Bajo el sol de la Toscana (II)
Continuamos el relato de nuestro viaje por la Toscana que iniciamos aquí. En esta segunda parte recorrimos la parte de la Toscana situada hacia el sur de Siena. En esta zona se encuentra el valle de Orcia, sin duda la parte más espectacular del paisaje toscano y también fabulosos pueblos como Cortona, Montepulciano o Pienza. Es ésta también una zona rica en fenómenos geológicos como las diferentes fuentes de aguas termales que encontramos por el camino.
DIA 9: Montisi - Rapolano Terme - Lucignano – Castiglione Fiorentino – Cortona – Trequanda
Nuestra primera parada fue en el pequeño pueblo de Montisi. Es un pueblecillo en la cima de una colina rodeado de olivares y con un casco antiguo bien conservado aunque realmente pequeño. Avanzamos por la Vía Umberto I y llegamos al centro. Allí llegamos a la iglesia y por una pequeña callejuela subimos a la parte alta del pueblo. Son cuatro callejones pero merece la pena recorrerlos. Desde la iglesia en una pequeña terraza hay buenas vistas a las casa de piedra típicas del pueblo. Tras recorrer las pocas calles del centro salimos por una de las puertas de la ciudad y dimos un paseo hasta el cementerio por un camino rural rodeado de olivos. Las vistas desde el cementerio al casco histórico son preciosas, con los olivos en primer plano y las casas apiñadas en la cima de la pequeña colina. Otro punto desde el que sacamos una foto fabulosa es la carretera de acceso, desde donde hay una vista fantástica del pequeño pueblo, la típica imagen de un pequeño núcleo toscano.
Desde Montisi seguimos ruta hasta el cercano Rapolano Terme, un pueblo más grande, reconocido centro de spa en la zona y cuyo casco antiguo alberga alguna casa y los restos de un castillo. Fue una parada breve porque el pueblo – la zona vieja que es la interesante - se recorre enseguida y seguimos hasta Lucignano. Lucignano tiene un centro amurallado al que se accede por una preciosa puerta y callejeando llegamos a la zona de la colegiata de San Michelle Arcangelo, en cuya parte trasera hay una preciosa plaza con el ayuntamiento, la oficina de turismo, y otra iglesia con la fachada rayada, como es muy típico en la región. Se trata de la Iglesia de San Francesco, un templo con una portada románica y un lugar realmente bonito. En la colegiata pudimos ver su interior, conde hay una serie de impresionantes frescos. Aprovechamos para coger mapas de la zona e información en la oficina de turismo. El casco antiguo se organiza en forma elíptica y recorrimos las calles principales así como algunas callejuelas donde encontramos rincones muy pintorescos. Lucignano no es un pueblo que aparece demasiado destacado en las guías de la zona, pero merece la pena una parada.
Nuestra siguiente parada fue la pequeña población de Castiglione Fiorentino, otra pequeña población amurallada en lo alto de una colina. Dejamos el coche fuera de la muralla y nos fuimos adentrando por el casco antiguo hasta llegar a la plaza principal donde hay unos arcos abiertos que ofrecen buenas vistas al valle. Los arcos forman parte de la Logia Vasariane y está adornada por numerosos escudos. La plaza es muy bonita con sus diferentes casas de piedra y desde allí unas escaleras conducen al Museo Arqueológico y a una explanada con una enorme torre, la torre del Cassero. Desde esa explanada hay muy buenas vistas también a la zona del valle, aunque no es una zona especialmente pintoresca. Sin embargo las vistas llegan hasta el lago Trasimeno. Pudimos subir a la torre del Cassero, y llegamos tras varios pisos a la terraza donde las vistas si son preciosas con el caserío del propio pueblo en primer plano. Desde la parte superior bajamos hacia la zona donde se concentra el mayor número de casas antiguas y vimos la iglesia y también otra preciosa plaza triangular con otra logia con arcos. Las calles de Castiglione son bonitas pero no está demasiado cuidado y la presencia de coches por todas partes afea un poco el encanto quede por sí tendría el casco antiguo. No obstante fue una visita interesante.
Y ya después de comer llegamos a la visita estrella de este día: Cortona. Conocida por ser el lugar de rodaje de Bajo el Sol de la Toscana, este bonito pueblo alberga algunos rincones maravillosos. Y también es uno de los lugares más turísticos de la Toscana. Aparcamos en uno de los parkings en el exterior de la ciudad y subimos mediante unas escaleras mecánicas hasta la Piazza Garibaldi desde donde hay preciosas vistas sobre la planicie que se extiende hasta el lago Trasimeno. Nos dirigimos por la vía Nazionale hasta la Piazza della Repubblica. Esta calle está compuesta por preciosos edificios de piedra y muchas tiendas de artesanía, souvenirs y como no, restaurantes. Poco a poco llegamos a la plaza, donde se encuentra el monumento más icónico de Cortona, el Palazzo Comunale, con su característica torre y la escalinata que nos lleva hasta su entrada. El Palazzo del Capitano del Popolo también se encuentra aquí y forma con el resto de edificios una de las plazas más bonitas de la Toscana. Pasando por un estrecho corredor llegamos a otra preciosa plaza, la Piazza Signorelli, donde está el Palacio Pretoriano y otro bonito conjunto de edificios en donde se incluye una logia con sus correspondientes arcadas.
Estas dos plazas son el corazón de Cortona y desde aquí numerosas callejuelas irradian en todas direcciones – eso sí, en cuesta pues Cortona está situado sobre la ladera de una colina-. Estuvimos paseando por las callejuelas y disfrutando de los diferentes rincones. Saliendo de la Piazza Signorelli enseguida llegamos a la plaza de la catedral, un edificio austero de piedra en una bonita plaza con una terraza con vistas a los alrededores. El interior de la catedral es bastante bonito con numerosas pinturas. Bajando hacia la Porta Santamaria nos encontramos con una pintoresca callejuela donde se hallan los edificios medievales más antiguos de Cortona. Recorrimos varias de las calles y llegamos a algunas de las puertas del recinto amurallado. También vimos una buena colección de iglesias entre sus callejuelas como la Colegiata de Santa Maria Nuova.
Una vez recorridas las principales calles recogimos el coche y subimos hasta la Basílica de Santa Margarita, en la zona más alta de la colina. El interior es espectacular con un techo profusamente adornado. Desde una terraza en la parte trasera de la iglesia hay preciosas vistas del campo toscano. Y desde la Basílica ascendimos un poco más hasta llegar a la fortaleza que corona la colina. Entramos a esta fortaleza, la del Girifalco, y su principal atractivo son las vistas desde la muralla a donde se puede subir. La vista es realmente amplia aunque la fortaleza en sí no tiene mucho más que ofrecer. Desde la fortaleza comenzamos a bajar en coche de nuevo hacia el pueblo – desde esta carretera hay una vista preciosa de Cortona – y llegamos a una iglesia realmente bonita en las faldas de la colina de Cortona, la iglesia de Santa Maria delle Grazie al Calcinaio. Es una iglesia muy fotogénica aunque muy austera por dentro. Su mayor atractivo es la cúpula que tiene y las fotografías que se pueden sacar con la colina y Cortona en la parte superior.
Dejamos Cortona y nos encaminamos a Trequanda donde nos alojamos esa noche. Es un pueblo realmente pequeño, donde se conserva una torre, una pintoresca iglesia y unas pocas calles con las casas típicas de piedra. También se conserva alguna de las puertas de entrada a la ciudad. Dimos un breve paseo por sus callejuelas y cenamos algo en uno de los restaurantes que hay en el pueblo antes de retirarnos a nuestro alojamiento.
DÍA 10: Chiusure - Monte Oliveto –- Buonconvento – Murlo - Montalcino – San Quirico – Castiglione d’Orcia
Empezamos el nuevo día con una rápida visita al pequeño pueblo de Chiusure, realmente unas pocas casas apiñadas en lo alto de una colina y dentro de la región de Crete Senesi. El pueblo es sin embargo encantador, con sus pocas casas y callejuelas amontonadas y una pequeñísima plaza en una de las calles. Desde los extremos del pueblo se pueden ver buenas vistas de la región porque por su posición Chiusure es un mirador privilegiado. No nos entretuvimos demasiado y seguimos en dirección a Buonconvento. El paisaje alrededor de Chiusure es muy bonito con las crestas desérticas típicas del paisaje de Crete Senesi. Desde el pueblo se pueden disfrutar algunas de estas vistas aunque no hay ningún mirador ni nada parecido.
Seguimos nuestro camino visitando una de las abadías más importantes de la Toscana, la de Monte Olivetto. Su ubicación, entre bosques frondosos es espectacular, porque además el rojo de sus ladrillos contrasta con el verde creando un paisaje mágico. Lo más impactante de este lugar es precisamente el contraste de la piedra rojiza del edificio con el verde que lo rodea de bosques de robles, olivos y cipreses. El edificio en sí es precioso y desde la carretera se pueden sacar unas fotos fantásticas. Curiosamente l visita es gratuita y pudimos visitar el claustro con unos preciosos frescos, la farmacia, la biblioteca, el refectorio de los monjes y un pequeño museo. Fue una visita muy interesante y de aquí ya sí llegamos a Buonconvento. Por la carretera hicimos varias paradas para disfrutar del paisaje toscano en esta zona, una de las más bonitas en cuanto a paisaje de toda la Toscana.
Buonconvento es un pueblo amurallado – su parte vieja – con bastante encanto, y también un tanto atípico al no encontrarse en un cerro sino en una zona completamente llana. Entramos por la Porta Senese en el recinto amurallado y fuimos avanzando por la calle principal. El Palazzo Podestarile, construido en ladrillo y con muchas insignias que lo adornan es el edificio más destacado. Tiene una torre de reloj adosada al mismo y a lo largo de la calle se pueden ver varias casas medievales bastante interesantes, además de algún otro palacete. La calle principal está algo más animada con comercios, bares, heladerías… pero las callejuelas laterales están completamente desiertas y allí pudimos apreciar el verdadero encanto de este pueblo. Pequeñas plazas, pasadizos y arcadas forman un conjunto muy fotogénico. De hecho el pueblo se encuentra clasificado como uno de los más bonitos de Italia.
Aunque no lo teníamos previsto, en la oficina de turismo nos aconsejaron visitar el pequeño pueblo de Murlo, a unos pocos Km de Buonconvento. Así que tras comer nos dirigimos allí y encontramos otro pueblo diminuto pero con mucho encanto. Encaramado sobre una pequeña colina nos encontramos con el pequeño grupo de casas. Aparcamos fuera y accedemos por una puerta a una pequeña plaza en la que hay una maravillosa iglesia, el museo etrusco y un palacete en forma de torre. La entrada y la plaza son preciosas, con una arquitectura muy cuidada en piedra como es común en toda la región. Tras la plaza solo hay un par de callejuelas que circunvalan el recinto medieval. Es un lugar encantador, muy pequeñito pero muy pintoresco.
Y así llegamos a Montalcino, un pueblo bastante más grande, con su castillo y mucho por ver. Dejamos el coche en una zona más o menos cercana al castillo. Al lado del parking se encuentra un punto panorámico desde el que hay unas hermosas vistas de los valles de Ombrone y Asso. La entrada en el patio del castillo es gratuita y sólo pagamos para subir a las murallas y disfrutar de las vistas. El castillo está en un extremo del pueblo y ofrece vistas preciosas. Posee cinco magníficos torreones y la “Enoteca La Fortezza” donde degustar, y comprar, los vinos locales. Seguimos la calle principal repleta depuesto de productos típicos y recuerdos disfrutando de la preciosa arquitectura en piedra. Además el pueblo estaba engalanado con las típicas banderas que hay en muchas localidades de la toscana dándole un aire más medieval.
Tras recorrer esa calle hacemos lo propio en la calle paralela hacia la parte inferior de la colina. Allí hay dos plazas preciosas: la del Poppolo, con el palacio Priori – un pintoresco edificio muy estrecho - y su maravillosa torre y la contigua donde nos encontramos la bonita iglesia de San Egidio. Las casas en ambas plazas componen una estampa preciosa. En la parte superior del pueblo vimos la preciosa Catedral del Santissimo Salvatore y la iglesia della Madonna del Soccorso y entre ambas una preciosa calle con casitas de piedra realmente pintoresca. Desde la terraza delante de la catedral hay preciosas vistas del pueblo y de los alrededores. También pudimos ver las tres puertas que quedan en las murallas para controlar el acceso a la ciudad. Y muy cerca del hospital y claustro de San Francisco también vimos los antiguos lavaderos medievales. Además a lo largo dl perímetro exterior delpueblo fuimos disfrutando de preciosas vistas en todas direcciones. En resumen, un pueblo preciso de los imprescindibles en un viaje a la Toscana.
Muy cerca de Montalccino visitamos la abadía de Sant'Antimo. El edificio en sí es espectacular con sus formas redondeadas y su torre cuadrangular. En el interior pudimos ver unos bonitos frescos aunque no nos entretuvimos mucho. Seguimos la ruta hasta San Quirico d’Orcia, uno de los pueblos más importantes del Valle de Orcia, la región patrimonio de la Humanidad con un paisaje más espectacular dentro de la Toscana. San Quirico en sí no tiene demasiado que ofrecer pero si tiene una iglesia muy bonita – Santa Maria Assunta – y una pequeña plaza con otra iglesia que ofrece una puerta de salida de las murallas. En la otra punta de iglesia está la parroquia de n Quirico junto al ayuntamiento en una pequeña plaza muy pintoresca. La calle principal y las pocas callejuelas secundarias son bonitas aunque el paseo fue rápido pues el pueblo no es demasiado grande.
Ya para terminar el día nos acercamos a Castiglione d’Orcia, otro precioso pueblo en el valle coronado por un castillo que no está abierto al público – al menos ahora, nos dijeron que estaban restaurándolo -. Dimos un agradable paseo por el casco antiguo del pueblo siguiendo las calles empedradas que ascienden poco a poco hasta el castillo. Hay placitas encantadoras y rincones preciosos. Éste era el último destino del día así que buscamos un sitio para cenar y nos retiramos a descansar tras otro intenso pero fantástico día en la Toscana.
DIA 11: Rocca d’Orcia - Bagno Vignoni– Campiglia d’Orcia - Bagni San Filippo – Santa Fiora - Saturnia
Empezamos el día visitando la Rocca d’Òrcia, una fabulosa fortaleza situada en una colina justo frente a Castiglione. Un corto camino nos lleva a la entrada de la fortaleza, donde tras pagar la entrada accedemos a una terraza con preciosas vistas y algunas esculturas. Accedimos a la fortaleza por una de sus puertas y seguidamente entramos en la torre mediante un pasaje elevado. Subimos a la terraza y las espectaculares vistas no tardaron mucho en asombrarnos. El castillo de Castiglione y el pueblo entero se ve perfectamente justo enfrente de nuestra posición. La azotea de la fortaleza no tiene barandillas naturales por lo que ha puesto unas barandillas metálicas que afean un poco la construcción pero las vistas que se extienden por el valle de Orcia y sus filas de cipreses son espectaculares.
Nos dirigimos después a un lugar muy curioso: Bagno Vignoni. Es un pequeño pueblo que en lugar de tener una plaza central tiene una piscina de aguas termales en su lugar, rodeada de preciosas casas de piedra. Es sin duda uno de los lugares más curiosos que hemos visto en la Toscana. La plaza con la piscina termal es realmente bonita. Y el pueblo no tiene mucho más – nada de hecho – pero muy cerca de allí está el parque de los Molinos, una zona en un acantilado con preciosas vistas hacia la Rocca d’Orcia y por donde el agua termal va cayendo en diferentes canalizaciones por la ladera con las características formaciones blancas de mineral. Además hay muchas ruinas de unas antiguas construcciones de molino. Todo en conjunto, las ruinas, las cascadas de las aguas termales y las vistas hacen que esta parte junto al pueblo sea realmente preciosa. Bajamos en coche a la parte inferior de las cascadas, a través de un camino rural. Allí pudimos ver las coladas blancas de roca desde abajo y bastante gente bañándose en el agua – con el característico olor a huevos podridos que suele tener en este tipo de lugares -.
Tras la visita a las termas nos dirigimos a Campiglia d’Orcia en nuestro recorrido hacia el sur de la Toscana. Campiglia es una pequeña aldea que sólo tiene un puñado de casas apiñadas bajo otra colina coronada por los restos de una pequeña torre defensiva. Pudimos subir hasta el promontorio y hasta la terraza de la torre. Las vistas son amplias y muy bonitas en todas direcciones desde esta inmejorable atalaya. Esta zona es bastante montañosa y se pueden ver los diferentes montículos y colinas cubiertos por prados y filas de cipreses en diferentes lugares.
Después de esta pequeña parada visitamos otro pueblo con unas termas más importantes, Bagni San Filippo. Aparcamos el coche en las afueras del pueblo y un corto sendero por el interior de un frondoso bosque nos llevó a las termas y a la formación de la Ballena Blanca, una enorme formación rocosa blanca que forma varias terrazas – en cierta manera recuerda a algunas formaciones geotermales del parque de Yelllowstone - . Aquí también había bastante gente bañándose – a pesar de los carteles que lo prohíben -. Recorrimos el sendero hasta el final para ver otras formaciones de este tipo y volvimos al pueblo. El pueblo son sólo unas pocas casas con alguna heladería y restaurante pero que no tiene nada que ofrecer al visitante, así que seguimos nuestra ruta.
Santa Fiora era el siguiente destino. Lo primero que vimos fue el imponente Palazzo del Conte, que hoy es el ayuntamiento. Además el palacio alberga el Museo de Minería de Mercurio Monte Amiata , dedicado a la historia y las técnicas de extracción de mercurio. Lo visitamos y resultó ser bastante interesante a pesar de ser un modesto museo de pueblo. Pasando el palacio llegamos a una alargada plaza que es el verdadero centro del pueblo. Desde aquí llegamos a la iglesia del Suffragio antes de descender a Pieve delle Sante Flora e Lucilla , el monumento más importante del pueblo. El interior de esta iglesia alberga una colección de terracotas encantadoras. Después seguimos paseando hasta la parte cerrada de Santa Fiora, rodeada por muros antiguos y dominada por las laderas de la montaña. Aquí se encuentra la Iglesia de Sant'Agostino unida a un convento, del cual solo queda una puerta arqueada. Pasamos por la Porta del Borgo, y entramos en el terziere de Montecatino , y luego llegamos a una especie de piscina, Peschiera , un pequeño lago que recoge las aguas de la Fiora. Recuerda en cierta manera al de Bagno Vignoni, aunque éste no es de aguas termales, y esmucho menos pintoresco. Se encuentra rodeado en parte por unas casitas y vemos el pueblo elevándose en la colina. La cercana iglesia de Madonna della Neve tiene una apariencia humilde pero entrando en ella pudimos ver una serie de preciosos frescos. Desde el suelo de la capilla, cubierto de paneles de vidrio se puede admirar la fuente de la Fiora, que brota justo debajo de la iglesia. Sin duda Santa Fiora fue el pueblo que más nos gustó de este día.
Y para terminar el día nos fuimos hasta otras termas de la zona, las famosas termas de Saturnia. El pueblo está situado en una colina con vistas a las famosas aguas termales, la principal atracción del lugar. Pasamos por el pueblo y como vimos que no tenía mucho que ver nos fuimos directamente a la Cascada del Molino, una zona de libre acceso donde junto a un pintoresco molino fluyen las aguas termales cayendo en cascada por diferentes terrazas donde la gente aprovecha para bañarse – incluso ya anocheciendo vimos gente por allí -. La estampa de las cascadas, las terrazas y el molino es realmente pintoresca. El agua sale caliente – a unos 37 grados – y además de la belleza del lugar la gente lo suele visitar por sus propiedades medicinales. Además de esta zona gratuita, en las cercanías vimos varios resorts termales. Estuvimos paseando por la zona y sacando fotos hasta que se nos hizo de noche. Esta noche nos alojamos en el cercano pueblo de Montemerano.
DIA 12: Montemerano - Sorano-Sovana-Pitigliano-Orvieto
Empezamos el día visitando el mismo pueblo en el que nos alojamos: Montemerano. Es un lugar alejado de los circuitos turísticos y muy auténtico. Está clasificado como uno de los pueblos más hermosos de Italia. Es un precioso pueblo medieval, completamente rodeado por murallas que conservan las tres puertas de acceso a la ciudad. En el interior vimos algunos edificios importantes como la Iglesia de San Giorgio, la Pieve de San Lorenzo y una antigua iglesia parroquial del pueblo que constituye el edificio más antiguo de Montemerano. Sin embargo lo que más nos gustó fue pasear por las calles empedradas disfrutando de los edificios que pudimos ver a lo largo del recorrido. En el centro del pueblo hay una pequeña plaza totalmente rodeada de edificios a la que se accede por un arco bajo uno de ellos, que es realmente espectacular. No hay una iglesia o un palacio pero las simples casas medievales que la rodean hacen quesea un rincón de los más evocador. Es sin duda una de la plazas más sencillas pero más espectaculares a la vez que hemos visto en el viaje.
Desde Montemerano fuimos a Sorano, otra maravilla de pueblecito medieval. Para apreciar mejor Sorano hay que seguir la carretera hacia San Leonardo y desde una curva cerrada apreciar la preciosa imagen que nos deja el pueblo con sus casas de piedra gris emergiendo en un acantilado en medio de un frondoso bosque Es una de esas imágenes que te dejan sin aliento, parece un pueblo salido de algún cuento y tiene un aspecto de fortaleza impenetrable. Aparcamos el coche fuera de la zona antigua y tras una breve parada en la oficina de turismo, comenzamos la visita. Pasamos por la Porta di Sopra para entrar en la plaza con la catedral. Junto a la catedral se encuentra el Palazzo Comunale.
Nos adentramos por un encantador laberinto de callejuelas donde cada rincón parecía más encantador que el anterior. Pasadizos, callejones ,escaleras, fachadas y algún mirador sobre el barranco que rodea el pueblo completaron el paseo. Y así llegamos a la terraza del Masso Leopoldino, una imponente fortaleza con una terraza descubierta y de libre acceso en el centro del pueblo. Las vistas desde allí, simplemente espectaculares. Pasamos por la iglesia parroquial y la puerta dei Merli y tras explorarlas pequeñas callejuelas subimos a la fortaleza Orsini, otra impresionante fortaleza en el otro lado del pueblo. Aunque estaba cerrada – solo se abre a visitas guiadas a ciertas horas – pudimos entrar en el patio y pasear por sus galerías además de disfrutar de vistas impresionantes sobre el pueblo desde sus murallas. Este pueblo, muy distinto de todo lo que habíamos visto en la Toscana – y es que ya estamos en el sur, casi en los límites de la región –, nos encantó.
Tras la visita cogimos al coche para acercarnos al Parque de San Rocco en dirección a Sovana. Tras pasar una pequeña iglesia accedimos a una fantástica terraza panorámica justo enfrente de Sorano con una vista espectacular del pueblo desde otro ángulo. Las casas parecen realmente fundidas con la roca y el Masso Leopoldino es un paredón inexpugnable. Tras disfrutar de las vistas seguimos la carretera a Sovana, un preciso pueblecito maravillosamente conservado, con un atractivo centro medieval y varios monumentos antiguos. Es también uno de los pueblos más bonitos de Italia. El pueblo es muy sencillo de visitar, ya que prácticamente está formado por una calle principal empedrada, la Via di Mezzo que comienza en el castillo y algunas calles laterales pequeñas. Empezamos el paseo desde la antigua fortaleza, de la que queda una torre, una entrada y una sección de murallas. Es un bonito conjunto de ruinas. Llegamos después a la Piazza del Pretorio, donde hay un preciso palacio, una pintoresca iglesia y un conjunto muy pintoresco de casitas de piedra una de ellas con un reloj en la fachada. Hasta aquí hemos recorrido ya la parte más bonita del pueblo. Desde allí la Via del Duomo nos lleva a la catedral, otro edificio precioso. Es un edificio curioso para ser una catedral porque recuerda más a una fortaleza en algunas de sus partes. Visitamos el interior que sin ser espectacular es interesante.
Y también en Sovana visitamos – nos desplazamos en coche – su necrópolis etrusca. Compramos la entrada y nos adentramos en el recinto, que es una especie de museo al aire libre donde pudimos ver varias tumbas etruscas como la de la Sirena, la tomba Pola o la espectacular Tumba de Ildebranda, que está excavada en la roca y con forma de templo. Son unas ruinas muy interesantes y el paseo a través de las mismas se hace muy agradable.
Llegamos a Pitigliano, el destino final de este espectacular día. Y nos encontramos con otro maravilloso pueblo con sus casas colgadas sobre otro acantilado, aunque menos dramático que en Sorano y además el hecho de haber bastante construcción moderna le quita algo de encanto. No obstante la parte vieja que se adentra en un espectacular espolón rocoso es preciosa. Desde el aparcamiento donde dejamos el coche la vista es perfecta. Pasamos al casco antiguo por un puente de piedra sobre la carretera y bajamos a la plaza del ayuntamiento. Desde allí pasamos por una zona de arcos que en la parte superior del acantilado ya nos dan vistas de los alrededores, y llegamos a la plaza de la Repubblica, presidida por la impresionante fortaleza Orsini. La plaza además presenta terrazas con vistas hacia los dos lados del acantilado, ya que estamos sobre el espolón rocoso en el que está la parte vieja de pueblo. A partir de aquí nos adentramos en el laberinto de callejuelas, donde hay rincones maravillosos, especialmente en el famoso gueto judío. Pudimos visitar la Sinagoga y el cementerio judío. De vez en cuando paseando por las dos calles principales, pequeñas calles secundarias bajan hasta abrirse sobre el acantilado con vistas de los alrededores.
Uno de los rincones más bonitos es el punto donde se cruzan las dos calles principales con la iglesia de San Rocco justo en la intersección. La plaza de San Gregorio es otro de los lugares con mucho encanto, con la catedral. En la vía Roma se encuentran algunas de las casas señoriales más bonitas del pueblo. Paseamos hasta el final del espolón donde se sale por una puerta de acceso a la ciudad. Todas las callejuelas son realmente espectaculares y te transportan a otra época. Nos internamos en algunos callejones preciosos y volvimos hasta la plaza de la Repubblica donde cenamos. La salida la hicimos por la plaza del ayuntamiento pero por la zona de arcos desde donde también hay una buena vista del pueblo. Seguimos ya en coche hasta las cercanías de Bagnoregio que visitaríamos al día siguiente.
DIA 13: Bagnoregio - Orvieto - San Casciano – Radicofani – Cetona
Bagnoregio no pertenece a la Toscana, está en la región de la Lacio. Pero dado que nos estábamos moviendo por esta zona no pudimos resistir la tentación de acercarnos por la espectacularidad de las fotografías que habíamos podido ver. Es un pequeño pueblo con mucho encanto pues su pequeño centro histórico parece sacado de otra época. También se encuentra en la lista de los Pueblos más bellos de Italia. Y además su ubicación geográfica sobre un promontorio rocoso aislado al que solo se puede acceder mediante un espectacular puente peatonal, le confiere un encanto aún mayor. Según nos informaron el pueblo se está desmoronando por acción de los agentes meteorológicos sobre la base rocosa en la que se asienta. Así que hay que darse prisa en visitarlo, antes de que desaparezca del todo.
Aparcamos en un parking frente a la zona de Civitá de Bagnoregio al otro lado del puente, donde hay un maravilloso mirador. Desde allí un autobús nos lleva a los pies del puente que conecta con la parte vieja. Hay que pagar una entrada para pasar. Desde allí el puente de cemento peatonal conecta la Civitá di Bagnoregio – zona vieja y sobre el promontorio - con Bagnoregio, la parte nueva. A lo largo del camino por el puente – con una fuerte pendiente - la vista es impresionante. Una vez llegamos al pequeño pueblo entramos por una monumental puerta con preciosas vistas del puente y de los alrededores y caminamos entre sus callejuelas y pasajes y disfrutamos de los antiguos y abandonados edificios – no vive nadie en la ciudad vieja -. Llegamos a la plaza principal donde se levanta la iglesia de S.Maria del Cassero y unas preciosas casas medievales de piedra. A lo largo del pueblo el casco se abre a preciosos miradores desde donde se puede apreciar el precioso paisaje de los “Ponticelli”, enormes muros de arcilla natural que se extienden por el Valle dei Calanchi. Sólo hay un par de bares y algunos restaurantes que rompen la magia del lugar. Retrocedimos sobre nuestros pasos hasta llegar al coche y disfrutar de nuevo de la vista desde el mirador, donde la ciudad sobre la roca parece una isla mágica.
Antes de regresar a la Toscana, hicimos otra parada, esta vez en Umbría, en la ciudad de Orvieto. Según nos acercamos en coche la vista dela ciudad sobre una amplia roca en medio del paisaje verde es sobrecogedora, especialmente bella es la vista desde el Belvedere de Orvieto en la propia carretera. Dejamos el coche en la parte exterior de la roca sobre la que se levanta la ciudad y accedimos al centro mediante unas escaleras mecánicas. Por la calle Cavour, repleta de pequeños comercios y restaurantes, llegamos al Duomo –la catedral- de Orvieto. Es una obra maestra del gótico y la profusa decoración en mosaicos de su fachada es realmente espectacular. El interior es realmente precioso con las columnas y paredes adornadas con bandas blancas y negras. También pudimos ver unos maravillosos frescos. Subimos también a la Torre del Moro, con unas vistas espectaculares de todo el pueblo y su maravillosa arquitectura. Paseamos por las callejuelas descubriendo bonitos rincones y casas aquí y allá y paseamos por el Viale G. Carducci, un camino peatonal que recorre parte del perímetro norte de la ciudad y que tiene unas vistas preciosas sobre toda la zona circundante. Llegamos a la bonita Piazza della República, con la chiesa de Sant´Andrea y un campanario dodecagonal muy pintoresco y el Palazzo Comunale, una de las plazas más bonitas de Orvieto. Otro atractivo de la ciudad son sus gallerías y fosos subterráneos que se pueden recorrer en una visita guiada pero que a nosotros no nos dio tiempo. Nos hubiese gustado visitar Orvieto con más calma, porque la verdad es que lo merece, pero teníamos que seguir para poder ver lo que teníamos previsto antes de llegar a nuestro alojamiento.
Ya por la tarde llegamos a San Casciano dei Bagni otro pueblo conocido por sus aguas termales. Aparcamos cerca de una maravillosa plaza que es un mirador natural de la región. Desde allí pudimos ver como se extienden las colinas por la campiña toscana en una maravillosa vista. Entrando un poco en las callejuelas que conforman el pequeño pueblo se llega enseguida a la zona del ayuntamiento donde una imponente torre domina la plaza- es la torre Celle, un resto del antiguo castillo del mismo nombre- y muy cerca de allí se encuentra la iglesia parroquial. Estuvimos callejeando un poco por otro maravilloso centro medieval como los muchos que habíamos visto a lo largo del viaje y no alargamos demasiado la visita. En este pueblo también hay unas termas gratuitas pero no están en el mismo pueblo y decidimos no ir a visitarlas pues ya andábamos mal de tiempo.
Llegamos a Radicofani, justo a tiempo de ver la maravillosa fortaleza que se alza sobre el pueblecito. Se trata del punto más alto del valle de Orcia y las vistas desde la cima son impresionantes, realmente amplias. Además recorrimos los diferentes túneles y bastiones de la fortaleza en la parte más baja. Salimos del recinto cuando ya cerraban y de allí bajamos al pueblo, un grupito de casas medievales apelotonadas bajo la fortaleza y que nos ofrecieron su lugar más pintoresco en una pequeña plaza con vistas hacia la propia fortaleza por encima de las pequeñas casas de piedra. Paseamos un poco por el pueblo y encontramos varias iglesias, palacetes, ruinas y alguna antigua puerta, pero el conjunto no aportaba nada nuevo a lo que habíamos visto en otros pueblos con más encanto. Sin duda el mayor atractivo de Radicofani es la imponente fortaleza.
Y finalmente acabamos el día en Cetona. En este bonito pueblo la arquitectura medieval se une a la belleza del paisaje toscano. Situado en las laderas del monte del mismo nombre, Cetona tiene unas calles estrechas y empedradas que suben por la colina y que son una maravilla para pasear. En la parte inferior del pueblo cerca de donde aparcamos hay una preciosa plaza con una iglesia y una torre circular además de un buen grupo de casas medievales y algún palacio. En la parte superior del pueblo está el castillo, que no pudimos visitar.
Saliendo de la plaza, siguiendo una callecita cuesta arriba vimos bellos edificios como el antiguo Palacio de Justicia, el Palacio Sgarroni, y el Palacio Minutelli, hoy el Ayuntamiento y sede del Museo Cívico. Siguiendo por las callejuelas llegamos a la plazoleta de la Colegiata y la iglesia más bonita del pueblo, la de La Trinidad, en cuyo interior pudimos ver algunos frescos. Tras llegar a la parte superior donde se encuentra la fortaleza que no se puede visitar retrocedimos por una calle que borde la muralla. Las casas y callejuelas son una maravilla. El museo de la Prehistoria debe ser bastante interesante por lo que nos informamos pero obviamente a última hora de la tarde ya estaba cerrado por lo que no pudimos entrar. Disfrutamos de nuestro paseo y cogimos el coche hasta nuestro alojamiento, a medio camino de Sarteano.
DIA 14: Sarteano - Chianciano Terme – Montepulciano – Montefollonico
Ya estaba acabando nuestro viaje por la Toscana pero todavía nos tenía reservadas algunas sorpresas. Una de ellas fue Sarteano, nuestra primera visita del día. Cuando preparábamos el viaje no teníamos muy claro si era un pueblo que mereciese la pena o no, y la verdad que acertamos incluyéndolo en nuestro recorrido. La primera vista al acercarse a Sarteano es el enorme castillo en la cima rodeado de vegetación.
Justo a los pies de la colina muy cerquita de donde dejamos el coche, la plaza central nos muestra una la logia medieval, que hace de entrada al Teatro Arriscianti. Se pueden hacer visitas guiadas pero seguimos viendo el casco antiguo. La Iglesia de San Martín en el Foro contiene algunas obras artísticas extraordinarias, como grandes pinturas. El Museo Arqueológico de la ciudad en un palacio justo detrás de la plaza principal contiene diferentes jarrones, estatuas y objetos etruscos, muchos de ellos excavados en el área alrededor de la ciudad. Entramos porque Sarteano fue un importante poblado etrusco y la visita nos pareció interesante. Desde el Museo seguimos nuestro recorrido hacia arriba, hasta el castillo que corona el pueblo. Su torre es muy grande, de unas dimensiones que llaman la atención. Pudimos ver un puente levadizo en el nivel más alto de las murallas. En el interior, la visita incluye tres pisos, recorriendo las habitaciones, las chimeneas y en la parte superior una visita a las murallas, desde donde la vista como no puede ser menos es excepcional. La zona que rodea a Sarteano es muy pintoresca en lo que a paisaje e refiere. Se ve la Valdichiana , desde el lago de Chiusi y Montepulciano hasta Trasimeno. Fue una visita que nos encantó.
Seguimos conduciendo hasta Chianciano Terme, otro importante centro termal de la zona. Sobre la colina, el pequeño pueblo es precioso y está totalmente conservado, con sus murallas, un interesante castillo, y varias iglesias antiguas y muy bonitas. La ciudad tiene unas magníficas vistas, sobre todo desde la de la Torre dell'Orologio, donde pudimos subir y contemplar la campiña toscana. Es lo primero que te encuentras de frente tras pasar por la puerta de la ciudad viniendo por el Viale Dante desde la parte moderna y donde están los resorts con sus spas. El edificio más importante de la parte vieja es el Palazzo dei Podesta, que da a la pintoresca Piazzolina dei Soldati. En el lado opuesto de la plaza, el Palazzo dell'Arciprete, alberga el pequeño Museo della Collegiata, que no visitamos. La iglesia de la Colegiata si la vimos y tiene alguna pintura muy interesante y un crucifijo del siglo XII. La iglesia más hermosa que vimos en Chianciano, sin embargo, es la Madonna della Rosa, que se encuentra justo más allá de la Porta al Sole, fuera del casco antiguo. Estuvimos paseando por todo el casco antiguo, con sus calles estrechas, sus pulcras plazas y tiendas y talleres de artesanía. Es muy curioso el contraste entre la bella ciudad antigua y la parte moderna con sus hoteles y su alboroto.
El siguiente pueblo que visitamos es sin duda uno de los más bonitos y con más carácter de la Toscana. En sus calles se han rodado diferentes películas – como Crepúsculo - porque su casco antiguo rezuma de ambiente toscano y construcciones medievales realmente bellas. Se alza sobre una colina con una bellísima vista panorámica. Aparcamos en la zona más alta de Montepulciano y entramos en el casco por la porta San Donato. Desde allí tras un breve paseo por una preciosa calle empedrada llegamos a la plaza principal. Es un espacio realmente pintoresco con el edificio del ayuntamiento y su maravillosa torre, la catedral y varias casas con arcadas además de un precioso pozo y un fantástico palacio. Todo el conjunto es espectacular. Subimos a la torre del ayuntamiento. Primero se llega a la terraza del edificio principal y desde allí otro tramo de escaleras nos lleva hasta la cúspide, desde donde las vistas de la plaza y del resto del pueblo son maravillosas. Se dominan los valles de Orcia y Trasimeno, y el pueblo de Radicofani. El ayuntamiento nos recordó mucho al Palazzo Vecchio de Florencia. Abajo en la plaza entramos a la catedral que no es especialmente vistosa. Lo realmente bonito es la plaza. Seguimos descendiendo por la calle principal rodeados de preciosas casas y encontrando maravillosos rincones hasta llegar a una terraza al lado de un edificio que parecía ser un convento o similar. Las vistas de la terraza también son muy bonitas. En nuestro descenso vimos otra bonita iglesia, la de Santa Lucia, y ya desde allí seguimos el descenso pasando por un pasaje elevado – dos edificios conectados por un precioso arco -. Esta zona del pueblo, la baja, está mucho más animada con comercios, bares, restaurantes… Pasamos por otra preciosa iglesia, la de San Agostino, y finalmente acabamos en la Porta al Prato, una monumental puerta de entrada al recinto amurallado dela ciudad.
El casco antiguo es bastante extenso y para volver deshicimos el camino pero por calles secundarias donde descubrimos lugares muy bonitos y mucho menos concurridos, de hecho en muchas de las calles podíamos caminar solos en pleno agosto. También llegamos a un mirador en la parte alta del pueblo desde donde se puede ver la parte inferior desde un lateral. Montepulciano es sin duda por su encanto y por la extensión de su casco antiguo uno de los pueblos más bonitos y auténticos de la Toscana. Para mí al nivel del espectacular San Gimignano aunque sin tantos monumentos importantes. En cuanto a vistas pasamos por varios lugares con vistas preciosas. Desde Via di Collazzi se ve la hermosa iglesia de San Biagio, que se encuentra debajo de Montepulciano. Y desde Via Fiorenzuole Vecchia también hay una panorámica estupenda. Por último tras dejar el pueblo parramos en una preciosa iglesia fuera de las murallas, la mencionada iglesia de San Biagio, una preciosa iglesia en el campo rodeada de olivos y realmente pintoresca. La carretera de acceso rodeada de cipreses es simplemente espectacular. Y es que el paisaje en esta zona, alrededor de Montepulciano es maravilloso,es la pura esencia de la Toscana.
El día casi estaba acabando pero tuvimos tiempo de una pequeña visita más: Montefollonico, un pequeño pueblo sobre una colina situada entre la Valdichiana y la Val d'Orcia. Para empezar Montefollonico se encuentra fuera de los más importantes circuitos turísticos, en contraste con Montepulciano, por lo que pudimos ver casi en solitario. Las antiguas murallas, de las que se conserva buena parte, contienen pequeños tesoros de arquitectura menor. La Iglesia de San Leonardo es una de las más bonitas que vimos en pueblos pequeños. Paseando por el casco antiguo pudimos ver otras iglesias como la de San Bartolomeo y palacios como el Palazzo di giustizia con una impresionante fachada. Dimos un corto paseo por las callejuelas empedradas disfrutando de la tranquilidad del atardecer y buscamos un sitio para cenar en los alrededores, antes de retirarnos para el que sería nuestro último día.
DIA 15: Monticchiello - Pienza – Carretera Valle de Orcia
Este día lo teníamos planificado para disfrutar del valle de Orcia sin demasiadas prisas, empapándonos del paisaje de una de las partes más pintorescas de la Toscana, ya que no en vano es Patrimonio Mundial de la Humanidad. Empezamos visitando el pequeño pueblo de Monticchiello, a donde llegamos por una sinuosa carretera rodeada de cipreses que pudimos contemplar desde una terraza a la entrada del pueblo. Las vistas son espectaculares. Desde allí nos dedicamos a pasear por el pequeño pueblo. Entramos por una puerta a cuya parte superior se puede subir por unas escaleras que forman parte de un restaurante. En la parte más alta del pueblo se encuentra la Torre del Cassero , de propiedad privada. Las casas de piedra, bellamente adornadas con macetas de flores y pequeños balcones, sus perfectos arcos, escaleras antiguas, preciosos alféizares de ventanas y balcones característicos nos acompañan en nuestro paseo. Visitamos la iglesia de Santi Leonardo y Cristoforo que alberga hermosos frescos. El pueblo no tiene más monumentos importantes pero pasear por sus calles es una gozada, y además con una tranquilidad absoluta ya que apenas nos cruzamos con una pareja de turistas. Las vistas desde la zona de muralla también son bonitas. Dejamos el pueblo y volvimos a contemplar las vistas desde la terraza de la entrada.
Tomamos la carretera a Pienza y fuimos disfrutando cada uno de los kilómetros con maravillosos prados con los cilindros de hierba apilados, los cipreses y los interminables montículos del paisaje. Pienza es otra de las poblaciones más bonitas y también más señoriales de la Toscana. Y también al estar en un alto ofrece unas vistas maravillosas. Dejamos el coche junto al seminario de Vescovile y fuimos paseando hasta la zona histórica por un paseo sobre una terraza con vistas ininterrumpidas del valle. Un paseo maravilloso hasta que llegamos a la porta al Prato, la puerta principal de la ciudad. Tras atravesarla caminamos por una preciosa calle hasta llegar a la plaza Pio II, donde se encuentra la preciosa catedral – su fachada es realmente armoniosa -, un pozo similar al de Montepulciano y varios palacios. Entramos en la catedral aunque su interior resultó ser bastante austero. Desde un lateral dela catedral hay un pequeño mirador con vistas a la campiña. En frente del Duomo se encuentra el Palazzo Pubblico con su planta baja porticada. Seguimos por la calle principal y un poco después nos desviamos a un mirador en el lado de la catedral desde donde la vista es preciosa hacia la torre de la catedral sobre las murallas flanqueadas de preciosas casas de piedra. Esta zona es todo un paseo por la muralla donde hay una pequeña calle con casas paralelas al muro. Se puede recorrer desde la catedral hasta e final del casco antiguo. Es una de las partes más bonitas de Pienza.
A lo largo de la calle principal continuamos caminando hasta la Porta al Ciglio y dimos la vuelta para regresar hasta la puerta de entrada. En esta calle principal hay numerosas tiendas y destaca la presencia en ellas del queso Pecorino, típico de Pienza. Al callejear un poco por el pueblo además de ver preciosos ejemplos de arquitectura nos sorprendió mucho ver a grupos de chavales y no tan chavales jugando con quesos y es que luego nos enteramos que en septiembre se celebra en la plaza Pio II el Cacio al Fuso, un juego que consistente en ver quién es el que más acerca el queso rodando al círculo que hace de diana en el medio de la plaza. Muy curioso, pero vimos a varios vecinos entregados a dicho empeño. Y como este día ibamos sin prisa nos dedicamos a pasear sin rumbo por las callejuelas y entramos en alguna que otra tienda para llevarnos algún recuerdo. Comimos también en Pienza en uno de los restaurantes de la calle principal a muy buen precio y después de esto nos dispusimos a recorrer la carretera que une Pienza con San Quirico d’Orcia, una de las carreteras más pintorescas de toda la Toscana junto con la que atraviesa la zona de Crete Senesi.
Son sólo unos 10 Km los que tiene esta carretera pero paramos numerosas ocasiones para recrearnos en los paisajes y sacar fotografías, cada cual más pintoresca. Cuando ves los paisajes de la Toscana en fotos o videos, no te puedes imaginar que hay zonas como esta del valle de Orcia donde Kms y Kms de terreno son así: colinas onduladas, prados, cipreses y granjas hoy convertidas en agroturismos en ubicaciones maravillosas. De todas las paradas que hicimos hay dos particularmente aconsejables: la capilla de Vitaleta y el Podere Belvedere. Ambos son objeto de las postales más emblemáticas de la Toscana.
La capilla de Vitaleta es una pequeña y preciosa capilla situada en un alto junto a unos cipreses. La habrás visto en cientos de sitios si estás buscando material sobre la Tocana. La capilla se ve desde la carretera y se puede fotografiar desde algún arcén de la misma. Sin embargo llegar a ella es algo más complicado porque no aparece señalizada. Hay que tomar una pista de piedra suelta que se encuentra hacia Pienza unos dos kilómetros antes de verla en la carretera. Se sigue con el coche hasta un cruce de caminos donde se deja el coche. El recorrdio además nos ofrece adentrarnos en otra zona con unos paisajes maravillosos. Pasamos por una valla a una pista que nos lleva directamente a la capilla. Aunque la vista clásica dela pequeña capilla es desde la carretea acercarse a ella es una maravilla, es una zona bonita y por la que da gusto pasear.
La otra parada imperdible es la del Podere Belvedere, una granja rodeada de cipreses en lo alto de una pequeña colina, que aparece también en infinidad de ilustraciones. Para llegar aquí muy cerquita de San Quirico hay que tomar un desvío hacia el Agriturismo La Buca. Desde el desvío enseguida llegamos a una zona en la que hay vistas sobre esta preciosa casa, la colina y los cipreses. En la oficina de turismo de Pienza nos habían dicho que aparecía indicado el mirador pero si es así nosotros no conseguimos ver la indicación y tuvimos que tirar de Google Maps. También mencionar que en agosto todos estos campos que suelen aparecer verdes en las postales no lo están, sino que están recién labrados – solo ves tierra y los primeros brotes de la hierba– o con hierba seca. Aun así los paisajes siguen siendo impresionantes. Dedicamos una hora más a recorrer otras carreteras secundarias de la zona simplemente para disfrutar del paisaje y con esto concluimos nuestra visita a la Toscana. Nos alojamos en Siena, desde donde emprenderíamos el largo viaje de vuelta a España.
Puntos de interés: