Península de Jutlandia
Recorremos la península de Jutlandia, una zona poco visitada de Dinamarca y donde sin embargo hay mucho que ver. Es cierto que Dinamarca no es una país que destaque por sus grandes atracciones turísticas pero sus preciosos pueblos, coquetas ciudades, larguísimas playas de arena dorada y algunos lugares de una indudable belleza natural hacen de Jutlandia un destino fabuloso para un viaje relajado y tranquilo, alejado de las multitudes que se pueden acumular en otros destinos. Partiendo de la frontera con Alemania recorremos la península hasta la punta de Skagen, donde se juntan las aguas de dos mares, el Báltico y el del Norte.
DÍA 1: Sonderborg - Tonder – Ribe – Romo
Nuestra primera parada en Jutlandia es el pueblo de veraneo de Sonderborg, y es que es esencialmente un pueblo de segundas residencias y destino de muchos alemanes, ya que la frontera está muy cerquita de aquí. Lo más interesante del pueblo es el paseo junto al brazo de mar que como si fuese un río atraviesa el pequeño pueblo. Los edificios y el paseo son muy agradables y caminando a lo largo del mismo seguimos hasta el Castillo, una construcción cuadrangular en una pequeña península que nos ofrece preciosas vistas del pueblo y el puente que cruza el estrecho de Als. Un poco más allá también vimos una pequeña playa, desierta cuando visitamos el pueblo. Es cierto que aparte del paseo y el castillo el pueblo no tiene mucho más – también vimos la iglesia – pero es un lugar muy agradable para pasear disfrutando del aseo junto al mar.-
Desde allí nos fuimos hasta el pequeño pueblo de Tonder. uno de los pueblos más bonitos que vimos en nuestro viaje por Jutlandia. El centro está formado por un precioso entramado de callejuelas empedradas con casas muy cuidadas y algunos edificios pintorescos. El Ayuntamiento o una vieja farmacia, además de la iglesia son algunos delos edificios más destacados. Paseamos por las callejuelas repletas de comercios de todo tipo y de camino a Ribe pasamos por un castillo, el de Schackenborg, un castillo de la familia real danesa, aunque solo lo vimos por fuera. La avenida que lleva al castillo es preciosa con casitas de tejado de paja seca, todo muy pintoresco.
Llegamos después a Ribe, una antigua aldea vikinga, y una de las poblaciones más antiguas de Dinamarca. Ribe destaca sobre todo por la espectacular catedral que preside la plaza central del pueblo. Es un edificio precioso y su visita es gratuita. Subimos además a su torre, desde donde hay fantásticas vistas del pueblo y de los alrededores hasta el mar y el río. La subida hasta la terraza de la torre se hace subiendo una larguísima escalera. En la misma plaza de la catedral se encuentra el ayuntamiento y preciosos edificios pertenecientes a hoteles y algún restaurante. Esta zona es realmente agradable. Paseamos también por las callejuelas que rodean esta plaza, con sus calzadas empedradas y preciosas casitas típicas danesas, algunas de ladrillo, otras de entramado de madera. Otro atractivo de Ribe es su bonito paseo junto al río, con las casitas que lo flanquean y un lugar fantástico para relajarse. A la salida del pueblo visitamos también un museo al aire libre donde se recrea un antiguo poblado vikingo con edificios reconstruidos. La verdad es que aun no siendo espectacular es bastante interesante.
Y para finalizar el día nos fuimos a la isla de Romo, un oasis de paz y naturaleza unida al continente por una carretera donde hay gran actividad de aves. Lo más interesante aquí es el paseo que pudimos hacer por la extensa franja de playa de unos 8 km de largo y las zonas dunares que la rodean. También pudimos ver alguna casa con un curioso tejado de paja en la isla, pero lo más destacado es desde luego la naturaleza. Aquí en la misma isla nos alojamos en un B&B, en un entorno espectacular para nuestra primera noche de viaje.
DÍA 2: Esbjerg – Ringkøbing - Lyngvig Fyr - Hjerl Hede Open Air Museum - Mønsted Kalkgruber – Viborg
Dejamos la isla de Romo y nos dirigimos a la ciudad de Esbjerg, un importante puerto danés. La ciudad en sí no tiene nada de interés pero sÍ que merece la pena acercarse a la costa, ya que allí encontramos unas famosas esculturas, las Mennesket ved Havet u Hombres al Mar, que están en una playa un poco al norte de la ciudad, la playa de Saedding. Se trata de cuatro esculturas de unos 9 m de altura y de color blanco que representan a unos hombres sentados mirando hacia el mar. Un paseo peatonal recorre varios Km de playa que se extienden hacia el norte. La vista de las esculturas desde la playa es realmente bonita.
Seguimos avanzando por la costa que está formada en esta parte por grandes extensiones de playa. Llegado un punto de la carretera avanzamos por un estrecho brazo de tierra que cierra el fiordo de Ringkøbing. Paramos en un precioso faro, el faro de Lyngvig. El enorme faro se encuentra en una preciosa zona de dunas y además pudimos subir hasta la parte superior. Tras recorrer la larguísima escalera de caracol disfrutamos de unas fabulosas vistas de toda la zona dunar y del brazo de tierra por el que habíamos conducido hasta llegar hasta allí. Toda esta zona es una zona de veraneo donde las casitas se suceden en los innumerables accesos a los kilómetros de playa. Siguiendo por la carretera seguimos disfrutando del paisaje costero y vimos otro precioso faro, el de Bovbjerg, esta vez de color rojo y situado en un precisoo paraje dunar.
Nuestra siguiente parada fue Ringkøbing, el pueblo más importante del llamado fiordo de Ringkøbing, en realidad una laguna salada comunicada con el mar. El pueblo es muy agradable y similar a otros que ya hemos visitado. Todo compuesto por casitas bajas y un centro empedrado. Estuvimos paseando por la plaza principal y alrededores, donde hay numerosos comercios que sacan sus productos a la calle. Sin tener grandes atractivos monumentales es un sitio muy agradable donde pasar un rato paseando. La parte del puerto es muy agradable también, con las casitas de madera rojas tan típicas y un buen paseo por el que poder disfrutar del entorno. En definitiva, un sitio muy agradable y donde se respira ambiente de vacaciones.
Tras esta parada nos dirigimos al museo Hjerl Hede, un museo al aire libre con edificios típicos rescatados de la zona. Son edificios de un entorno agrícola y la verdad es que nos decepcionó un poco ya que es bastante más pequeño que otros que habíamos visto de este tipo y no hay demasiados ejemplos de la arquitectura tradicional danesa. Sin embargo sí que hay bastantes actividades y demostraciones de oficios tradicionales y otras actividades, por lo que puede ser interesante para ir con niños, pero desde el punto de vista de museo quizás se queda un poco corto. Así que no nos entretuvimos mucho y nos dirigimos a nuestro siguiente objetivo, que no era otro que una antigua mina de caliza que hoy se puede visitar y que resultó realmente interesante. Se trata de la mina de Mønsted. Allí hay dos cosas que se pueden hacer, la primera visitar el museo con la maquinaria y explicaciones sobre la actividad de la misma, y la más interesante, la visita a la propia mina. Lo bueno es que se puede caminar libremente por las instalaciones de la cueva de la mina que es bastante extensa y que está muy bien acondicionada para las visitas, con juegos de luces, una pasarela de madera que la recorre…. La verdad que es una gran experiencia poder moverte libremente por las antiguas instalaciones de la mina.
Y tras la visita nos dirigimos a Viborg que sería nuestro destino para pasar esa noche. Viborg es un pueblo grande – o ciudad para los standard daneses – que destaca sobre todo por su espectacular catedral. Lástima que a la hora que llegamos ya no pudimos visitarla por dentro porque debe ser también muy interesante. Nos conformamos con verla por fuera y paseamos por las callejuelas cercanas y la plaza principal, disfrutando del pueblo. Pasamos por varias plazas y fuimos viendo algunas iglesias y edificios interesantes aquí y allá. Como todos los pueblos daneses todo esta cuidadísimo y es realmente agradable pasear por ellos, a pesar de que ya caída la tarde apenas hay vida por la calle y empieza a hacer bastante frío. Estuvimos también paseando por el lago que hay junto a la ciudad que tiene un sendero muy agradable que te hace sentir en plena naturaleza. Cenamos algo en un restaurante que encontramos abierto y nos fuimos a nuestro alojamiento en el centro el pueblo.
DÍA 3: Limfjord – Bulbjerg – Blokhus – Lokken - Rubjerg Knude Fyr – Hirtshals
Comenzamos el tercer día de viaje por la zona natural de Limfjord, una especie de lago interior con varios brazos, entrantes y salientes, con muchos atractivos desde el punto de vista de la naturaleza. A pesar de que precisamente el paisaje es el principal punto de interés, comenzamos nuestra visita por el castillo de Spottrup Borg, un bonito castillo medieval rodeado por un pintoresco foso. Tras pasar la puerta de entrada la vista con el foso es preciosa. La visita al castillo por dentro no es especialmente vistosa ya que aunque hay muebles y objetos de la época, el interior es bastante austero. Sin embargo merece la pena entrar por ver el edificio en sí. Tras dejar el castillo pasamos por varios brazos de la laguna salada que conforma Limfjord, donde vimos algunos paisajes bastante pintorescos. Siguiendo hacia el norte pasamos por el pueblo de Fjerritslev donde vimos una bonita iglesia.
Alcanzamos de nuevo la costa y llegamos al curioso paisaje de Bulbjerg, un acantilado que se levanta sobre la interminable costa arenosa del oeste de Dinamarca. Hay un mirador en la parte más alta con preciosas vistas del propio acantilado y la interminable línea de playa en ambas direcciones. Seguimos avanzando por la costa que en esta parte de Dinamarca está recorrida por una interminable franja de playa con amplios complejos dunares. Llegamos a Blokhus y Lokken, dos de las zonas más famosas de playa de esta parte de Dinamarca. Las playas son realmente preciosas y los pueblecitos pequeños y muy agradables, especialmente Lokken. En la playa de Lokken además hay una buena colección de antiguas fortificaciones y bunkers de la segunda guerra mundial. Los restos de la guerra esparcidos por la playa y las dunas confieren al paisaje un aire realmente surrealista. Aparte de la importante concentración de restos en la playa de Lokken según seguimos recorriendo la costa viendo algún bunker más e hicimos varias paradas para sacar fotografías.
Un poco más adelante llegamos a otro de los lugares emblemáticos de la costa oeste de Dinamarca, el faro de Rubjerg Knude. Se trata en realidad de un faro abandonado que fue trasladado hacia el interior para evitar que cayese por un acantilado cercano víctima de la erosión. El faro se encuentra en una duna muy pintoresca y el paraje es realmente singular. Es un lugar muy especial, de los más evocadores que visitamos a lo largo del viaje. Además pudimos subir hasta la parte superior del faro para disfrutar de maravillosas vistas de la duna. Al faro se lega por un camino de tierra desde el parking, atravesando una zona de pastos desde la que se vislumbra la duna y el fabuloso faro semienterrado en la misma. Desde el faro seguimos un sendero hacia el norte por la parte superior del acantilado, una zona realmente maravillosa para pasear.
Seguimos nuestro recorrido por la inmensa extensión de playa y llegamos al puerto de Hirtshals. Nada más entrar al pueblo vemos otro precioso faro – éste en uso – en medio de un pequeño acantilado con otra buena colección de bunkers y antiguas instalaciones militares. Llegamos al puerto pesquero no muy atractivo ya que está rodeado por un puerto comercial y una importante terminal de cruceros. También en el pueblo hay un importante acuario, aunque no entramos a visitarlo por otra parte hubiese sido imposible dada la hora a la que llegamos. Estuvimos paseando por la playa para acabar el día ya que nos alojamos en este mismo pueblo. En la playa como no, encontramos restos de la segunda guerra mundial, como es muy común en toda esta franja costera antes de llegar a la punta norte dela península de Jutlandia.
DÍA 4: Råbjerg Mile - Den Tilsandede Kirke – Skagen – Grenen – Strandby
Partimos hacia Skagen y el extremo norte de Jutlandia, pero antes de llegar aún nos quedaban un par de sorpresas. La primera de ellas fue el conocido como desierto de Jutlandia o Råbjerg Mile, una duna móvil en realidad que ocupa una buena extensión de terreno de apariencia desértica en medio del verdor de la península. Se puede llegar en coche hasta la misma duna y caminar sobre ella te da la sensación de estar por otras latitudes. Aparte de fotografiar esta rareza de la naturaleza y dar un par de paseos por la misma no hay mucho más que hacer así que seguimos nuestro camino hasta una iglesia también bastante curiosa, la de Den Tilsandede.
En realidad esta iglesia es solo la ruina de lo que fue la iglesia original. Se conserva la torre semienterrada en la duna de arena creando una imagen muy pintoresca, ya que no hay ningún tipo de construcción en los alrededores. Llegamos después hasta el pueblo de Skagen, un importante puerto, en la punta norte de Dinamarca y Jutlandia. La parte del puerto pesquero tiene cierto encanto, con las casitas rojas de pescadores y los pequeños barcos de pesca. Lo que ocurre es que este pequeño puerto está completamente rodeado por las instalaciones del puerto más modernas y el conjunto no resulta muy pintoresco. El centro del pueblo es muy bonito, con casas bajas, algunas calles empedradas, y muchos restaurantes y comercios realmente animados. Estuvimos paseando por esta agradable zona antes de encaminarnos a la zona de las dunas al norte del pueblo. Allí vimos un bonito faro y en una pequeña colina con vistas sobre el mar y las dunas una especie de grúa o mecanismo antiguo bastante interesante, conservado como monumento. Y ya desde allí nos encaminamos a uno de los puntos más emblemáticos de la península de Jutlandia, la punta de Greenen, donde se juntan las aguas del Báltico y del Mar del Norte.
Dejamos el coche en el aparcamiento junto al faro a donde pudimos subir para disfrutar de preciosas vistas y tras visitar un centro de interpretación de la naturaleza sobre la región nos encaminamos hasta la punta. Se puede ir por un camino interior o bien por la playa, el recorrido es de algo más de un Km. Y allí al final del recorrido encontramos la famosa punta de Greenen, tal y como te la puedes imaginar en el mapa. Un tren turístico también lleva a los visitantes hasta allí, y es que es un lugar curioso. Más que nada por el significado geográfico del mismo, ya que en realidad no es sino una playa que acaba en una estrecha punta rodeada de agua por ambas partes. Estuvimos paseando por los alrededores y volvimos por un sendero entre las dunas hasta el aparcamiento.
Continuamos el viaje descendiendo por la costa este de Jutlandia. Pasamos por Strandby, otro pueblo con puerto aunque sin mayor interés y llegamos a una de las poblaciones más importantes de la zona: Frederikshavn. La ciudad no es gran cosa porque es un importante centro comercial y de ferries, pero si paseamos por la zona vieja, con las pequeñas casas de los pescadores donde te da la sensación de estar paseando por un pequeño pueblecito. Cerca también pudimos ver la bonita iglesia y una torre cerca del puerto, una antigua torre de la pólvora. Antes de dejar la ciudad subimos al mirador de Pikkerbakken, cerca de la pista de atletismo desde donde se ve toda la ciudad y el puerto. El mirador se encuentra en un alto en el interior de una zona boscosa y la vista es bonita.
Esta noche nos alojamos en un pequeño alojamiento cerca de Frederikshavn, ya que al día siguiente queríamos visitar la isla de Laeso.
DÍA 5: Frederikshavn – Laeso -- Saeby
Con la intención de visitar la isla de Laeso volvimos a Frederikshavn para tomar el ferry hasta esta isla de unos 20x12 Km situada a poco más de una hora de ferry del continente. Es una isla donde reina la tranquilidad y la paz y mucha gente va simplemente a desconectar. De hecho la mayoría de la gente la visita en bicicleta que se puede alquilar en el mismo puerto de la isla, pero como no disponíamos de tanto tiempo nos decidimos a llevar el coche. En la isla no hay grandes monumentos, ni grandes atracciones turísticas, pero es un sitio que merece la pena visitar.
Recorrimos las pocas carreteras de la isla y fuimos haciendo paradas aquí y allá, paseando por las desérticas zonas de costa donde apenas te cruzabas con nadie. Una de las cosas más pintorescas que vimos fueron las casas tradicionales, con unos techos completamente cubiertos por algas marinas, realmente curiosas. Visitamos también la fábrica de sal de la isla, situada en un paraje muy apartado y en unas casitas con vegetación en sus tejados a dos aguas. Allí pudimos ver el proceso tradicional de elaboración de la sal y una tienda donde hay todo tipo de productos relacionados con la sal. Sin duda un lugar muy curioso.
Las mejores zonas de playa se encuentran a lo largo de la zona norte donde pusimos pasear tranquilamente disfrutando de las dunas y de una soledad impresionante. A pesar de que en el ferry si venían más coches y visitantes apenas nos cruzamos con nadie en nuestra estancia en la isla. Te da la sensación de estar en un sitio realmente aislado y un tanto anclado en el pasado. Ya de vuelta al ferry estuvimos paseando por el pueblo donde se encuentra el puerto, Vesterø Havn. Desde el puerto parte la calle principal de la población donde hay unas pocas tiendas y una antigua torre de iglesia reconvertida en algún tipo de edificio de uso público. También un poco más apartada vimos la iglesia del pueblo, con la típica estructura de las iglesias danesas pero pintada de rojo. Una playa parte también junto al puerto del ferry. En definitiva una visita no espectacular, pero si interesante. Lo mejor, las casitas con sus tejados de algas. El único inconveniente de venir a visitar la isla es el tiempo de ferry, ya que entre la ida y la vuelta nos llevó casi tres horas.
Ya de vuelta en el continente nos fuimos hasta el pueblecito de Sæby. Un pueblo precioso con un agradable puerto rodeado de casitas bajas y una bonita iglesia. Es de los pueblos costeros más interesantes que vimos. No es demasiado grande pero si invita a pasear por los espigones dl puerto y las callejuelas circundantes. Además un puente cruza un arroyo y lleva hasta la playa desde donde hay otra bonita vista del pueblo. A lo largo del pueblo pudimos ver aparte de las típicas casas danesas y otras construcciones de madera algunas casas de entramado de madera. En las afueras también vimos un pequeño castillo o más bien casa señorial rodeada de un pequeño foso. Es visitable, aunque no a las horas a las que pasamos nosotros por allí, pues ya estaba oscureciendo y nos dirigimos a nuestro alojamiento en el pueblo de Asaa.
DÍA 6: Voergaard Slot - Lindholm Hoje – Aalborg
Este nuevo día lo empezamos viendo un Castillo, Voergaard Slot. En realidad se trata más bien de una casa señorial, muy bonita y rodeada por un foso al estilo de la que habíamos visto el día anterior pero bastante más grande e imponente. Y aquí sí que pudimos entrar a visitarlo. Se pueden ver bastantes habitaciones y estancias ricamente amuebladas con piezas del renacimiento, así como los jardines, el patio, el foso…. Todos los alrededores están cubiertos por un bonito bosque y hay algunos senderos muy agradables para pasear por la zona.
Dejando el castillo nos dirigimos a la ciudad de Aalborg, una de las más importantes de Dinamarca después de Copenhague. Antes de visitar la ciudad paramos en Lindholm Hoje, un cementerio vikingo donde pusimos ver un montón de enterramientos de la época vikinga y donde se han descubierto también restos de antiguos asentamientos. Además de la visita exterior, lo más interesante, también hay un museo donde pudimos enterarnos de muchas cosas acerca de las costumbres vikingas. Desde el cementerio nos acercamos a la ciudad de Aalborg que da la sensación de ser un pueblo grande más que una ciudad – y comenzamos a explorar su casco antiguo, formado por preciosas callejuelas empedradas y casitas bajas. En la zona abundan las cafeterías y bares y es un lugar muy agradable para pasear. Una de las calles con más carácter es Hjelmerstald donde se encuentran las casas más pintorescas. Y si lo que buscas son restaurantes, terrazas y animación sin duda la calle peatonal Jomfru Ane Gade es lo más indicado, repleta de todo tipo de establecimientos.
Muy cerca encontramos la plaza Nyborg, que es de lo más bonito de la ciudad. Allí mismo se encuentra la casa de Jens Bang, uno de los edificios más destacados dela ciudad. Tiene cinco pisos y un precioso estilo renacentista. Al lado podemos ver también el edificio del antiguo Ayuntamiento. Y ya junto al río encontramos el castillo Aalborghus, un bonito edificio, antiguo castillo, que bajo una arcada nos lleva a la zona del río. La zona del río está muy dejada y n tiene nada de interés, pues además se encuentra afeada por las instalaciones portuarias e industriales. Junto al castillo se encuentra una bonita plaza con una curiosa fuente, Toldbodsplads, donde a ciertas horas se toca una pieza musical de Handels, y durante unos pocos minutos el espectáculo de la música con la moderna fuente merece mucho la pena. Volviendo hacia el interior dela ciudad encontramos algunas otras construcciones como la iglesia Vor Frue Kirke, o la iglesia Budolfi. La Iglesia Catedral de Budolfi, de estilo gótico, es muy curiosa porque es completamente blanca y destaca sobre los edificios que la rodean. Pudimos visitar el interior del templo donde hay una gran cantidad de frescos y retablos muy interesantes. Y saliendo dela catedral desde la bonita plaza de C.W. Obels llegamos al monasterio de Aalborg, otro edificio muy pintoresco, cuyo exterior y patios se pueden visitar libremente.
Dejamos la ciudad y nos dirigimos al cercano parque nacional de Rebild Bekker. No es que sea una atracción espectacular pero es una bonita zona natural donde caminar por una bonita zona de bosque protegido con unos brezales de color morado muy característicos. Hicimos una de las sencillas rutas señalizadas simplemente para relajarnos y como hacia un tiempo muy agradable fue una gran idea. Todo el entorno con suaves colinas cubiertas de verde y flores es muy agradable y a lo largo del recorrido pasamos por algún mirador que otro. No es un gran parque nacional como los que podemos encontrar en otras latitudes pero si es un lugar de naturaleza muy agradable para pasear un rato.
Esta noche nos alojamos en Hobro, un agradable pueblo con su puerto al final de un alargado fiordo.
DÍA 7: Viking Castle Fyrkat – Mariager – Pirkentavl – Ebeltoft
Nuestra primera visita se encontraba en las afueras de Hobro donde visitamos una recreación de un poblado vikingo en un antiguo asentamiento real de los vikingos y sobre todo la fortaleza vikinga de Fyrkat. En el poblado recreado hay una serie de talleres y actores que recrean actividades cotidianas de la época y realizan diferentes trabajos de artesanía. Hay una serie de casas típicas - tampoco es un sitio muy grande – y algunas de ellas albergan a los artesanos. Es una visita bastante entretenida. Muy cerca de allí llegamos a la fortaleza vikinga de Fyrkat, de más de 120 m de diámetro. Hay una réplica de una enorme casa vikinga nada más entrar en el reciento que es lo más interesante de la visita ya que de la fortaleza en sí solo quedan los muros exteriores cubiertos de césped en una perfecta circunferencia.
Seguimos nuestro recorrido descendiendo por la península de Jutlandia y paramos en Mariager, situada en el fiordo Mariager, el más largo de Dinamarca con una longitud de unos 35 kilómetros, aunque por supuesto nada que ver con los fiordos noruegos. El pueblo es bastante agradable pues tiene una zona de calles empedradas con casitas muy pintorescas y estuvimos dando un paseo por el mismo. Encontramos la abadía del pueblo que en su día debió ser un importante centro de peregrinación, tal y como nos enteramos en el museo del pueblo donde se ilustra la historia del edificio y del pueblo. La zona del puerto es también bastante curiosa. Allí vimos un antiguo tren en unas vías completamente en desuso, unas pintorescas grúas de descarga en el pequeño puerto y una fábrica de producción de sal, donde hay un pequeño museo, que vimos de pasada.
La siguiente parada que hicimos fue para visitar otro precioso castillo danés, el de Rosenholm, en Pirkentavl. El castillo es realmente precioso por fuera completamente rodeado de agua en un lago artificial y es accesible únicamente por un pequeño puente. Este castillo es además mencionado en el Hamlet de Shakespeare y además de lo espectacular de su exterior merece la pena entrar para visitar sus habitaciones y salones donde hay una buena colección de muebles de época, tapices, pinturas y obras de arte. Los jardines que rodean el recinto del castillo también son muy agradables para dar un paseo. Este es sin duda uno de los castillos más pintorescos que vimos durante el viaje.
Llegamos finalmente a Ebeltoft, un bonito pueblo en una bahía interna, con callejuelas empedradas y preciosas casitas de colores y entramado de madera. Paseamos por las callejuelas disfrutando de la arquitectura, llegamos a la iglesia y finalmente salimos a la zona del puerto, donde hay un barco de guerra del siglo XIX, de madera. El barco es precioso y se puede visitar aunque a las horas que llegamos ya no pudimos verlo, nos tuvimos que confirmar con disfrutar del mismo por fuera. Desde allí parte un agradable paseo junto al mar en una zona verde muy agradable para pasar un rato. Al final el paseo acaba en una larga playa de guijarros pero con un agua realmente cristalina. En coche seguimos por la costa hasta llegar a Sletterhage, donde hay un precioso y pintoresco faro en una zona verde rodeada de árboles y otra pequeña playa de piedras. Es un rincón muy bonito y otra vez muy adecuado para pasear. El paisaje de toda esta zona es muy agradable, zonas verdes bajas con pequeñas ondulaciones y el mar a ambos lados. Hicimos varias paradas para disfrutar del precioso entorno natural y seguimos hasta Aarhus, donde nos alojamos.
DÍA 8: Aarhus – Legoland - Vejle – Kolding
Aarhus es la última gran ciudad danesa - solo por detrás de la capital - que visitamos en el viaje. Y este último día lo iniciamos visitando esta animada ciudad. La parte de interés turístico es bastante compacta y se recorre muy bien a pie. Comenzamos el recorrido por una zona de grandes edificios como el moderno ayuntamiento con una torre del reloj de corte claramente modernista. En torno a varios parques y plazoletas se encuentran un hotel, la Escuela de Música, el Museo de Arte contemporáneo y el Musikhuset, una fabulosa sala de conciertos. Subimos a la torre del ayuntamiento donde hay un fabuloso mirador sobre la ciudad y el puerto además de una importante colección de campanas, con las que señalan las horas.
Desde esta zona accedimos a un canal que recorre el centro histórico de la ciudad y en cuyos aledaños se pueden ir visitando las principales atracciones. Aquí se encuentra una de las calles más bonitas de la ciudad, Møllestien, una pequeña pero maravillosa callejuela empedrada con casitas de una sola planta pintadas de colores y adornadas con flores. Es de las calles más antiguas y más fotogénicas que pudimos ver. Tras pasar por una zona residencial verde y muy tranquila llegamos al centro comercial de la ciudad donde se extienden una serie de calles peatonales repletas de comercios, bares…. Una zona realmente animada, ya que Aarhus es una ciudad universitaria. Allí vimos también la iglesia de vor Frue y el museo de los vikingos. Visitamos éste último para ver algunos de los hallazgos expuestos y de paso enterarnos de las costumbres, historia y modos de vida de los vikingos. Un poco más adelante siguiendo el canal llegamos a la impresionante catedral de la ciudad, un gran edificio de ladrillo rojo. En la misma zona al otro lado de una plaza hay otro edificio precioso, el teatro de Aarhus, con una fachada clásica con un mosaico en la parte superior realmente bonito.
Toda esta zona es muy agradable para callejear y pasear, así que nos estuvimos perdiendo un poco por las calles y diferentes plazas, repletas de terrazas, antes de seguir el canal hasta su desembocadura en la zona portuaria. Aquí hay un contraste bastante grande, ya que hacia la derecha se extienden las feas instalaciones portuarias con una enorme fábrica en primer plano y hacia la izquierda encontramos una zona en desarrollo donde hay un paseo marítimo, algunos edificios modernos de interés, y llegamos paseando hasta una zona de nuevo desarrollo urbano con bloques de casas de diseño e incluso vimos una especie de piscina marítima con gradas, que debe utilizarse a modo de playa en verano. Esta zona se ve que está en desarrollo y todo es muy nuevo y moderno, es una zona muy agradable.
De vuelta al hotel, cerca del ayuntamiento nos fuimos a visitar el museo de Den Gamle By, uno de los típicos museos etnográficos al aire libre que se pueden encontrar por esta zona de Europa. En esencia se trata de una colección de edificios de Dinamarca traídos desde sus ubicaciones reales y cuyo objetivo es el de mostrarnos la vida en las distintas zonas rurales del país hace años. Todo está colocado con mucho gusto y en una serie de calles empedradas fuimos viendo las casas con su mobiliario en el interior. Y no solo hay casas claro, hay bares, una farmacia, un molino de agua, una oficina de correos, y por supuesto muchos figurantes realizando actividades propias de la época. Es como un pequeño parque temático y realmente muy interesante. Y dentro de algunos de los edificios hay colecciones de los objetos más variopintos, como porcelanas, juguetes…. de todo un poco. Dejamos Aarhus y saliendo nos encontramos con un pequeño parque de atracciones, el Tivoli Friheden, con su montaña rusa, noria… todo un tanto vintage pero muy bonito. Dimos un paseo por allí y dejamos definitivamente la ciudad.
Pasamos cerca de Billund, donde se encuentra el parque temático de Legoland y también vimos aunque solo por fuera el castillo de Engelsholm. Finalmente hicimos nuestra última parada en el pueblo de Kolding. Es un pueblo pequeño donde lo más destacable es un castillo que hay junto a un lago. La zona entorno a la iglesia y el ayuntamiento con sus calles empedradas merece también la pena. Y aquí nos alojamos para al día siguiente iniciar el largo camino de regreso a España. Como resumen decir que aunque no hay grandes atracciones en Jutlandia, se trata de una zona realmente interesante, con bonitas zonas de costa y algunos pueblos preciosos, todo muy limpio, muy ordenado y muy bien mantenido, como todo en Dinamarca.
Lugares del viaje: