Visitamos la Praia Do Trece, uno de los tramos más espectaculares de la Costa da Morte en A Coruña. Naturaleza en estado puro, un tramo de costa virgen, donde una serie de pequeñas calas de arena se suceden en un entorno sin igual, probablemente el más espectacular de toda la costa gallega y me atrevería a decir que española. Quizá no sea el mejor lugar para disfrutar de un baño porque aquí el Atlántico golpea con fuerza, pero una visita a este maravilloso lugar no nos dejará indiferentes.
Para acceder a las playas viajamos a Cabo Vilán desde donde se puede disfrutar de unas vistas impresionantes. Desde allí parte un camino de grava en dirección a Camelle bastante irregular por el que nos dirigimos a la zona de Praia do Trece tras pasar el cementerio de los Ingleses, testimonio de uno de los mayores naufragios de la zona. Y es aquí donde tendremos que dejar el coche para acceder a las playas caminando.
Las playas que podemos ver tras caminar un poco son espectaculares, de arena blanca y de difícil acceso. Al final, se divisa el Monte Branco con una duna remontante, es decir que su ladera está llena de arena que el viento va depositando en la parte superior. La vista de las playas con la duna de fondo es espectacular. Todo ello en una zona en la que no hay ni una sola construcción humana a la vista y en pleno Agosto estábamos solos, una verdadera maravilla.
Estuvimos caminando por las diferentes playitas separadas por pequeños espolones rocosos. También llegamos a la duna y la subimos hasta arriba para disfrutar de las vistas desde el pequeño monte. Es uno de los paisajes costeros más espectaculares en los que he estado nunca. Realmente el baño no es muy aconsejable en estas playas, salvo que el agua este muy muy calmada cosa que no suele ocurrir muy a menudo por estas maravillosas costas, pero refrescarse en una de las zonas más recogidas es siempre posible. De todas formas sólo pasear por aquí o tumbarte un rato a tomar el sol en total soledad con la única compañía de las olas rompiendo en la playa es una experiencia irrepetible.
Siguiendo la pista de grava hacia Camelle podemos disfrutar de maravillosas vistas de las playas y de la parte superior de la duna. Merece la pena hacer todo el recorrido hasta Camelle e ir haciendo paradas – lo cual no nos costó mucho porque hicimos todo el recorrido solos y a una velocidad muy reducida por lo que íbamos parando en la misma pista-.
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