Saint Émilion, un precioso pueblo entre viñedos

Saint Émilion es un precioso pueblo a 45 minutos de Burdeos, famoso por los viñedos que rodean la ciudad, y es también una excepcionalmente atractiva ciudad pequeña con un gran patrimonio cultural. Las viejas y pintorescas casas grises de esta ciudad medieval fortificada se extienden por la ladera sur de una baja colina, mientras que las vides comienzan bajo sus murallas. Es un pueblo medieval realmente bonito y con muchos atractivos que le han hecho formar parte del patrimonio mundial de la UNESCO.

Nosotros lo visitamos un sábado de Agosto y a pesar de que había bastante gente no nos fue difícil aparcar muy cerquita del centro. Saint Émilion mantiene las siete puertas que formaron parte de las fortificaciones medievales originales. En su interior hay empinadas calles estrechas con edificios hermosos y varias plazas más abiertas, todas ellas muy atractivas. El centro del pueblo es la iglesia Monolítica. Es realmente una iglesia muy curiosa, porque cuando llegas a la Place du Clocher como hicimos nosotros solo ves un campanario en una placita que forma un balcón con preciosas vistas  del pueblo. Allí se encuentra también la oficina de turismo. Lo sorprendente es que esta plaza en medio  del pueblo está realmente sobre la iglesia, que está excavada en la propia roca, y de esa roca sobresale el campanario que se levanta solitario en la plaza.

Y es esta iglesia el principal punto de interés en Saint Émilion. Nosotros subimos al campanario para disfrutar de unas espectaculares vistas del pueblo, tras negociar interminables tramos de escaleras. Merece  mucho la pena subir porque si bien desde el balcón de la Place du Clocher hay vistas muy bonitas, las vistas desde arriba del campanario son inmejorables. Y en la oficina de turismo compramos las entradas para la visita de la iglesia monolítica – así se conoce a la iglesia subterránea - . Como ya he comentado se encuentra literalmente debajo de la Place du Clocher excavada en la roca. Es un lugar impresionante, porque es enorme. Nos dicen que es la mayor  iglesia excavada de Europa. Además de la iglesia monolítica la misma entrada incluye una visita a las catacumbas, la ermita y la capilla de la Trinidad. Todo ello muy interesante pero sólo la visita a la iglesia hace que merezca la pena la entrada. Simple y enorme, la totalidad de la estructura - bóvedas, grandes pilares cuadrados y todo - ha sido excavada en la roca. Este recorrido dura unos 45 minutos y es muy recomendable.

A la salida de la iglesia nos encontramos en una coqueta y animada plaza, con sus terrazas que el sábado por la mañana estaban a tope de actividad y bonitos edificios rodeando este espacio, que es el centro neurálgico de la población. Desde allí seguimos por la calle Rue de la Petite Fountain donde había unos magníficos lavaderos antiguos, con unos tejados de madera muy pintorescos y donde aprovechamos para refrescarnos. Seguimos descendiendo y pasamos a la calle paralela hacia el oeste donde había otros lavaderos preciosos algo más grandes que los que ya habíamos visitado. Desde aquí se ve ya otro de los edificios que destaca en Sint Émilion: la torre de Rey, una torre aislada en una zona alta en una zona ajardinada. Allí mismo hay un precioso mirador que nos da otra perspectiva del pueblo también muy bonita. Aquí estamos ya en uno de los extremos del pueblo y comienzan los viñedos. A la torre del Rey también pudimos subir y las vistas de nuevo eran excepcionales. Esta es algo más bajita que el campanario por lo que la subida no se hace tan dura.

Dimos un paseo por esta parte del pueblo, la parte baja, callejeando y disfrutando del pintoresco pueblo hasta llegar a la puerta Brunet y las murallas de la ciudad. La puerta está intacta pero las murallas apenas se pueden ver ya que hay muchísima vegetación y no hay un camino para poder seguirlas. Siguiendo en ascenso por la Rue de la Porte Brunet llegamos al claustro des Cordeliers, una ruina de la que solo queda una parte. Justo enfrente del claustro en la misma calle hay otro mirador, que nos da de nuevo  vistas hacia el pueblo, aunque menos limpias que desde la torre del Rey. Esta zona está bastante más desangelada y prácticamente íbamos  solos paseando por el pueblo. Al llegar al cruce con la calle Gaudet volvemos a la zona más central y concurrida del pueblo. Allí hay una callejuela con un arco de entrada, la Puerta de la Cadena, que de nuevo nos da acceso al centro. Este cruce de calles es por cierto de los rincones más pintorescos de Saint Émilion.

Desde la plaza de la iglesia  Monolítica subimos por las empinadas callejuelas  de nuevo a la parte alta del pueblo. Allí otro lugar de cierto interés es la colegiata y su espléndido claustro. Es la iglesia del pueblo. Justo detrás de la oficina de turismo hay otra pequeña iglesia y el tramo de muralla más importante que puede verse en Saint Émilion. Pasamos un buen rato callejeando por la zona alrededor del campanario y la iglesia, que es la zona más animada, y donde pudimos entrar en diferentes comercios con todo tipo de productos locales, donde obviamente dan una importancia primordial al vino.

Para los amantes del vino ningún viaje a Saint Émilion estaría completo sin una visita a uno o más de los castillos que producen el vino local. Hay varios de estos que ofrecen al público degustación de vinos. La región de Saint Émilion se encuentra situado en la Dordoña, los viñedos de Saint-Émilion tienen un microclima excepcional y una calidad de suelo única.

Aunque nosotros no somos demasiado aficionados, se pueden visitar diferentes bodegas en los alrededores de Saint Émilion y realizar catas de vino. Otra actividad que vimos a mucha gente practicando es recorrer en bicicletas la zona de los viñedos. En la oficina de turismo se alquilan bicis y hay una serie de itinerarios propuestos. Es una zona realmente agradable, muy tranquila y seguro que es una gozada recorrerla en bici.

Ubicación de Saint-Émilion: