Londres: un destino ideal para Navidad

Nos escapamos unos días a Londres y además fue en periodo prenavideño por lo que a la infinidad de atractivos de la capital británica se le añadió el encanto del ambiente y decoraciones navideñas. Es una época fantástica para acercarse a Londres ya que sus calles bullen de actividad, incluso más de lo habitual, y encontramos mercadillos y atracciones turísticas propias de  estas fechas. Nos alojamos en un hotel cerca de la céntrica estación de Euston. No está en el centro de ninguna de las zonas más turísticas pero está al lado de la estación de Euston desde donde puedes desplazarte a cualquier lugar  de Londres.  Londres es una ciudad que da para mucho más que  unos días, es impresionante la cantidad de cosas para ver y hacer que tiene así que nos centramos en sacarle el máximo  provecho a los días que teníamos. Llegamos ya de noche y nos fuimos directos al hotel para empezar el día siguiente bien temprano.

DÍA 1:

Empezamos nuestra visita por uno de los lugares emblemáticos de Londres: Trafalgar Square. La plaza es verdaderamente monumental. Una estatua de Nelson preside la plaza desde una enorme columna y un par de fuentes ornamentales – al estilo de las de Roma – dan acceso a la escalinata que lleva al precioso edificio de la National Gallery, uno de los mayores museos de arte del mundo y además gratuito – como todos los museos en Londres -. La iluminación de las fuentes por las noches crea una imagen maravillosa. En la plaza hay diferentes estatuas. Además un imponente árbol de Navidad adorna la preciosa plaza. La iglesia de St. Martin in the Fields con su imponente portada con columnas clásicas adorna otro extremo de  la plaza. En la cripta hay un restaurante y bajamos a verlo. La iglesia  en sí no tiene demasiado para ver, pero por fuera es realmente bonita. En el extremo  opuesto de la plaza,  al otro lado de una rotonda con una estatua ecuestre de Carlos I, hay un precioso edificio bajo cuyos arcos se sale de la plaza hacia el palacio de Buckingham. Se trata del Admiralty Arch.

Dejamos Trafalgar Square y por la calle Haymarket avanzamos hacia Piccadilly Circus, otro de los centros neurálgicos de la ciudad. A lo largo del camino vemos edificios interesantes como el Teatro de Haymarket. En Piccadilly nos encontramos los famosos carteles luminosos y la fuente de Eros en el centro, uno de los iconos de la ciudad. Alrededor de toda la plaza hay numerosos restaurantes, bares, cines, cafés… vamos un poco de todo. En las calles alrededor de la plaza hay edificios muy bonitos y con todo tipo de atracciones para el visitante. Es un lugar muy animado y cuyo esplendor se aprecia mejor también al anochecer. Desde la plaza seguimos la calle Shaftesbury plagada de teatros con sus características entradas en preciosos edificios.

Un poco más adelante nos encontramos con el China Town, unas pocas callejuelas en las que lo único  que se diferencia del resto de la ciudad son los comercios y algún adorno, y sobre todo la puerta de entrada, pero no es una zona muy extensa. Pasamos por Leicester Square, una plaza rodeada de teatros, tiendas de souvenirs y demás y de nuevo llegamos a Shaftesbury donde está el monumental edificio del Palace Theatre, un impresionante edificio de ladrillo rojo. Por todas las calles vamos  viendo los buzones y cabinas londinenses de color rojo. Y desde allí nos adentramos en el Soho. El Soho no alberga ningún monumento importante pero es sinónimo de locales de comida, vida nocturna, tiendas y espectáculos. Su intrincada red de callejuelas hicieron de él uno de los puntos calientes de la ciudad pero hoy en día es un lugar perfectamente seguro.

El principal punto de interés del Soho son sus calles y su ambiente. Y una de las calles más conocidas del Soho es Carnaby Street, que estaba perfectamente engalanada para las fiestas con su decoración navideña. Es una calle repleta de comercios. Entre Carnaby Street y Regent Street hay una pequeña calle llamada Kingly Street, cuya entrada es una pequeña puerta. La calle es una especie de galería comercial y uno de los lugres más curiosos del Soho. Llegamos también a la plaza del Soho, donde hay una pequeña cabaña con aspecto de edificio de entramado de madera en el parque y una pequeña iglesia católica. En la calle Dean Street también vimos el Soho Theatre, un local para obras alternativas. Estuvimos paseando por las callejuelas viendo tiendas de lo más curioso y aprovechamos para comer algo allí en uno de los numerosos locales.

Saliendo del Soho llegamos al Covent Garden. Es otra de las zonas con más ambiente dela capital, una zona eminentemente comercial donde el antiguo y pintoresco edificio del mercado está repleto de tiendas y restaurantes a lo largo dela pintoresca galería central. En la plaza justo delante del mercado hay mucho  ambiente y pudimos ver varios artistas callejeros. Frente al edificio del mercado está otra bonita iglesia, la de St  Paul, con una entrada al estilo de un tempo griego con sus típicas columnas. En un costado del Covent Garden, el Jubilee Hall, otro bonito edificio está más centrado en tiendas de artesanía y antigüedades. Y para completar la oferta allí mismo están el Museo del Transporte de Londres y el London Film Museum. Visitamos el primero de ellos – gratuito como ya hemos comentado -. Además de mucha información sobre la historia del transporte en la ciudad nos encantaron algunas de las piezas del museo como el autobús urbano más antiguo de Londres, tirado por caballos, la primera locomotora del tren suburbano, o los antiguos y característicos autobuses de dos pisos de Londres. También muy cerca vimos el bonito edificio de la Royal Opera House.

Y así pasando por el teatro y hotel Savoy, dos de los edificios con más solera de esta zona de Londres llegamos al Támesis. Desde Victoria Embankment hay una buena vista de la otra orilla, el London Eye y el puente de Waterloo. En la entrada de la estación de Charing Cross en la calle principal, hay una bonita cruz, la Eleanor Cross.  Subimos al puente para disfrutar de vistas en ambas direcciones y ver panorámicas de todo lo que aún nos quedaba por visitar. Volvimos hacia la calle Strand y avanzando por ella unos arcos nos dieron acceso al patio de la Somerset House, un precioso palacio que alberga diferentes museos. En el patio había una espectacular pista de patinaje con un ambiente de lo más navideño. Poco después nos encontramos la magnífica iglesia de St Mary-le-Strand en medio de un islote en la calle y poco después otra iglesia más, la de St. Clement Danes. Justo al lado está el espectacular edificio del Palacio de Justicia – Royal Courts of Justice – un enorme edificio que recuerda en cierta medida a una catedral. Y desde allí nos introdujimos por unos callejones a través de un arco, que nos llevó al Inner y Middle  Temple, dos de los colegios de abogados de Londres. Son unos  bonitos edificios con  jardines, accesibles mediante una serie de callejuelas peatonales y cerca de otra de las joyas de la zona: la Temple Church.

La Temple Church es una de las iglesias más bonitas y con más historia de Londres. La construyeron los Caballeros Templarios y está dividida en dos partes: Una curiosa zona redonda (Round Church), construida para recordar la Iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén; y la parte del Coro (Chancel). Visitamos el maravilloso interior con los bancos en la zona del coro y las tumbas de 4 caballeros templarios en la zona redonda. Esta iglesia apareció en El Codigo  Da Vinci. Toda la zona entre la iglesia y los edificios de los abogados es preciosa y muy pintoresca, con callejones, pasadizos… Cruzando la calle Strand llegamos a otra zona preciosa, Gough Square, un entramado de callejuelas y casas muy antiguas. Seguimos callejeando por la zona, por Norwich Street y Furnival Street y llegamos a Holborn Street una calle con un impresionante edificio que recuerda a un castillo – en ladrillo rojizo – y prácticamente enfrente unas casas de entramado de madera. Por la zona vimos más edificios espectaculares como los de los otros gremios de abogados, Gray’s Inn y Lincoln’s Inn. Callejeamos un poco por la zona y descubrimos rincones con mucho  encanto, bien por los edificios o por los jardines…

Tras recorrer la zona volvimos al Támesis ya de noche – en invierno  anochece muy pronto en Londres - para dar un paseo y disfrutar de las vistas nocturnas hacia el otro lado del río. Paseando llegamos a Trafalgar Square y de nuevo hasta Piccadilly Circus donde cenamos esta primera noche.

DÍA 2:

Tras desayunar tomamos el metro y nos dirigimos al Palacio de Westminster, o las Houses of Parliament. Es sin duda el edificio más reconocible de la ciudad. Además su torre del reloj es el archiconocido reloj Big Ben, probablemente el reloj más famoso del mundo. Primero recorrimos el edificio por fuera y desde el puente de Westminster para obtener las mejores vistas. Si no  eres británico solo se puede visitar el Parlamento y no el Big Ben. Hicimos la visita mediante un tour guiado para ver la sede de la Cámara de los Lores y la Cámara de los Comunes. El recorrido nos llevó unos 90 minutos y pudimos ver  partes del inmenso edificio como el Westminster Hall, el Normal Porch, la Queen’s Robing Room, la Royal Gallery, la cámara del príncipe, la Cámara de los Lores, la Cámara de los Comunes y el St Stephen’s Hall. La visita es muy interesante, lástima que no permiten sacar fotos. Y hay que tener en cuenta que solo se ve una pequeña parte del inmerso complejo.

Tras salir vimos la iglesia de Santa Margarita que se ubica frente al Parlamento. Es una bonita iglesia aunque queda eclipsada por la belleza de la Abadía de Westminster. La pudimos ver por dentro gratuitamente aunque no es nada espectacular. En la Plaza del Parlamento hay un montón de estatuas de políticos como Churchill. Al sur del complejo de las Casas del Parlamento hay un bonito parque junto al río con buenas vistas tanto del Parlamento como del otro lado del río. Entramos después a la abadía de Westminster junto a l iglesia de Santa Margarita. La plaza que hay en la entrada de la abadía junto con el espectacular edificio que hay al lado forma otro conjunto  monumental maravilloso. Su interior está muy ricamente decorado y alberga las tumbas de monarcas y muchos personajes ilustres. La capilla de Enrique VII es uno de los conjuntos más bellos del interior. Los claustros están rodeados por la Sala Capitular, Chapter House, y también pudimos ver el Museo de la Cripta. Luego hay dos rincones, uno para los científicos y otro para los poetas donde se encuentran enterrados  destacados personajes dela historia británica. Aquí pudimos realizar la visita por libre aunque todo está muy vigilado y tampoco te puedes salir mucho del itinerario marcado. En el exterior el Central Hall es otro espectacular edificio.

Seguimos la calle Victoria pasando por una serie de edificios más modernos  hasta llegar a la catedral de Westminster. Es una catedral de lo más llamativa por fuera con ladrillo rojo y blanco y una forma bastante inusual para una iglesia. Lo que sí pudimos hacer parte de visitar su interior es subir a la torre que es un fantástico mirador de los alrededores. Un poco después llegamos a los alrededores de la estación de Victoria, un precioso edificio clásico.

El bonito edificio del Victoria Theatre se encuentra también en la zona. Desde allí nos acercamos al palacio de Buckingham donde nos tuvimos que conformar con verlo desde fuera ya que solo se puede visitar en verano. La mejor vista del palacio la sacamos desde el Mall, la calle que lleva a Trafalgar Square. Allí podemos ver también el Queen Victoria Memorial, una preciosa escultura dedicada a la reina.  Y muy cerquita también vimos e  Palacio de St James, un precioso edificio rojizo de origen medieval en estilo Tudor. La imponente puerta de entrada, la Gatehouse, es la única que queda del edificio original, con sus torres octogonales. Pegada al palacio está la Capilla de la Reina-. El palacio no está abierto al público, pero sólo verlo por fuera merece la pena. Esta zona está repleta de casas señoriales y palacetes, como el precioso edificio rojo que hace esquina en St James Street frente a la puerta del palacio.

Bajamos al agradable parque de St James con su laguito y fuimos caminando hasta el extremo más cercano al Támesis. Desde el puente que atraviesa el lago del parque hay muy bonitas vistas. Al llegar al extremo del parque vimos otro buen grupo de edificios monumentales como el que alberga la Royal Society, o el edificio de la Horse Guards Parade que se puede atravesar bajo un arco y salir a la calle Whitehall, donde podemos ver el famoso callejón de Downing Street, tras una gran verja. En esta calle que acaba en el Parlamento pudimos ver también bastantes edificios interesantes. Volviendo a la parte de St James Park en la calle paralela llegamos a las Cabinet War Rooms, el conjunto de galerías subterráneas que sirvió para dirigir el país en tiempos de guerra. Entramos a visitarlo – por cierto aquí sí que hay que pagar entrada – y resultó ser muy  interesante. Las galerías se encuentran amuebladas como lo estaban en época de guerra. Se visita el búnker de Churchill, un museo dedicado a su persona y se hace un recorrido por las diferentes salas.

Para acabar de recorrer esta zona dimos un paseo por la ribera del Támesis en su orilla norte. Llegamos al puente de Lambeth Bridge desde donde disfrutamos de vistas al parlamento y el London Eye y fuimos caminando hasta el puente de Hungerford – bordeando el parlamento que es el único  tramo que no se puede hacer andando. Este puente de Hungerford es realmente pintoresco, ya que un puente central sirve de vía ferroviaria y a sus lados hay dos pasarelas peatonales que dan excelentes vitas, hacia el norte y hacia el sur, por  lo que conviene pasear por ambas.

Como ya se hizo  de noche aprovechamos el resto  del día para pasear por algunas de las zonas más animadas como el Covent Garden, Trafalgar Square y Piccadilly y también visitamos el Museo Británico. Justo al  lado del museo vimos Bedford Square, una preciosa plaza delas más típicas de Londres, con sus casitas, portales con escaleras… Viajar a Londres en invierno  tiene el inconveniente de que anochece bastante pronto por lo que por las tardes hay que aprovechar a ver algún museo o simplemente disfrutar del ambiente callejero en las zonas más emblemáticas. La visita al Museo Británico fue muy interesante. La entrada al monumental edificio es preciosa y la verdad es que luego allí dentro puedes ver de todo. Lo que más nos gustó fue la sección dedicada a Egipto, donde pudimos ver unas impresionantes momias.

DÍA 3:

Madrugamos de nuevo para aprovechar las horas de luz y cogimos el metro para llegar a la Torre de Londres, otro de los monumentos que no se pueden dejar de ver en una visita a Londres. Es un edificio precioso a orillas del Támesis y que funcionó como prisión real  en el pasado. El recinto amurallado cuenta con 13 torres y dentro de las dos líneas de muralla separadas por un foso  pudimos visitar varios edificios, entre ellos un palacio, una cárcel, capillas y museos. Para visitar la torre accedimos por la Byward Tower. Una de las estrellas de la visita son las Joyas de la Corona que se guardan en las Waterloo Barracks. Para llegar allí hay que pasar por la Traitor’s Gate y por la Tower Green. En estaTower Green visitamos la iglesia de St Peter ad Vincula y también pudimos ver el patíbulo en la Bloody Tower. Por cierto que los guías turísticos son los Beefeater, ataviados con su característico traje de ceremonia. Este es uno de los sitios más visitados de Londres y conviene ir pronto para no esperar largas colas. A la salida la cola que había era tremenda.

Tras la visita a todo el recinto salimos y paseamos por la orilla del Támesis bajo las murallas de la torre. Es otro tramo de paseo precioso en Londres. Desde allí se ve el fantástico Tower Bridge. De hecho pasamos por debajo del puente y llegamos a un pequeño embarcadero con una fuente que tiene un delfín. Para mí  este es el mejor mirador del Tower Bridge. Antes de visitarlo, estuvimos por la zona de St. Katharine, un puerto deportivo en el corazón de Londres. Está rodeado de interesantes edificios y además había vario barcos veleros clásicos amarrados lo que le daba un toque realmente especial.  Toda la zona está repleta de restaurantes y tiendas de moda. Pasamos por varios puentes estilo holandés y llegamos a la exclusa que da al Támesis. Es una zona realmente pintoresca. Y nos dirigimos a visitar el Tower Bridge, el puente más famoso de Londres, construido en estilo gótico.

No lo visitamos por dentro porque teníamos otras visitas priorizadas y por lo que nos habíamos informado no  merecía demasiado la pena. Sin embargo pasear por debajo de sus torres y sacarle fotos desde diferentes ángulos es una gozada. Desde allí  seguimos por la ribera norte del Támesis pasando por diferentes zonas de muelle delante de diferentes edificios y disfrutando de las vistas. Una de las cosas que más nos gustó de Londres es pasear por las orillas del Támesis. Y así llegamos a otro emblemático puente, el London Bridge. Nos adentramos en la City pasando por el Monument, una gran columna dórica de 61 metros de altura coronada por una estatua en forma de llama, en recuerdo del Gran Incendio de Londres. Subimos por una estrecha escalera de caracol hasta la cima del monumento donde un estrecho balconcillo nos permitió disfrutar de las vistas de la zona. Allí cerca vimos dos iglesias, la de St. Magnus the Martyr y St Dunstan-in-the-East. Pasamos por la zona cubierta del Leadenhall Market, es una zona muy curiosa donde un cruce de calles está cubierto por un pintoresco techo de metal y vidrio. Cerca de  allí vimos el espectacular Lloyd’s Building un fantástico edificio de corte futurista con sus  escaleras y ascensores por el exterior y un aspecto metálico.

Y también en la zona se levanta el edificio conocido como the Gherkin – el pepinillo. Es un moderno rascacielos con fachada de cristal que es la imagen de la City y uno delos edificios que marcan el skyline de Londres. Se levanta hasta los 180 metros de altura. En los alrededores hay preciosos rascacielos todos ellos con una estructura y un diseño muy vanguardista. Y se conserva alguna isla ajena a todo este conglomerado de altos edificios como la iglesia de St. Helen’s Bishopsgate. Callejeamos por la zona y encontramos también la iglesia de St. Michael Cornhill. Finalmente llegamos al corazón de la City y otro de los lugares más bonitos dela  ciudad: el cruce de las calles Lombard y Cornhill. Aquí se encuentran edificios imponentes como el Museo y Banco de Inglaterra, el Royal Exchange o el Mansion House.

Por la calle Princess Street llegamos a una bonita plaza en la que se encuentra el Guildhall y la iglesia de St.  Lawrence Jewry. Pudimos entrar en el Guildhall, un salón espectacular con un interior maravilloso. En el exterior y como parte de la plaza hay también una galería de arte. Nos desviamos un poco para ver la entrada del Museum of London a donde se accede por un puente sobre un fragmento de antigua muralla de la ciudad. Y así tras callejear por la zona que esconde también muchos secretos y cosas por descubrir, llegamos a la catedral de St. Paul, que es la segunda catedral más grande del mundo, solo por detrás de la de San Pedro del Vaticano.  

Toda la zona que rodea a la catedral es muy bonita con una plaza peatonal y unas calles muy agradables. En una de estas plazas la Temple Bar, una de las puertas originales de la ciudad, nos da acceso a los alrededores del templo. Entramos en la catedral, adornada con muchos frescos en el techo. También visitamos la cripta donde hay diferentes tumbas. El interior de la catedral tiene algunos elementos espectaculares como la American Memorial Chapel detrás del altar y la Lady Chapel. Sin embargo a pesar de los múltiples atractivos, lo que más nos gustó fue subir a la gran cúpula, compuesta por tres galerías circulares. Primero llegamos a la Galería de los Susurros, a 30 metros de altura. Tras otra buena tanda de escalones se llega hasta la Galería de Piedra, que ofrece buenas vistas y finalmente subimos hasta la Galería Dorada, a 85 metros de altura. Las vistas desde aquí sí que son espectaculares.

Tras bajar de la cúpula salimos de la catedral y fuimos callejeando hasta la zona del Monument, descubriendo un par de iglesias de camino  y algún edificio interesante. Aquí salimos al río, en concreto al London Bridge y fuimos por la orilla norte paseando hasta el puente de Blackfriars, disfrutando de nuevo del paseo al lado del río. Un enorme puente de ferrocarril sobre el que hay una fantástica terraza nos separó de la orilla y la retomamos para llegar al fantástico Milenium Bridge que conecta directamente con la zona de la catedral. Es un puente precioso con vistas maravillosas en todas direcciones. La vista hacia la catedral es de las mejores.  Antes de llegar a este  puente pasamos también por el de Southwark, y por una zona de paseo que discurre en galerías bajo los edificios. Y así llegamos al puente de Blackfriars que ya conocíamos.

Ya cayendo la noche subimos hasta el mercado central de Londres – Smithfield -, un enorme edificio cubierto sin demasiado atractivo. En los alrededores pudimos ver al iglesia de origen medieval de St Bartholomew the Great, y la más modesta St Bartholomew the Less. Por esta zona callejeando llegamos a Cloth Fair donde las callejuelas son realmente estrechas y encontramos otra iglesia más. Un poco más al norte vimos los restos  del antiguo monasterio de Charterhouse. En St John’s Square vimos la preciosa puerta del mismo nombre, una notable construcción en piedra. Esta es una zona no demasiado pintoresca pero si con algunas cosillas interesantes. Como ya hacía rato que se nos había hecho de noche decidimos coger el metro e ir a visitar el Museo de Ciencia e Historia Natural. El Museo es muy completo pero lo más bonito es el edificio en sí ya que parece una catedral y el interior es espectacular, en especial la amplia sala en la que se encuentran los esqueletos de varios dinosaurios. Bajar desde la galería superior y ver los enormes esqueletos en el interior de lo que parece una gran catedral es una sensación indescriptible. Salimos del museo por la puerta principal – habíamos entrado por otra – y justo  debajo de la espectacular fachada había habilitada una pista de patinaje sobre hielo. La imagen era realmente navideña. Tras eso fuimos paseando hasta llegar a Harrods, los famosos grandes almacenes que hervían de actividad a poco de la Navidad. Y con esto acabamos el día, comiendo algo por la zona y regresando al hotel.

DÍA 4:

 Este día madrugamos con un primer objetivo muy claro: subir al London Eye, la noria panorámica que se encuentra en la orilla sur del río. Como no abrían hasta las 10 empezamos a pasear por la orilla sur. Es un paseo fantástico que luego continuaríamos por el resto del South Bank. Llegamos hasta el puente Lambeth con preciosas vistas sobre el parlamento y hacia el sur. Allí mismo hay un palacio, el Lambeth, que es un precioso edificio de piedra.  Pasamos también por el hospital de St Thomas, otro bonito edificio clásico. Y nos internamos un poco en la zona sur de la ciudad para ver el edificio del Museo de Guerra Imperial con dos impresionantes cañones en la entrada. Retrocedimos después y pasando por el puente de Westminster llegamos al impresionante edificio del  Aquarium en el  paseo y junto al London Eye.

Llegamos algo antes de la apertura y ya había lago de cola pero muy poca. Además la verdad es que el acceso a la noria va bastante rápido. Son unas cápsulas en forma de huevo  que se van desplazando  muy lentamente – tanto que no llega a parar para cambiar de ocupantes en cada una de ellas -.En cada una de ellas entrabamos como unas 15 personas, tras pasar un estricto control de seguridad. Las vistas son espectaculares a lo largo de todo el recorrido, en todas direcciones y además te da tiempo a disfrutarlas perfectamente porque la velocidad es muy lenta. Así que tras hartarnos de sacar fotos desde diferentes ángulos proseguimos nuestra visita por la orilla sur del río. Es un paseo que fue de lo que más nos gustó del  viaje. Vas pasando por diferentes edificios espectaculares, zonas de galerías, con maravillosas vistas… Pasamos por el Royal Festival Hall, parte de un enorme complejo artístico, el South Banks Arts Complex. Son unos edificios preciosos. Pudimos subir a unas de sus terrazas para mejorar las vistas, con el pintoresco terminal de ferries justo debajo.

Pasando el Waterloo Bridge – donde también aprovechamos para sacar buenas panorámicas – llegamos al moderno edificio del National Theatre. Después el paseo cuenta con varios muelles e incluso una terraza sobre el río que ofrecen maravillosas vistas como por ejemplo las de la Oxo Tower Wharf, un precioso edificio de ladrillo rojo  con una torre en su parte central. Pasamos el puente de Blackfriars, desde donde hay fantásticas vistas a los rascacielos de la City, y llegamos al sobrio pero imponente edificio del Tate Modern, una de las galerías de arte más impresionantes el mundo. El edificio es una antigua central reconvertida y justo a sus pies se encuentra el Millenium Bridge, con grandes vistas de la catedral de St. Paul.

Y justo al lado visitamos el pintoresco edificio del Globe,  una réplica del teatro donde Shakespeare representó sus obras más famosas. El edificio es precioso por fuera y por dentro. A lo largo de una visita guiada vimos las gradas, divididas en zonas según la clase social, el escenario y sus trampillas secretas. Una visita corta pero muy aconsejable.

Llegamos al Southwark Bridge, al que también nos asomamos para disfrutar de más vistas y poco después un puente ferroviario nos impidió el paso por lo que tuvimos que seguir por el interior. Pudimos asomarnos a un pequeño entrante del río donde se  encontraba un barco de época precioso, el Golden Hinde, y es que en Londres hay una nueva sorpresa en cada esquina.  Y justo al lado está la catedral de Southwark, un precioso y antiguo edificio gótico. El interior es bastante bonito también. Y tras asomarnos al London Bridge, recuperamos el paseo por la orilla del río, en una zona muy pintoresca, ya que discurre por galerías de los edificios que dan directamente al río. Pasamos por otro terminal de ferry y un espectacular centro comercial con una galería cubierta que acaba en el río. Justo después está el HMS Bellfast, un barco museo militar amarrado en el  Támesis y que visitaríamos más tarde. Ahora teníamos que aprovechar las horas de luz.

Aquí pasamos por una zona de edificios de oficinas  modernas incluido el precioso edificio del ayuntamiento de Londres, con su característica forma esférica. Pasando el Tower Bridge desde donde lo apreciamos desde otro ángulo y llegamos a la zona del Butler’s Wharf, una bonita zona con buenas  vistas y algo más adelante llagamos al New Concordia Wharf, una zona donde había acumulados muchos barcos casi unos encima de otros. Pasamos a este tramo por un pequeño puente sobre un canal y aquí ya dimos por concluido el paseo  por la orilla del río.

Tomamos el metro para ir a la otra punta de la ciudad, a Hyde Park. Dimos un rápido paseo por el parque pasando por algunas de sus atracciones, como el Marble Arch – un precioso arco del  triunfo de mármol blanco -, el lago, el palacio de Kensington, el  Albert Memorial, una estatua de Peter Pan, la estatua de la energía atómica… Y allí  mismo vimos la impresionante sala de conciertos del Royal Albert Hall, con su diseño circular en ladrillo rojo, un edificio impresionante. La vista del edificio desde la plaza en la que se encuentra también el precioso Royal College of Music es impresionante. Callejeamos por los alrededores porque los edificios de esta zona son realmente preciosos. Una torre solitaria también nos sorprende en nuestro recorrido hacia el museo de Historia Natural que ya habíamos visitado y el contiguo Victoria & Albert Museum. Ambos son impresionantes edificios. También hay al lado una iglesia católica muy bonita, el London Oratory, aunque mucho más modesta que los edificios circundantes.

Y para finalizar nuestras visitas diurnas cogimos el metro hasta Notting Hill. Se trata de un barrio en la esquina noroeste de Kensington Gardens, y que se hizo famoso por ser el escenario de la película Notting Hill. Queríamos llegar a ver el final del famoso mercadillo de Portobello Road. Aunque ya era tarde había mucha gente curioseando por los puestos, tiendas y galerías de antigüedades. Además en la misma zona del mercadillo y en callejones circundantes pudimos ver las pintorescas casitas de colores tan famosas del barrio.

Algunos callejones empedrados también son preciosos, seguro que te suenan de películas. Callejeamos un poco por el barrio y  como ya se hizo de noche nos dedicamos a otro tipo de visitas. Volvimos hasta el HMS Belfast para visitarlo por dentro y la verdad es que es una auténtica maravilla. Durante la visita al barco se recorren los camarotes, la cocina, la enfermería, la consulta del dentista, la bodega, la sala de calderas y la sala de máquinas. Es un recorrido muy instructivo y que permite ver en detalle este precioso barco con sus numerosos detalles. Y de allí nos fuimos al Tate Modern, de entrada gratuita y así pudimos de paso ver de noche la zona del río con su iluminación. Tras  la visita al museo seguimos paseando  por el río de noche, el mismo itinerario que a la mañana. Comimos algo y nos dirigimos al hotel.

DÍA 5:

Último día completo que pasaremos en Londres. Este día empezamos recorriendo Regent Street, una de las calles más bonitas de Londres desde un punto de vista de arquitectura. Partiendo de Piccadilly el segmento de calle que avanza al norte en semicírculo es precioso. También asamos por Carnaby Street con sus numerosos adornos navideños y legamos a Oxford Street una de las calles comerciales más importantes de la ciudad. Nos desviamos un poco a St. Christopher’s Place, una zona peatonal con agradables terrazas, un encantador sitio  para tomarse un respiro. Siguiendo Regent Street vimos una preciosa iglesia, la de All Souls Church, con una entrada curiosa y espectacular, con una estructura circular de columnas. Y desde aquí fuimos a visitar una zona bastante curiosa y escondida de Londres: Little Venice. Es una zona alrededor de una corriente de agua que se caracteriza por sus canales, las bonitas y elegantes casas blancas y elegantes barcos llenos de flores y colores que crean una estampa muy pintoresca. El Regent’s Canal es el más interesante.

En Little Venice hay varios sitios destacables, además de pasear por sus canales que es la mejor forma de disfrutar de esta zona. En Paddington Basin, hay varios restaurantes y unas conocidas estatuas: Standing Man y Walking Man. Además en esta curiiosa zona hay un puente enollable que es toda una atracción en si mismo. También encontramos por la zona un barco con un teatro de marionetas dentro. Hay alguno convertido en cafetería flotante. Y uno de los mejores sitios para disfrutar de vistas sobre el canal es el Cafe Laville: una cafetería que vimos en todas las guías que consultamos, y que situada sobre Regent´s Canal, ofrece vistas estupendas sobre el canal. Tras el paseo por la zona nos fuimos hasta nuestro siguiente objetivo: Camden Town. Es un barrio de Londres considerado como la capital del rock alternativo del Reino Unido, y es famosa por su enorme mercado. Estuvimos paeando por diferentes calles y entramos en algunas tiendas tan curiosas como Cyberdog. El barrio es realmente bullicioso y tuene mucho ambiente. Además hay zonas con mucho encanto urbano. La propia salida de metro de Camden Town da a un cruce de carreteras realmente bonito como paisaje típico de Londres.  Aunque la cantidad de tiendas que hay es como para pasarse un día entero callejeando y  viendo tiendas realmente curiosas, dimos un paseo rápido y volvimos al metro.

La próxima zona que visitamos no es una zona muy turística y está alejada del centro pero merece mucho la pena. Se trata de Canary Wharf, una zona de oficinas y rascacielos completamente nueva. Y eso es lo que encontramos aquí, una zona de impresionantes rascacielos, centros comerciales muy modernos, todo ello en una zona muy bonita de pequeños canales que eran los antiguos muelles dela ciudad. Es todo completamente nuevo.  En la zona conocida como los Docklands pudimos ver los antiguos edificios de los muelles. La misma estación de metro fue diseñada por Norman Foster. Los dos rascacielos más famosos son Canary Wharf Tower de 235 m de altura, y el rascacielos One Canada Square. Precisamente en la plaza Canada Square, pudimos ver una pista de patinaje sobre hielo que se coloca ahí para Navidad y que estaba muy concurrida. Es una zona bastante amplia y con varios canales que recorrimos incluso  ya de noche. La verdad es que parece que estés en otro lugar que no sea Londres pero eso también le da cierto encanto. También visitamos el Museo de los Docklands, donde nos empapamos dela historia de la zona y de todo el proceso de regeneración que había logrado convertir esta zona en lo que es actualmente. También pudimos ver en una plaza el Traffic Light Tree, una escultura con multitud de semáforos muy famosa y muy curiosa. Y ya para terminar la visita desde el extremo este, desde un pequeño muelle sobre un canal que da al río vimos vistas del Millenium Dome – the O2 - al otro lado del Támesis., una impresionante estructura que se asemeja a una gigantesca carpa blanca.

Aunque ya era de noche decidimos visitar Greenwich que se encuentra en la orilla sur justo enfrente de Canary Wharf. No es lo mismo que verlo de día pero como ya estábamos por la zona aprovechamos el viaje y cogimos el tren que tras atravesar Canary Wharf – una gozada verlo en tren de noche – nos dejó en la otra orilla.  Allí descubrimos una serie de edificios maravillosos. Entrando en un parque hay una serie de edificios majestuosos pertenecientes a la universidad de Greenwich. En torno a un patio central se alzan dos fabulosas torres gemelas sobre cada uno de los vértices de sendos edificios que cuentan con unas largas arcadas.  Justo detrás se encuentran los terrenos y el edificio del Museo Marítimo Nacional, que aprovechamos para visitar. La exposición es enorme, y la parte que más nos gustó fue la amplia colección de maquetas de barcos. La infinidad de instrumentos de navegación marítima que se exponen también es sumamente interesante. Salimos del museo y detrás visitamos – sólo por fuera pues ya estaba cerrado – el observatorio de Greenwich, por donde pasa el famoso meridiano. Hay unos bonitos edificios y aunque nos hubiese gustado visitarlo habrá que dejarlo para otra ocasión. De vuelta al tren paramos a ver el Cutty Sark, un precioso velero clásico varado sobre una plataforma de cristal que tampoco pudimos visitar debido a la hora. Toda esta zona de Greenwich nos encantó y la verdad es que merecería la pena verla a la luz del día.

Tomamos el tren de vuelta al centro y esta vez optamos por la zona de Covent Garden para pasear y acabar el día. Y nos quedamos a cenar algo muy cerca del mercado un lugar realmente curioso que habíamos descubierto cuando estuvimos por esta zona: Neal’s Yard. Es un pequeño patio escondido al que se accede por dos callejones, y es un verdadero reducto de la época hippie en Londres. Es pequeño, pero sus fachadas de colores,  sus cafés y comercios de alimentación sana… hacen de este lugar un sitio con mucho encanto.

DíA 6:

Este día solo teníamos la mañana libre ya que a primera hora dela tarde salía nuestro vuelo de vuelta. Así que nos dedicamos a ver un par de cosillas que nos habíamos dejado en el tintero. Para empezar fuimos andando hasta la cercana estación de St.Pancras, un impresionante edificio neogótico en ladrillo rojo que oculta la parte más moderna dela estación. En el interior, los ladrillos rojos se combinan con enormes estructuras de hierro y piedra que otorgan al interior una gran vistosidad. También en el interior de la estación pudimos ver una enorme estatua de 9 metros de altura de una pareja de enamorados.

Después queríamos explorar las riberas del Támesis hacia el oeste y para ello nos fuimos en metro hasta las cercanías del Tate Britain, otro espectacular museo de arte situado en un edificio maravilloso de estilo clásico a orillas del río. Desde allí cruzamos a la orilla sur y fuimos paseando disfrutando de la arquitectura moderna hasta la Battersea Power Station. Esta zona no es tan vistosa como el centro pero aun así merece la pena. La central de Battersea es mundialmente conocida por ser la portada de un disco de Pink Floyd, y es una central realmente pintoresca. Hoy ya no funciona como central sino como centro comercial y toda la zona se está regenerando con nuevas viviendas. La mejor vista de la central se tiene desde la orilla opuesta a donde llegamos cruzando el puente de Chelsea.

Y ya que estábamos por la zona dimos un breve paseo por Chelsea, un barrio donde aparte de las elegantes casas tampoco hay demasiado que ver, así que volvimos al centro a apurar nuestros últimos momentos del viaje, recorriendo algunos delos puntos que más nos habían gustado, sobre todo el paseo por el South Bank. Con esto pusimos punto y final a este maravilloso viaje, con la sensación de haber disfrutado a tope pero también conscientes de que nos habíamos dejado muchas otras visitas en el tintero. Una razón para volver a esta fantástica ciudad.

Lugares de interés: