El glaciar Aletsch es el glaciar más grande de los Alpes y de Europa. Mediante esta ruta panorámica recorremos la parte baja del mismo disfrutando de uno de los paisajes alpinos más maravillosos de Europa. Además gracias a la tupida red de teleféricos de la que dispone la montaña suiza podemos llegar fácilmente al punto de partida y al destino de la ruta. Ambos puntos son diferentes, por lo que necesitaremos volver en autobús al punto de partida una vez concluyamos el maravilloso paseo. Aunque el sendero no presenta ninguna dificultad técnica acumula bastante ascenso, sobre todo en la parte final, y recorreremos unos 16 Km.
Dejamos el coche en el pueblo de Mörel, en el valle que parte de Brig. Desde allí ascendemos mediante dos etapas de teleférico hasta Riederalp, un pequeño emplazamiento con las típicas casitas de montaña suizas y fantásticas vistas sobre el valle que acabamos de dejar. Ya estamos a prácticamente 2000 metros de altitud. Desde aquí aunque hay varias opciones para ganar la cresta de la montaña nos dirigimos al Berghotel Riederfurka, situado ya en la cresta y desde donde parten varios caminos. Seguimos el camino que está indicado como Panoramaweg, el número 39 de la red de senderos de montaña. Así vamos avanzando por debajo de la cresta y comenzamos a ver ya el final del glaciar en un paisaje espectacular. Seguimos caminando por aquí hasta que un desvío perfectamente señalizado nos hace ganar algo de altura hasta ganar la cresta de la cadena montañosa de Hardernagrat, muy cerca de la estación superior de otro teleférico, el de Hohfluh. La vista desde aquí es magnífica y será la que nos acompañe durante buena parte del recorrido. Caminamos por la cresta de las montañas que bordean el glaciar y ya vemos perfectamente la parte final del mismo, mientras que en el otro lado las enormes montañas se levantan nevadas frente a nosotros.
Seguimos avanzando por un camino perfectamente marcado y sin ninguna dificultad – por lo que podemos deleitarnos con la fabulosa vista – hasta llegar al mirador de Moosfluh, a donde llega otro teleférico. El mirador es una pequeña plataforma de madera colgada de la parte superior de la montaña y la vista es maravillosa. Ya se empieza a ver el glaciar cerca de la curva que hace a lo largo de su recorrido por lo que apreciamos una parte mayor del mismo. Dejando el mirador continuamos por el sendero de la cresta, pasando por zonas que combinan roca y césped y algún pequeño lago que ha quedado del deshielo. Aunque el protagonista absoluto es el glaciar en algún punto merece la pena desviarse unos pocos metros dela ruta para ver las vistas hacia el otro lado de la montaña que son también maravillosas. En concreto las vistas hacia el idílico pueblecito de Bettmeralp y su lago son preciosas varios cientos de metros abajo con el telón de fondo de las montañas del otro lado del valle.
Continuamos caminando y en un desvío seguimos hacia el mirador del Bettmerhorn. La ruta 39 no pasa por aquí pero merece la pena subir un poquito más y pasar por este fantástico mirador, cercano a otra estación de teleférico. La vista desde el mirador es espectacular ya con la curva del glaciar mucho más abierta. Una terraza de madera con los indicadores correspondientes nos describe lo que estamos viendo, aunque la verdad es que no hacen falta palabras. Desde este nuevo mirador hay dos opciones. Podemos deshacer el camino hasta el desvío para seguir por la ruta 39 o bien salir por un camino de rocas por ladera de la montaña desde el propio mirador. La primera opción va más cerca del glaciar y quizás el camino es más cómodo, al ser de tierra en su mayor parte. En cualquier caso decidamos lo que decidamos ambos caminos se van a unir en aproximadamente 1 Km. Nosotros decidimos seguir por el camino de rocas que parte del mirador.
A partir de aquí el camino sigue en descenso y llegamos a estar realmente cerca del glaciar. Además la vista se abre pues pasamos el punto de la curva glaciar que nos impedía ver hacia la cabecera del mismo. Aquí nos damos cuenta de la verdadera magnitud del glaciar Aletsch. Seguimos en descenso hasta un punto en el que el sendero va a abandonar el glaciar y se curva hacia el sur. En este punto es donde más cerca del glaciar estuvimos, de hecho varios senderistas bajaron hasta el glaciar a tocar el hielo. Nosotros no lo hicimos y seguimos el camino, pasando por un pequeño lago, el Märjelensee. Dejamos la zona del glaciar y pasamos por otra zona de pequeñas lagunas de deshielo hasta pasar junto a un lago represado, el Vordersee.
Aquí hay muchos senderos, uno de ellos baja a Fiescheralp desde donde podríamos coger un teleférico para llegar al valle y terminar el recorrido, pero nosotros queríamos subir al mirador del Eggishorn, otro de los fabulosos miradores sobre el glaciar. Para ello nos desviamos antes del Vordersee y comenzamos a subir parte de lo que habíamos descendido en el último tramo dela ruta. Tras una subida bastante exigente llegamos a una repisa en la que hay un pequeño lago y fabulosas vistas de la zona que acabamos de dejar. Incluso se ve a lo lejos la cola del glaciar del valle vecino, el Fieschertal. Estamos muy cera del pico del Eggishorm, una importante cima de la zona.
Básicamente el camino aquí lo que hace es rodear el pico para llegar a la estación superior de otro teleférico que nos deja prácticamente en el mirador del Eggishorn, y punto final de nuestra ruta. Allí las vistas son impresionantes y esta vez en todas las direcciones, no solo hacia el glaciar. Justo frente a nosotros se puede ver la Konkordiaplatz, el punto dónde coinciden cuatro glaciares, entre ellos el del Jungfrau, que ya habíamos visitado en otro viaje a esta zona. Las vistas también abarcaban las grandes montañas de Jungfrau, Eiger y Mönch, en los Alpes Berneses. Incluso con el zoom de la cámara se llega a ver el Jungfraujoch, la estación de tren más alta de Europa y un destino excepcional, como os contábamos aquí. Ya sólo nos quedaba iniciar el viaje de regreso. Para ello desde allí mismo tomamos dos teleféricos que nos bajaron hasta el pueblo de Fiesh, desde donde un autobús nos llevó de nuevo a Mörel, donde habíamos estacionado el coche.
Sin duda esta es una de las rutas más agradecidas que hemos podido hacer en Suiza y en toda Europa. Con no mucho esfuerzo vas disfrutando a lo largo de todo el recorrido de las vistas de montaña probablemente más espectaculares de Europa.
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