Croacia: auténtica costa mediterránea (II)
Continuamos nuestro recorrido por la costa sur de Croacia y sus islas que comenzamos aquí. Llegamos hasta las cercanías de Dubrovnik, una parte del país que ya conocíamos de este otro viaje que también os contamos en este otro post. En esta zona nos dedicamos a visitar varias islas de las muchas que jalonan esta parte de la costa. Esto dificulta un poco el viaje porque hay que estar muy pendiente de los horarios de los ferries pero la verdad es que muchas de las islas de la zona merecen la pena muchísimo. Y las hay a cientos. Obviamente nos dejamos muchas en el tintero.
DÍA 10:
Tras regresar de la isla de Hvar en el primer ferry de la mañana, seguimos nuestro recorrido por la costa croata hacia el sur llegando hasta Gradac. Gradac es un centro turístico cerca de Makarska. Hay buenas playas como la de Gornja Vala, que es la playa más larga de la Riviera de Makarska. Con más de 6 km de largo, la playa está llena de hoteles y campings. Aprovechamos para darnos un baño rápido y después nos fuimos a visitar el propio pueblo. Allí pudimos ver dos grandes torres. El pueblo no es gran cosa pero es muy agradable por las vistas y su pequeño puerto. Estuvimos paseando por la zona baja donde vimos la iglesia y una pequeña península entre las dos playas principales. Subiendo por una pista hormigonada con el coche llegamos a un pueblo abandonado encima de Gradac donde encontramos restos de casas desiertas construidas en estilo arquitectónico local. Las vistas desde allí son realmente bonitas con las playas, las montañas de fondo y las poblaciones de la rivera.
Despues de la visita a Gradac hicimos una pequeña ruta de senderismo, subiendo al St. Ilija, que es una montaña sobre el mismo pueblo. La caminata es fácil, la cima está a algo más de 700 m sobre el nivel del mar, en una zona realmente bonita, con espectaculares panorámicas. Las vistas son increíbles, algunas de los mejores que encontramos a lo largo de nuestro viaje por Croacia. Desde el sendero hay excelentes vistas de Gradac, el mar y muchas de las islas de la zona, mientras que desde la cima hay vistas también del valle de Neretva y el lago Baćina hacia el interior.
Tras la fabulosa ruta nos fuimos a recorrer ya en coche la alargada península de Peljesac. La península de Pelješac tiene unos 65 km de largo, pero tiene sólo 7 km de ancho. Es un lugar excepcionalmente hermoso, con pequeñas aldeas y calas protegidas bordeadas por playas, y aunque es una zona de vacaciones cada vez más popular, es una zona relativamente tranquila y la península conserva su encanto tradicional. Por encima de la costa, una sola carretera recorre toda su longitud, uniendo una sucesión de bonitas aldeas y ofreciendo hermosas vistas sobre el mar y las islas cercanas. Los asentamientos principales de Peljesac son Ston y Orebic, ambos junto al mar.
Paramos primero en Ston, que mantiene sus impresionantes murallas defensivas por encima de la ciudad. Hay más de 5 km de murallas que suben desde el corazón principal de la ciudad, al Monte de San Miguel y que descienden por la pendiente opuesta hasta llegar a Mali Ston. Las numerosas torres, bastiones y sus dos fuertes hacen ésta una de las estructuras defensivas más grandes y más interesantes de Croacia. Las murallas están todavía en buenas condiciones y caminamos a lo largo de una buena sección sobre la ciudad con unas vistas estupendas. Desde el punto de vista de la arquitectura popular la parte más interesante es Veliki Ston. Estuvimos paseando por las callejuelas y vimos algunos de los edificios más importantes como la fortaleza más grande (Veliki Kaštio), la iglesia neo-gótica, el palacio del gobernador y el palacio del obispo. En la otra parte de la población, Mali Ston, vimos el fuerte de Fort Koruna, con dos arsenales y un almacén fortificado para almacenar la sal. Hay vistas maravillosas a través de la península al norte de la ciudad desde aquí. Tanto Mali como Veliki Ston están llenas de edificios góticos y renacentistas y merece mucho la pena explorar sus callejuelas.
Seguimos por la carretera a lo largo de la península hasta el pueblo de Orebić es el punto de embarque para los transbordadores a Korčula. Estuvimos dando un paseo por el pueblo, en concreto por su bonito paseo marítimo junto a unas pequeñas playas. Subimos a la colina sobre el monasterio para ver la Iglesia de Nuestra Señora de Karmen. Rodeada de cipreses, la iglesia de la colina ofrece una magnífica vista de Korcula y su archipiélago. Justo a las afueras de la ciudad vimos unos cairns y restos de fortificaciones que datan de épocas prehistóricas. Ya sin tiempo para más cenamos algo en el mismo Orebic donde nos íbamos a alojar esta noche.
DÍA 11:
Este nuevo día seguimos explorando la península de Peljesac. Lo primero que hicimos fue subir a una montaña. El monte Sveti Ilija – otra vez el mismo nombre - , que es el techo de la cordillera que constituye la espina dorsal de la isla. Para llegar a la cima de la montaña (que es de 961 metros de altura) se necesitan al menos 2 horas. Las vistas desde Sveti Ilija sobre las montañas de la península de Peljesac son realmente asombrosas. Partimos desde un camino de tierra en la carretera que lleva a Nakovanj, ya que así partíamos de unos 300 metros de altitud en lugar de hacerlo desde el nivel del mar. El camino no es difícil pero el calor sin embargo sí que puede hacerlo más duro. Por eso partimos muy temprano y la recompensa fue la maravillosa vista de toda la península de la que disfrutamos desde la cima.
Volvimos al coche, y saliendo de Orebic, la carretera pasa por Kuciste, que presenta una línea de casas de piedra frente al agua, donde hay numerosos y pintorescos embarcaderos. Dimos un paseo de quince minutos desde Kuciste a la siguiente aldea, Viganj, que se encuentra en el lado lejano de una playa de guijarros desde donde los windsurfistas se lanzan al canal de Peljesac. Tras la subida al monte fue una gozada pasear junto al mar y aprovechamos para darnos un baño en el tentador mar cristalino en una de las numerosas calas del camino.
Dejamos la costa sur dela península y nos fuimos hasta Trpanj, en el lado norte de la misma. Este pequeño pueblo es un antiguo asentamiento de pescadores con viejos palacios renacentistas. Por encima del puerto hay restos de las ruinas de la antigua fortaleza, y en el cementerio de Trpanj hay restos de mosaicos y las murallas. Un rincón con mucho encanto que encontramos fue el propio espigón del muelle, ya que una parte aprovecha una pintoresca roca. Trpanj es conocido por sus playas limpias enmarcadas por bosques de pinos. También recorrimos una larga línea de pequeñas bahías donde se puede disfrutar prácticamente solo del mar. Una de las playas más bonitas es la de Divna, completamente aislada y de guijarros pero con un agua completamente cristalina como es habitual en Croacia.
Seguimos hasta Duba Pelješka una de las aldeas más pequeñas de Peljesac. El pueblo está situado en la misma orilla justo en la falda norte de Sveti Ilija a unos 12 km al oeste de Trpanj. La aldea tiene una preciosa vista sobre la montaña de Biokovo, a través de las aguas de la bahía de Malí Ston así como de la playa bonita de guijarros a lo largo de la costa. Duba está bastante aislado y tiene un encanto especial. Además del impresionante paisaje montañoso lo que hace único el paisaje de Pelješac es su costa accidentada, con playas escondidas, vistas increíbles, aguas de color esmeralda que se convierten en azul profundo, colinas y las empinadas laderas entrelazadas con un complejo tejido de murallas.
Ya para terminar este día dimos un corto paseo hasta Sveti Ivan, otra pequeña montaña, situada en los acantilados del sur de la isla. Para subir a la cima partimos de una carretera secundaria que nos indicaron en el pequeño pueblo de Žuljana. El recorrido no es muy largo y muchísimo más sencillo que el que hicimos a la mañana y nos permitió disfrutar de otra preciosa vista de la isla, además al atardecer, con lo que la belleza del sol hundiéndose en el mar hizo más memorable la experiencia. Y desde allí regresamos de nuevo a Orebic, ya que al día siguiente pretendíamos pasar el día en la isla de Korcula.
DÍA 13: Korcula
Nos levantamos pronto y tras desayunar tomamos el primer ferry a la isla de Korcula, muy cerquita de Orebic. Llegamos a la principal y más interesante población de la isla, la población de Korcula, tras dejarnos el ferry en una terminal situada en una bahía al este de la población. La ciudad de Korčula se alza sobre una península, rodeada por fuertes murallas reforzadas con torres y bastiones. Toda la ciudad es encantadora. Entramos a las murallas por la Puerta de la Tierra (Kopnena Vrata) fortificada con una enorme torre. Ahora hay escaleras donde antes hubo un canal. Frente a Strossmayerov trg, la plaza central, está el monumento principal de la ciudad: la catedral de San Marcos construida en piedra de color miel. Al lado de la catedral, en el palacio del obispo, ahora la casa del abad, está el tesoro de la abadía. Recorrimos el casco antiguo con una buena colección de iglesias e interesantes callejuelas. Pudimos entrar a un pequeño museo de la ciudad, donde nos hicimos una idea de la rica historia de la isla. Hacia el norte de la plaza principal, un giro a la derecha conduce a la Casa de Marco Polo, pues Korčula afirma ser el lugar de nacimiento de Marco Polo.
Caminamos hasta la colina de San Antonio a media hora a pie del centro de Korčula, hacia Lumbarda. Es un área protegida de belleza natural. Hay 102 escalones hasta la cima. La cumbre está coronada por una pequeña iglesia dedicada a San Antonio Abad. La cima de la colina ofrece una hermosa vista del archipiélago en torno a Korčula. Tras bajar de la colina nos desplazamos, ya en coche hasta otro gran mirador, la fortaleza de Forteca. Aunque el interior de la fortaleza está bastante abandonado desde la parte superior las vistas al archipiélago son increíbles. A lo largo de la carretera que sube hasta la fortaleza hay magníficas vistas de la ciudad vieja.
Bien conocido por sus playas de arena, Lumbarda es un pueblo 6 km al sureste de la ciudad de Korčula situado en una pequeña bahía. Paseando por la línea de costa se ven los diferentes islotes que se encuentran a poca distancia de la costa. Seguimos nuestro recorrido por la isla en este pueblo y fuimos hasta un pintoresco faro en una pequeña península. Para llegar hasta allí caminamos a través del bosque exuberante de pinos hasta el punto más al este en la isla, Raznjić, para disfrutar de unas vistas fantásticas al mar y de la isla de Mljet. Es un lugar muy apartado y con unas vistas fabulosas. Seguimos explorando la zona de Lumbarda donde están las mejores playas de la isla. Desde una pequeña capilla en el lado lejano de Lumbarda, la pista a la derecha conduce a un bonito tramo de arena. De vuelta a la capilla, la pista de la izquierda nos llevó a Bilin Žal, un tramo más rocoso de la costa con breves tramos de arena y espectaculares vistas de las montañas costeras.
Dejamos Lumbarda y nos fuimos hasta Pupnat, uno de los pueblos más antiguos de la isla de Korčula, situado en el punto más alto a 360 m sobre el nivel del mar. Allí vimos numerosas casas antiguas de una sola planta cubiertas de losas de piedra. Dimos un paseo hasta una colina situada detrás del pueblo y desde allí se abren unas vistas fabulosas hacia las islas y el continente. Tomamos después la carretera sinuosa hacia abajo de la carretera principal entre Pupnat y Blato y siguiendo hasta el final llegamos a la preciosa bahía de Bacva. Las vistas en la carretera hacia abajo son increíbles. El pueblo en sí no es nada especial pero si un pueblo más de los bonitos y agradables pueblos que podemos encontrar en la costa croata, con sus casitas de piedra bordeando al mar y lejos de los resorts turísticos. También seguimos por la carretera hasta Pupnatska Luka, otra preciosa bahía en las cercanías. Tras un paseo nos fuimos hacia Blato, pero de camino paramos en la carretera para tomar un sendero que conduce hacia el punto más alto de la isla, Klupca, donde hay unas vistas fantásticas de los alrededores. Desde allí se aprecia toda la isla con su ondulado relieve completamente cubierto de verde. Una vista preciosa.
Acabamos el día en Blato, un pequeño pueblo del interior. En la plaza central de Blato, se encuentra una galería barroca, el Castillo del Renacimiento Arneri, donde se encuentra el Museo Cívico que documenta la historia local, y la Iglesia de Todos los Santos de origen medieval. Dimos un paseo por el casco urbano y nos dirigimos a nuestro alojamiento, en la bahía de Prizba, en la costa del municipio de Blato.
DÍA 14:
Salimos de Prizba recorriendo una estrecha carreterucha por la costa hacia el oeste disfrutando del espectacular paisaje de la isla. Hicimos varias paradas para disfrutar del paisaje montañoso y de las muchas calas que encontramos, como la de Gradacica. Tras esta parada seguimos hasta Vela Luka, uno de los pueblos más grandes de la isla. Es totalmente diferente a Korčula, con una cadena de preciosas casas que se extiende atractivamente a lo largo de una amplia bahía de tres brazos. El museo de la ciudad es testigo de los antiguos orígenes de la ciudad. La mayoría de los artefactos del museo son de la cercana cueva de Vela Spila, situada a veinte minutos a pie de la ciudad. Tras la visita al museo seguimos el camino cuesta arriba hacia la cueva. Hay fantásticas vistas de la bahía de Vela Luka durante el camino de subida a la cueva.
El mejor lugar para tomar el sol y nadar cerca de Vela Luka es el islote de Proizd. Así que como teníamos tiempo nos fuimos a visitarlo. Un viaje en barco de media hora desde el puerto de Vela Luka nos llevó al islote. Es una isla muy pequeña cubierta de vegetación y con unos pocos senderos que llevan a las diferentes calas. Nosotros visitamos las más importantes, la de Veli Bili Bok que consiste en una serie de placas de piedra en una bahía de guijarros; y la de Srednji Bili Bok realmente espectacular. Allí una losa lisa y de pendiente pronunciada cae sobre las aguas turquesas del mar. Aprovechamos para bañarnos. Otra bonita cala es la de Donji Bili Bok, aunque ésta es para naturistas. Sin embargo merece la pena verla. No estuvimos mucho tiempo en el islote porque no disponíamos de más, así que regresamos al barco y volvimos a Vela Luka. Antes de dejar la zona de Vela Luka subimos al pequeño monte de Hum en coche. En la cúspide hay una edificación en ruinas y alguna antena pero las vistas sobre esta parte de la isla y la propia Vela Luka son preciosas.
Seguimos recorriendo la isla por su costa norte, a través de precarias carreteras que avanzan entre una preciosa sucesión de colinas, calas y pequeños asentamientos. Así llegamos al pueblo de Račišće. Las bahías y maravillosas playas naturales de Vaja - probablemente la mejor playa de Korcula - y Samograd - majestuosa cala rodeada de montañas, a 30 minutos a pie del pueblo –se encuentran al oeste de Račišće. Estuvimos visitándolas para disfrutar del maravilloso paisaje. El acceso a la playa de Vaja supone caminar por una colina al final del puerto de Racisce, seguido de una subida por una empinada pendiente. El camino ofrece excelentes vistas.
Y antes de volver al ferry para regresar a tierra firme nos dio tiempo a visitar un bonito paraje natural en Zrnovo, un pequeño pueblo cerca de la población de Korcula. El paisaje en cuestión es Kocje, a media hora a pie de Zrnovo. Es un paisaje único lleno de formaciones rocosas y laberintos de piedra. Además, también hay unas vistas impresionantes a través del canal hacia Pelješac. Dimos un corto paseo ajustado al tiempo que teníamos y regresamos a Vela Luka dado que al día siguiente pretendíamos visitar Lastovo y éste era el punto de partida del ferry. Nos alojamos en Vela Luka y disfrutamos de una agradable cena en su puerto.
DÍA 16:
Tomamos el primer ferry de la mañana a la isla de Lastovo, y llegamos al pequeño pueblecito de Ubli. La isla de Lastovo, rodeada por un montón de pequeñas islas y afloramientos rocosos, es bastante pequeña y no tiene más que 9 km de largo y unos 6 km de ancho. La isla es principalmente terreno montañoso y sólo cuenta con un asentamiento importante, la ciudad de Lastovo. Realmente es una isla salvaje y de las que visitamos es la que más nos dio la sensación de estar en una isla perdida.
Primero visitamos la pequeña población de Lastovo que se extiende sobre las empinadas orillas de un anfiteatro natural. Los edificios de piedra la ciudad destacan por sus curiosas chimeneas en forma de minaretes en miniatura. El conjunto del pueblo es una imagen de postal. Además de las preciosas casas de piedra en la parte superior del pueblo hay un fuerte de origen francés. En la plaza principal hay una iglesia y una logia. Paseando por las callejuelas del pueblo encontramos algunas pequeñas iglesias románicas y preciosos rincones con grandes vistas dada la orografía del pueblo. Las vistas desde la fortaleza merecen mucho la pena, con Lastovo en un lado y el mar en el otro. Descendiendo desde la plaza principal, un camino nos llevó a un pequeño pero precioso puerto: Lučica, una mezcla de casas abandonadas y puerto. Ya en coche un poco más al oeste, visitamos otro pequeño asentamiento, Zaklopatica, en una preciosa bahía casi cerrada por completo por un islote costero. La bahía está rodeada por una hilera de villas y casas. Dejamos Zaklopatica y pasamos por la cercana bahía de Korita, otro precioso entrante de la costa. Desde allí subimos a un modesto pico con unas vistas preciosas. Se trata de Sozanj (sólo 20 minutos de paseo), que desde la distancia se ve como un pico rocoso muy puntiagudo. Aunque no es muy alto, ofrece una maravillosa panorámica. Desde arriba se pueden ver las islas de Vis, Korčula, Palagruža y Mljet. Y si no te apetece subir, desde la propia carretera un mirador también ofrece unas vistas preciosas.
Otro sitio encantador en la isla lo encontramos en el centro del lado sur de la isla, a la entrada de la bahía de Skrivena Luka, donde se encuentra el cabo de Struga. Allí el faro del mismo nombre se encuentra a 70 m de altura, en el mismo borde de un acantilado y ofrece una espléndida vista del mar abierto y de la península y la bahía cercana. Es otra imagen verdaderamente de postal.
Desde aquí nos fuimos a dar un pequeño paseo por el monte subiendo a un mirador excepcional, el pico Hum –de igual nombre que el de Korcula, el pico más alto de la isla de Lastovo, aunque se eleva apenas 400 metros sobre el nivel del mar. Se pueden ver los restos de una instalación militar abandonada justo debajo del pico. La iglesia de San Jorge también se encuentra aquí. Este es sin duda el mejor mirador de la isla que ofrece una vista de colinas redondeadas, hermosas bahías y viñedos, así como la gran vista hacia el mar y otras islas. Al ser una isla muy pequeña se ve perfectamente completa desde la cima, y como además tiene una costa muy accidentada la vista es gloriosa. Lo bueno es que se puede llegar en coche hasta muy cerca de la cima por lo que realmente es un verdadero paseo con unas vistas maravillosas. Bajando del Hum nos desviamos hacia el helipuerto de la isla, muy cercano y en otra elevación cercana. Desde allí la vista es también preciosa.
Otro pequeño asentamiento que mereció la pena visitar fue Pasadur, una población que se extiende a ambos lados de un pequeño puente que une un islote a la isla de Lastovo. Es un enclave encantador. Es otro paisaje excepcional y para poder apreciarlo tomamos un pequeño sendero que asciende por la parte de atrás del pueblo hasta una antena. Desde allí la vista se abre sobre la isla, los islotes, las pequeñas bahías…. Otra maravillosa postal. Y ya sin tiempo para más nos volvimos al ferry para seguir con el viaje. Regresamos en el ferry a Vela Luka y desde allí condujimos hasta Korcula, para pasar después a Orebic, ya que al día siguiente visitamos una isla diferente, la de Mljet. Fue una visita corta la que hicimos a la isla de Lastovo pero fue probablemente la isla que más nos gustó del viaje.
DÍA 14:
La isla de Mljet es una isla montañosa frente a la península de Peljesac, y alberga un parque nacional. Más o menos su mitad oeste constituye el parque nacional de Mljet. Para acceder a la isla en coche hay que hacerlo desde Prapratno hasta Sobra, el único puerto de ferry al que se puede acceder en coche. Y eso es lo que hicimos, madrugamos y tomamos el primer ferryy a la isla. Aunque la isla tiene alguna cosa de interés más aparte del parque nacional nos dirigimos directamente al parque. Pagamos la entrada y nos fuimos hacia la zona de los dos lagos, que son la principal atracción de la isla. Aunque el acceso en coche a los lagos está prohibido, dejamos el coche en la carretera y nos dirigimos andando al primero de los dos lagos, el Veliko Jezero.
Los principales atractivos del parque son sus dos lagos envueltos en bosques (en realidad son entradas conectadas al mar por canales estrechos): Malo jezero y Veliko jezero, que en conjunto forman un tramo de agua de unos 4 km de largo. Ambos están rodeados de senderos para peatones y ciclistas, y las claras aguas azul-verdes son perfectas para bañarse. Nos acercamos caminando, como decía, al mayor de los dos lagos, en concreto a Pristaniste que es el punto de partida para el barco a la isla interior de St Mary (Otok svete Marije), donde hay un monasterio benedictino. Es un emplazamiento idílico y el viaje en barco es corto pero te permite disfrutar del entorno. La iglesia del monasterio, dominada por una robusta torre defensiva, presenta retablos extraordinariamente gruesos tallados en piedra. La cúpula central está encerrada en una torre cuadrangular, cuyo exterior con dibujos de dientes de perro puede admirarse desde el patio vecino. El islote, en medio del Gran Lago, es el gran símbolo del parque nacional. El mismo islote es un lugar fantástico para bañarse, ya que hay numerosos rincones donde disfrutar del agua cristalina del lago.
De vuelta de la pequeña excursión subimos a una pequeña atalaya situada en una colina, el monte Veliki. La vista sobre el lago es muy buena, aunque no hay demasiada altura. Después tomamos uno de los senderos hasta el otro lago, el menor, de nombre Malo Jezero. Ambos lagos están conectados por un pequeño canal salvado por un puente, Malí most (pequeño puente). Este lago es menos espectacular pero también es bonito y vale para darse un chapuzón porque en pleno Agosto, cuando visitamos Croacia, el calor era asfixiante. Merece la pena caminar un poco más por el sendero ya que un poco más adelante se llega a un punto en la orilla del vecino Veliko Jezero desde donde hay una preciosa vista del monasterio que ya habíamos visitado.
Visitados los lagos, retomamos la visita al resto del parque y nos fuimos ya en coche hasta Polače, que es un asentamiento y puerto que se ubica en una bahía protegida, y tiene varios monumentos como el palacio romano y la antigua basílica católica. El antiguo palacio en Polače es el monumento más importante de este tipo en la costa después del Palacio de Diocleciano en Split. La pena es que están muy poco cuidadas y más bien parecen unas antiguas edificaciones abandonadas.
Y como queríamos tener una vista de conjunto del parque decidimos subir a uno de los montes del mismo, en realidad poco más que una colina. Nos decidimos por Montokuc (253m) una fabulosa atalaya donde hay un mirador con fabulosas vistas sobre la costa, sus bahías y los dos lagos del parque nacional. Y lo bueno es que además no hay que hacer demasiado esfuerzo para llegar a la modesta cima, sobre la que hay una especie de cabaña de madera que hace de mirador.
Dejamos el parque y dedicamos el resto del día a explorar el resto de la isla de Mljet, la parte que no es parque nacional, pero que no por ello es menos interesante. Lo primero que hicimos fue otra pequeña ruta de senderismo para subir a la cima de Velika Grad. Partimos del pequeño pueblo de Babino Polje en la carretera de camino a Sobra. La cima es de unos 500 metros de altitud y la ruta es de poco más de un kilómetro aunque con una buena pendiente. La vista desde la cima es preciosa, aunque la misma cima en sí esta estropeada por la presencia de unas antenas. Las vistas de toda la isla y de la península de Peljesac es espectacular. Y una vez que bajamos desde el mismo Babino Polje bajamos a visitar la cueva de mar de Babino polje, que tiene un techo derrumbado y es un lugar realmente pintoresco. El descenso de la aldea dura unos 20 minutos y es un poco empinado, especialmente hacia el final. Desde lejos ya se puede ver la enorme boca abierta de la cueva. Hay dos entradas a la cueva. Y desde luego la mejor forma de verla es darse un chapuzón y entrar nadando en la misma.
Por último para terminar nuestra visita a la isla nos fuimos a ver unas de las pocas playas arenosas en la isla, situada en Saplunara en el cuerno del sureste de la isla. Hay varias playas en un paisaje precioso – está protegido como parque natural- . La más interesante nos pareció la playa de Limuni, situada en el extremo este de la isla. Es una pequeña bahía casi cerrada realmente pintoresca, a la que se accede por una carretera de tierra. Y no nos dio tiempo a mucho más. Nos alojamos en el pequeño pueblo costero de Prožurska Luka, donde cenamos algo. Este pequeño pueblo se encuentra en una bonita bahía cerrada por un islote circular. Es un lugar muy agradable y tranquilo, alejado del bullicio del parque nacional.
DÍA 15: Sipan
Cuando estuvimos preparando el viaje y quisimos encajar la visita a la isla de Sipan nos dimos cuenta de que llegar allí en coche desde Mljet era bastante costoso en tiempo y como no teníamos días suficientes lo que hicimos fue tomar un ferry de pasajeros desde Sobra - en Mljet - hasta la isla de Sipan y hacer una visita de un día sin coche. El problema es que solo hay un ferry al día y salía a las 6.15 de la mañana. Pero bueno, nos pegamos el madrugón y nos fuimos a la isla de Sipan. Allí alquilamos una bicicleta para desplazarnos por la pequeña isla, donde apenas hay coches.
La isla de Šipan es una combinación deliciosa de colinas escarpadas alineadas alrededor de una llanura larga, fértil punteada con alguna aldea ocasional. Hay pocas atracciones especiales, pero si se busca tranquilidad y suaves y agradables caminatas, este es uno de los mejores lugares que hay en esta zona de Croacia. El ferry nos dejó en una de las dos poblaciones que hay en la isla, Šipanska Luka. Allí pudimos ver la iglesia pre-románica de San Miguel y las ruinas de un monasterio benedictino. En el mismo puerto hay algunas bonitas casas de piedra junto al mar. Lo primero que hicimos fue subir al techo de la isla, la modesta cumbre de Velji vrh (243 metros de altitud). La ruta hasta la modesta cima no nos llevó mucho más de una hora y nos permitió disfrutar de una preciosa vista de la isla. Como era todavía muy pronto no hacía demasiado calor, lo que nos vino muy bien. Desde la cumbre disfrutamos del hermoso paisaje de viñedos y olivos y el hermoso mar azul. La pena es que una vez más la cima se encontraba ocupada por una serie de antenas que afeaban mucho el entorno. De camino pasamos por la capilla de San Pedro y un fuerte de la segunda guerra mundial, abandonado pero con buenas vistas también.
Ya con las bicicletas nos dirigimos a la otra punta de la isla, donde se encuentra la otra población digna de mención, el pequeño pueblo de Suđurađ donde pudimos ver un castillo y las ruinas de un palacio episcopal. No es gran cosa, pero el pueblo en sí con su pequeño puerto tiene bastante encanto. La principal calle del pueblo nos llevó a la iglesia del Espíritu Santo (Crkva svetog Duha), una estructura fortificada. A la derecha de la iglesia siguiendo la carretera que serpentea alrededor de la aldea de la ladera de Pakljena, llegamos a una zona de olivares y pinos donde se levanta la torre de Pakljena. La vista panorámica desde su torre almenada es maravillosa. Y es que alrededor de Suđurađ hay varias pequeñas iglesias en promontorios que seguro que ofrecen vistas preciosas. Nos dio tiempo a subir también a otra muy cercana al pueblo, la de Sv. Trojstvo. Esta ofrece unas vistas maravillosas desde un pequeño patio frente a la iglesia con vistas que alcanzan incluso hasta Dubrovnik.
Volvimos hacia el puerto de Sipanka Luka a lo largo de la única carretera de la isla adecuadamente pavimentada. El recorrido de unos 5Km nos llevó por un hermoso paisaje interior. Viñedos y olivares cubren la llanura central de la isla, bordeada por las casas de verano arruinadas de la nobleza de Dubrovnik. Cuando llegamos a Sipanska Luka todavía nos quedaba un poco de tiempo antes de tomar el ferry de vuelta – además solo hay uno al día así que no podíamos perderlo -. Aprovechamos este rato para darnos un chapuzón en una pequeña playa a unos 500 metros del puerto. En realidad es una pequeña franja de arena rodeada por rocas en una especie de istmo. Un lugar bastante peculiar que nos permitió refrescarnos antes de devolver las bicicletas y tomar el ferry de vuelta a la isla de Mljet. Este fue nuestro último día de viaje, ya que al día siguiente teníamos que tomar el vuelo de regreso por la mañana desde Dubrovnik, por lo que también nos tocó madrugar.
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