Normandía: historia viva de Europa

Conocida sobre todo por su relevancia histórica en la segunda Guerra Mundial, como escenario del desembarco que dio fin a la misma, esta región alberga muchos tesoros naturales e históricos y por supuesto numerosísimos restos de las batallas que aquí se libraron: cementerios, museos, vehículos de la guerra, baterías…Y por encima de todos ellos, uno de los lugares más pintorescos y espectaculares de toda Francia: el Mont Saint Michel. Esta abadía que surge en un islote en medio del mar es uno de los destinos más visitados del país. Recorremos Normandía en algo  más de una semana y os contamos lo que hicimos y lo que más nos gustó.

DÍA 1:

Tras viajar el día anterior desde Bilbao, desayunamos en el hotel y nos dirigimos a nuestro primer destino, y quizás el más espectacular del viaje: el Mont Saint-Michel. El Mont Saint Michel es básicamente un islote en medio de la bahía que forma la desembocadura de La Sélune. Sobre el islote se levanta abruptamente un pequeño pueblo amurallado que está coronado por una impresionante abadía. La vista del conjunto es sobrecogedora según te vas acercando. Una carretera – que queda inundada en mareas altas – es el único acceso al islote. Cuando nosotros lo visitamos era posible llegar con tu propio coche a los pies de la muralla, vigilando las horas de las mareas para no encontrarte con una sorpresa a la vuelta. Sin embargo hoy en día el aparcamiento se encuentra en tierra firme y sólo se puede acceder al islote en autobús, caminando o en calesa. Llegues como llegues merece la pena caminar al menos un tramo de la carretera de acceso para disfrutar de las preciosas panorámicas  del impresionante islote. De todas formas caminar a lo largo de la carretera de acceso- hay una pasarela peatonal habilitada – no lleva más de media hora, y es un paseo muy agradable especialmente si gozamos de buen tiempo. Es muy importante consultar los horarios de las mareas antes de planificar la visita, porque si la marea es muy alta la pasarela se corta y no se puede acceder.

Abadía del Mont Saint Michel desde la pasarela de acceso, Normandía, Francia
                                                                                                                    Abadía del Mont Saint Michel

Nada más cruzar la puerta de entrada de las murallas una única calle nos va conduciendo a la parte superior del islote. La preciosa calle empedrada está rodeada de preciosas casas típicas medievales donde podemos encontrar todo tipo de comercios de souvenirs, bares, restaurantes y tiendas de productos típicos. Tras la primera puerta enseguida llegamos a otra que cruza la muralla interior a través  de un puente levadizo. Las casas de ambos lados de la calle casi se tocan pues la calle es realmente estrecha y por supuesto está abarrotada de gente. La sucesión de comercios a lo largo de la subida es interminable. Alguna escalera da acceso a callejones laterales, pero la estructura del pueblo es básicamente una calle. En ocasiones hay accesos a las murallas desde donde hay impresionantes vistas de la bahía y la desembocadura del río. Ya en la parte alta de la subida pasamos por la bonita iglesia de Saint-Pierre. Al final de  la calle una escalinata nos da acceso a la abadía cuyas verticales murallas impresionan desde la  parte inferior de las mismas.

Calle en Mont Saint Michel, Normandia, Francia
                                                                                                                         Calle en Mont Saint Michel

Nosotros habíamos sacado las entradas por internet aquí, para evitar las colas. Visitar la abadía para mí es imprescindible, porque es una verdadera maravilla. Y es verdad que solo el pueblo y el islote en sí ya merecen una visita, pero la abadía es de las que realmente merece una visita, por su valor artístico y por su imposible ubicación sobre el estrecho cerro rocoso. La abadía no comprende únicamente la iglesia con la torre que se alza en la parte superior. La abadía tiene tres plantas que se extienden ladera abajo por la montaña.  Nosotros alquilamos una audioguía para enterarnos mejor de todo lo que veíamos. Entre lo más destacado del extenso complejo abatial – que visitamos por libre - está la Maravilla: un edificio gótico de tres plantas en cuya parte superior se encuentra el claustro.  Otras estancias que nos gustaron fueron el refectorio, la propia iglesia, las criptas, los calabozos… Y por supuesto otro de los puntos fuertes son las vistas espectaculares desde las zonas exteriores de la visita. Desde allí además de ver todo el entorno la vista de la propia iglesia es grandiosa. Es una iglesia realmente bonita. Y también subimos a la torre de la iglesia – no entra dentro de la entrada normal hay que contratarlo previamente aparte -. La vista desde allí es todavía más increíble. Te das cuenta realmente de la altura de la isla y de la abadía sobre la misma. Recorrimos todas las  estancias y toda la visita nos llevó prácticamente dos horas, pero fue una visita maravillosa, sin duda la mejor del viaje.

A la salida bajamos por el adorable pueblecito con sus casas de piedra e investigamos las callejuelas que habíamos dejado de lado durante la subida. Entre las vistas y la ubicación imposible del pueblo el paseo fue realmente encantador. En el pueblo también hay un cementerio y un par de museos, que no visitamos. Así que encantados, dejamos el  pequeño pueblo amurallado y recogimos el coche para seguir hasta el cercano Avranches.

Avranches, catedral, Normadía, Francia
                                                                                                                               Catedral de Avranches

La bonita ciudad de Avranches, una de las ciudades más antiguas de Normandía, es además uno de los sitios desde donde se puede observar mejor el Mont Saint Michel, la abadía y todo el entorno  circundante. Avranches además de ser un pueblo agradable alberga dos importantes monumentos. El monumento más importante, el Scriptorial d'Avranches,  sede de un museo con manuscritos  y el Musée d'Art et d'Histoire que está situado en el antiguo palacio del obispo, al sur del complejo del Scriptorial. No entramos en ninguno pero paseamos por los alrededores, por los restos de un antiguo castillo. Estuvimos paseando por las calles, formadas por preciosas casas normandas de piedra con todo tipo de cuidados comercios en los bajos. Llegamos a la zona de la vieja catedral. La plataforma situada en la ubicación de la vieja catedral es un gran mirador con vistas al Mont Saint Michel. Paseamos también por el Jardin des Plantes, los jardines botánicos de la población. Desde  ellos hay otra buena vista de la bahía del Mont Saint Michel y la sinuosa desembocadura del río. Pasamos por un monumento que homenajea al General Patton y también vimos la basílica de St-Gervais-et-Saint-Protais, con un pequeño museo. Aunque Avranches no es un pueblo especialmente destacado sí que es un lugar muy agradable para pasear. Saliendo del pueblo ya en coche pudimos encontrar restos de la Segunda Guerra Mundial en pleno campo, como restos de vehículos, tanques... Algo que es una constante a lo largo y ancho de toda Normandía.

Cabane Vauban, Normandía, Francia
                                                                                                                                           Cabane Vauban

Seguimos nuestra ruta por la costa hacia el norte con paradas ocasionales para disfrutar del paisaje. Visitamos la Cabane Vauban, un puesto de observación de la Segunda Guerra Mundial en una punta con preciosas vistas. El paseo hasta allí desde el parking es una verdadera gozada en un entorno costero natural precioso. El puesto es una pequeña casita de piedra muy pintoresca, no parece para nada una instalación militar. Seguimos hasta el mirador de la playa de Carolles, una preciosa y extensa playa de arena dorada. La vista desde el mirador en un acantilado elevado es preciosa. Y siguiendo por la costa llegamos al precioso pueblo costero de Granville. Dejamos el coche en la parte baja y subimos caminando a la Haute Ville, una zona del pueblo elevada sobre un acantilado con grandes vistas en ambas direcciones. El promontorio se eleva sobre la hilera de casitas que rodea el puerto. Las vistas hacia norte y sur por la costa, hacia el Mont Saint-Michel y también hacia las Îles Chausey son realmente bonitas. Allí  vimos una de las iglesias de la ciudad. Y llegamos hasta la punta donde está el faro de la ciudad, con la mejor panorámica del puerto y las casas. Las vistas hacia el norte con la hilera de casas de la Haute Ville es también gloriosa.

Granville, Normandía, Francia
                                                                                                                                                       Granville

Bajamos de la parte alta y tras recorrer el puerto volvimos al centro. En la zona norte a lo largo del agradable paseo marítimo hay una larga playa, la Plage du Plat Gousset y un curioso casino de estilo art-deco. Al final de la playa hay escaleras que llevan hasta los jardines y la 'Villa les Rhumbs' donde Christian Dior y su familia pasaban los veranos. La casa es ahora un museo dedicado a sus creaciones de moda, que no entramos a visitar. Seguimos paseando hasta la Pointe du Lude, un promontorio con vistas a la siguiente playa, una playa kilométrica preciosa que comienza  en Donville-les-Bains. Regresamos hasta el centro y recorrimos la zona sur de la pequeña península en la que se asienta el pueblo donde hay alguna pequeña playa más, un puerto deportivo y el puerto tradicional bordeado por preciosas casas. Detrás de la primera línea de casas dimos una vuelta por las estrechas calles del centro histórico, y vimos las murallas que rodeaban la ciudad, incluyendo la puerta de acceso a la misma y el puente levadizo. En su conjunto Granville es un pueblo precioso, por sus monumentos, sus callejuelas y sus vistas. La ubicación natural es espectacular. Y ya aprovechamos para cenar en el pueblo pues allí teníamos nuestro alojamiento para esta noche.

DÍA 2:

Este día lo dedicamos prácticamente en su totalidad a visitar las islas de Chausey, un archipiélago situado a una hora en barco de Granville. El archipiélago de Chausey consta de 365 islotes en marea baja y 52 en marea alta, lo que lo convierte en un paisaje muy cambiante y encantador. Para llegar allí consultamos aquí los horarios pues son diferentes según la época del año.  Embarcamos poco antes de las 10 de la  mañana en el puerto de Granville e hicimos un  viaje muy agradable de una hora hasta llegar a la isla principal del archipiélago. Chausey es un paraíso virgen gracias a su ubicación y la ausencia de automóviles en toda la isla – la grande es la única habitada – le da un encanto realmente excepcional. La isla principal no es demasiado grande, tiene poco más de kilómetro y medio de largo y lo mismo más o menos de ancho.

Isla de Chaussey, Normandía, Francia
                                                                                                                                         Isla de Chaussey

El barco nos dejó en un pequeño muelle junto a las pocas casas que hay en la isla. Un montón de artilugios de pescadores rodean la zona, que los pescadores utilizan como puerto.  Allí mismo se encuentra el fuerte, una especie de pequeña ciudadela defensiva que no se puede visitar. Un sendero que te lleva a lo largo de toda la costa nos condujo al faro de la isla en su punta más al sur. Allí también vimos las primeras playas de la isla, unas playas preciosas de arena blanca y aguas cristalinas, que seguro en verano son un verdadero paraíso. Seguimos rodeando la isla y llegamos a la Capilla de Notre Dame, en un pequeño promontorio junto a la costa. Es un edificio precioso perfectamente integrado en el entorno. Entramos a verla y para ser tan pequeña y estar en un lugar tan remoto el interior tenía alguna vidriera y varios detalles interesantes. Pasamos por otro núcleo de casitas preciosas de piedra junto a una maravillosa cala con barcos de pesca varados directamente en la arena y seguimos nuestro paseo hacia la zona norte de la isla, ya completamente deshabitada, a excepción de una bonita casa.

Capilla de Notre Dame en la isla de Chaussey, Normandía, Francia
                                                                                         Capilla de Notre Dame en la isla de Chaussey

En esta zona es donde vimos las playas  más grandes y más bonitas, con formaciones rocosas preciosas. Como la marea estaba baja pudimos pasar caminando a alguno de los islotes que forman parte del archipiélago – son realmente eso, rocas – para disfrutar del panorama y el paisaje rocoso y arenoso que nos rodeaba por todas partes. Parece ser que aquí las mareas son realmente grandes y la diferencia entre la marea alta y baja en época de mareas vivas puede llegar hasta los 15 metros.  Hicimos muchas fotos del paisaje y seguimos caminando, porque aprovechando que hacía buen día – fresco pero con sol – era una gozada pasear por la isla casi solos y disfrutando de la naturaleza.  En la playa de Homard vimos el precioso castillo de la isla, muy fotogénico  en la misma orilla del mar. Comimos un picnic en una de las playas y paseamos por la arena hasta diferentes formaciones rocosas. Y así pasamos unas fantásticas horas. En realidad en la isla estuvimos algo menos de seis horas, porque a las 5 de la tarde salía el barco de vuelta a Granville. En abril que fue cuando nosotros hicimos la visita solo había un barco de ida y otro de vuelta. Así que regresamos al embarcadero y tras un relajante viaje en barco a las 6 estábamos de nuevo en Granville.

Coutances, Normandía, Francia
                                                                                                                                                   Coutances

Seguimos hacia el norte y paramos en las salinas de Bricqueville-sur-Mer, una preciosa zona donde un río desemboca en una zona arenosa realmente bucólica, con alguna construcción solitaria y ovejas pastando en las zonas de hierba junto a los inmensos arenales. De allí nos fuimos a Coutances, que tiene una impresionante catedral que se ve desde muy lejos. La Catedral de Notre-Dame es un edificio impresionante situado en una plaza en donde se encuentra el ayuntamiento y también alguna terraza de café. La fachada es preciosa y el interior es bastante austero aunque la grandiosidad del edificio ya hace que la visita valga la pena. Además de la imponente catedral hay dos iglesias importantes en Coutances: la Iglesia de San Pedro y la Iglesia de San Nicolás. La iglesia de San Nicolás es una sencilla iglesia de estilo romano y la de San Pedro es también un edificio bastante bonito. El pueblo no tiene mucho más que ver así que nos fuimos a Couitanville, un pueblo costero con una enorme playa y muchas viviendas que seguramente serán segundas residencias.  En la costa además se pueden ver muchos campos de cultivo de mejillones con los característicos campos de travesaños de madera en medio del mar. Cenamos y nos alojamos allí.

DÍA 3:

Salimos por la carretera de la costa viendo una zona natural preciosa, con dunas, ensenadas en la costa y un paisaje verde realmente precioso. Paramos en una zona de dunas costeras en Gouville-sur-Mer donde nos llamaron la atención unas pequeñas casetas de tejados de colores que se alineaban junto a la playa. Supongo que serían casetas de baño. Seguimos por el precioso paisaje y nos desviamos a ver algo que no teníamos previsto, el castillo-fortaleza de Pirou, un bonito castillo muy cercano a la costa y rodeado por un bonito foso lleno de agua. La planta del edificio es circular y subimos a las murallas desde donde hay vistas preciosas. En el interior también vimos un bonito tapiz. La inesperada visita no nos llevó más de una hora.  Y seguimos disfrutando de la conducción por el paisaje costero con interminables zonas de dunas, estuarios y praderas costeras hasta llegara Portbail.

Casetas de colores, Gouvilles-sur-Mer, Normandía, Francia
                                                                                                      Casetas de colores, Gouville-sur-Mer

Port-Bail es una pequeña población con vistas hacia las Islas del Canal. Este bonito pueblo, como pudimos ver desde su pequeño puente, ha conservado gran parte de su encanto y bien merece una visita. El pueblo se encuentra en un refugio costero natural que, a merced de las mareas, es invadido por el mar. Este paisaje le dota de un encanto especial. El puente que une el pueblo con la playa cuenta con 13 arcos, y es de piedra antigua. No tiene ninguna acera, pero lo usamos para llegar a la playa. Las vistas hacia el pueblo desde el puente son muy sugerentes.  El monumento principal en Portbail es la iglesia de Notre Dame, que se encuentra en la orilla de la ensenada natural .Tiene una pintoresca torre fortificada. También vimos el baptisterio que tiene una forma original en hexágono. El pueblo en sí no tiene mucho que ver pero las casitas normandas de piedra frente a la ensenada y el entorno natural forman una estampa preciosa.

Portbail, Normandía, Francia
                                                                                                                                                        Portbail

El puerto natural de Port-Bail se llena y se vacía con el ritmo de las mareas. El mar que sube dos veces al día, y el río Olonde que desemboca en el mar en este punto, mantienen una entrada al puerto natural entre dos bancos de arena. El puerto está rodeado por las dunas Lindbergh a lo largo de uno de sus dos lados, generando un increíble paisaje costero. Las dunas son atravesadas por un sendero. Seguimos una parte del mismo, un paseo agradable a lo largo de la playa. Pasando a través de una pasarela en el barrio de Le Rivière  llegamos al otro lado de la desembocadura frente al puerto. Es realmente un gran paseo y una buena forma de conocer el entorno natural. Y tras el agradable paseo nos fuimos a Barneville.

Barneville-Carteret es una población costera rodeada de interminables playas en la desembocadura del Le Fleuve. El Puerto de Barneville-Carteret se encuentra en la margen derecha de la desembocadura del río. Cuenta con un gran muelle donde estuvimos paseando. El pueblo de Barneville en sí está construido sobre una colina. Rodea a la iglesia de San Germán de Auxerre. Caminando por las calles de la ciudad vimos la cúpula de interesantes casas señoriales. En la calle debajo del centro de la localidad vimos  los restos de las murallas medievales. Desde las murallas hay una gran vista del puerto de Carteret, el mar y las Islas del Canal. Barneville Plage es la zona residencial que se extiende hasta el pueblo vecino, Saint-Jean-de-la-Rivière. Llegamos hasta el Cabo con su faro donde la vista es impresionante: se puede ver la distante Ecrehou, Jersey y Guernsey. Tras ver  el pueblo y el cabo, seguimos un sendero por encima del a playa para visitar la duna de Hatainville que se eleva 80 metros sobre el mar. También vimos las ruinas de una antigua iglesia dedicada a Saint-Germain-le-Scot. Es una bonita vista con las ruinas y la enorme playa detrás con la zona de dunas cubierta por hierba. Hay excelentes vistas de las islas del canal a lo largo del sendero. Por lo alto de los acantilados, llegamos hasta las ruinas de una antigua batería de artillería en la costa. Y es que en esta zona de la costa empiezan a proliferar las fortificaciones de la guerra.

Playa de Barneville, Normandía, Francia
                                                                                                                                     Playa de Barneville

Seguimos conduciendo por la costa hacia el norte por un paisaje muy similar, verde y con una playa interminable de arenas doradas. Paramos en el cabo Rozel, un excepcional mirador en un acantilado sobre la playa de Sciotot. Nuestra siguiente parada fue la Anse de Vauville –ensenada de Vauville-, una impresionante  playa de arena fina de once kilómetros de largo que va desde Vauville hasta las paredes de los acantilados de Flamanville. La playa de la Anse de Vauville es accesible desde varios lugares y entramos por varios de ellos para pasear y disfrutar de un entorno natural virgen y  privilegiado. Un lugar fascinante en la Anse de Vauville es la Mare de Vauville, una reserva natural que es un humedal de agua dulce protegido del mar por una estrecha franja de dunas de arena. Otro de los sitios donde paramos fue en el pueblo de Biville. Aquí pudimos llegar a la cumbre de las dunas, a 125 metros sobre el nivel del mar. Desde aquí hay una vista panorámica impresionante de la playa Vauville. Se pueden ver hasta las islas del Canal. La vista de las dunas es realmente increíble. Esparcidos por todo el espacio de las dunas pudimos encontrar más restos de la Segunda Guerra Mundial, como tanques y vehículos militares, muy oxidados. Parecía de hecho que los hubiesen dejado allí tal cual terminaron sus días en la guerra. Entre todos destaca el búnker de Vasteville, un enorme trozo de hormigón varado en la arena, junto a otras construcciones menores en las cercanías. En Vauville, el Fort de Vauville es un fuerte anterior a la segunda guerra mundial, un bonito edificio de piedra. En los alrededores también vimos más bunkers alemanes.

Dunas de Vauville, Normandía, Francia
                                                                                                                                       Dunas de Vauville

Tras visitar este fantástico espacio natural nos dirigimos a la zona más al norte de la península de Cotentin que habíamos estado recorriendo desde el Mont Saint Michel. Este cabo se conoce como La Hague y es un espacio natural precioso de acantilados de granito, calas y pequeñas parcelas con casitas normandas rodeadas de setos. Además todo el cabo es recorrido por un sendero que discurre por los acantilados a lo largo de los 80 Km de costa. Fuimos recorriendo la costa en el sentido de las agujas del reloj y primero paramos en la Nez de Jobourg. Es un saliente muy pintoresco de 126 metros de altura en forma de pequeño cabo. Es un impresionante acantilado y tras un pequeño paseo desde el parking llegamos al mirador con maravillosas vistas hasta las islas del Canal. Éste es delos tramos de costa más espectaculares de esta parte de Normandía. Desde el mismo sendero al norte llegamos a la Anse de Culeron, una preciosa cala rodeada de pintorescos acantilados. En la cercana Baie d'Ecalgrain, bajando por la RD 401 desde Auderville, disfrutamos de una magnífica vista de la bahía con su playa de arena y piedras rodeada de un paisaje verde maravilloso.

Goury, Normandía, Francia
                                                                                                                                                           Goury

Siguiendo hacia el norte llegamos a uno delos lugares más encantadores del cabo: Goury. Es un diminuto pueblo con un pintoresco puerto rodeado de muros, un pequeño puerto para barcos de pesca y algunas casas de piedra. Un faro anclado en el mar –una preciosa estampa- completa la espectacular imagen del pueblo.  De camino a Goury mencionar que pasamos por un par de diminutas aldeas muy típicas con un puñado de casas de piedra típicas, La  Roche y Laye. Paramos a sacar un par de fotos de las preciosas casitas apiñadas en torno a unas pocas callejuelas.  Un poco más al norte llegamos al faro del cabo de La Hague y ya seguimos por la costa norte, donde el relieve es mucho más llano y los acantilados dan paso a zonas de playa, de gravilla en su mayoría. No obstante el paisaje es muy agradable con una alfombra verde extendiéndose hasta el mar con diferentes formaciones rocosas que se adentran en el mar. La Anse Saint-Martin es una larga playa por la que también pasamos e hicimos una breve parada.  Otro pequeño saliente rocoso, la Pointe de Jardeheu, ofrece buenas vistas de esta zona norte de la costa del cabo. Y ya anocheciendo acabamos de recorrer la costa y llegamos a Cherbourg, donde dormimos esa noche.

DÍA 4:

Amanecimos en Cherbourg, una importante ciudad portuaria y no  con mucho  encanto. Dimos una pequeña vuelta por el centro y la zona del puerto contigua donde vimos alguna iglesia bastante bonita y alguna calle con cierto interés. Sin embargo no nos detuvimos demasiado porque la ciudad la verdad es que no merece excesivamente la pena. Salimos siguiendo la costa y llegamos al cabo de Barfleur, donde hay un impresionante faro de 70 metros de altura -el 'Phare de Gatteville'- que es uno de los más altos de Francia. Todo el entorno del faro merece la pena por su belleza natural y el propio faro es también imponente. Pudimos visitar el faro y tras subir los 365 escalones hasta la parte superior del mismo disfrutamos de unas vistas fantásticas. Aparte de amplias vistas hacia ambos lados de la costa numerosas plataformas rocosas afloran en el mar y la vista es memorable.

Vistas desde el faro de Gatteville, Normandía, Francia
                                                                                                              Vistas desde el faro de Gatteville

Seguimos en coche hasta el precioso pueblo de Barfleur, uno de los pueblos más bonitos de Francia. Se trata de una pequeña ciudad costera que se ha conservado intacta a través de los  años y con un bonito puerto pesquero. Los principales atractivos se centran alrededor del puerto y sus pintorescos barcos de pesca. El puerto está situado en una pequeña ensenada natural realmente pintoresca. Estuvimos paseando por el puerto pesquero dominado por la Iglesia de San Nicolás y bordeado por robustas casas de granito gris. La iglesia y su cementerio se sitúan en el extremo del puerto. La iglesia es bastante bonita aunque austera. Sin embargo son las casas de granito localizadas en todo el puerto y en el centro del pueblo las que confieren a Barfleur su carácter especial. Tras recorrer el precioso puerto callejeamos un poco y pudimos ver el patio medieval de Saint-Catherine y el pequeño pero encantador  Jardin des Augustins. La vista desde el saliente que se encuentra tras el cementerio es preciosa aunque la vista más característica y la que aparece en todas las guías es la que se tiene desde el puerto. Caminamos un poco hacia el faro del cabo que acabábamos de visitar justo antes para disfrutar del entorno y tener una nueva y diferente vista de Barfleur. Tras una primera playa llegamos hasta un bonito molino de viento y dimos la vuelta.

Puerto de Barfleur, Normandía, Francia
                                                                                                                                       Puerto de Barfleur

Seguimos la carretera rodeando la península. La costa aquí está formada por una sucesión de preciosas playas de arena blanca hasta llegar a Saint-Vaast-la-Hougue, un pueblo con un coqueto puerto y dos torres defensivas que destacan en el trazado del mismo. Ambas torres se encuentran en una isla y una península. A la isla pudimos acceder en marea baja porque está a poco más de 500 metros de la costa. La Isla de Tatihou, que así se llama, es un lugar bonito para visitar, con un museo, una reserva de aves, una bonita playa, la pintoresca torre defensiva, y un jardín botánico. Visitamos la torre y caminamos por la isla con  buenas vistas a los bancos de ostras situados muy cerca de la costa. De vuelta al pueblo recorrimos el espigón para disfrutar de una panorámica del puerto y del propio pueblo. La imagen desde aquí es preciosa, la más bonita de pueblo. A la otra torre fuimos en coche ya que pillaba un poco lejos y la verdad es que vista la primera tampoco tenía tanto atractivo. Llegamos hasta una ciudadela donde pudimos acceder a la otra torre, una zona muy agradable para pasear.

A partir de aquí nos dirigimos a la zona de las playas del Desembarco, uno de los motivos históricos por los que Normadía es conocida mundialmente. Hicimos una breve parada en la pintoresca playa de Ravenoville, especialmente por las pequeñas casitas de colores  situadas en la primer afila de playa. Es una imagen realmente preciosa. Y seguimos a la zona de las playas. Esta zona de Normandía es la región donde los aliados desembarcaron durante la Segunda Guerra Mundial y comenzaron a cambiar el curso del conflicto bélico. Caminando por las diferentes playas, o conduciendo por las carreteras de la zona encontramos muchísimos restos de la guerra, algunos de ellos en museos o al menos balizados y conservados y otros directamente abandonados formando parte del propio  paisaje. Al caminar por las playas o visitar los diferentes cementerios militares es inevitable el recuerdo de los acontecimientos históricos y la sensación de estar en un lugar muy especial.  Aún para los no amantes de la historia realmente merece la pena visitar estos lugares.

Ravenoville, Casitas de colores, Normandía, Francia
                                                                                                            Casitas de colores en Ravenoville

La primera playa que nos encontramos fue la de Utah. Allí visitamos un museo con diferentes elementos de la contienda. Fuera del museo se pueden ver también un tanque, restos de las defensas alemanas, un puente, ametralladoras y todo tipo de elementos bélicos. Es una de las zonas de las que visitamos en la que más resto se pueden ver. Esta playa se encuentra un poco más alejada del resto. Visitamos el Cementerio Alemán en La Cambe donde unas simples placas cuadradas sobre el propio terreno, diseminadas por el vasto césped, marcan las tumbas de los soldados alemanes. Antes de llegar al resto de las playas, un poco antes de llegar a la de Omaha visitamos la Pointe du Hoc, una zona de acantilados que las tropas de Estados Unidos tuvieron que escalar como parte de los desembarcos  en una posición con fuertes defensas de los alemanes. Varios bunkers, piezas de artillería y los cráteres que dejaron las bombas son todavía visibles. Un agradable e instructivo recorrido te lleva por todos los elementos de interés. 

Pointe du hoc, bunkers, Normandía, Francia
                                                                                                                                              Pointe du hoc

Desde allí la carretera de la costa nos lleva por las playas de Omaha, Gold, Juno y Sword. Pasamos primero por Omaha, una enorme playa con dos accesos. En el primero está un memorial del Día D – un pequeño museo con todo tipo de objetos de la guerra – y hay un buen mirador con su correspondiente monumento a la inmensa playa. En la segunda entrada hay un sencillo monumento, homenaje a los caídos en el desembarco y también visitamos el pequeño museo memorial – son museos muy pequeños que se visitan en muy poco tiempo -. Lo bueno de estos museos es que conservan objetos originales muchos de ellos con señales de la batalla. En la misma playa de Omaha un poco más al este visitamos el cementerio americano, el más grande y espectacular de todos. Cientos de cruces blancas cubren una enorme explanada verde. En los alrededores hay varios miradores más hacia la playa con más monumentos y recuerdos dela guerra.

Cementerio Americano, Francia, Normandía
                                                                                                                              Cementerio Americano

Poco después llegamos a Port en Bessin, un bonito pueblo costero típico normando. La zona del puerto es muy bonita con las casitas de piedra y los barcos alineados en un canal que se adentra hacia el pueblo. Una torre defensiva en un  pequeño promontorio nos da preciosas vistas del pueblo y de su puerto. También vimos una bonita iglesia en el pueblo. Y antes de seguir por la ruta de las playas nos desviamos un  poco hacia el interior para ver el precioso pueblo de Bayeux, sobre todo conocido por un famoso tapiz. La ciudad y la catedral también merecen una visita. Conseguimos ver el tapiz antes de que cerrasen en el Centre Guillaume le Conquerant, un edificio bonito que era un seminario. El fantástico tapiz de Bayeux relata la historia de la conquista de Inglaterra. Tiene unos 80 metros de largo y 50 centímetros de altura. Realmente es digno de ver. Tras salir del centro, dimos un paseo por el centro medieval, bonito y bien conservado. La catedral es preciosa. Las calles medievales que rodean la Catedral también tienen un montón de casas medievales, algunas otras casas históricas de entramado de madera, y dando un paseo descubrimos rincones muy interesantes. Las calles más interesantes son las situadas alrededor de la propia oficina de turismo -situada en la Rue Saint Jean- donde nos dieron un plano con una sencilla ruta para visitar el pueblo. Otros edificios de interés arquitectónico son el Hôtel-Dieu, el monasterio benedictino y Convento de las Ursulinas. También hay un memorial del Général de Gaulle. En definitiva, se trata de un bonito pueblo que merece la pena una visita.

Bayeux, Normandía, Francia
                                                                                                                                                         Bayeux

Volvimos a la costa y pasamos por una zona de bunkers muy bien conservados en Longues-sur-mer.  Y acabamos el día en Arromanches, otro pueblo costero con mucha historia. Aquí se construyó un puerto artificial tras el desembarco y restos de la gigantesca infraestructura languidecen en la playa y en el mar. El museo de la localidad que tenía muy buena pinta estaba ya cerrado  así que no pudimos visitarlo. No obstante en los alrededores hay diferentes restos que pudimos ver como un tanque perfectamente conservado o unas ametralladoras frente a la  playa. El pueblo es muy animado y sus calles son encantadoras con las típicas casitas de Normandía. No es muy grande pero es encantador. Las mejores vistas las disfrutamos siguiendo un camino hasta la cercana colina al este. En la cima de los acantilados de esta zona hay una vista espectacular de la bahía y allí se puede visitar ‘Arromanches 360’, una exposición donde se proyecta una película sobre el día del desembarco. No pudimos visitarlo por la hora, pero disfrutamos las vistas, dimos un paseo por el pueblo y el paseo junto a la fenomenal playa y cenamos algo antes de retirarnos al hotel en el mismo pueblo.

Arromanches, Normandía, Francia
                                                                                                                                               Arromanches

DÍA 5:

Nos despertamos pronto un día más y seguimos la ruta por las playas del Desembarco. Pasamos por Gold Beach donde no hay mucho que ver, así que seguimos hasta Creully, un pequeño desvío en nuestra ruta costera. El pueblo de Creully es un pequeño pueblo medieval donde lo más destacable es su castillo.  La población en sí misma tiene un par de edificios de interés como la iglesia románica de San Martín, y los antiguos almacenes -edificios con arcos de piedra en el primer piso-. En el centro del pueblo se levanta el castillo, mezcla de arquitectura de diversas épocas. El castillo también cuenta con un pequeño museo de la radio. Además de disfrutar de su arquitectura exterior, visitamos el castillo por dentro donde además de diferentes estancias vimos un pequeño museo de la radio, donde vimos equipos muy antiguos. En las cercanías también vimos un castillo preciso, aunque solo por fuera, el de Fontaine-Henry.

Castillo de Creully, Francia, Normandía
                                                                                                                                      Castillo de Creully

De vuelta a la costa paramos en Juno Beach, playa donde desembarcó el ejército canadiense. Allí encontramos diferentes monumentos, búnkers, y otro pequeño museo que visitamos en la misma playa. En los alrededores también hay otros elementos de la contienda como ya habíamos visto en otras playas el día anterior. Un canal se adentra en el pueblo de Courseuiles – donde se encuentra la playa – donde se amarran preciosos barcos.  Seguimos por la costa hasta la última de las playas, la de Sword donde tampoco hay mucho que ver aparte de la propia playa. No obstante esta es una zona de playas preciosas y pueblos turísticos realmente agradables. 

Castillo de Fontaine-Henry, Normandía, Francia
                                                                                                                        Castillo de Fontaine-Henry

Aprovechando que la desembocadura de Canal de Caen nos impide seguir por la costa nos desviamos  a Caen, una de las ciudades más importantes de la zona, con un atractivo centro histórico. Aparcamos muy cerca del centro donde se concentran los principales monumentos: el Chateau Ducal, y dos importantes abadías, la de los hombres y las mujeres. Empezamos visitando el castillo, con unas sólidas murallas que ofrecen preciosas vistas de la ciudad. Visitamos las torres que aún sobreviven del antiguo castillo. También desde las murallas hay excelentes vistas de la iglesia de St Pierre. La verdad es que del castillo no queda mucho y hay poco que ver, más que nada lo que merece la pena son las vistas. En los alrededores del castillo pudimos ver también una preciosa casa de entramado de madera en la zona de la Rue Sant-Pierre, cercana a la puerta del castillo del mismo nombre. También en esta zona está la preciosa Maison des Quatrans, una casa de campo muy decorada de entramado de madera. Desde el castillo nos acercamos a visitar el barrio Vaugueux, el más típico de la ciudad. El barrio son cuatro callejuelas peatonales con edificios de entramado de madera y mucho ambiente, repletas de bares y restaurantes. Es la parte más bonita de  la ciudad. Desde allí seguimos hasta la zona de las abadías, el centro de la ciudad propiamente dicho. La Abbaye aux Hommes es realmente un hermoso edificio e incorpora la Abadía de St Etienne. Y justo al lado el ayuntamiento y algún palacete más forman un conjunto monumental precioso.  No entramos a visitarla.

Caen, Francia, Normandía
                                                                                                                                           Abadía en Caen

 Nos encaminamos de nuevo a la costa y 5 km al sur de Ouistreham, la carretera principal pasa por  el Puente Pegasus, un objetivo fundamental de los Aliados. El puente original fue sustituido, pero ahora es el centro del Memorial Pegasus situado inmediatamente al este. Es un puente realmente curioso, con una estructura metálica muy pintoresca  y que bien vale una parada para una fotografía. Seguimos hasta el museo de la batería de Merville, en la localidad del mismo nombre. Es un museo al aire libre donde se ve un precioso avión y unas instalaciones defensivas que recorrimos a lo largo de un circuito. Ya en la costa paramos en Dives-sur-mer, un resort turístico. La parte que más nos gustó es la parte conocida como 'Village de Guillermo el Conquistador ", con pintorescas casas de entramado de madera medievales y, a menudo profusamente decoradas. En esta zona abundan los artesanos y artistas. También vimos el edificio del mercado con una importante obra de carpintería en el techo. Dimos un paseo y vimos algún edificio interesante más como la iglesia de estilo gótico y algún edificio antiguo precioso. Es un pueblo muy elegante donde hay muchas villas en primera línea. Las playas aquí también son excelentes y se nota que es un pueblo muy turístico con su precioso paseo alrededor de la playa, bares, restaurantes…. Muy similar al vecino Cabourg donde solo pasamos brevemente y también vimos alguna bonita casa de entramado de madera. No son pueblos especialmente pintorescos pero si muy agradables para darse un paseo junto al mar en un entorno muy agradable.

Dives-sur-mer, Normandía, Francia
                                                                                                                                              Dives-sur-mer

Más o menos lo mismo nos encontramos en el siguiente pueblo: Villers sur Mer. Aquí vimos mucha villa y también varias villas de estilo  ‘belle epoque’, las más importantes en la zona detrás de la playa. Dimos un paseo por e agradable paseo de la playa y nos acercamos hasta una preciosa zona natural al final del mismo, los acantilados de Falaises Vaches , de mucha fama entre los aficionados a los fósiles. De hecho el lugar es famoso por ello y frente a la oficina de turismo pudimos ver unas bonitas esculturas vegetales en forma de dinosaurios. Los acantilados con una altura de más de 100 metros sólo se pueden ver desde la playa porque está prohibido acceder a los mismos por el tema de los fósiles. Nos alojamos en Villers y cenamos algo allí mismo. Toda esta zona de pueblos turísticos costeros es realmente agradable para relajarse y pasear por la costa.

Pegasus Bridge, Normandía, Francia
                                                                                                                                          Pegasus Bridge

DÍA 6:

Este día lo dedicamos a ver algunos de los puntos más interesantes del interior de Normandía, lejos ya del atracón de lugares relacionados con la segunda Guerra Mundial en la costa. Y así nuestra primera parada fue Beuvron-en-Auge, uno de los pueblos más típicos y pintorescos de Normandía, y también uno de los más bellos de Francia. Es un pueblo muy pequeño y aparcamos en el mismo centro. Casi todas las casas están construidas en el típico estilo de entramado de madera de Normandía. El pueblo se dispone en gran medida a lo largo de una calle principal, pero realmente es una hermosa calle adornada además de por los edificios por numerosas plantas y flores que aumentan el encanto del conjunto. Así que no tardamos mucho en recorrerlo. La Iglesia del pueblo, la de Saint Marin también está construida en el estilo típico de la región. En la plaza central ovalada, rodeada por un conjunto de casas de entramado de madera multicolores, entre ellas una preciosa del siglo XV con colores amarillo y marrón, estuvimos un rato admirando el conjunto. Si no fuese por los coches parecería que estamos en un pueblo medieval de cuento de hadas. Y tras la sesión de fotos, el pueblo tampoco dio para mucho más así que seguimos nuestro camino.

Beuvron-en-Auge, Normandía, Francia
                                                                                                                                       Beuvron-en-Auge

No muy lejos de allí encontramos otra joya de esta preciosa región, el Château de Crèvecoeur. Crèvecoeur es un ejemplo perfectamente conservado de un castillo típico de un pequeño de señor. Este castillo medieval rodeado de agua ha conservado su diseño con sus dos piezas originales; por una parte los aposentos se encuentran protegidos por fortificaciones, mientras que la capilla y los edificios agrícolas de entramado de madera se concentran en torno al patio de la granja. El complejo es muy pintoresco, cada edificio merece la pena y la visita es realmente muy agradable. Los edificios de entramado de madera son espectaculares y el conjunto es bastante compacto por lo que lo recorrimos en poco tiempo. Para acceder al patio interior tuvimos que cruzar por un puente sobre el foso, donde hay una preciosa puerta en un estilo muy característico de la región.  Además de los propios edificios de la vivienda hay otros menores, pero igualmente bonitos, como una granja, un palomar y un granero en el patio exterior. La pintoresca puerta está flanqueada por dos torres redondas rematadas con un tejado cónico acabado en punta. Todos los edificios son preciosos. Visitamos la pequeña exposición sobre la historia del lugar pero lo más interesante  son los propios edificios.

Château de Crèvecoeur, Normandía, Francia
                                                                                                                              Château de Crèvecoeur

Y aunque la ruta de este día nos quedaba un tanto extraña porque el siguiente destino no era el que más cerca nos pillaba nos fuimos a ver otro castillo completamente distinto, el de Boutemont. Y lo hicimos así porque los horarios de las atracciones no son demasiado amplios, la verdad es que no es una zona muy turística. Este bonito castillo está compuesto por cuatro torres con ángulos, un puente levadizo rodeado por un foso seco, todo en madera, piedra y adornos de azulejo. Hay un parque construido alrededor del castillo con jardines, la capilla, el foso, el invernadero y  el templo de Salomón. La visita la hicimos pasando por una sucesión de salas en un itinerario  previamente establecido. El jardín bastante bonito lo  visitamos libremente. Accedimos al recinto también por una entrada a través de un puente levadizo sobre el foso, en este caso seco. El edificio es una mezcla de entramado de madera y palacete bastante conseguido. Aunque la visita al interior no está mal lo que más merece la pena es el edificio en sí y los jardines.

Y tras una comida de picnic en una zona habilitada que encontramos en las cercanías fuimos hasta St-Germain-de-Livet, otro castillo también muy diferente a los que habíamos visitado este día. De hecho como edificio es el que más nos gustó aunque el de Crèvecoeur tenía más encanto por sus construcciones de entramado de madera. El Château de Saint-Germain-de-Livet es un pintoresco castillo que incluye una casa señorial rodeada de fosos y un castillo de estilo renacentista que se agregó a la casa solariega. El conjunto es realmente llamativo. Además hay que tener en cuenta que este castillo la única forma de verlo por fuera es visitándolo y pagando la entrada pues todo el recinto está rodeado por un muro que impide la visión. El interior tiene una especie de museo con pinturas de un artista franés y las estancias que se ven tampoco dan mucho de sí. Lo mejor es el propio edificio, con el jardín que ofrece vistas preciosas del mismo.

St-Germain-de-Livet, Francia, Normandía
                                                                                                                                   St-Germain-de-Livet

Tras el atracón de castillos nos fuimos a Lisieux, la principal ciudad del Pays d'Auge, la región que estábamos visitando este día. La gigantesca Basílica de Ste-Thérèse, situada en una pendiente hacia el suroeste del centro de la ciudad, es una zona de peregrinación. La fachada es preciosa y también pudimos entrar a ver el interior, bastante bien decorado con pinturas geométricas de colores. Además visitamos la Catedral de St-Pierre de estilo gótico. Paseando por el casco antiguo vimos algún edificio precioso de entramado de madera, aunque dispersos, sin llegar a crear una zona de especial encanto.  Estuvimos paseando por la ciudad y nos fuimos  al hotel de nuevo en la costa, en Deauville, donde cenamos y que ya visitaríamos al día siguiente.

Lisieux, Normandía, Francia
                                                                                                                                                         Lisieux

DÍA 7:

Deauville, el pueblo donde nos alojamos,  es un encantador pueblo junto al mar con una gran playa de arena y también orientado al turismo. Hay un paseo marítimo a lo largo de la playa, donde destaca el edificio del casino y algunos grandes hoteles. Vimos algunos edificios de entramado de madera, como el Hotel Normandie y diferentes edificios en diferentes estilos: normando, Art Nouveau y barroco. En el centro de la ciudad el precioso ayuntamiento también de entramado de madera y un inusual conjunto de 12 campanas junto a él son lo más destacado. También en La Place du Marché vimos un mercado cubierto con entramado de madera. Ya con el coche pasamos cerca del hipódromo para ver la magnífica Villa Strassburger, otra casa espectacular con aspecto de entramado de madera en una finca que se puede ver desde fuera. Y con el coche cruzamos el río La Touques para llegar al pueblo vecino, Trouville, que también merece una visita.

Deauville, Normandía, Francia
                                                                                                                                                      Deauville

Nada más llegar vimos su bonito puerto pesquero, con los barcos tradicionales de pesca y además tuvimos la suerte de ver varios de ellos entrando y saliendo del puerto. Cerca del puerto – en realidad los barcos amarran en la propia margen del río sin espigones - comienza una atractiva playa muy grande y limpia. Justo tras la playa hay una maraña de calles peatonales ocupadas por restaurantes y hoteles, con mucha animación, por donde estuvimos paseando. Por la playa pudimos ver una lujosa colección de villas  en primera línea. El mercado de pescado es otro de los edificios que más nos gustó así como el elegante ayuntamiento. Subimos por la ‘Escalier du serpent’, que es una escalera que nos llevó hasta  la zona alta de Trouville y que ofrece maravillosas vistas de la ciudad, Deauville y el mar. Con esto terminamos el paseo por este bonito pueblo, y seguimos nuestra ruta costera.

Trouville, Normandía, Francia
                                                                                                                       Puerto de Trouville-sur-Mer

Paramos en la tranquila población costera de Villerville, mucho más tranquila que las anteriores y con la peculiaridad de que se encuentra sobre un acantilado sobre la playa. Por sus calles pudimos ver casas menos opulentas que las de Deauville o Trouville y muchas de entramado de madera.  Nos llamó la atención el gran número de librerías que vimos en la calle principal y es que nos enteramos después que a Villerville también se la conoce en la región como la "village des livres" (pueblo de libros). No nos entretuvimos mucho más y continuamos en dirección a uno de los pueblos más encantadores de Normandía: Honfleur. La carretera avanza cercana a la costa con vistas ocasionales a largos arenales, aunque la vista ya no es tan idílica como  en otras zonas, pues en frente empezamos a ver el enorme puerto de Le Havre, la ciudad más importante de la zona.

Aparcamos cerca del puerto de Honfleur, que se encuentra en un pequeño canal que desemboca en el Sena, justo en la desembocadura del río. Y es precisamente el puerto la parte más bonita de Honfleur. El bonito puerto y las preciosas casas alrededor del mismo, situadas en un espacio rectangular anexo al canal, son una de las postales que más habíamos visto de Normandía y las casas se conservan tal y como eran hace 120 años. Es un puerto muy curioso, ya que a excepción de la estrecha entrada reservada para los  barcos – que es atravesada por un puente - está rodeado por todos sus lados de hermosos edificios, altos y estrechos. La colección de edificios es de lo más variopinta. A un lado del puerto está la inusual torre de madera de la iglesia de Saint Etienne, que alberga en la actualidad el museo marítimo de la ciudad, el Museo de la Marina. Paseando por detrás de la iglesia vimos los edificios dedicados al almacenamiento de sal en la ciudad, los 'Greniers à sel’. Estos edificios ahora se utilizan para exposiciones y conciertos y tienen unos maravillosos techos de madera.

Puerto de Honfleur, Normandía, Francia
                                                                                                                                      Puerto de Honfleur

En el otro lado del puerto está la estupenda Iglesia de Santa Catalina, una curiosa y muy pintoresca iglesia de madera. Las campanas de la iglesia eran tan pesadas que se tuvo que  hacer un campanario separado en otro edificio. Encontramos abierto el museo etnográfico y como nos pareció interesante decidimos entrar a verlo. Ubicado en la antigua prisión alberga una curiosa exposición sobre cómo era  la vida en Normandía, con habitaciones y trajes tradicionales. No es muy grande pero si vimos muchas cosas curiosas. Estuvimos después callejeando por las calles aledañas al puerto que es donde se ubica el caco antiguo de la ciudad. Varias calles empedradas bastante estrechas nos deleitaron con típicas casitas de madera y piedra, y diferentes comercios. Desde la rue de l'Homme-deBois  hay una buena vista de los mástiles de los yates a través de las casas con vistas al puerto y, a lo lejos, el enorme panorama industrial de los muelles de Le Havre. Esto afea un poco el conjunto, porque la parte vieja de Honfleur es idílica, pero ver en frente las instalaciones portuarias estropea  un poco la sensación de estar en un pueblo antiguo. No obstante Honfleur es una de las paradas obligatorias a realizar si se visita Normandía.

Mercado de Honfleur, Normandía, Francia
                                                                                                                                  Mercado de Honfleur

Tras callejear a conciencia la parte vieja – realmente es encantadora y hay bastantes calles - dimos un paseo por la orilla del puerto y pasado El Hotel du Cheval Blanc nos encontramos con la desembocadura del canal en el río. En esta zona hay algunos parques y llegamos hasta la exclusa que conecta el puerto de Honfleur con el Sena y el mar. De regreso cenamos algo en el puerto en una de las numerosas terrazas que rodean los embarcaderos y además a muy buen precio. Esta noche nos alojamos en el precioso Honfleur. Ver el puerto de noche a la luz de las farolas es otra estampa preciosa.

DÍA 8

Salimos temprano de Honfleur y nos encaminamos a Pont-Audemer. Con varios canales que cruzan la ciudad vieja, la principal atracción de Pont-Audemer se centra en gran medida en los mismos y  las calles medievales del centro de la población. El casco antiguo se extiende a lo largo y entre las ramas norte y sur del río Risle. Aparcamos muy cerquita del Quai François Mitterrand, en el norte del río, y por allí empezamos a pasear. Según nos adentramos en la zona vieja descubrimos algunas callejuelas con casas muy antiguas, algunas de entramado de madera y con mucho encanto, como por ejemplo las calles Rue Paul Clemencín y la calle Plaza de la Ville. Asomándonos a los canales pudimos ver los antiguos Lavoirs (lavaderos). La iglesia de Saint Ouen en la Rue de la Republique es también muy bonita porque en su parte superior está hecha dela piedra tipo pizarra tan típica que habíamos visto en Honfleur. Estuvimos callejeando por esta zona vieja – en realidad no es demasiado grande – y aunque no es como Honfleur es un pueblo que tiene algunos rincones con encanto. La zona nueva – que en parte vimos desde el coche – no tiene mayor interés.

Pont Audemer, Normandía, Francia
                                                                                                                                             Pont Audemer

Salimos del pueblo y nos dispusimos a cruzar el Sena, y aunque teníamos otra opción, preferimos hacerlo por el impresionante puente de Normandia que ya habíamos visto desde Honfleur. Es un impresionante puente de tirantes que atraviesa el Sena y que tiene una longitud de más de un kilómetro. Es realmente una obra preciosa de ingeniería y merece la pena disfrutar cruzándolo, aunque hay que pagar un peaje. Y ya al norte del Sena nos dirigimos a uno de los lugares naturales más emblemáticos de Normandia: los acantilados de Etretat, unos acantilados blancos con caprichosas formas que aparecen en muchas fotos y postales. Tanto los acantilados como el propio pueblo en sí mismo merecen mucho la pena.

Aparcamos al final de la playa, muy cerca del comienzo de los acantilados y allí nos dirigimos en primer lugar. La playa de Etretat nos sorprendió porque vimos muchas barcas de pesca varadas en la misma piedra de la playa – es de piedra y roca -, que le dan un encanto especial. Seguimos el camino de los acantilados desde  la playa y fuimos disfrutando de las impresionantes vistas. El acantilado en sí presenta una escena rural idílica, con el sendero en suave ascenso por la verde ladera hasta llegar a la pequeña capilla de Notre-Dame. Desde allí disfrutamos de algunas de las mejores vistas. La más famosa de las formaciones de roca es el fantástico arco que forma una pata del acantilado junto a un islote en forma de pináculo. Por la parte superior de los acantilados de 70 metros disfrutamos de vistas desde todos los ángulos, además de disfrutar de un fantástico paseo en un día soleado. También hay  una pequeña playa de guijarros debajo de los acantilados. De todo este tramo de costa normanda caracterizado por la presencia de estos acantilados blanquecinos, Etretat es sin duda su punto culminante.

Acantilados de Etretat, Normandía, Francia
                                                                                                                                 Acantilados de Etretat

Después de explorar los acantilados hicimos una visita al pueblo, empezando por el bonito paseo marítimo junto a la playa de guijarros que se ubica en el centro y desde donde se tiene una perspectiva diferente de los acantilados que habíamos recorrido. Tras disfrutar del paseo marítimo dimos un pequeño paseo por  la ciudad donde pudimos ver casas medievales, casas de pescadores y algún otro edificio interesante. El viejo edificio de madera del mercado domina la plaza principal y es el edificio más impresionante que vimos, con su pintoresca torre del reloj y su enorme estructura de madera antigua cubierta por  verdín. La planta baja está  convertida en una serie de tiendas de recuerdos, pero las vigas del balcón y techo son antiguas. La plaza alrededor del mercado también tiene algunos edificios de entramado de madera medievales. Además es un pueblo bastante animado, con muchos comercios,  bares, restaurantes…

Y saliendo del pueblo hacia el este nos acercamos en coche hasta el acantilado que cierra la playa por ese lado, el acantilado de Amont. Las vistas son preciosas en todas direcciones y es que aquí la costa normanda cambia mucho. Es un acantilado blanco prácticamente continuo  que solo se ve rebajado en algunas zonas por pequeñas playas donde se asientan diferentes pueblos. Es un paisaje mucho más abrupto que el que habíamos recorrido en la zona de las playas del desembarco pero mucho más bonito sin duda. Paramos en Benouville, para   acercarnos de nuevo al borde del  acantilado y disfrutar de vistas de la imponente pared que se extiende por kilómetros en ambas direcciones. Algún pequeño islote rompe la superficie del mar aquí y allá pero la vista de la pared impone. Y así llegamos a Yport,  otro pequeño pueblo ubicado en una zona donde el acantilado cede terreno a la playa.

Yport, Normandía, Francia
                                                                                                                                                             Yport

Yport es un antiguo pueblo de pescadores con una playa de piedras y grandes vistas a los altos acantilados que lo rodean. Es un pequeño pueblo con el encanto  de la arquitectura normanda pero cuyo atractivo principal es la playa y su ubicación, a pesar de que vimos algún bonito edificio en el paseo que dimos. La calle que sube hasta el ayuntamiento es la más interesante. También es muy bonito el valle verde que se extiende hacia el interior desde la costa. Para apreciarlo mejor y disfrutar de las vistas tomamos un sendero hasta la parte superior de los acantilados. Las vistas hacia la ciudad y los acantilados del otro lado son realmente sorprendentes. Además Yport ofrece el encanto de un pueblo pequeño y muy poco concurrido. Como curiosidad antes de coger el coche vimos en la propia playa un viejo búnker construido dentro de los propios acantilados, en uno de los lados de la playa.

Continuamos otro tramo de costa por acantilados hasta llegar a Fecamp, un pueblo mucho más grande que Yport, y con un importante puerto pesquero. Aparcamos en el bonito paseo marítimo junto a la playa. Paseamos hasta el faro que se encuentra en un pintoresco muelle de madera y que emboca la salida del canal que cobija el puerto. El faro es también muy bonito y da preciosas vistas de los acantilados y de la playa con las casas detrás. Nos adentramos en el pueblo que en conjunto no tiene demasiado encanto hasta llegar al precioso palacio Benedictino, que alberga un museo dedicado al licor benedictino. Pero lo interesante es el fantástico palacio, muy adornado con un tejado que recuerda a los castillos del Loira. Se encuentra en una plaza frente a una preciosa casa. La fachada es realmente espectacular y se puede uno fotografiar en la escalinata de entrada. Seguimos un poco hasta la iglesia de la Saint-Trinite, el monumento histórico más importante en Fécamp, que se distingue claramente por su atractiva torre. Entramos y vimos algunas pinturas y elementos decorativos en el área del altar. Allí mismo se puede ver el elegante edificio del ayuntamiento y los restos del palacio ducal – apenas unas paredes que no se pueden visitar en el interior -.Volvimos al coche por el puerto pasando por otra iglesia más pequeña y no vimos mucho más de interés salvo por alguna casa ocasional de interés. Ya con el coche pasamos la zona del puerto y tras visitar el segundo muelle de madera con su correspondiente faro, subimos a la otra parte de los acantilados donde hay un fantástico mirador con una impresionante vista panorámica de la ciudad y el puerto pesquero. Allí también vimos una capilla votiva de los marineros con una bonita vista del puerto. Caminando por lo alto del acantilado llegamos a un fantástico mirador del siguiente tramo de acantilado con el cabo Fagnet en primer plano.

Palacio benedictino de Fécamp, Normandía, Francia
                                                                                                                Palacio benedictino de Fécamp

Seguimos por la carretera hasta Senneville donde pudimos bajar de los  acantilados a su pate inferior a través de un largo tramo de escaleras. Estas bajadas parece que son frecuentes a lo largo de todo el tramo acantilado que es la costa aquí. Pasamos por algún pequeño pueblo similar en zonas donde no hay acantilados pero no paramos hasta llegar a St Valery En Caux, con una playa de piedras y un puerto tradicional y otro puerto de embarcaciones de recreo. Dimos un paseo por los muelles del puerto hasta llegar al bonito faro y disfrutar de unas maravillosas vistas de los acantilados a ambos lados del pueblo. Aparte de esto en el pueblo tampoco hay mucho más que ver, así que dimos una vuelta por el pequeño paseo junto a la playa y con el coche subimos hasta la parte superior de los acantilados donde hay un precioso mirador con un monumento que ofrece vistas de los acantilados en frente del pueblo y los muelles del puerto. Es una bonita imagen. También aquí hay un monumento a la división 51a -II guerra mundial-.Siguiendo hacia el este de Saint-Valery por la costa, en Sotteville-sur-Mer hay un pintoresco acceso al mar desde lo alto de los acantilados. Bajamos hasta  el mar por una escalera con más de 200 peldaños.

St Valery En Caux, Normandía, Francia
                                                                                                                                       St Valery En Caux

Un poco más adelante en Vasterival encontramos otra bajada a los acantilados. La verdad es que  la vista desde debajo del paredón de acantilado blanco es espectacular. Caminamos por la zona baja de los acantilados hasta llegara  las Gorges de Moutiers, una garganta que recorre un corte en los acantilados. Subimos a la parte superior donde hay una iglesia con su cementerio que ofrece unas preciosas vistas hacia los acantilados y los pequeños pueblos en la lejanía. La vuelta se nos hizo un poco pesada porque tuvimos que volver a bajar y a subir los acantilados pero el paseo a última hora de la tarde fue estupendo. Ya de noche llegamos a Dieppe donde cenamos algo y nos alojamos. 

DÍA 9:

Nos levantamos prontito y comenzamos a visitar Dieppe. Es un pueblo-ciudad bastante más grande de todos los que habíamos recorrido por la costa pero con la estructura similar a los demás: una zona baja entre acantilados en este caso en la desembocadura del río L’Arques. Dieppe tiene el curioso honor de tener la playa más cercana a París. El centro de la ciudad tiene un área histórica y aunque hay pocos monumentos destacados es agradable para pasear. La Place du Puits Salé es el centro de la ciudad vieja, en un bonito cruce de calles con edificios interesantes. Vimos las iglesias de Saint-Remi – con una preciosa fachada  y muy cerquita de la plaza - y la de Saint-Jacques un poco más lejos. La rue de la Barre y su continuación peatonal, la calle Grande nos descubrió los edificios más interesantes y rincones más pintorescos en Dieppe. Lo más interesante fue subir hasta el castillo medieval que alberga actualmente el Museo de Dieppe. No entramos pero ver el bonito edificio por fuera y las vistas de la ciudad mereció la pena. En los alrededores hay un parque que discurre por la parte alta de los acantilados y es un paseo realmente agradable. Dejamos Dieppe pasando por su puerto con el coche, una zona bastante agradable con algún edificio interesante.

Vistas desde el castillo de Dieppe, Normandía, Francia
                                                                                                             Vistas desde el castillo de Dieppe

Y nuestra última parada en la costa fue Le Treport, con la misma estructura de los pueblos costeros de esta costa. Aquí la atracción principal es el funicular por el que subimos a la parte superior de los acantilados a través de un túnel. También se puede subir caminando, lógicamente.  Las vistas son realmente impresionantes desde lo alto de los acantilados. La población de Le Treport está detrás del puerto y está dominada por la iglesia, con unos pocos monumentos repartidos por  las calles estrechas y sinuosas. Dimos un paseo y vimos algunos de ellos como la Iglesia de Saint Jacques, la Capilla de Saint-Julien, el presbiterio y el original Ayuntamiento (ahora un museo de historia local). Nos gustó el quartier des Cordiers, un barrio interesante. Las casas se caracterizan por estar en filas paralelas con sus balcones de hierro fundido y letreros  de cerámica que hacen que sea aún más encantador. Con el coche nos acercamos a los acantilados del lado este, donde hay un monumento a la virgen Notre-Dame-de-la-Falaise, curiosamente construida sobre un búnker alemán y que también ofrece espectaculares vistas del pueblo y los acantilados.

Vistas desde el acantilado de Le Treport, Normndía, Francia
                                                                                                Vistas desde el acantilado de Le Treport

Ya iniciando el viaje de vuelta pasamos por la capital de Normandia, la ciudad de Rouen. No es una ciudad con un  patrimonio espectacular pero si tiene algunas cosillas que hacen que valga la pena una parada. La catedral es el monumento más destacado en Rouen. Tiene una  fachada adornada con una puerta de entrada muy decorada y con algunas cosas de interés en el interior.  Empezamos allí la visita y después paseamos un poco por el casco antiguo donde vimos grandes edificios de entramado de madera en las diferentes calles. Hay buenos ejemplos en los alrededores de la Iglesia y cementerio de San Maclou y también alrededor de la Iglesia de Santa Juana. La iglesia de San Maclou es muy bonita. La iglesia moderna de Santa Juana de Arco ha sido construida en el lugar donde Juana de Arco fue quemada en la hoguera. Tiene un techo de baldosas de pizarra de forma extraña. Junto a la iglesia el mismo estilo de techo se extiende para cubrir el mercado de alimentos creando una imagen pintoresca junto con los edificios de entramado de madera en el otro lado de la plaza.

Rouen, Normandía, Francia
                                                                                                                                                           Rouen

La Rue du Gros Horloge nos condujo al Gran Reloj ubicado en un campanario de una iglesia gótica con un arco renacentista. Es realmente bonito. Otro edificio notable en Rouen es el Palacio de Justicia. Este edificio casi tiene el aire de una catedral ya  que está muy bien decorado en el exterior. También pasamos por la impresionante iglesia de la abadía de Saint-Ouen, y la torre de Juana de Arco. Ya saliendo en coche de la ciudad por  la "Route de la Corniche " – carretera D95- paramos en un gran mirador desde donde se puede ver la ciudad, el río y los diferentes puentes. Seguimos carretera hasta la abadía de Jumieges. Las ruinas de la abadía, situada en un bonito parque sobre el río Sena, hacen de la visita un lugar realmente pintoresco. Aunque son unas ruinas, se conserva una importante parte dela abadía, suficiente para tener una idea de la estructura original. Se conservan la fachada con sus torres asociadas (de casi 50 metros de altura), una buena parte de la Iglesia y los muros de la iglesia de la abadía. Es una experiencia muy recomendable dar un paseo por el césped en el interior del cuerpo principal de la iglesia. Encontramos lugares fantásticos para fotografías muy evocadoras. La gran silueta de la abadía es realmente impresionante. Las estructuras supervivientes siguen desprendiendo un aura de majestuosidad. Para tener la mejor panorámica del conjunto de las ruinas nos acercamos a una terraza situada sobre el parque, a poca distancia.

Abadía de Jumieges, Normandía, Francia
                                                                                                                                   Abadía de Jumieges

Muy cerca de Rouen paramos en La Bouille, un bonito pueblo a orillas del Sena rodeado de colinas  con árboles.  Paseamos por la orilla del río alrededor del muelle Hector Malot Quai. Caminar por las orillas del río es en sí mismo uno de los atractivos de esta tranquila ciudad. El paseo es precioso y merece la pena dedicarle un rato. El resto del pueblo tiene algunas cosas destacables pero sin crear un conjunto pintoresco. Vimos por ejemplo  una casa de entramado de madera preciosa y la iglesia de Santa Magdalena que domina la silueta de la población. Paseando por el río vimos un barco que lleva coches y pasajeros ida y vuelta hasta Sahurs, en el lado norte del río-. Esta última noche de viaje la pasamos en un hotel camino de nuestro siguiente destino.

DÍA 10:

A poco de abandonar el hotel llegamos a Le Bec-Hellouin. Este pintoresco pueblo está clasificado entre los "pueblos más bellos de Francia” y sobre todo es conocido por la Abadía de Bec-Hellouin.  El bonito pueblo se encuentra en un valle, y tiene un pequeño río que lo atraviesa. El pueblo es un ejemplo de arquitectura normanda, con un montón de casas de entramado de madera y hermosos jardines. Es un lugar tranquilo y apacible por el que estuvimos dando un paseo observando sus bonitas casas, algunas de ellas de madera y pintadas de colores y la iglesia del pueblo. Hicimos una visita a la abadía y la recorrimos por libre.  Lo que más nos gustó fue la subida al campanario, donde desde una terraza que domina el pueblo disfrutamos de preciosas vistas. Las tallas en los claustros y alrededor de la entrada de la iglesia original de la abadía son muy bonitas. El conjunto de la abadía en sí merece la pena ya que no en vano como nos informaron la Abadía de Bec-Hellouin es uno de los menos de 100 monumentos nacionales que existen en Francia.

Casas de entramado de madera en Le Bec-Hellouin
                                                                                                                                          Le Bec-Hellouin

Tras la encantadora visita nos dirigimos a otro delos pueblos de la lista de más bonitos de Francia. Lyons la Foret es un pequeño pueblo donde encontramos un buen número de casas de entramado de madera, típicas de la región. Paseando por las callejuelas repletas de estas bonitas casas vimos también el mercado cubierto en el centro de la ciudad con varias tiendas en los edificios de los alrededores. También la Casa de Ravel, en el extremo superior de la Place Ravel es un edificio fabuloso. El edificio del mercado es muy bonito, con su tejado formado por viejas tejas cubiertas por verdín. Visitamos la Iglesia de Saint Denis y el campanario y la pintoresca pequeña capilla de San Juan el Bautista a las afueras de la ciudad. También el Ayuntamiento es un edificio interesante. A las afueras de la ciudad hay un agradable paseo hasta el río y más allá un convento benedictino. El convento domina la vista a lo largo de la Vallée de la Lieure. Llegamos hasta allí y admiramos la bonita agrupación de casas conocidas como Les Trois Moulins.

Lyons la Foret, Normandía, Francia
                                                                                                                                             Lyons la Foret

Volvimos de nuevo al Sena, al bonito pueblo de Les Andelys. Lo más destacado del pueblo es sin duda el Château Gaillard, situado sobre un acantilado con preciosas vistas al río. La ubicación del castillo es muy pintoresca y ya nos era familiar por verla en las imágenes turísticas de la región.  Subimos hasta el castillo, ahora una ruina, aunque  sigue siendo impresionante y le da al sitio una cierta majestuosidad. Pudimos visitar la muralla exterior que está abierta al público siempre y también nos acercamos al mirador con espectaculares vistas. Tras caminar por la zona para disfrutar de diferentes perspectivas de las ruinas decidimos pagar la entrada aunque la verdad es que el interior del castillo tampoco aporta demasiado sobre lo que ya habíamos visto desde fuera. Una vez visitado el castillo  volvimos al pueblo, donde aparte de pasear junto al río y ver la iglesia y la torre del reloj tampoco hay demasiado que hacer.

Les Andelys, Normandía, Francia
                                                                                                                                                  Les Andelys

Y ya iniciando el viaje de vuelta a casa  hicimos una breve parada en el pequeño pueblo de Giverny para visitar la casa de Monet. Y es que en este pueblo vivió el famoso pintor impresionista Monet. Durante esos años Monet inmortalizó para siempre los jardines en algunos de sus cuadros más famosos y los jardines son la principal atracción del pueblo. Los jardines en Giverny son cuidadosamente mantenidos tal y como eran en el pasado. Los jardines acuáticos fueron lo más interesante de la visita, pero el resto de los jardines también son muy bonitos. También pudimos ver la casa de Monet donde visitamos diferentes estancias como la sala de estar, la cocina y otras habitaciones. Y con esto pusimos punto y final a nuestra visita a Normandía, una región de una gran belleza natural y cargada de historia.

Puntos de interés: