El santuario y pueblo medieval de Rocamadour
Rocamadour es una espectacular villa francesa situada en el departamento del Lot. Su ubicación, en tres niveles sobre las paredes rocosas de un barranco, es impresionante. En la parte inferior nos encontramos la villa medieval. En el medio, la impresionante Ciudad Santuario y, en lo más alto dominando el valle, el precioso Castillo. Rocamadour es uno de los pueblos más pintorescos de Francia, por su espectacular ubicación y por la calidad y cantidad de monumentos y muestras de arquitectura civil que podemos encontrar paseando por sus calles. El precioso paisaje donde se encuentra Rocamadour es un valle erosionado por el río Alzou. Las edificaciones verticales se sitúan a veces unas por encima de otras, y están ubicadas bajo las paredes de acantilados de hasta 120 metros de altura. Un entorno de verdadero cuento.
Rocamadour es además un centro de peregrinación desde que se le atribuyeron una serie de milagros y se encontró el cuerpo intacto de un ermitaño cristiano que dio el nombre al lugar (Roca de Amador = Rocamadour).Así que además del turismo habitual nos encontramos con bastante peregrino al igual que en otros lugares de Francia como Lourdes. Sin embargo aquí parece más bien que el santuario es un complejo palaciego medieval que un centro religioso por el tipo de construcción.
Aparcamos en la parte superior del pueblo – hay varios lugares en los que se puede aparcar de manera gratuita - y lo primero que visitamos fue el castillo de Rocamadour. Allí pudimos disfrutar de un mirador colgado sobre el pueblo de Rocamadour que nos ofreció unas espectaculares vistas del Cañón de Alzou y del propio pueblo. Son de las mejores vistas que se pueden tener desde la parte superior. Al mirador se accede desde el interior del castillo – solo por la vista merece la pena entrar – por una pasarela con una barandilla de metal sobre las murallas. Además hay unos jardines desde donde también hay muy buenas vistas. El interior del castillo no está incluido en la visita – la entrada eran unos pocos euros así que realmente lo que pagas es el acceso al mirador-. Sólo pudimos ver las murallas y por supuesto las espectaculares vistas.
Una vez que visitamos el castillo nos dirigimos a la bajada al pueblo, el Camino de la Cruz (Chemin de croix), un camino en zigzag a través de una zona boscosa donde vas viendo diferentes conjuntos escultóricos con motivos religiosos y también una cueva con una serie de pintorescas y curiosas columnas, la capilla de Saint Michel. Al principio del camino hay también un mirador con buenas vistas de Rocamadour –aquí se ve mejor el santuario y el pueblo debajo de él - Finalmente tras descender el camino llegamos al complejo religioso, que se encuentra en el nivel intermedio del pueblo. Entramos por la Puerta de San Marcial (Porte St-Martial). Lo primero que hacemos es atravesar una especie de túnel, que tiene un montón de inscripciones grabadas en placas de mármol en sus paredes. Aquí encontramos un precioso complejo religioso con numerosas capillas arcadas, pasadizos, iglesias… literalmente empotrado en la roca. La pared de roca del acantilado que forma el barranco hace de techo y pared de muchas de las construcciones. Es realmente impresionante.
La Ciudad Santa o Santuario es una pequeña plaza en la cual se pueden ver hasta seis capillas y una iglesia: la Basílica de Saint Sauveur y la Capillas de St. Jean Baptiste, St. Louis, St. Michel, St. Blaise, St. Anne, y Notre Dame, donde se encuentra la conocida imagen de la Virgen Negra, la cual ha hecho de este lugar un importante lugar de peregrinación. Visitar las diferentes estancias, los pasadizos, escalinatas y demás zonas que las conectan es realmente maravilloso. Esta zona de Rocamadour es la que más merece la pena de toda la visita.
La Iglesia de Saint Sauveur es la más grande del complejo. Dos de las paredes de la iglesia las forman la propia roca. Tiene dos altares y al final de la nave, hay un coro en dos niveles con barandilla de madera, a los que se sube a través de una escalera de caracol, resultando todo ello bastante pintoresco. Debajo de la iglesia de Saint Sauveur se encuentra la Capilla de Saint-Amadour con su cripta con los restos del santo. Y junto a la iglesia de Saint Sauveur se encuentra la Capilla de Notre Dame, a la que se puede acceder desde el exterior o desde una puerta en el interior de Saint Sauveur. Aquí es donde se encuentra la famosa Virgen Negra (Notre Dame de Rocamadour). Visitando el resto de capillas, que son más pequeñas, vimos algunos frescos en los exteriores y pinturas románicas en algunas zonas aisladas.
Esta zona del santuario está unida a la parte baja por una larguísima escalera con un número interminable de peldaños, y que recibe el nombre de “Gran escalera de los peregrinos”. También se puede uno desplazar entre niveles mediante unos ascensores de pago habilitados para facilitar los desplazamientos. La verdad es que en pleno verano las escaleras a pleno sol se pueden hacer un poco largas.
La parte baja de Rocamadour está compuesta por una única calle peatonal realmente larga donde se pueden ver numerosas tiendas de productos típicos de la zona, restaurantes, bares y también la oficina de turismo En ambos extremos de la calle y en el medio más o menos se conservan las tres puertas de entrada a la ciudad. Es una zona muy animada y más parecida a otros pueblos medievales de la zona. Mientras recorremos la preciosa calle y disfrutamos de su arquitectura medieval no hay que olvidarse de mirar hacia arriba, ya que desde algunos puntos se ve en vertical la zona del santuario y el castillo más arriba, y realmente impresiona. Por cierto uno de los productos más típicos es el queso Rocamadour, con denominación de origen y publicitado hasta la saciedad en los diferentes comercios.
Salimos del pueblo por la Porte Figuier y en lugar de volver sobre nuestros pasos para llegar hasta el aparcamiento seguimos por una callejuela, Au Fond de la Côte, que rodeada de algunas casas y va ascendiendo hasta llegar a la zona alta, hasta otra zona de casas donde hay muy buenas vistas de todo el conjunto. Además hay una iglesia y los restos del Hospitalet, un pequeño hospital de peregrinos. Junto al hospitalet se sitúa “El campo de los pobres“, un cementerio en el que enterraban a los peregrinos que morían en el hospital. Es una zona con ruinas pero bastante interesante por las vistas y por encontrarse en una zona verde.
Allí mismo se encuentra también la entrada a la cueva de La Grotte des Merveilles. Entramos porque no era excesivamente cara y aunque se pueden ver algunas formaciones de estalagmitas y estalactitas, así como alguna pintura rupestre no es de las mejores cuevas que se pueden visitar en esta zona, por lo que si vas justo de tiempo no te vas a perder demasiado si no entras. Desde allí retrocedimos hasta la zona del aparcamiento del castillo por la carretera. Se pasa por diferentes miradores con excelentes parques y zonas ajardinadas, salvo el último tramo donde es todo prácticamente carretera, pero es un tramo corto.
Y por último aconsejaros también si visitáis Rocamadour que merece mucho la pena ver la población iluminada por la noche. La vista del santuario y el pueblo sobre el acantilado es espectacular de dia, pero por la noche es realmente increíble. Las vistas desde la carretera D32 justo enfrente del pueblo son espectaculares. Es una pena que no haya un mirador habilitado y hay que parar de mala manera en la propia carretera para disfrutar de esta vista. Un mirador al que nos acercamos – de día - tras informarnos en la oficina de turismo es el de la Croix de Cufelle. Está situado en un espolón rocoso frente al pueblo, sobre la misma carretera D32 y hay una gran cruz que se enfrente al pueblo desde el otro lado del barranco. Nosotros nos informamos en la oficina de turismo ya que la manera de llegar a este mirador no es obvia. Hay que tomar la D32 al sur y seguir hacia la izquierda en una intersección con una carretera secundaria hasta el pequeño caserío de Cufelle. Una vez allí hay pocos metros hasta la cruz y el fantástico mirador.
Alrededor de Rocamadour se extiende el Parque Natural Regional Causses del Quercy, un entorno natural precioso que desde luego invita a quedarse un segundo día para hacer alguna ruta por sus valles, gargantas, bosques de pequeños robles, dólmenes y molinos. Y si vas con niños también se pueden visitar atracciones como un parque llamado El Bosqque de Los Monos - La Forêt des Singes -. Es un parque con bastantes monos que viven en semilibertad y que puedes ver muy muy de cerca en su hábitat. Para los niños es algo muy interesante, poder ver a los animales tan cerca y no enjaulados. También hay algunas atracciones cercanas con águilas, un parque de dinosaurios, el parque de Animales de Gramat y el Laberinto del Minotauro. Todas ellas adecuadas para los más pequeños.
Para comer y alojarse en Rocamadour hay multitud de opciones. Nosotros nos alojamos en un hotel situado en la zona alta, donde es más sencillo dejar el coche. Para comer hay numerosos restaurantes en la zona baja del pueblo donde por poco más de lo que vale un menú del día en España puedes comer decentemente. Eso sí en pleno Agosto, la verdad es que hay muchísima gente.
Situación de Rocamadour: