Graz es una ciudad universitaria de Austria, capital de Estiria y está muy cerca de la frontera con Eslovenia. Es una ciudad de tamaño medio tirando a pequeña y su casco histórico es patrimonio de la humanidad. No es una ciudad muy conocida por el turismo pero es una ciudad encantadora con mucho que ver y una escapada ideal si te encuentras por esta parte de Europa, por ejemplo en Viena como fue nuestro caso. La ciudad moderna se encuentra a los pies de la montaña en la que se levantaba el castillo y se extiende a ambas orillas del río Mur.
DÍA 1:
Llegamos a Graz en coche desde Viena. Tardamos algo menos de dos horas y según llegamos dejamos el coche en un céntrico y barato hotel para empezar a explorar la ciudad. Fuimos andando hasta la zona vieja y cruzamos el río por el puente de Hauptbrücke. Justo en el lado de la ciudad moderna se levanta el edificio futurista del Kunsthaus, un museo de arte, herencia del año en que Graz fue capital de la cultura europea. Es un edificio realmente singular con una cubierta de formas redondeadas y una especie de protuberancias que salen de su azotea –mejor ver la foto porque es difícil de describir -.
Pasamos el puente y llegamos al casco histórico donde se empiezan a ver las primeras y elegantes casas bajas pintadas de tonos pastel y la iglesia Franziskanerkirche. Entramos a ver la iglesia que tiene unas vidrieras muy bonitas. Siguiendo la línea del tranvía llegamos a la Hauptplatz, el centro de la zona vieja. Allí se puede ver el impresionante palacio del ayuntamiento y preciosos edificios como el de Swarovsky – edificio Luegghäuser -, adornado profusamente con una especie de guirnalda de piedra sobre su fachada. Es una plaza muy pintoresca y mires hacia donde mires ves edificios realmente interesantes. Entre la plaza y la iglesia que ya habíamos visto, la Franziskanerkirche, hay una red de callejuelas muy estrechas empedradas por las que estuvimos paseando y descubriendo rincones muy interesantes. Junto a la propia iglesia hay una plaza muy bonita.
Desde esta zona volvimos por la Albrechtgasse hasta la Hauptplatz. La vista desde esta esquina es preciosa pues ves el castillo levantándose sobre la colina de fondo tras los preciosos edificios de la plaza. Seguimos desde la plaza por la Herrengasse y lo primero que vemos es una espectacular fachada decorada con frescos, la Gemaltes Haus. Prácticamente enfrente visitamos en un edificio muy señorial la exposición del Landeszeughaus, una inmensa colección de armas que se ubica en el edificio del antiguo arsenal. La colección es realmente extensa, la más grande del mundo dicen, y se pueden ver cosas tan curiosas como una armadura de caballo, armaduras de soldados, sables, mosquetes y todo tipo de armas de la época. La verdad es que hay muchísimas y la exposición es sumamente interesante. Pasamos dentro casi un par de horas. Otro de los atractivos del maravillosos edificio del Landhaus, que es el parlamento regional, - se puede visitar aparte sin entrar en el arsenal - , es el precioso patio renacentista con varios niveles de arcadas. Hay tres pisos completamente formados por galerías de la época renacentista y es un lugar precioso. También pudimos visitar alguna sala con unas preciosas decoraciones.
Seguimos por l Herrengassse, donde vimos la iglesia de Stadtpfarrkirche, hasta acabar en una amplia plaza desde donde tomamos otra calle hasta el edificio de la Ópera. Es mucho más modesta que la de Viena pero es un edificio bonito. Desde allí comenzamos a callejear hacia el norte de nuevo pasando por algunas plazas y calles interesantes como la Tummelplatz o la Bischofplatz. Toda esta zona es peatonal, los edificios con preciosos y es una gozada pasear por aquí disfrutando de la arquitectura o de los comercios. A diferencia de otros lugares el centro no está orientado al turismo por lo que los comercios que se pueden ver son los propios de la ciudad y no tiendas de souvenirs. Así callejeando por allí llegamos a una pequeña plaza donde hay un carillón con unos muñecos animados que a la hora señalada hacen un pequeño número junto con las correspondientes campanadas. Es la plaza de Glockenspielplatz, una agradable y recogida placita con varias terrazas. La Mehlplatz Färberplatz está prácticamente contigua a ésta y también tiene bonitos edificios. Aprovechamos para comer algo en una de las terrazas mientras disfrutábamos del espectáculo del carillón. No es el primero que vemos pero estas cosas tan sencillas siguen llamándome la atención.
plazacarillon
Tras callejear por otra intrincada red de callejuelas y estrechos pasajes acabamos en la Sporgasse muy cerca de la plaza principal. Allí hay otra impresionante fachada, Jugendstilfassade, y seguimos por la calle hasta llegar a la Karmeliterplatz. Es una plaza bastante grande rodeada por edificios preciosos y donde hay una especie de obelisco y una zona de agua que parece como una piscina. Desde allí accedimos al Burg, la sede del Gobierno regional, un grandioso edificio con elementos góticos y renacentistas. El elemento más conocido del edificio es la doble escalera de caracol, donde dos escaleras en espiral se fusionando en cada planta. Esta escalera es uno de los símbolos de la ciudad y merece lapena llegar hasta el Burg solo para verla, ya que el edificio en sí no se puede visitar. Cerca del Burg nos encontramos la Catedral de Graz y el Mausoleo. La Catedral de Graz es un bonito edificio gótico con elementos renacentista. Merece la pena entrar para ver el esplendoroso púlpito y el retablo del altar mayor. También hay unos frescos que muestran la vida cotidiana de la ciudad. También alberga un impresionante órgano. La catedral es bastante austera por fuera y además se encuentra un tanto escondida y apelotonada entre otros edificios. Justo al lado de la Catedral encontramos también bastante escondido, el Mausoleo de Fernando II, un bonito edificio circular de estilo renacentista. Lo más bonito del edificio son los frescos de la bóveda central.
Estuvimos un rato callejeando por la zona vieja descubriendo sus rincones, sus pequeñas plazas y sus encantadores edificios. La mayor parte del casco es peatonal y es una gozada perderse entre las calles. Después subimos a la Schlossberg, la montaña del castillo. Y lo hicimos en un ascensor que se toma desde el interior de la montaña. Salva, en pocos segundos, el desnivel de la colina y desde arriba hay unas vistas fenomenales de la ciudad. Es una maravilla poder contemplar todos los edificios que hemos visto y las callejuelas que hemos recorrido desde este bonito mirador.
Allí mismo tenemos la pintoresca torre del reloj, que debe ser lo único que queda del antiguo castillo. Tiene un curioso tejado y cuatro enormes relojes, y es otro de los iconos de la ciudad. A sus pies hay una maravillosa terraza de observación para relajarse con las vistas y una zona ajardinada a la que se accede por unas escaleras. Desde allí se puede caminar hasta la Glockenturm, otra bonita torre cerca de la cual se sitúa la estación de un funicular que también nos puede llevar a la parte baja de la ciudad.
También aquí se puede ver un bastión con cañones clásicos. Hay otros edificios como un pabellón chino que hace de mirador, varios monumentos alguna fuente y otros elementos. Es un lugar agradable para pasear y recorrer todos estos elementos. Para volver a la ciudad descendimos caminando por una larga escalinata llamada Kriegssteig, que nos deja de nuevo en Schlossbergplatz, una pintoresca plaza en la parte baja de la ciudad. Merece la pena hacer la bajada – o la subida – por estas escaleras, pues son preciosas, se encuentran sobre la misma roca y nos van ofreciendo maravillosas vistas.
Tras bajar del castillo cenamos algo en la parte vieja y deshicimos el camino hasta el hotel. De camino vimos el Kunsthaus iluminado, un edificio realmente singular con una sluces que semueven y le dan un aspecto realmente curioso.
DÍA 2:
Tras dejar el hotel nos dirigimos de nuevo al centro y fuimos a desayunar en una isla artificial que hay en el río Mur, Murinsel . Es otra construcción que se hizo en la época de la capitalidad europea y tiene el aspecto de una especie de nave futurista varada en medio del río y accesible por unas plataformas desde ambas riberas del Mur. Es una construcción preciosa y muy singular. En la plataforma central hay aparte de alguna instalación para espectáculos una cafetería donde desayunamos de una manera diferente. Desde la orilla que da a la ciudad antigua nos desplazamos por la calle Sackstrasse, donde hay edificios preciosos como el Palacio Attems. Es un precioso edificio que tiene forma de U y se organiza en torno a un patio interno. Las dos fachadas que dan a la calle tienen decoraciones de estuco y no pudimos visitar su interior.
A continuación nos dimos un paseo por las riberas del río, aprovechando los numerosos puentes peatonales y no para sacar diferentes fotografías. La ribera del río no está muy aprovechada pues hay muchos árboles que jalonan ambas orillas en la mayor parte del mismo y no produce esas imágenes tan bonitas como en otras ciudades atravesadas por un río. No obstante es un lugar bastante agradable para pasear.
A unos cuatro kilómetros del centro llegamos en tranvía al Palacio o Castillo Eggenberg. El Castillo, lo mismo que el centro histórico de la ciudad de Graz está incluido en la lista del Patrimonio de la Humanidad. Se pueden visitar gratuitamente los jardines y el precioso patio interior, a modo de claustro de tres pisos. En este patio destaca también la fotogénica torre del reloj, que es el centro del castillo. La fachada es preciosa con torres en las cuatro esquinas que le dan un aire majestuoso. Varias esculturas decoran el jardín. A lo largo y ancho delos jardines se pueden ver varios lagos. El castillo Eggenberg es un edificio construido en el siglo XVII aunque contiene partes de la Edad Media. Hicimos una visita guiada por el interior del fabuloso palacio. La visita está bien aunque es demasiado rápida y no te da tiempo a ver las salas detenidamente. No obstante hay salas preciosas y una vez que estas allí merece la pena entrar. Aunque si no quieres entrar la sola visita de los jardines y el exterior del palacio también merece la pena el viaje hasta aquí en tranvía.
Regresamos al centro y tras comer algo estuvimos de nuevo paseando por la zona vieja simplemente disfrutando delas callejuelas y del ambiente. Esta zona es muy animada y hay un montón de gente por la calle. Después cogimos el coche del hotel para emprender el viaje de vuelta. De camino visitamos la basílica de Mariatrost, en las afueras de la ciudad. Es un impresionante edificio de estilo barroco con una fachada amarilla muy pintoresca y un interior muy rico en obras de arte y decoraciones varias. Es un lugar bastante importante de peregrinación en el país. Y tras esta corta visita regresamos a Viena. Graz es un destino precioso para una corta escapada y aunque una gran desconocida tiene un casco histórico realmente encantador.
Puntos de interés en la ciudad de Graz: