los 3.266 m del Monte Chephren en el lado oeste. Los flancos de glaciares del majestuoso Howse Peak se elevan sobre cascadas alimentados por glaciares y una morrena lateral perfectamente piramidal en el otro extremo del lago. En total nos llevó una hora y media.
Después nos desplazamos para hacer una preciosa caminata, la del lago Helen y la cima de Cirque Peak. El camino perfectamente señalizado empieza en un aparcamiento cerca del lago Bow. Tras llegar al bonito Lago Helen seguimos el sendero alrededor de su lado derecho y luego subimos las curvas hacia el paso Dolomite. El primer tercio del ascenso del Cirque sigue un sendero compactado en un suelo blando y poco después ganamos la cresta con preciosas vistas abriéndose a nuestro alrededor. Se puede mirar hacia atrás o hacia la izquierda para ver las mejores vistas de Bow Lake, Helen Lake y toda la región. Seguimos caminando hasta el ascenso final a la cumbre, donde hay que superar una zona de roca un tanto incómoda para ganar la cumbre. Desde los 3.000 m de la cima se puede disfrutar de vistas de varios lagos, como el lago Bow, el lago Helen y el lago Katherine, la extensión blanca de los maravillosos campos de hielo de Wapta, y cientos de picos. Esta es una de las vistas más bonitas que recuerdo del parque y eso que hay muchas donde elegir. La subida y bajada nos llevó algo más de 5 horas y media.
Tras esta ruta prácticamente cruzando la carretera encontramos el lago Bow e hicimos otra excursión, en concreto la que nos llevó a las cascadas de Bow Glacier Falls. Es un sendero muy sencillo que ida y vuelta nos llevó unas 3 horas. Tras bordear el lago Bow unas escaleras nos llevan poco a poco hacia una zona de terreno mezcla de rocas y bosque hasta llegar a la cuenca en donde caen las cascadas del glaciar Bow. La última parte de la ruta avanza por un circo glaciar desnudo de roca, que nos lleva hasta las cascadas – su parte inferior -. Durante el camino de vuelta nos desviamos por una ladera hasta ver una pequeña cascada en uno de los laterales, desde donde hay preciosas vistas del lago y del rio que va cayendo a través del recorrido que hemos hecho. Es una excursión muy cómoda y discurre por un paisaje precioso.
Y tras un día intenso de senderismo volvimos a Banff a ver una zona preciosa donde hay unos Hoodoos y una ruta que aunque no hicimos por la hora que era, nos desplazamos al mirador y sus alrededores desde donde hay preciosas vistas de estas formaciones, del río y de las montañas alrededor de Banff. Y así agotamos este día y regresamos al hotel donde descansamos del día más intenso de todo el viaje al menos en lo que a la práctica del senderismo se refiere. Aunque ya habíamos visto muchos rincones de Banff, merece la pena hacer alguna ruta porque el entorno natural es impresionante.
DÍA 11:
El último día en Banff lo iniciamos subiendo en teleférico a la Sulphur Mountain, donde un recorrido por unas pasarelas de madera nos descubre panorámicas maravillosas de la zona de Banff, el río y las montañas. Las vistas son estupendas y los diferentes miradores están muy bien habilitados. El paseo (Banff Skywalk) a partir de la terminal superior nos llevó a la cima de Sanson Peak.
Después nos dirigimos al enorme lago Minnewanka, al este de Banff, otro precioso lago con montañas y donde nos encontramos con un islote similar al Spirit Island de Jasper, aunque algo menos fotogénico pero otro lugar memorable. La carretera en sí desde Banff es una maravilla. La primera atracción a lo largo de la ruta es Cascade Ponds. Caminamos por el sendero de la zona de estacionamiento, hasta llegar a las cataratas en la base de la montaña Cascade. También paramos en Johnson Lake donde hay una playa de arena y un bonito sendero de3 kilómetros alrededor del lago, que solo recorrimos en parte. El lago Two Jack Lake es otro de los sitios donde paramos. Y así llegamos al lago Minnewanka, rodeado por montañas. Es el lago más grande en el Parque Nacional de Banff. Comenzamos a caminar por el sendero Stewart y pasamos por varias playas rocosas hasta Stewart Canyon.
Desde el lago seguimos un pequeño sendero hasta Bankhead, una antigua población minera. No queda mucho que ver pero los carteles te van explicando el interesante origen del lugar. También empezamos a caminar por el sendero señalizado como El sendero C Level Cirque pero solo hasta llegar a un mirador con una vista lejana pero muy bonita sobre el lago.
Para finalizar la visita al parque recorrimos la Bow Valley Parkway, una carretera paralela a la carretera 93 que discurre por el otro lado del río Bow y ofrece unas buenas vistas del mismo en numerosos parajes y recovecos de la carretera. Allí hicimos un precioso sendero hasta Johnston Canyon, una garganta con dos espectaculares cascadas. El sendero discurre a través de un bonito bosque. Las pasarelas que se fijan a los acantilados de piedra caliza permiten el acceso a un cañón profundo. El camino a las cataratas inferiores cubre una elevación mínima, ya que se abre camino a través del bosque. A continuación, discurre por las pasarelas junto al riachuelo Johnston y hasta el interior del cañón por encima de las aguas que corren por debajo. A medida que la pista se acerca a las Lower Falls el primer sitio que vimos es un pozo profundo que ha sido creado por el agua. Un puente que cruza el arroyo sirve como un excelente mirador, pero hay otra plataforma que se encuentra a pocos metros de las cataratas. Para llegar a ella pasamos por un precioso túnel en la roca.
El camino a las cataratas superiores cubre más elevación ya que asciende por el bosque y sale del cañón inferior. Pasamos por varios miradores. Seguimos la ruta un par de Km más hasta llegar a otro paraje precioso, los Ink Pots, un lugar formado por varias piscinas compuestas por fuentes de agua mineral de color verdoso que burbujean hasta la superficie. A partir de las cataratas superiores el recorrido consiste en una subida moderada del cañón a través del bosque. Finalmente el camino se abre a una preciosa pradera donde están las Ink Pots. Esta fue nuestra última visita en Banff y llegamos de nuevo a nuestro hotel donde cenamos y pasamos la noche.
DÍA 12:
El día siguiente dejamos Banff y lo dedicamos al parque nacional de Yoho, un parque más pequeño que los otros pero que alberga verdaderas joyas. Primero nos adentramos en el precioso valle de Yoho y visitamos las cascadas de Takakkaw, un lugar con encanto, a las que se llega tras un sendero bastante sencillo. Desplomándose desde una altura de 380m con una caída libre de 254m, la segunda cascada más alta de Canadá es uno de los elementos más destacados en el Parque Nacional de Yoho. Seguimos un corto camino que sube por una pendiente a un mirador alternativo desde el otro lado del río de Yoho con una preciosa vista de Takakkaw.
La carretera escénica de Yoho Valley – que nos llevó hasta las cascadas - ofrece hermosas vistas a lo largo de la misma. De camino a las cascadas pasamos por un par de miradores notables. El mirador superior sobre el túnel en espiral ofrece un excelente mirador para ver el paso del tren en las profundidades de la Cathedral Mountain, con el gran telón de fondo del Monte Stephen y su glaciar que cuelga más de 1 km por encima del fondo del valle. La siguiente parada fue el mirador de Meeting of the Waters donde la furia del río Kicking Horse se une al río Yoho.
Tras la visita al valle de Yoho nos dirigimos al lago O’Hara. Este lago no se puede visitar en vehículo privado y hay que reservar con mucha antelación la visita, nosotros lo hicimos con meses. Te llevan en un autobús que te deja en el impresionante lago. La preciosa cascada de Seven Sisters Falls, visible desde el acercamiento al lago, es la evidencia de que O'Hara es el lago y la zona más impresionante del parque. Aprovechamos para hacer solo una pequeña parte del circuito alpino y disfrutar de unas alucinantes vistas del lago. No completamos todo el circuito porque queríamos coger el primer autobús de vuelta y seguir visitando el parque. El circuito alpino es un circuito que lleva bastantes horas y sube a varios lagos en los alrededores de O’Hara. Nosotros solo subimos al Lago Oesa y desde allí simplemente la vista del O’Hara es maravillosa. También el lago Oesa es precioso así como el paisaje que lo rodea. Aquí nos dimos cuenta de que estábamos en uno de los sitios más especiales de las rocosas y nos dio pena no haber planificado más tiempo en Yoho para disfrutar de esta zona en plenitud. Lo ideal sería dormir en el lago O’Hara y dedicar un día entero a descubrir los espectaculares alrededores, pero simplemente lo que vimos nos fascinó. El lago O’Hara y su entorno un lugar único y durante el trayecto pudimos ver osos desde las ventanas del autobús.
Ya por la tarde visitamos el Lago Emerald, de un colorido impresionante y a donde sí se puede llegar en coche. Anduvimos por el camino que rodea la orilla durante un tramo para disfrutar de diferentes perspectivas y seguimos el viaje. Nuestra siguiente parada fue el Natural Bridge, una formación rocosa que crea un puente natural sobre el río Kicking Horse. Hay varios miradores que permiten apreciar el fenómeno desde diferentes perspectivas. Y desde allí seguimos un sendero de 1 Km más o menos hacia el punto conocido como Meeting of the Waters que es un lugar precioso donde el río Amiskwi y Emerald River se funden con el río Kicking Horse.
Por último antes de abandonar el parque visitamos las Wapta Falls, unas preciosas cascadas sobre el río Kicking Horse. Justo antes de desviarnos para verlas, a carretera cruza el río en una zona espectacular con meandros, montañas, islotes…. Una imagen de postal. Para llegar hasta las Wapta Falls se deja el coche en un aparcamiento en medio del bosque y caminamos durante poco más de un Km. Wapta Falls es la cascada con el mayor volumen de agua en el Parque Nacional de Yoho. Llegamos a un mirador superior vallado con vistas a las cataratas. Aunque la vista es impresionante, completamos la visita continuando hacia la playa a orillas del río debajo de las cataratas, tras una pendiente escarpada que baja en zigzag. La vista de las cataratas desde la orilla del río está parcialmente oscurecida por una cresta de roca que sobresale del río, pero seguimos un poco aguas arriba por la orilla hasta un mejor punto de vista. La Cordillera Chancellor tras las cascadas es un telón de fondo impresionante para la imagen. Y con esto salimos del parque y nos alojamos a medio camino del Glacier National Park, que visitaríamos al día siguiente, concretamente en la localidad de Donald.
DÍA 13:
El Parque de los Glaciares es más complicado de visitar ya que no hay atracciones cerca de la carretera como en los otros. Solo se puede visitar mediante rutas de senderismo. En caso contrario solo se pueden ver vistas muy lejanas de la parte atravesada por la carretera. Además la carretera que lo atraviesa la TransCanada Highway no es una carretera turística como la de Banff y Jasper, por lo que a pesar de avanzar por un paisaje precioso no es tan fácil disfrutar del mismo.
Nuestra primera parada fue para ver las cascadas de Bear Creek. Un corto sendero desde el aparcamiento nos llevó a la base de las cascadas, una bonita caída de agua encajada en el bosque. El sendero es muy sencillito y tiene un pequeño desnivel cuesta abajo para llegar a las cascadas. Es un corto paseo y merece la pena disfrutar de estas cascadas. A continuación paramos en Rogers Pass donde hay un centro de interpretación del parque y desde el mismo centro hay vistas preciosas por todos los alrededores. No nos entretuvimos mucho porque teníamos claras las rutas que queríamos hacer. Para ello nos dirigimos al cercano Illecillewaet Campground, desde donde parten las rutas más importantes del parque.
Abbot Ridge Trail es la primera ruta que decidimos hacer. Es una ruta no muy dura pero que si tiene bastante desnivel y que nos llevó unas 5.5 horas – a muy buen paso - pero que nos regaló impresionantes vistas panorámicas sobre el monte Sir Donald y el glaciar Illecillewaet. Es un paraje maravilloso y completamente remoto que sólo se puede observar haciendo senderismo. Partimos del aparcamiento y nos desviamos un poco de la ruta para ver el Meeting of the Waters local, otro cruce de ríos bastante bonito en las cercanías del campamento. Ya desde aquí nos dirigimos al lago Marion, un pequeño lago en una zona muy boscosa. Tratábamos de hacer bastante ruido porque en esta zona hay muchos osos, así que conviene ahuyentarlos para no tener problemas. Tras pasar el lago llegamos a una preciosa zona de pradera con unas grades vistas a las montañas nevadas de los alrededores. El camino está muy bien señalizado y nos dirige ya directamente a Abbot Ridge. Subimos a la cresta donde hay un observatorio meteorológico y ya las vistas desde esta zona empiezan a ser realmente espectaculares. Según ascendemos por la cara rocosa de Abbot Ridge la vista al monte Sir Donald y los glaciares que lo rodean se hace cada vez más espectacular. Llegamos a la cima de Abbot Ridge, donde un cartel señala el final de la ruta. Las vistas en todas direcciones son increíbles con enormes glaciares colgando de diferentes sistemas montañosos. Un lugar fantástico. El camino sigue hacia rutas más altas en la montaña pero nosotros dimos la vuelta encantados con todo lo que habíamos visto. La vuelta se hace por el mismo camino hasta llegar a un punto donde te recomiendan tomar un camino un poco más largo, pero menos empinado y además con mejores vistas. Así que es lo que hicimos.
Tras bajar de la montaña nos dirigimos a las inmediaciones de Roger Pass y su centro de interpretación para hacer otra ruta menos exigente. Estábamos bastante cansados pero queríamos aprovechar el día en el parque. A pesar de que nos comentaron que era frecuente la presencia de osos nos decidimos a hacer la ruta de Balu Pass, sobre todo porque vimos a un grupo bastante grande que había empezado a subir un poco antes y nos decidimos a seguirles, aprovechando el ruido que hacían para ahuyentar a los osos. El sendero empezó con un sencillo paseo por el bosque junto al arroyo Connaught Creek. Después de un rato dejamos atrás el bosque y llegamos hasta el final del valle. Aqqí es donde está la parte más dura de la caminata, por la pendiente. Una corta pero bastante empinada caminata nos llevó a la cima del paso de Balu. Las flores silvestres y la vista de los glaciares con los picos de las montañas compensan el esfuerzo de la subida que hicimos a buen paso. La pradera que constituye el final del recorrido es preciosa.
No se puede ir más allá sin permisos porque esta zona es un hábitat protegido de osos. De hecho cuando emprendimos el camino de vuelta vimos que el grupo que había subido antes que nosotros había localizado un grupo de osos, afortunadamente a mucha distancia de donde estábamos. Así que como ya habíamos completado la ruta y no teníamos ganas de encontrarnos con ellos en este paraje tan alejado dela civilización, emprendimos rápidamente el camino de regreso. Llegamos al inicio de la caminata en poco más de tres horas, completamente agotados tras andar prácticamente todo el día. Pero es que este parque es la única forma de verlo. Si no se hace alguna ruta prácticamente sólo vas a ver las vistas de las montañas desde la carretera, por lo que quizás no merecería ni la pena venir hasta aquí.
Ya de camino a Revelstoke, nuestro destino para esta noche paramos en Hemlock Grove Boardwalk, un bosque con un sencillo paseo habilitado a través de unas pasarelas de madera. Se trata de apreciar la flora tan rica del lugar a lo largo de un pequeño recorrido de unos 300 metros. Echamos un vistazo rápido y seguimos hasta nuestro alojamiento en Revelstoke, un pueblo sin mucho que ver aunque con un par de bonitos puentes sobre el ancho río Columbia
DÍA 14:
El último día dedicamos la mañana a hacer una visita rápida del Mt Revelstoke National Park, un parque bonito pero mucho menos impresionante que los grandes parques que habíamos visitado. Se puede subir en coche prácticamente hasta la cima del Monte Revelstoke y allí hay un paisaje alpino bonito. Dimos un paseo por la zona haciendo un par de sencillo senderos por la cima del parque, donde hay varios miradores pequeños lagos y buenas vistas de las montañas cercanas. Es un paisaje muy agradable pero mucho menos espectacular de lo que estábamos acostumbrados. Hicimos la ruta hasta los lagos de Jade, un poco más larga, que en unas 3 horas y media nos llevó a la cima de la cresta desde donde se veían estos bonitos lagos. Las vistas desde esta cresta sí que eran preciosas, recordaban un poco a la zona de Aigüestortes en Pirineos. Regresamos al aparcamiento y descendimos de la montaña parando en varios miradores a lo largo de la carretera de acceso al parque. Las vistas son bastante limitadas pero alguna de las paradas mereció la pena.
Nuestra siguiente parada fue Three Valley Gap. Se trata de una ciudad museo de los antiguos conquistadores del oeste ubicada en una preciosa zona de montañas con su propio lago. La ciudad se compone de más de 25 edificios históricos, algunos de ellos edificios originales que se movieron desde sus lugares y fueron llevados a la ciudad y otros réplicas de edificios históricos reales construidos in situ. Es un lugar con mucho encanto y pudimos ver una iglesia, un salón del oeste, un hotel, la relojería, la barbería, una cárcel, la oficina del dentista…. Todos ellos son espectaculares y realmente emanan el espíritu de los pioneros del antiguo oeste. Además del precioso poblado pudimos ver el Museo de coches antiguos, la exhibición de minería de Monashee y una enorme sala de vagones y máquinas de tren – que alberga máquinas de vapor y vagones de ferrocarril de época-. La visita es realmente muy recomendable porque está todo muy bien conservado y dispuesto con mucho gusto en un lugar precioso.
Tras esta visita continuamos nuestro camino, ya de regreso a Vancouver donde tomaríamos el avión de vuelta a casa. Paramos brevemente en Sicamous, que es una población turística a lo largo de las orillas del río Eagle, y la confluencia de los lagos Mara y Shuswap. El pueblo en sí no tiene mucho que ver pero la zona de confluencia de los lagos es bastante bonita. Además nos llamó la atención la cantidad de casas flotantes que había en el lago, una especie de autocaravanas acuáticas para pasar las vacaciones y moverse por los lagos. Seguimos el viaje hacia el sur entrando en el valle de Okanagan, una región definida por la cuenca del lago Okanagan y la parte canadiense del río Okanagan. Es una zona además con muchos viñedos y un clima más seco, lo que hace que parezca que estés en otra parte del mundo. A lo largo de la carretera se ve alguna vista interesante de otros lagos situados en el valle paralelo al de Okanagan.
Llegamos a Kelowna, la principal ciudad del valle y donde nos alojaríamos esa noche. Antes de parar en el pueblo nos dirigimos a las montañas situadas en la otra orilla del lago, donde buscamos un precioso mirador sobre el lago y sobre el más pequeño Rose Valley Lake. Para llegar al mirador tuvimos que dejar el coche en una carretera de tierra en la parte alta de la ciudad y andar como cosa de un Km por el bosque hasta que se abrieron ante nosotros unas vistas fantásticas del enorme lago, Kelowna, el otro lago más pequeño que he mencionado y parte del paisaje de colinas típico de la zona. Es una vista preciosa, lo mejor de Kelowna. De hecho al regresar a la ciudad dimos una vuelta por la zona del lago y la playa que es lo único aprovechable pues el resto de la ciudad no tiene nada que ver. Tras un breve paseo cenamos en el mismo hotel en el que nos alojamos y con esto dimos por terminado el viaje. A la mañana siguiente nos esperaban unas 4 horas de coche hasta Vancouver donde nos esperaba el vuelo de regreso a casa.
DATOS PRÁCTICOS:
Alojamiento: a lo largo de todo el viaje reservamos hoteles o moteles en algunos casos, pero siempre a buen precio. La oferta de alojamiento en los parques nacionales se concentra en los centros como Jasper o Banff pero es realmente amplia.
Comida: todos los días comimos de picnic para no tener que depender de encontrar un lugar donde poder comer. De hecho en los parques nacionales es casi la única opción si quieres aprovechar el tiempo.
Transporte: es imprescindible contar con un coche para moverse por los parques nacionales ya que no hay otro medio de transporte y nos facilita el acceso a los diferentes lugares y a nuestro ritmo.
Acceso a los parques nacionales: como en Estados Unidos el acceso a los parques nacionales no es gratuito, hay que pagar una entrada. Según el número de días que pases puede ser interesante adquirir el pase anual.
Puntos de interés: