Copenhague, una escapada a la ciudad de La Sirenita
Visitamos la capital danesa, una ciudad moderna y de las más bellas del norte de Europa. Famosa por su estatua de La Sirenita, cuenta con un casco antiguo repleto de edificios históricos y una zona costera de lo más pintoresca con los muelles del canal de Nyhavn. Además es una ciudad llana y compacta por lo que invita a pasear para explorarla. Recorremos en un par de días sus principales atracciones.
DÍA 1:
Tras dejar nuestras cosas en el hotel, empezamos la visita por la cercana plaza del Ayuntamiento, la Radhuspladsen, una gran plaza presidida por una escultura de Hans Christian Andersen. En ella contrastan preciosos edificios de ladrillo rojo como el monumental ayuntamiento con edificios modernos donde tienen su sede diferentes empresas. El ayuntamiento es sin duda el edificio más destacado. La fachada está bastante decorada. En el centro, encima del balcón, destaca la estatua dorada del obispo Absalón, fundador de la ciudad de Copenhague. Y lo que más llama la atención es su torre, una torre con su reloj que alcanza los 105 metros de altura. Subimos hasta lo alto de su torre para disfrutar de unas buenas vistas de la ciudad. El Ayuntamiento está abierto al público y es gratuito salvo la subida a la torre. En el interior nos encontramos con un patio enorme con un techo de cristal y rodeado de un primer piso con arcadas. Hay numerosas decoraciones en las paredes y diferentes esculturas. La otra joya del Ayuntamiento es la sala que contiene el reloj mundial. Se pueden ver todos los mecanismos del mismo y dicen que es uno de los más exactos del mundo. Fuera del ayuntamiento en la plaza podemos ver edificios muy bonitos , alguna escultura y una fuente. Además, alrededor de la Rådhuspladsen hay bastante bares y discotecas, por lo que es una zona que está siempre animada.
Dejamos la plaza por la calle Stroget– una calle comercial muy animada- hasta llegar a la otra gran plaza de la ciudad: Nytorv. Es una plaza muy grande y animada con muchos bares y restaurantes con sus terrazas. Destaca el edificio neoclásico del Palacio de Justicia, y también hay una bonita fuente y un curioso kiosko con encajes dorados en su cúpula. Desde la plaza seguimos la calle Nørregade hasta el cercano barrio latino donde vimos los edificios de la universidad y un par de iglesias de buen tamaño. La iglesia de Sankt Petri es una gran iglesia de ladrillo rojo en un agradable parque y la de Vor Frue, la catedral de Copenhague, donde sobre todo merece la pena el interior con sus diferentes obras de arte como pinturas y esculturas. El exterior es bastante austero. En las cercanías subimos a la Rundetarn, una curiosa torre cilíndrica que es un gran mirador sobre esta parte de la ciudad. Lo más singular es que para acceder a la parte superior no hay escaleras sino una amplia rampa empedrada que sube en espiral como si fuese una callejuela interna de la torre.
Toda esta zona es bastante agradable para pasear. Algunas calles son peatonales y toda la zona está muy animada. Paramos en una preciosa plazoleta rodeada de edificios con fachadas pintadas de colores muy vivos. Es un rincón precioso, la plaza Gråbrødretorv. Muy cerca vimos otra iglesia, la de Helligåndskirken, también de ladrillo rojo.
Seguimos paseando por la zona y tras la iglesia la calle Storget – que ya habíamos seguido al principio del recorrido – se va abriendo a una preciosa plaza rodeada de bonitos edificios, la Amagertorv. Desde allí, la alargada plaza de Højbro lleva directamente al canal que rodea una especie de islote comunicado por puentes con el resto de la ciudad y que contiene algunos de los edificios más imponentes de la capital danesa.
Antes de ponernos a patear esta isla hicimos una pequeña excursión en barco que nos llevó por los canales, rodeando precisamente la isla de Slotsholmen y saliendo hacia el norte hasta la estatua dela Sirenita, pasando por la Opera, el fabuloso teatro de Skuespilhuset y demás puntos deinterés. La parte del canal que rodea al islote es la más espectacular ya que va pegada prácticamente a la isla, pero todo el viaje merece mucho la pena. La vista desde el agua siempre es muy diferente y tiene algo que aportar a la visita a pie.
Nos bajamos del barco y empezamos a recorrer Slotsholmen tras comer algo rápido. El elemento principal de esta monumental isla es el castillo de Christiansborg. El palacio cuenta con la torre más alta de Copenhague con 106 metros. Está rematada con una corona en su punta y el acceso a la misma es gratuito. Para visitar las demás estancias sí que hay que pagar una entrada. La visita de las distintas estancias nos llevó unas 2 horas. El palacio tiene estancias espectaculares. Utilizamos la Escalera del rey en mármol blanco para subir a la primera planta. Una de las estancias más impresionantes es la ‘Sala de los Caballeros’, con unas dimensiones enormes y unas espectaculares lámparas de araña y tapices. El aposento de Cristián IX precede a la Sala del Trono, otros bonitos salones. Una de las estancias más bellas es la Biblioteca, con un doble piso con barandillas realmente precioso. Fuera del Palacio visitamos también las Caballerias Reales, donde además de ver a los caballos ejercitarse hay numerosas carrozas reales impresionantes. También pasamos por las Cocinas Reales y por las antiguas ruinas del Castillo de Absalón, que ocupaba antiguamente este emplazamiento. Se conserva buena parte de la muralla. También visitamos la Capilla Real.
Saliendo del castillo llegamos a uno de los edificios más interesantes de la isla, el de la Biblioteca Real de Dinamarca. Tiene una parte moderna adosada, el Black Diamond, completamente acristalado y a orillas del canal. La biblioteca cuenta con unos jardines y fuentes muy agradables. A la espalda de Christiansborg y junto a otro canal nos encontramos con el antiguo Palacio de la Bolsa, con un acabado de ladrillos rojos y una aguja de 55 metros de altura. Se trata de un chapitel que está formado por cuatro colas de dragón que representan a los países nórdicos: Dinamarca, Finlandia, Noruega y Suecia, y se conoce como Torre de los Dragones. Asimismo en la isla vimos por fuera varios edificios de museos, como el de Armas y de Escultura, ya cerrados. Estuvimos paseando por la zona del muelle que da al canal, una zona muy agradable con vistas sobre la orilla opuesta y con amplias terrazas en as que encontramos alguna moderna escultura.
Después rodeamos la isla siguiendo el curso del canal y disfrutando de las vistas desde los diferentes puentes. El canal es realmente un sitio muy animado con sus terrazas, barcos amarrados y por supuesto las vistas de esta zona, la más monumental de la capital. Dedicamos el resto de la tarde a callejear por la zona entre la isla y Kongens Nytorv, una de las plazas más elegantes de Copenhague. Es una plaza rodeada de espectaculares edificios como el Teatro Kongelige –teatro real - , el castillo de Charlottenborg o el Hotel de Inglaterra. Entre las callejuelas vimos algún edificio interesante, muchos comercios y otra bonita iglesia, la de Nikolaj, actualmente usada como sala de conciertos, y un sitio muy interesante. Como ya se hacía de noche, simplemente nos acercamos a la preciosa zona de Nyhavn, para verla iluminada, ya que la visita la dejamos para el día siguiente. Volvimos paseando a la zona del hotel donde cenamos algo y nos fuimos a descansar.
DíA 2:
Nada más desayunar nos dirigimos a Rosenborg Slot, para entrar según lo abrían. Es un edificio precioso, un castillo renacentista rodeado de maravillosos jardines y un foso en gran parte del perímetro. Ya solo pasear por los cuidados jardines y disfrutar del edificio por fuera es una visita muy recomendable. Pero nosotros también lo visitamos por dentro. Recorriendo sus diferentes salones se puede conocer la historia de la monarquía danesa. Algunos de los salones son realmente espectaculares, con una decoración impresionante. En el castillo también pudimos ver un Museo que contiene las colecciones reales de arte y las joyas propiedad de la Corona danesa.
Junto al Castillo se encuentran los cuarteles en los que la Guardia Real de Dinamarca, realiza sus ejercicios. Hay un museo que cuenta su historia aunque nosotros no lo visitamos, pero sí pudimos ver como marchaban desde el palacio de Rosenborg al de Amalienborg, con sus impresionantes uniformes. Justo en frente del castillo recorrimos una amplia zona verde donde se encuentra el jardín botánico. El edificio acristalado en su centro es realmente impresionante. En los alrededores hay varios edificios interesantes, muchos de ellos pertenecientes a diferentes museos.
Después de recorrer esta zona reanudamos la visita donde lo habíamos dejado el día anterior, en Nyhavn. Es quizás la estampa más conocida de Copenhague y es un lugar precioso. Se trata de un canal de unos 300 metros de largo y poco más de 20 metro de ancho, pero en su lado norte encontramos una sucesión de preciosas casas típicas de colores muy llamativos, que junto a los barcos de vela clásicos que suele haber amarrados en sus muelles dan un aspecto de cuento a la zona. Es realmente preciosa. Al inicio del canal hay una pequeña estatua con un ancla y unas vistas fantásticas. Como la parte más bonita es la norte las mejores vistas se obtienen paseando por el lado sur, que sin embargo es el menos atractivo y por donde además discurre una calle con tráfico rodado – a diferencia de la orilla norte - . Es un sitio realmente agradable para pasear y sacar fotos preciosas. Todos los edificios están actualmente ocupados en sus plantas bajas por restaurantes, heladerías,… es un lugar muy animado a cualquier hora y uno de los puntos de referencia de la ciudad. Ya aprovechamos para comer algo aquí.
Desde aquí salimos de nuevo al canal. De la orilla sur del Nyhavn parte un enorme puente que cruza hasta la otra orilla y que merece la pena ver por las vistas que ofrece del mismo y de los edificios más emblemáticos de la zona. En la orilla oeste se encuentra el moderno edificio de la Ópera y en la este junto al Nyhavn el Skuespilhuset, un moderno edificio acristalado usado para representaciones artísticas. Nos adentramos en la zona norte de Copenhague pasando por este último edificio y una serie de almacenes de ladrillo rojo muy pintorescos. La zona que da al canal de nuevo es muy atractiva. Hay un enorme paseo que parte hacia el norte y enseguida llegamos a Amalienborg Slot, la residencia real, situada en una plaza preciosa rodeada por los edificios del castillo y con vistas hacia la bonita cúpula de la iglesia de mármol. Se puede visitar aunque decidimos no entrar en éste y seguimos hasta la mencionada Marmorkirken. El interior de la iglesia es espectacular por las pinturas y la majestuosidad que le da su cúpula. Pudimos subir hasta la parte superior de la torre, por un tramo bastante largo de escaleras para disfrutar de nuevas vistas de la ciudad. Éste no es el mejor mirador delos que visitamos, pues se encuentra un tanto alejado del centro, pero merece la pena subir.
Seguimos el paseo por el canal hacia el norte y tras pasar por una bonita fuente y la iglesia anglicana llegamos al complejo del Kastellet, en la zona del paseo y zonas verdes de Langelinie. El Kastellet es una ciudadela en forma de estrella rodeada por un foso y cuyas murallas pudimos recorrer. Es un bonito paseo, aunque no hay demasiadas vistas. También se puede acceder libremente al interior del complejo aunque no hay mucho que ver, solo edificios en forma de barracones utilizados hoy en día por el ejército danés. Tras ver el Kastellet lo abandonamos por su entrada norte donde muy cerca se encuentra la famosa estatua de la Sirenita, símbolo de la capital danesa. La verdad es que la estatua decepciona un poco. Es muy pequeña, y se encuentra sobre una roca a poca distancia de la orilla, en un lugar no demasiado pintoresco ya que de fondo tenemos unas instalaciones industriales en el otro lado del canal. Así que la vimos y seguimos hacia el norte. Aquí hay una zona de muelles para embarcaciones de recreo y también se encuentra aquí un terminal de cruceros. Es una zona muy moderna con amplias zonas de paseo a lo largo de los muelles y edificios muy modernos con alguna excepción de ladrillo rojo que ha debido sobrevivir de otras épocas Es una zona bonita por su arquitectura moderna y por las posibilidades de paseo que ofrece. Pasamos allí lo que nos quedaba de día y después volvimos caminando al hotel. La verdad es que Copenhague es una ciudad bastante compacta y es una maravilla pasear por ella. En estos días no usamos el transporte público y recorrimos andando todas las distancias.
DÍA 3:
Este día lo empezamos visitando un islote que habíamos visto el día anterior en la zona norte, frente a la terminal de cruceros. Se trata del islote artificial de Trekoner. Nos informamos de cómo llegar en la oficina de turismo y nos dirigimos a Nyhavn, donde tras un viaje cercano a la media hora llegamos al islote. Durante el viaje el barco para en una zona muy curiosa, en Halvandet. Es un restaurante o bar muy elegante en medio de una zona portuaria con almacenes y muy abandonada.
Cuando llegamos a la isla dimos un paseo por la misma para disfrutar de las vistas del mar. Después visitamos el fuerte un edificio que se encuentra un tanto dejado pero que tiene su encanto. Era un fuerte marítimo dedicado a defender la ciudad con sus cañones. Es un sitio muy tranquilo y pintoresco .Pudimos ver los cañones, los restos de las fortificaciones, el edificio principal y por fuera los dos edificios que hacen de entrada al pequeño puerto de la isla. Tras una visita de algo menos de dos horas regresamos de nuevo a Copenhague.
Y nos fuimos directos a Christianshavn, un antiguo barrio de almacenes y con numerosos canales que ha sido recuperado en los últimos tiempos con numerosos locales de moda. Es un sitio muy agradable para pasear disfrutando de la arquitectura moderna y de la antigua. El paseo junto al canal principal es realmente bonito y te da vistas de la otra parte de Copenhague. Esta zona de los canales tenía un cierto aire a Amsterdam. Estuvimos paseando por los diferentes canales y descubrimos algunos edificios antiguos como una iglesia, o el centro de Arquitectura Danesa situado en un imponente almacén de ladrillo. La parte más interesante sin duda es el paseo del canal principal y el canal interior que discurre paralelo a éste. Llegamos a la Vor Frelsers Kirke o la iglesia de Nuestro Salvador que destaca por su torre barroca de 90 metros de altura. Subimos hasta la punta de su curiosa cúpula con forma de espiral y disfrutamos de unas espectaculares vistas a toda la ciudad de Copenhague muy cerca del barrio de Christiania.
Christiania aparece en todas las guías de turismo como uno de los lugares destacados de Copenhague y la verdad que tras la visita no entiendo muy bien por qué. Christiania es una antigua zona abandonada que fue ocupada por hippies y que se ha mantenido hasta nuestros días. Viven a su aire un poco aparte del mundo civilizado. De hecho cuando entras hay una puerta que te indica que estás saliendo de la UE. A lo largo de sus calles se pueden encontrar cafeterías, bares, comercios, pero todo con un aire muy decrépito y dejado. Realmente está todo muy abandonado y personalmente aunque sí me pareció un lugar curioso no lo recomendaría si vas justo de tiempo. Seguimos nuestro paseo hacia el norte por el canal principal y llegamos hasta las inmediaciones del enorme puente que cruza a Nyhavn. Esta zona es muy interesante ya que se suceden edificios como grandes almacenes con proyectos urbanísticos mucho más modernos. En un pequeño islote hay un enorme local de restauración y bares, con unas terrazas formadas por antiguos contenedores portuarios. Y un poco más arriba se llega al impresionante edificio de la Ópera. Tuvimos suerte de llegar a las 5, última hora a la que se ofrecía un tour guiado por el fabuloso edificio. Si por fuera es espectacular por dentro no se queda corto. Dentro del edificio de cristal hay como una especie de segundo edificio en madera que es donde se encuentra el espectacular escenario. El guía además daba todo tipo de explicaciones y fue un chico muy simpático.
Como ya no quedaba tiempo para hacer más visitas – a partir delas 5 de la tarde no hay ninguna atracción abierta – nos dedicamos a pasear por la zona sur del canal. Para ello cruzamos de nuevo al Nyhavn y bajamos hasta el puente de Langebro disfrutando de los sitios que ya habíamos visitado por el maravilloso paseo. Una vez allí cruzamos al lado este y fuimos paseando por la orilla del canal. Esta zona es igualmente agradable para pasear y hay muchos edificios nuevos, se ve que esta zona era una antigua zona industrial que está siendo reurbanizada. El amplio paseo nos llevó hasta un puente peatonal, el Bryggebroen, que cruza al otro lado del canal ofreciendo unas vistas maravillosas. En esta zona hay numerosos edificios modernos y al cruzar un pequeño islote tras el puente llegamos a la otra orilla del canal donde hay un centro comercial y más espectaculares edificios, algunos como islas en el propio canal. Esta zona no aparece en ninguna guía pero merece la pena darse un paseo hasta aquí. Remontamos el canal ahora por su orilla oeste y nos fuimos hasta el planetario Tycho Brahe, un curioso edificio cilíndrico a orillas de una especie de canal interior o lago que se extiende hacia el norte. Seguimos por la orilla del lago hasta el Søpavillonen, un bonito edificio blanco a modo de terminal marítimo junto a un puente y ya nos retiramos al hotel después de un día agotador. Sin duda este fue el día que más anduvimos.
DÍA 4:
Último día en Copenhague. Hoy queríamos visitar el Museo Naval que se encuentra al Norte de la Opera. Así que nos fuimos hasta allí y visitamos el museo que es interesante ya que está lleno de maquetas de diferentes tipos de barcos. Pero lo más interesante son los tres barcos de guerra que se encuentran amarrados en las inmediaciones del museo. Son barcos de guerra que se pueden visitar, en realidad un barco y un submarino. Uno de los dos barcos, el Peder Skram, se puede pasear libremente – tras comprar la entrada claro – y para los otros hay visitas guiadas. Nosotros elegimos el submarino y fue todo un acierto. Es una experiencia curiosa moverse por los claustrofóbicos y angostos corredores del submarino. Una visita guiada realmente interesante.
Y la última visita que queríamos hacer era el Tívoli, el parque de atracciones de Copenhague. Dada la distancia que existía hasta allí y que queríamos aprovechar al máximo el tiempo utilizamos el autobús para llegar hasta el parque de atracciones. Con la entrada no te puedes montar en las atracciones, para ello tienes que comprar tickets adicionales o una especie de pase que vale para todas las atracciones. Como el objetivo que teníamos era el de ver el parque – pues aparte de las atracciones hay muchas cosas que ver – compramos un ticket de sólo entrada. El Tívoli es un parque de atracciones antiguo con un cierto aire vintage pero con mucho para ver. Si además lo visitas con niños, seguro que la diversión está garantizada. Hay mucha gente en el recinto del parque pero nos fijamos que las colas para las atracciones no eran demasiado largas.
Además de los restaurantes y cafeterías, el Tivoli tiene un amplio programa de actividades culturales: obras de teatro, conciertos, ópera... Entre las cosas que más nos gustaron estuvieron la espectacular Fragata de San Jorge, un enorme barco clásico, que alberga un restaurante flotante, la Pagoda -inspirada en las pagodas chinas y que contiene otro restaurante, el Teatro de Pantomima - el pabellón más antiguo del parque y que acoge espectáculos musicales y de ocio -, y por supuesto la monumental puerta principal de Vesterbrogade. También es muy bonito el edificio del restaurante Nimb, una especie de palacio de estilo árabe realmente pintoresco. Aprovechamos para comer en el parque y seguimos paseando por allí buena parte de la tarde. A la salida pasamos el poco tiempo que nos quedaba en la zona del Nyhavn y nos dirigimos al hotel, pues al día siguiente tocaba madrugar para coger el avión de vuelta.
Puntos de interés en Copenhague: