Ubicada en el sureste del país, en las orillas del río Vístula, esta ciudad que es la segunda más importante del país, alberga uno de los cascos medievales mejor conservados de Europa, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. De hecho Cracovia fue capital de Polonia durante muchos años. Paseando por sus calles podemos encontrar gran cantidad de iglesias y palacetes de diferentes estilos y periodos. Cracovia es una de las ciudades más turísticas de Polonia y la recorremos en tres días para contaros que es lo que podemos ver en esta maravilla medieval en el corazón de Europa.
DÍA 1:
Llegamos al aeropuerto y lo primero que hicimos fue aprovisionarnos de Zlotys en el primer cajero que encontramos – es la forma más barata de hacerlo siempre y cuando sea un cajero de un banco, no de otras entidades que te cobrarán comisiones abusivas -. Y es que aunque estamos en la unión europea en Polonia no está todavía vigente el euro. Tomamos un taxi y nos dirigimos a nuestro hotel en el centro de la zona antigua. Aquí ya empezamos a notar que Polonia es un país bastante barato para lo que se estila en el resto de Europa, un punto más a favor para visitar este fabuloso país, como ya os contamos en nuestra escapada a Varsovia.
Cracovia es una ciudad bastante compacta en lo que a su zona histórica se refiere, por lo que nos movimos a pie durante toda nuestra visita. La zona de mayor interés, el Stare Miasto, está rodeada por una zona verde que lo separa del resto de la ciudad. El centro de esta zona antigua es la Plaza del Mercado Rynek Glowny , una impresionante y monumental plaza por la que empezamos nuestra visita. La plaza es un espacio muy animado y merece la pena verla por la mañana y por la noche con la iluminación nocturna. De todas formas recorriendo el casco antiguo cada cierto tiempo acabas en la plaza quieras o no. En la plaza hay varios monumentos y edificios importantes. Además de las elegantes casas y palacios medievales que rodean el espacio destaca el precioso edificio de la Lonja de Paños (Sukiennice), que ocupa un lugar central en la plaza. En su interior pudimos encontrar todo tipo de pequeños puestos con diferentes tipos de productos. En una esquina de la plaza está la Basílica de Santa María, un precioso edificio con dos torres asimétricas que es uno de los iconos de la ciudad vieja. Visitamos el interior de la iglesia y quedamos maravillados por la fabulosa decoración de la misma. Lo que más destaca aparte dela profusa decoración de techos y paredes es un retablo con un montón de tallas. Además también subimos a una de las dos torres para disfrutar de la ciudad desde una perspectiva privilegiada.
Como una isla en medio de la plaza se conserva la torre del Antiguo Ayuntamiento. Es una torre aislada que es lo único que queda del antiguo Ayuntamiento de la ciudad. Y además es un mirador privilegiado al que pudimos subir también para disfrutar de una fabulosa perspectiva aérea de la ciudad y de la propia plaza en la que nos encontramos. La vista es diferente a la de la basílica, quizá menos espectacular porque la altura es algo menor, pero por el contrario nos permite ver la basílica, cosa que es imposible desde el propio mirador de la iglesia. Así que yo creo que subir a ambos monumentos merece la pena. En otra de las esquinas de la plaza se encuentra la pequeña iglesia de San Adalberto, una construcción realmente humilde que contrasta con la grandiosidad de la basílica. En el resto de la plaza pudimos ver varios monumentos y alguna fuente ornamental. En conjunto es sin duda uno de los rincones más bellos y emblemáticos de la ciudad. También se encuentra allí el Museo Histórico de Cracovia.
Por la calle Świętej Anny nos acercamos al Colegio Mayor, Collegium Maius, un precisoo edificio de arquitectura gótica con un maravilloso patio interior rodeado de arcadas. El Colegio es sede del Museo de la Universidad Jagellónica, y entramos a visitarlo más que nada por ver el precioso edificio. En el museo pudimos ver una buena colección de instrumentos históricos utilizados para la astronomía, meteorología … y es que Copérnico paso por este Colegio Mayor, como atestigua la estatua que le rinde homenaje justo en la parte exterior del edificio. En el patio del Colegio hay también un reloj que cada dos horas tiene un pequeño espectáculo de figuritas de madera al dar la hora. Aunque el museo es prescindible la verdad es que el edificio es realmente bonito y merece la pena.
Tomamos después la calle Florianska, una de las calles comerciales más animadas y bonitas del casco antiguo, hasta llegar a la bonita puerta de San Florian, una de las antiguas puertas de la ciudad. Atravesando la puerta llegamos a la Barbacana de Cracovia. La barbacana es una preciosa fortificación de forma circular situada en medio del parque Planty que rodea toda la zona histórica de la ciudad. La visita al interior de la Barbacana no nos llevó mucho ya que es bastante modesta en tamaño. Tras atravesar la puerta de entrada llegamos a un patio abierto, y desde allí subimos por unas escaleras hasta la primera planta. Un pasillo recorre todo el interior y da la vuelta al recinto. La vista no es nada del otro mundo pero el interior de la barbacana merece la pena. Además la entrada es realmente barata por lo que no perdemos nada entrando.
Volvimos a atravesar la puerta de San Florian y justo en uno delos lados pudimos ver el único tramo que se conserva de las murallas de la ciudad. Son unos doscientos metros con dos bonitas torres y un pequeño museo que visitamos. En la exposición hay bastante información sobre las antiguas fortificaciones, que seguían el trazado del parque Planty. Es un museo interesante y muy pequeñito por lo que lo vimos muy rápido. Cerca de allí pasamos por el monumental teatro Juliusz Słowacki, un precioso edificio que no pudimos ver por dentro ya que no nos coincidieron los horarios.
Seguimos callejeando y avanzando en parte por el parque Planty hasta llegar a la Basílica de la Santa Trinidad. El exterior de la iglesia es muy curioso, con una mezcolanza de varios estilos. Pudimos entrar a visitarla. Su interior es muy amplio y alberga un montón de capillas laterales. Es una de las iglesias más bonitas de la capital. Cerca de allí llegamos a la Plaza de Todos los Santos donde hay otra iglesia que simplemente vimos por fuera. En la plaza también hay un palacete y el antiguo ayuntamiento de la ciudad. Y un poquito más hacia el oeste llegamos a otra nueva iglesia, la Basílica de San Francisco de Asís, una de las más antiguas de la ciudad y una de las preferidas de Juan Pablo II, una figura ilustre y muy reconocida en toda Polonia. De hecho hay en el interior un banco donde una placa nos indica su lugar predilecto en la iglesia. Aparte de esta anécdota el interior es realmente precioso con mucha decoración y unas vidrieras y tallas y frescos maravillosos.
Bajamos por la calle Grodzka hasta llegar al Collegium Iuridicum en la bonita plaza María Magdalena. Aquí además la portada de la iglesia de San Pedro y San Pablo completa una estampa realmente bonita, otra de las más pintorescas del centro histórico. Pudimos visitar el interior de la iglesia, bonita pero no espectacular, pero no pudimos hacer lo mismo con el Collegium. La calle Kanonizca, que discurre por la trasera del Collegium, es otra bonita calle del casco histórico. También en la zona vimos la iglesia de San Andrés, con una fachada de piedra realmente encantadora. Y así llegamos hasta la colina de Wawel, otro de los conjuntos monumentales más bonitos de la ciudad. Aquí se encuentran el castillo y la catedral, en un recinto realmente bonito y muy monumental. Como ya llegamos tarde no nos dio tiempo a visitar el recinto por lo que nos dedicamos a pasear por los alrededores y por el paseo junto al Vístula.
Esta zona verde es muy agradable para pasear y desde los dos puentes que la delimitan – Dębnicki y Grundwaldzki – hay unas buenas vistas de la fortificación del castillo. Lo que sí nos dio tiempo de ver antes del paseo por la ribera del río fue la estatua del Dragón de Wawel, una estatua de un dragón que cada cinco minutos echa fuego. Es más espectacular por la noche, claro. Y tras el Dragón pudimos visitar la cueva del dragón, una pequeña pero curiosa cueva que desciende hasta la orilla del río. Es una visita interesante aunque la cueva no resulta espectacular ni mucho menos.
Como ya se habían cerrado el resto de atracciones nos dedicamos el final de la tarde a callejear sin rumbo por las diferentes callejuelas del casco histórico y por las orillas del Vístula. El casco antiguo es realmente encantador y en verano está muy animado. Entramos en algún comercio y cenamos algo en uno de los muchos restaurantes antes de retirarnos al hotel. La plaza del Mercado como ya comentábamos iluminada de noche es una verdadera maravilla.
DÍA 2:
Comenzamos el segundo día dirigiéndonos al complejo de la colina Wawel. Allí nos fuimos a visitar la catedral y el castillo. Comenzamos por la catedral, un edificio esplendoroso y con mucha historia, ya que aquí es donde se coronaba a los reyes polacos. El interior de la catedral es bastante amplio y hay bastantes cosas para ver –la entrada es de pago-. A la entrada nos entregaron un pequeño mapa con los principales puntos de interés. A ambos lados del cuerpo principal de la catedral hay numerosas capillas algunas de ellas muy ricamente adornadas. En el centro de la catedral pudimos ver el Mausoleo del patrón de Polonia, San Estanislao. Después subimos por una escalera de madera en la torre de la catedral hasta llegar al campanario donde una gigantesca campana ocupa un lugar central. Desde allí hay un bonita vista de la ciudad especialmente hasta el norte, donde se ubica la ciudad vieja. Tras disfrutar de las vistas bajamos a la cripta dela catedral donde hay varios sarcófagos con reyes de Polonia y personalidades ilustres del país.
Dentro del recinto del castillo hay un museo de Juan Pablo II que no visitamos, aunque lo que destaca sobre todo es el Palacio Real. Dentro del Palacio Real recorrimos diferentes estancias con exposiciones sobre el pasado del castillo, y lo más interesante fue sin duda el recorrido por las Salas de Estado, donde hay diferentes obras de arte, tapices, pinturas y numerosos muebles. El tesoro de la Corona es otro de los puntos fuertes de la visita donde recorrimos varias estancias con armaduras, joyas y diferentes tesoros que pertenecieron a la corona polaca. Los apartamentos reales también son arte dela visita a recinto. Pasamos unas buenas horas en el recinto del castillo ya que hay muchas cosas para ver y es de lo más interesante de la ciudad. Además de las exposiciones, los diferentes edificios del complejo son muy interesantes, con sus torres, sus patios, sus arcadas…Desde las terrazas de la colina en la que se encuentra el castillo hay vistas sobre el Vístula.
Dejamos el Castillo y nos fuimos a visitar una zona menos turística de la ciudad: el gueto judío. Aunque hay transporte público preferimos hacer el recorrido a pie para disfrutar de la ciudad. El Gueto de Cracovia – no confundir con el barrio judío - se encuentra en el barrio de Podgorze, cruzando el Vístula, y es donde los judíos polacos fueran confinados en la Segunda Guerra Mundial. El paseo nos llevó una media hora. La fábrica de Oskar Schindler es una de las visitas más interesantes para conocer la historia del pueblo judío en la ciudad. Obviamente parte del éxito del museo viene de la película de Spielberg. La fábrica donde suceden los hechos narrados en la película es hoy en día un museo. Por cierto reservamos las entradas por internet porque este es uno delos lugares más visitados de la ciudad a pesar de quedar un tanto a desmano de la zona turística. La visita muy interesante. Nos llevó una hora y media y es una experiencia realmente sobrecogedora. Evidentemente muchas de las visitas culturales en Cracovia están centradas en el tema de la guerra y el holocausto pero la fábrica de Schlinder para mí es una visita imprescindible.
Tras salir de la fábrica, nos fuimos caminando hasta uno de los lugares más emblemáticos del guetto, su plaza principal, la plaza de Bohaterów. No es que sea una plaza muy pintoresca pero es donde seleccionaban a los judíos para los campos de concentración. Aquí hay un monumento muy curioso, el monumento de las sillas. Se trata de un montón de sillas distribuidas a lo largo y ancho de la explanada de la plaza. En la misma plaza, visitamos la Farmacia del Águila, otro lugar que se ha convertido en un pequeño museo. Alberga una exposición con muchos objetos y recuerdos de la época. Es interesante aunque no tanto como la fábrica de Schlinder, y es que es un lugar mucho más pequeño. En el guetto no hay mucho más que ver, pasamos por un par de fragmentos del muro que se construyó para confinar a los judíos en el guetto, situados en las calles Lwowska 25 y en Limanowskiego 62. Tampoco es algo muy pintoresco pero si tiene su valor histórico.
Tras estas visitas nos dirigimos al barrio judío, al otro lado del río. Pasamos por delante del moderno edificio del museo de arte vanguardista y cruzamos por el bonito puente del Padre Bernatek para dirigirnos haca nuestro próximo destino: el barrio judío, Kazimierz. Es en este barrio es donde más reconocible es el legado judío de la ciudad. En este barrio también se rodaron algunas escenas de la película La Lista de Schlinder. De hecho hay un tour de la película que pasa por algunos de los escenarios. Nosotros optamos por informarnos y hacer el recorrido por nuestra cuenta. Empezamos la visita por su plaza de mercado, una plaza agradable pero nada que ver con la espectacular Plaza del mercado del casco antiguo. La plaza Wolnica está presidida por el edificio del Museo Etnográfico, que es gratuito por cierto.
Muy cerca de allí está la preciosa basílica del Corpus Christi. El edificio por fuera es bastante bonito y pudimos entrar a ver su interior. Su decoración interna en estilo barroco destaca por su precioso altar y diferentes obras de arte como vidrieras, tallas y el propio coro. Y un poco más al norte encontramos la plaza Nowy, una plaza con un peculiar edificio circular en el centro, un antiguo matadero de aves y que hoy en día alberga puestos de comida. Aquí pudimos probar las famosas Zapiekanka, una especie de pizzas al estilo polaco. Y allí cerca se encuentra uno delos escenarios que recorre el tour de la Lista de Schlinder. Se trata de un pasadizo interior entre las calles Józefa y Meiselsa donde un arco crea una imagen realmente pintoresca entre dos edificios. Se entra por la calle Meiselsa , a la altura del número 17. De hecho aquí se han rodado muchas películas por lo pintoresco del lugar.
A continuación hicimos un recorrido por la zona de las sinagogas. Y es que en el Barrio Judío se concentran un buen número de ellas. La más grande de ellas es la sinagoga de Isaac. Por fuera no es gran cosa pero el interior es bastante interesante, ya que conserva una decoración bastante antigua con varios frescos. Sin embargo a más interesante es la sinagoga de Remuh que además tiene un cementerio anexo. No es una sinagoga muy grande pero la decoración es muy bonita. El cementerio es un lugar también pintoresco relleno de lápidas, aunque por lo que nos contaron está todo reconstruido y ni siquiera la ubicación de las tumbas es la original. Pero sin embargo es un lugar con encanto. No es como el cementerio judío de Praga pero sí que vale la pena una visita. Esta sinagoga es la primera de una serie de cuatro que se encuentran en la misma calle, en la calle Szeroka. Casi todas las vimos solo por fuera, aunque en la sinagoga vieja, la más antigua de la ciudad si nos permitió ver una exposición en su interior. La sinagoga Tempel sin embargo si tuvimos la ocasión de visitarla por dentro y la verdad es que nos encantó el cuidado, decorado y ornamentado interior. El exterior es también precioso, destacando el clásico edificio entre las pequeñas casas de la calle. Esta zona de las sinagogas junto con unas cuantas calles peatonales empedradas es la parte más pintoresca del barrio judío. Estuvimos paseando por aquí y volvimos al centro para terminar este intenso día por el barrio y guetto judíos.
DÍA 3:
Este día lo dedicamos a visitar dos atracciones que no se encuentran en la ciudad, pero que una vez de haber venido hasta aquí resultan ineludibles: el campo de concentración de Auschwitz y las minas de sal de Wieliczka.
Por la mañana nos levantamos muy pronto para tomar el autobús a Auschwitz – la mejor opción si no vas en coche – , ya que hasta el campo hay una hora y media desde la estación de autobuses de Cracovia. La visita a Auschwitz es una visita que desde el punto de vista histórico es imprescindible pero vamos a dejar claro que no es una visita bonita ni alegre pues el lugar sigue destilando una tristeza y horror propios de las atrocidades que allí tuvieron lugar durante la guerra. Auschwitz son en realidad dos campos Auswitz I y Birkenau, que fue construido con posterioridad cuando el primero se les quedó pequeño. El primero es el principal y donde se encuentra el museo hoy en día. El segundo, Birkenau, es accesible desde el primero mediante un bus gratuito. También mencionar que en el momento de nuestra visita, en el mes de Junio, la entrada a ambos campos era gratuita siempre y cuando se hiciese antes de una hora – en nuestro caso las 10 de la mañana -.
Así pues llegamos de Cracovia y el bus nos dejó frente a la puerta de Auschwitz I. Allí nos encontramos el famoso portalón con la leyenda de Arbeit macht fret – el trabajo os hará libres -. Al hacer la visita por libre es conveniente comprar un folleto con información para sacar más provecho a la visita. Nos costó un euro o algo así y merece la pena adquirirlo. A lo largo de la visita fuimos entrando en los diferentes pabellones donde hay numerosas fotos e información sobre lo que allí pasó. Lo más impactante son las zonas en las que hay acumulados objetos personales, como por ejemplo gafas, zapatos…. Todo lo que les robaban los alemanes al entrar al campo a los prisioneros. Pasamos también por las cámaras de gas, el crematorio, la zona de fusilamiento…. Es una visita bastante larga pero que te sobrecoge de principio a fin. El lugar sigue emanando una profunda tristeza hoy en día.
Tras salir de Auswitz I como comentábamos un bus gratuito nos llevó al segundo campo de concentración. La entrada a Birkenau es impresionante con las vías de tren penetrando en el mismo campo de concentración. Se conserva incluso algún vagón de los que se utilizaba para transportar a los presos como si fuesen ganado. Pasamos también por los crematorios y cámaras de gas y por la zona de los barracones, aquí mucho más austeros que los de Auswitz. En este campo de Birkenau los barracones eran de madera. Entramos en las letrinas, en algún barracón, en los calabozos y resultó todo sobrecogedor. La visita a Birkenau es más corta porque no hay tanto material, no está acondicionado como museo, pero si cabe, la experiencia es aún más dura que al del campo principal. Salimos de Birkenau y volvimos al campo de Auschwitz para tomar el autobús de regreso a Cracovia.
Comimos algo a la carrera en la ciudad y nos fuimos directos al tren que nos llevó a nuestra segunda visita del día: las espectaculares minas de sal de Wieliczka. Y la verdad es que esta sí que es una visita espectacular a un lugar mágico que en parte nos hizo quitarnos la sensación de desazón y tristeza que nos había dejado la visita a Auschwitz. Estas minas son patrimonio de la humanidad y su visita nos introduce en un mundo mágico de espectaculares salas excavadas en la sal, lagunas subterráneas, capillas, exposiciones sobre la actividad productiva de la mina, diferentes cavidades, numerosas esculturas y obras de arte y hasta un fabuloso museo. El recorrido completo son unos tres kilómetros y para empezar la visita hay que descender un montón de escaleras. El punto más profundo de la mina – de la parte visitable claro – está a unos 130 metros bajo la tierra.
A lo largo del recorrido pasamos por diferentes cámaras con recreaciones del trabajo y vida de los mineros. Uno de los lugares más espectaculares es la capilla dedicada a Santa Kinga, donde todo lo que se puede ver está hecho en sal. Es espectacular con su altar, sus tallas, su lámpara… Además hay recreaciones de diferentes historias incluso la de los Siete enanitos. Y lo curiosos es que todas las recreaciones se encuentran realizadas en la sal que se extraía de la mina. Pasamos también por el lago subterráneo de Weimar donde hay un fabuloso espectáculo de luces y sonido y por otras cámaras con numerosos andamios de madera, como la cámara Michalowice. Hay una sala enorme de casi 40 metros de altura donde incluso hay un ascensor panorámico – subimos previo pago de una tasa adicional para disfrutar de las vistas -. El recorrido finaliza en el museo, que es interesante para conocer la historia de la mina pero desde luego no tan espectacular como la propia mina en sí. El ascenso final se hace en un ascensor minero para completar la experiencia. Las minas son una delas atracciones turísticas más visitadas en Polonia y conviene reservar las entradas por internet con antelación. La visita nos llevó unas tres horas.
Y tras salir dela mina volvimos de nuevo en tren para disfrutar de nuestras últimas horas en Cracovia. Nos dio tiempo a recorrer la zona vieja y disfrutar de esta fabulosa ciudad antes de regresar al hotel para salir al día siguiente en el primer vuelo de la mañana.
Lugares de interés: