Bajo el sol de la Toscana (I)
Este verano hemos hecho un fantástico viaje por la Toscana. Y aparte de visitar las principales ciudades como Pisa, Florencia o Siena, hemos recorrido muchos pequeños pueblos y hemos conducido por carreteras donde hemos podido apreciar la esencia de esta maravillosa región. Las construcciones de piedra que salpican las colinas y las hileras de cipreses que adornan las carreteras, viñedos y olivares son estampas únicas, y que aparecen a lo largo y ancho de la Toscana. Probablemente es una de las regiones europeas con más personalidad y encanto. Hoy publicamos la primera parte de este viaje, que nos llevó por la zona norte de la región, y donde visitamos las principales ciudades pero también numerosos tesoros que sólo esperaban ser descubiertos.
DÍA 1: Pontremoli – Fosdinovo - Pisa-Lucca
Empezamos nuestra maravillosa ruta por la Toscana visitando un pueblo muy alejado de los circuitos turísticos, justo al norte de la región, muy cerca de Liguria y la Emilia Romagna: Pontremoli. Se trata de un pueblo en las montañas del norte de la Toscana con un bonito casco viejo, y un imponente castillo encaramado en lo alto de una colina. Pasamos por el puente medieval sobre el río que llevaba escasa agua para acceder al casco medieval. Básicamente el casco está organizado a lo lago de una calle que se extiende paralela al río y algún callejón más por los alrededores del castillo. Ya desde el puente hay una bonita vista del casco antiguo. Seguimos la Vía Garibaldi en dirección al castillo. Pasamos por varios edificios interesantes, incluida alguna iglesia hasta llegar a la Porta Parma que pone punto y final al casco antiguo.
Desde esta puerta ya en el exterior de la villa antigua seguimos un túnel que nos llevó a un ascensor que es el que te lleva desde esta parte al castillo. En el castillo pusimos pasear libremente por las murallas y el patio de armas y disfrutamos de unas bonitas vistas del pueblo y del río desde lo alto. En lugar de volver en ascensor hicimos la bajada por las callejuelas del casco antiguo y acabamos de nuevo en la vía Garibaldi que seguimos en dirección opuesta al castillo. Desde varios puentes hay preciosas vistas del pueblo y del castillo. Una de las mejores vistas es la del puente Battisti junto a una pequeña iglesia. Y también desde el puente de la Via Cairoli hay excelentes vistas con el castillo y la concatedral del pueblo. Seguimos callejeando hasta llegar a la puerta que se encuentra al sur, la puerta di Imborgo. Y desde allí cruzamos otro precioso puente de piedra que nos llevó de nuevo a la zona moderna del pueblo donde habíamos dejado el coche. La verdad es que inicialmente no teníamos previsto ver este pueblo pero merece mucho la pena, es realmente auténtico y tiene muchos rincones preciosos.
De camino a Pisa hicimos una breve parada en Fosdinovo, un precioso de pueblo medieval situado sobre una colina y que destaca sobre todo por el gran castillo de Malaspina. Paseamos un poco por las calles del pueblo – básicamente una que discurre a lo largo de la espina dorsal del pequeño núcleo - hasta llegar al castillo, que se puede visitar. El castillo ofrece bonitas vistas todo el valle y también parte de la costa de la Provincia de La Spezia. Visitamos los interiores con sus habitaciones, una sala donde estuvo alojado Dante, los patios, las mazmorras y diferentes objetos de época. Aparte del castillo el pueblo se ve enseguida y por tanto no nos entretuvimos mucho.
Seguimos nuestro camino visitando una de las ciudades más famosas de Italia, gracias a su torre inclinada: Pisa. Aparcamos muy cerca de la torre y en unos pocos minutos llegamos a la Piazza dei Miracoli, el recinto donde se encuentran los principales monumentos, incluida la torre. La zona alrededor de la torre es realmente fea, con callejones muy descuidados y mucha sociedad. A la entrada de la muralla que rodea el recinto encontramos la mayor concentración de puestos de souvenirs que he visto en mi vida. Un verdadero mercado persa donde poder adquirir todo tipo de recuerdos. Pasando la entrada de la muralla accedemos a la Piazza propiamente dicha ya tenemos ante nosotros la torre, el baptisterio, el Duomo, el Camposanto y varios museos. Todo esto y miles de visitantes abarrotando la calle y los lugares a los que se podía acceder dentro del recinto. La zona verde alrededor de la catedral está cerrada con unas cadenas, que la gente continuamente se saltaba para sacarse la típica foto.
A pesar de la muchedumbre el recinto monumental es precioso. La visión de la torre que está más inclinada de lo que yo esperaba es algo precioso. La torre en sí misma es ya preciosa. La entrada a la torre es bastante cara, pero no había mucha cola así que decidimos subir. Es una sensación curiosa subir por la torre inclinada y la vista de la catedral es muy bonita, pero la verdad es que la entrada es demasiado cara para lo que ofrece la visita. La torre es mucho más bonita desde fuera. También visitamos la catedral, que aparte de ser preciosa por fuera es impresionante por dentro con sus diferentes obras de arte, decoraciones… El Baptisterio y el camposanto no los visitamos y nos conformamos con pasear por fuera rodeando los edificios y viéndolos desde todos los ángulos posibles.
Tras la visita a la zona monumental dimos un pequeño paseo por el resto de la ciudad. No es para nada espectacular pero hay algunas cosas que merece la pena ver. Además en cuanto abandonamos el Campo dei Miracoli parecía que estábamos en otro mundo porque las hordas de turistas desaparecieron y estábamos casi sólos. Nuestra primera parada fue en la Piazza dei Cavalieri el centro de la ciudad vieja, y que está rodeada de varios palacios como el precioso Palazzo della Carovana o el curioso Palazzo dell'Orlogio. Seguimos hasta el río Arno, que atraviesa la ciudad. El paseo junto al río es agradable con las casas de colores y los puentes. Una preciosa Iglesia que encontramos allí fue Santa María della Spina así llamada por conservar una de las espinas de la corona de Cristo. En esta zona el puente di Mezzo quizás es el más llamativo de los que recorrimos al unir la Piazza del Pozzetto con la Piazza XX Settembre. La zona del puente di Mezzo es bastante bonita. Dimos un paseo rápido por la zona peatonal del casco antiguo y vimos alguna otra zona interesante pero tampoco espectacular, así que sin entretenernos mucho más dejamos Pisa. En resumen, podemos decir que lo principal a ver es la plaza dela torre y la catedral. El resto si andas con poco tiempo tampoco pierdes mucho por no verlo.
De Pisa seguimos por carretera hasta la cercana Lucca. Lucca es una ciudad que nos encantó desde el primer momento. Toda la parte antigua está amurallada, una muralla que se puede recorrer andando o en bicicleta. Aquí además de las propias callejuelas lo más destacado es la Chiesa di San Michele in Foro, la plaza de Anfiteatro y la torre Guinigi, el icono de la ciudad. Pero vamos por partes. Desde el parking nos dirigimos primero a la Chiesa di San Michele, una maravilla de edificio en una precios aplaza y que adema se puede visitar gratuitamente. La fachada con numerosas columnas es espectacular. Y su interior también alberga diferentes obras de arte. Antes de llegar a la iglesia pasamos por la plaza dedicada a Puccini, natural de la ciudad, un bonito rincón donde se puede visitar su casa natal.
Desde allí nos desviamos para ver varias placitas y llegamos a la catedral de la ciudad, otro edificio con las características rayas blancas y negras y también muy bonito. Para ver su interior esta vez sí que nos tocó pasar por caja. Desde la catedral callejeamos hasta la puerta de entrada de las murallas de San Gervasio, una puerta con dos torres laterales integradas en los edificios colindantes. Y desde aquí llegamos a uno de los iconos de la ciudad: la torre Guinigi, caracterizada por la existencia de un jardín en la azotea, lo que le da un aspecto muy peculiar. Sin embargo no subimos a esta torre, porque había otra, la Torre delle Ore, que pese a no tener jardín permitía una vista de la torre Guinigi y el resto del casco antiguo, así que decidimos subir a esta en lugar de a la torre arbolada. La vista del casco antiguo, con sus iglesias, torres, etc…. Es realmente preciosa. Tras bajar de la torre nos dirigimos a la Plaza del Anfiteatro.
La Plaza del Anfiteatro se llama así porque está construida sobre los restos del antiguo anfiteatro romano. Pero no solo nos recuerda este hecho su forma ovalada sino que entre las casa en la parte exterior se ven los muros del antiguo anfiteatro. La plaza en sí es preciosa con maravillosos edificios de colores en tonos amarillos y las terrazas de diferentes bares y restaurantes. Se entra por un arco y es una de las vistas más bonitas de Lucca. Muy cerca de allí vimos otra iglesia con una preciosa torre y el palacio Pfanner, un impresionante palacio con unos cuidadísimos jardines, al que no entramos pero que pudimos disfrutar desde las murallas. Y ya desde aquí nos dedicamos a callejear sin rumbo por las callejuelas del agradable casco antiguo hasta acabar el día, pues nuestro alojamiento se encontraba muy cerquita de Lucca. Aprovechamos para cenar una pizza – como no – y nos fuimos a descansar.
DÍA 2: Barga - Collodi – Montecarlo - Pistoia – Prato
Este día, de acuerdo a la ruta que nos habíamos planteado, podemos decir que fue el menos ‘toscano’ de todos los del viaje. Nos dedicamos a recorrer una serie de pueblos por el norte de la Toscana entre Lucca y Florencia, una zona en la que ni el paisaje ni los pueblos se corresponden con la típica imagen que tenemos de la Toscana. Aún así encontramos cosas muy interesantes.
La primera parada fue Barga. Lo primero a destacar es el emplazamiento, en una zona muy montañosa y con abundante vegetación. No en vano se encuentra en la zona de los Alpes Apuanos, una zona de gran belleza natural. Además el pueblo es un remanso de paz, al contrario que los masificados Pisa, Florencia o Siena. Entramos en el pueblo por una de las puertas de la muralla medieval y fuimos ascendiendo por los preciosos callejones empedrados hasta llegar a la catedral en el punto más alto de la población. Las vistas desde la terraza en la que se encuentra son espectaculares sobre el valle, las montañas… y la propia catedral es también una construcción imponente. A lo largo del casco antiguo hay diferentes iglesias y palacetes, que forman un conjunto encantador. De hecho Barga está en la lista de los pueblos más bonitos de Italia. En la Piazza Garibaldi por cierto cogimos un mapa del pueblo en la oficina de turismo, muy útil porque la disposición de calles es bastante irregular y así pudimos ver algunas casas y monumento que si no seguro hubiésemos pasado por alto. También vimos las tres puertas que se conservan de las antiguas murallas.
Tras la visita nos dirigimos a Collodi, pero hicimos una pequeña parada en un puente precioso que habíamos visto al ir a Barga, el puente della Maddalena. Es un puente medieval pero de unas dimensiones enormes. Cruza el río Serchio junto a un puñado de casas y realmente no hay nada que ver salvo el propio puente, pero la verdad es que es impresionante, con un arco central enorme. Y así tras esta parada llegamos a Collodi.
Collodi es el pueblo de Pinocho, donde pasó la infancia su autor. Es un pueblo muy pequeño donde hay un parque temático dedicado al personaje. En la parte inferior de Collodi visitamos la majestuosa Villa Garzoni, un hermoso recinto barroco construido sobre un castillo de la Edad Media. Los jardines son preciosos con cuevas artificiales, esculturas, escaleras de aguas, laberintos … realmente bonito. El pueblo lo recorrimos en poco tiempo, con sus callejuelas esparcidas por la ladera de un monte y muchas alusiones al personaje de Pinocho. En la parte superior del caserío hay un pequeño castillo. No nos entretuvimos mucho porque la parte vieja es bastante pequeña. Por cierto que una de las imágenes más bonitas es la que se saca desde la carretera con las casas del pueblo avanzando por la ladera hasta llegar al castillo en la parte alta y con la villa Garzoni en la parte baja.
De Collodi seguimos hasta otro pequeño pueblecito: Montecarlo di Lucca. El casco antiguo está muy bien conservado y está rodeado de murallas. En la parte alta hay una bonita fortaleza que parece como un compendio de diferentes edificios de otras tantas épocas. El conjunto es bastante pintoresco. Sin embargo sólo pudimos verla por fuera ya que solo abre en fechas muy concretas y el día que visitamos el pueblo no era una de ellas. Recorrimos la calle principal del pueblo que desemboca en una de las tres puertas que quedan de las antiguas murallas. Desde otra de esas puertas, la Porta Nuova, hay una magnífica vista del valle bajo el pueblo. También vimos la iglesia y más vistas desde una bonita plaza que hay justo enfrente. La visita no nos llevó más de una hora porque el pueblo es realmente pequeño pero mereció la pena.
Tras comer de camino nos dirigimos a Pistoia. Es una ciudad con muchos monumentos y la llaman la pequeña Florencia. Lo bueno es que no había apenas turistas así que la pudimos disfrutar a nuestro aire y muy tranquilamente. Empezamos la visita por la plaza de la Catedral, donde aparte de otros bellos edificios destaca la propia catedral, de estilo románico y con las características franjas blancas y negras en la fachada. Entramos a visitar la catedral donde pudimos ver muchas obras de arte. Tuvimos suerte de que el campanario, adyacente, estaba abierto y tras la típica ración interminable de peldaños llegamos arriba y disfrutamos de unas buenas vistas sobre la ciudad. En la plaza también hay un par de palacios y un precioso baptisterio muy parecido al de Florencia. Al lado del Baptisterio, se encuentra el Palacio de los Obispos, que alberga el Museo de la Catedral. A la izquierda del campanario se halla el Palazzo Comunale, con el emblema de los Médici. También estaba en la misma plaza la oficina de turismo donde cogimos un plano de la ciudad. Callejeamos por aquí y por allá y descubrimos calles y plazas muy interesantes como la Piazza della Sala, muy pintoresca y con un interesante pozo de mármol en el centro.
También vimos otras iglesias y edificios destacados paseando por el casco antiguo como la bonita iglesia de San Giovanni in Fuoricivitas. El Hospital del Ceppo es otro de los edificios emblemáticos de Pistoia, con sus arcadas y numerosas decoraciones en el exterior. El interior no se puede visitar, pero si se pueden visitar unos pasajes subterráneos que parten de allí. Estuvimos callejeando por la zona centro donde pudimos ver más edificios interesantes. Pistoia es una ciudad muy aconsejable por la cantidad de monumentos que tiene y sobre todo por la tranquilidad que da el poder visitarla sin aglomeraciones.
Y nuestra última parada del día, donde además nos alojamos fue Prato. Es una ciudad bastante grande pero la zona vieja donde se encuentra la parte interesante de visitar es bastante compacta. Lo que más nos gustó fue el Castillo del Emperador, un precioso castillo en el centro de la ciudad y que nos quedamos con ganas de visitar – ya era demasiado tarde -. Al lado en la plaza donde está el castillo hay una iglesia – Santa Maria delle Carceri -. Callejeando un poco llegamos a la Catedral, con unos espléndidos frescos en su interior. En la fachada de la Catedral se encuentra el púlpito de Donatello y Michelozzo, una curiosidad del edificio. Recorriendo las callejuelas del casco pudimos ver varios palacios, algunos de ellos muy bonitos y otros que albergan diferentes museos. Aprovechamos lo que nos quedaba de día para callejear por la zona centro y cenar algo antes de retirarnos. En líneas generales nos gustó más Pistoia, aunque en Prato hay algunas cosas interesantes. También es cierto que fue una visita muy rápida porque llegamos al final de la tarde.
DÍA 3: Florencia
El tercer día madrugamos y lo dedicamos a Florencia. Dejamos el coche en un parking de la plaza Beccaria y desde allí nos adentramos en el Casco Antiguo. Hay que andar cuidado porque si te metes en la zona ZTL de exclusión de tráfico te multan automáticamente. En líneas generales Florencia nos gustó, aunque es una ciudad muy sucia y muy descuidada. Pero obviamente la cantidad de monumentos y obras de arte que alberga compensa con creces este aspecto.
Desde el parking fuimos adentrándonos en el casco antiguo hasta llegar a la Catedral de Florencia. La plaza donde se encuentra la catedral, el campanile y el Baptisterio es impresionante y los tres edificios son realmente bellos. Lo malo es la cantidad de gente que había por toda la plaza. Sacamos una entrada para visitar la Catedral, el Campanile y el Baptisterio. No pudimos sin embargo visitar la cúpula de la catedral pues requiere reserva previa y estaba ocupada durante las fechas siguientes. La fachada de la catedral es espectacular y el interior nos encantó. Las vistas desde el Campanile también merecen la pena y las pinturas del interior del Baptsterio son preciosas. La entrada es bastante cara, como en las principales ciudades de la Toscana , pero ya de visitar Florencia vale la pena pagarla y visitar estos impresionantes monumentos. Las callejuelas alrededor de la plaza del Duomo son las más bonitas de Florencia. Hay además de elegantes edificios una gran cantidad de comercios, bares y restaurantes. Pudimos ver el Mercado Central de Florencia en una agradable plaza con bonitos edificios en las cercanías de la catedral.
Desde la Piazza del Duomo, seguimos la Via Roma para llegar a la Piazza della Repubblica, la plaza más grande de Florencia y un espacio impresionante, aunque tuvimos la mala suerte de que estaba en obras y no pudimos contemplarla en toda su plenitud. Desde allí se llega a la Loggia del Mercato Nuovo con su famosa escultura de un jabalí de bronce. Y muy cerquita de allí llegamos a la plaza más monumental de Florencia: la Piazza della Signoria. Esta plaza llena de esculturas, fuentes y edificios históricos. En la Loggia dei Lanzi – una zona cubierta con numerosas esculturas - pudimos ver la magnífica estatua de Perseo con la cabeza de Medusa, la fuente de Neptuno y las esculturas de Hércules y Caco y la copia del David de Miguel Ángel. Otro elemento espectacular es el Palazzo Vecchio, aunque no lo visitamos, simplemente por fuera es precioso. Sí pudimos visitar la galería Uffizi, el museo más importante de Florencia, y una de las colecciones de arte más destacadas del mundo. La visita nos llevó algo más de una hora y pudimos contemplar legendarias obras de Miguel Ángel entre otros.
Tras los Uffici salimos al río, y desde allí mismo hay una preciosa panorámica del Puente Vecchio, un puente cubierto repleto de joyerías y realmente pintoresco. Lo cruzamos y nos asomamos en la única parte en la que no hay tiendas para tener otra vista de la zona que acabábamos de recorrer. El puente es impresionante. Ya en la otra margen del río llegamos a la Piazza del Pitti y al enorme Palacio del mismo nombre. No lo visitamos y fuimos a los jardines de Boboli justo al lado, una zona verde con la Grotta Grande y la Grotto di Buontalenti, así como numerosos paseos jalonados de cipreses y esculturas. Retrocedimos hasta la orilla del río - pasando por la Basílica di Santo Spirito - donde pasamos por diferentes puentes con unas vistas muy bonitas de ambos lados del río, como el de la Santa Trinita y Alla Carraia. Vale la pena asomarse a ellos para tener diferentes perspectivas del río, la ciudad y el Puente Vecchio. Finalmente cruzamos por el puente de Amerigo Vespucci y nos dirigimos a la Basilica de Santa Maria Novella con una impresionante fachada de mármol y también unos preciosos frescos que pudimos contemplar en su interior.
Dedicamos el tiempo que nos quedaba a callejear por el casco antiguo y descubrimos algunas iglesias más como la Annunziata, - que encontramos abierta y pudimos visitar su fabuloso interior barroco - o la de la Santa Croce, una iglesia espectacular en una gran y pintoresca plaza donde descansan muchos ilustres italianos de la época renacentista como Dante o el propio Miguel Ángel. En las cercanías de esta última pasamos por algunas de las calles medievales de la ciudad con las sus casas–torre típicas de la época. Merece la pena callejear un poco por esta zona. Algunos de los rincones más bonitos los descubrimos callejeando sin rumbo y sin mapa, simplemente paseando.
Y a pesar de estar agotados – el móvil indicaba que habíamos caminado cerca de 17 Km – aún nos quedaba una cosa por hacer. Recogimos el coche en el parking y subimos hasta la Piazzale Michelangelo. Es una enorme plaza con fabulosas vistas de la ciudad. Antes se podía aparcar allí pero ahora está cerrada al tráfico. No pasa nada, un poquito más arriba aparcamos junto a otra de las joyas de Florencia, la Basílica de San Miniato al Monte. Las vistas desde la plaza son espectaculares, se ven todas las torres, cúpulas… la estampa es impresionante. Aquí también se puede subir andando pero la subida debe ser dura porque la altura es importante respecto a la ciudad. Nosotros subimos en coche porque además nos pillaba de paso para la ruta que teníamos que seguir. Tras sacar numerosas fotos, visitamos la Basílica de San Miniato. Tuvimos suerte de encontrarla abierta – en verano la mantienen abierta hasta el atardecer - y fue todo un acierto. Para mí es la iglesia más bonita de Florencia, después de la catedral evidentemente. Es románica y la decoración interior es simplemente espectacular, sin ser tan excesiva como en otras iglesias nos encantó. Y las vistas desde la terraza delante de la iglesia sobre la ciudad también merecen la pena. Y así acabamos este agotador día en Florencia, uno de los platos fuertes del viaje.
DIA 4: Vinci- Certaldo-Tavarnelle - Barberino-San Gimignano
Tras el intenso y agotador día en Florencia empezamos este nuevo día visitando Vinci, la localidad natal de Leonardo da Vinci. El pueblo es realmente pequeñito, con su iglesia, una pequeña tienda de recuerdos y la principal atracción: el museo de Leonardo Da Vinci, donde pudimos ver varias maquetas, planos y diferentes objetos relacionados con Leonardo. El Museo se encuentra en un pequeño castillo. La visita no fue muy larga pero sí interesante. En las cercanías se encuentra el Monumento “L’Uomo di Vinci” – donde aparece una recreación de su dibujo de un hombre con los brazos en cruz - en una terraza en la que hay fantásticas vistas delos alrededores. Paseando por las cuatro callejuelas del pueblo pudimos ver alguna iglesia más y alguna casa interesante. Además en el pueblo encontramos muchas referencias al genio como en la plaza dei Guidi, donde hay diferentes obras de arte, dibujos… Y en la iglesia se conserva la pila bautismal donde fue bautizado Leonardo. También cerca del pueblo está la casa natal de Leonardo, pero nos comentaron que no había mucho que ver así que no nos acercamos. Desde lejos lo que sobresale de la estructura del pueblo es la torre de la iglesia junto con la cercana torre del castillo, una bonita foto.
Nuestra siguiente parada fue Certaldo. Y aquí cuando llegamos nos costó encontrar lo que buscábamos. Porque Certaldo es un pueblo sin ningún interés, más bien feo y sucio pero hay una parte monumental, Certaldo Alto, que es la interesante. Nos costó encontrarla, ya que el pueblo es bastante grande y las indicaciones no muy buenas. A Certaldo Alto se puede llegar en funicular o en coche. Recomiendo ir en coche porque desde l carretera de acceso hay una preciosa vista del pueblo. Una vez aparcamos a la entrada del pueblo alto entramos en las murallas por una de las puertas de la ciudad. Certaldo Alto es una villa medieval perfectamente conservada. Siguiendo la calle principal se llega a la principal atracción del pueblo, el palacio Pretorio, con una espectacular fachada repleta de escudos y una torre coronada por un reloj junto a las almenas. Como todo el pueblo está hecho en un ladrillo rojizo que le dota de una gran singularidad, muy distinto de todos los otros pueblos que visitamos en la Toscana. Desde las torres del Palacio se pueden ver buenas vistas del campo toscano, aunque no es que esta sea la zona más bonita, pero ya se pueden apreciar las colinas y los caminos rodeados de cipreses tan característicos de la región.
Junto al palacio pudimos visitar una iglesia donde había unos frescos preciosos. Tras la visita nos acercamos a ver la casa museo de Bocaccio – estaba incluida en la entrada al palacio - . Tras ver el palacio descendimos por la otra calle que parte de lo alto de la colina. Esta parte es preciosa por todos los edificios medievales que se encuentran por todos lados. Y desde la parte baja un mirador nos da vistas al resto del pueblo. El recorrido alrededor del pueblo no lleva mucho tiempo. También vimos varias tiendas de artesanía esparcidas por las callejuelas. Nos recorrimos todas las calles del pueblo porque hay rincones maravillosos y además tampoco parece ser uno de los pueblos incluidos en los circuitos turísticos porque no había muchos visitantes. De todos los pueblos que vimos este nos pareció el más auténtico.
Desde Certaldo viajamos a Tavarnelle in Val di Pesa, un pequeño pueblo camino de Siena que destaca por la Badía a Passignano, una abadía cuya imponente estampa aparece cuando te acercas por la carretera. Se ven diferentes torres y almenas sobre una pequeña colina, ccomo si de una fortaleza se tratara. La Abadía está alejada del centro del pueblo de Tavarnalle, que realmente no tiene nada que ver. El aspecto exterior de la abadía es el de una fortaleza con un torreón en cada una de sus esquinas. Tuvimos suerte de que abrían al poco de llegar y pudimos entrar a verla. Nada más entrar pasamos por una amplia avenida rodeada de altos cipreses, que conducen al precioso patio interior. Allí se ven los principales edificios de la abadía, donde destacan el monasterio y la iglesia de San Michelle Arcangelo donde hay unos preciosos frecos. La visita fue muy rápida, pero lo que más nos gustó fue la vista del conjunto desde la carretera. Para sacar una buena panorámica hay que dejar el coche en la carretera de Poggio Al Vento y caminar un poco por donde puedes por el campo hasta tener una vista clara de todo el conjunto.
Desde allí nos dirigimos tras comer algo al cercano pueblo de Barberino dVal d’Elsa. La parte antigua es muy pequeña y tiene forma alargada, con una calle principal que discurre entre las dos puertas de la ciudad. Desde la Porta Sienese vamos caminando y viendo diferentes edificios de piedra muy cuidados. Allí encontramos un palacete también y a mitad de camino llegamos al palacio pretorio decorado con muchos escudos y que da a una pequeña plaza. Junto al palacio está la iglesia y caminando un poco más llegamos a la otra puerta de la ciudad, la puerta Florentina. La vuelta del pequeño recorrido la hacemos por la calle paralela que es una especie de terraza con vistas a la campiña toscana y donde da la parte delantera de la iglesia, a la que entramos para ver algunos frescos. Las vistas desde la entrada de la iglesia están bien aunque un tanto estropeadas por la presencia de una gasolinera un poco más abajo. Dejamos Barberino y de camino a nuestro próximo destino paramos en Sant'Appiano, un pequeño grupo de casas donde hay una bonita iglesia que conserva unas pintorescas columnas delante de sus fachadas.
No nos entretuvimos y nos dirigimos a la principal visita del día: San Gimignano, el “Manhattan de la Toscana”. Y es que según nos acercamos por la carretera aparecen ante nosotros las diferentes torres medievales que conforman el impresionante skyline de este maravilloso pueblo, que no en vano es uno delos más visitados de la Toscana y de toda Italia. La imagen de lejos del pueblo es espectacular. Nos costó bastante aparcar porque la cantidad de visitantes era enorme y a pesar de la existencia de numerosos parkings de pago nos costó encontrar una plaza. Accedimos al recinto amurallado desde el sur, desde la puerta San Giovanni. Nada más atravesarla y a pesar de la infinidad de turistas, te das cuenta de que San Gimignano es un lugar especial y que tiene bien ganada su fama. Estamos en una ciudad medieval donde cada edificio, cada torre es una maravilla arquitectónica.
Subiendo por la calle principal vamos disfrutando de los edificios y ante nosotros ya aparecen las primeras torres. Hacia atrás la puerta de la ciudad se ve espectacular también. Pasamos por una bonita iglesia con unas columnas en su fachada muy curiosa y por toda clase de tiendas, bares y restaurantes. Llegamos a la primera de las espectaculares torres medievales y pasando un arco llegamos a la Plaza della Cisterna. La plaza es preciosa con torres y casas medievales por todos los lados y un bonito pozo en medio del espacio abierto. Desde esta plaza un callejón nos lleva otra plaza tan espectacular o más, la del Duomo, donde está la catedral elevada sobre una larga escalinata, un montón de torres, el Palacio Comunal y otro montón de torres. Visitamos el interior de la catedral, que está prácticamente cubierto de frescos por todas partes y arcos con negras rayas y blancas. Es una maravilla, y merece mucho la pena entrar. Desde las escaleras del Palacio Comunal por cierto se tiene la mejor vista de la plaza. Y desde allí accedimos a otra pequeña plaza, la Piazza delle Erbe, donde subimos a una de las dos torres gemelas que cerraban ese lado de la plaza de la catedral, la torre Salvucci Maggiore. La subida se hace por una escalera de 160 peldaños pero el interior de la torre se ha acondicionado como un apartamento de lujo dividido en 11 plantas. En cada planta hay una estancia. La torre se puede alquilar en temporada baja para ser usada como apartamento. Llegamos hasta la terraza donde hay unas fabulosas vistas panorámicas de San Gimignano y su paisaje de torres medievales. La más cercana por supuesto, la hermana gemela de la que habíamos subido.
Desde allí nos acercamos a la zona de la Rocca di Montestaffoli, los restos de una fortaleza en lo alto del pueblo con vistas sobre la campiña toscana. Las vistas hacia el pueblo sin embargo no son demasiado amplias. Desde allí seguimos la dirección de la muralla hacia el Norte hasta Plaza de San Agostino donde hay otra gran iglesia, aunque menos espectacular que la catedral. Ésta no la visitamos. Callejeamos un poco por la zona para disfrutar de más detalles y llegamos a la Porta S. Jacopo y la Porta delle Fonti, otras de las puertas medievales de la ciudad. Desde la última saliendo del recinto amurallado llegamos a una fuente medieval perfectamente conservada. Deshicimos el camino y llegamos a la via San Matteo, otra de las calles más monumentales que nos devolvió a la plaza del Duomo. Aprovechamos el tiempo que nos quedaba para callejear por zonas que no habíamos visitado y cenar algo en uno de los restaurantes en cuanto se hizo de noche. Después dimos un pequeño paseo ya de noche para ver las principales plazas casi vacías e iluminadas. San Gimignano es sin duda un lugar espectacular, probablemente el pueblo más bonito de toda la Toscana.
DIA 5: Colle Val d’Elsa - Casole d’Elsa – Castelnuovo – Massa Marittima - Volterra
Como la noche anterior nos alojamos en Colle Val d’Elsa aprovechamos para visitar este pueblo a medio camino entre Siena y Florencia. El pueblo se sitúa en una colina junto al rio Elsa, y la parte histórica es la conocida como Colle Alto. Entramos por la espectacular Porta Nuova, una monumental puerta con una doble torre. Siguiendo la calle salimos a una terraza a mano izquierda por la que fuimos caminando con vistas hacia toda la parte vieja del pueblo, situada en una cresta con caídas a ambos lados. El paseo es muy agradable a lo largo de las casitas de piedra y disfrutando delas vistas. Llegamos a una plaza, la Piazza Santa Caterina con vistas a un lado del pueblo y desde otro pequeño mirador enfrente también hay buenas vistas de las colinas de la zona. Desde aquí seguimos la calle que nos lleva a la parte más alta de la ciudad. Pasamos por el ayuntamiento y un puente que acaba bajo un arco en el Palazzo Campana, la entrada a la parte más antigua del pueblo.
La parte antigua de Colle Val d’Elsa es básicamente el espacio entre dos calles paralelas que acaban en un espolón, el Baluardo, con vistas a la parte inferior y más nueva del pueblo. Por el camino pasamos por el modesto Duomo y varios callejones bastante pintorescos. Este pueblo es distinto a otros de la Toscana porque parece un pueblo real, no está especialmente cuidado y se pueden ver las calles tal y como eran, sin demasiados arreglos. Y por supuesto tampoco es uno de los pueblos masificados de turistas. Al final del paseo en el Baluardo se abre una terraza con amplias vistas y un ascensor desciende a la parte baja del pueblo. Fue un paseo muy agradable.
Seguimos nuestro itinerario hasta el cercano Casole Val d’Elsa en lo alto de una colina con las mejores vistas al Valle de Elsa. El casco antiguo está rodeado por las murallas de la fortaleza medieval. Todavía quedan en pie dos torres circulares y La Rocca, actual sede del ayuntamiento, pero una fortaleza en sus orígenes. Es un castillo realmente pintoresco. A lo largo y ancho del pequeño pueblo – como en otros muchos de la Toscana – nos encontramos banderolas de los diferentes barrios - contradas – adornando las fachadas. La plaza central donde se encuentra la iglesia es realmente pintoresca con todos los edificios de piedra rodeándola. La estampa del pueblo mientras te acercas por la carretera es también bastante bonita.
Nos desplazamos hacia el sur, hasta Castelnuovo di Val di Cecina. Este bonito pueblo con su burgo medieval está formado por estrechas y empinadas calles sobre una ladera montañosa. La vista más bonita es la que tenemos desde la parte baja desde donde podemos ver su forma de racimo de casas, que parecen estar apelotonadas unas sobre otras. Sin embargo aparcamos en la carretera que pasa por la parte superior del pueblo. Entramos por una de las puertas al pueblo medieval y estuvimos paseando por las calles empedradas. Hay rincones preciosos en las diferentes callejuelas. Aquí pudimos ver muchos motocarros, los piaggio, al igual que en otros pueblos de la zona. Son una de las imágenes que uno tiene de estos pequeños pueblos italianos y la verdad es que resultan muy prácticos para moverse por estas intrincadas redes de callejuelas. Paseamos por las callejuelas hasta la parte baja del pueblo y después deshicimos el camino hasta llegar a la iglesia en la parte superior.
Seguimos al sur alejándonos un poco de la zona central de la Toscana para visitar el bonito pueblo de Massa Marittima. La ciudad medieval se divide en dos partes diferenciadas, la primera Massa Vecchia en torno a Piazza Garibaldi en la zona baja, y después Massa Nuova, con un dibujo de calles regulares y rectangulares. Ambas partes están rodeadas por la muralla. En la preciosa Piazza Garibaldi, encontramos la irregular plaza de la impresionante catedral. Entramos a visitarla y no nos defraudó. Quizás menos espectacular que otras que ya habíamos visto pero sin embargo nos encantó con sus pinturas y demás decoración. Allí en la plaza, también pudimos ver otros edificios importantes de la ciudad como el Palazzo del Podestà (museo arqueológico), la residencia del obispo y varios palacetes más. La plaza es realmente encantadora con la catedral sobre una escalinata situada en un plano superior al de la propia plaza. En el interior pudimos además ver diferentes obras de arte.
Tras callejear un poco en torno a la catedral subimos hacia la zona de la fortaleza. La calle de subida es realmente bonita con todos los edificios de piedra que la rodean. En la zona de la fortaleza – los restos más bien - destaca sobre todo lo demás la Torre del Candeliere, unida a otra torre, la Cassero mediante un pintoresco arco. Subimos a la torre para disfrutar de las vistas de tan privilegiado mirador. En esta parte alta pudimos además ver alguna iglesia más y algún que otro edificio interesante, aunque en general esta parte es de menos interés que la zona que rodea la catedral. Volvimos a bajar cerca de la catedral y con esto dimos por terminada la visita.
Como última visita del día nos dirigimos a otro de los pueblos más famosos de la Toscana: Volterra. Aparcamos fuera de las murallas y nos adentramos en el casco medieval por la puerta de San Francesco. Las calles estaban adornadas con las banderas de los diferentes barrios. Seguimos subiendo poco a poco y nos encontramos con una impresionante torre al estilo de San Gimignano, poco antes de llegar a la plaza principal de Volterra, la plaza dei Priori. Allí el centro de atención es el precioso ayuntamiento, un edificio similar a otros que habíamos visto con una fachada adornada por escudos y una pintoresca torre. En general toda la plaza es preciosa, los edificios de toda la plaza son de piedra y crean un conjunto realmente pintoresco y monumental. Saliendo de la plaza por el otro extremo llegamos a una terraza donde llega otra de las carreteras de acceso a la ciudad y hay unas fantásticas vistas del más típico paisaje toscano además de una buena parte del pueblo con la iglesia en primer plano. Es la típica postal de Volterra.
Seguimos de nuevo por el interior del casco urbano hacia un parque en la parte superior del pueblo. Allí se pueden ver las ruinas de un yacimiento etrusco, básicamente muretes de piedra y una amplia zona verde donde se levanta el castillo, que al menos a aquellas horas estaba cerrado. Sin embargo su exterior junto a los verdes prados de esta parte de Volterra merecen la pena la subida. Retrocedemos por varias calles atractivas repletas de restaurantes, heladerías, etc… hasta las inmediaciones dela plaza principal. Estuvimos callejeando por la zona, por unas callejuelas bastante animadas y pudimos ver otros detalles arquitectónicos. También nos detuvimos en la plaza de San Giovanni donde hay una bonita iglesia con el mismo nombre y detrás un mirador que tiene vistas hacia el que habíamos visitado anteriormente. Y por un callejón cercano bajamos hasta otra de las puertas de la ciudad: la Porta all’Arco, la más bonita. Para completar nuestro recorrido nos dirigimos al teatro romano. Estaba ya cerrado pero desde la parte norte de la muralla hay un mirador que da una panorámica inmejorable del fabuloso teatro. Se ve desde arriba y con todo lujo de detalles.
Como teníamos que regresar a nuestro alojamiento en Colle Val di Elsa salimos con luz de Volterra para poder disfrutar del atardecer sobre el precioso paisaje toscano que habíamos disfrutado desde el mirador. Aparte de hacer varias paradas para disfrutar de la campiña toscana paramos en un mirador muy curioso nada más salir de Volterra. Se trata de una enorme escultura en forma de “O” que se encuentra en un apartado de la carretera y que tiene una vista preciosa de las colinas onduladas salpicadas de granjas y líneas de cipreses aquí y allá. Disfrutamos mucho del paisaje por esta carretera hasta que se nos hizo de noche y seguimos hasta nuestro alojamiento.
DIA 6: Monteriggioni - Montefioralle-Greve-Radda-Castelina in Chianti
Este día lo íbamos a dedicar a recoger la región del Chianti, donde se produce uno de los más famosos vinos de la Toscana. Empezamos por Monteriggioni, un diminuto pueblo rodeado por una espectacular muralla con sus torres. La vista desde la carretera de acceso es muy bonita. Se aparca en la parte inferior del pueblo y accedemos al recinto amurallado por un de sus dos puertas. Nada más entrar subimos a un trozo de la muralla que nos ofrece espectaculares vistas de la región. Tras bajar de la muralla visitamos la pintoresca plaza del pueblo donde está la iglesia y una serie de preciosas casas. Entramos al museo, un pequeño muestrario de artilugios de guerra medievales con la curiosidad de que mucho de ellos se pueden tocar como espadas y otras armas y también te puedes probar cascos, una cota de malla y otros elementos… una verdadera gozada sobre todo para los niños. Seguimos hasta el extremo opuesto del pueblo donde subimos a otro tramo de muralla – la subida a ambos tramos y la entrada al museo van en la misma entrada - .Así disfrutamos de vistas en otra dirección. Y tras bajar dimos la vuelta por la otra calle del pueblo, que es realmente diminuto Sin embargo las callejuelas son encantadoras y la plaza emana una paz y tranquilidad superlativas. Aquí realmente creo que saboreamos el verdadero espíritu de la Toscana. También ayudó que había muy pocos visitantes en todo el pueblo.
Y tras esta corta pero interesante visita nos dirigimos al corazón del Chianti. Los paisajes que nos vamos encontrando por las carreteras son preciosos: pequeños pueblecitos o incluso fincas encaramadas en pequeñas colinas, con los viñedos y cipreses por todos los lados. Antes de llegar a Montefioralle hicimos varias paradas en la carretera para disfrutar de los preciosos paisajes. Montefioralle es un pequeño pueblecito sobre una colina a unos pocos Km de Greve in Chianti. Básicamente el pueblo está organizado alrededor de una calle circular en la cima de la colina. A lo largo de esa calle hay alguna otra callejuela y puertas de entrada. A pesar de lo pequeño que es el pueblo encontramos algunos lugares realmente pintorescos. De los más digno de fotografiar en todo el viaje. Además hay un pequeño castillo en la cima del pueblo, aunque no se puede visitar y curiosamente nos enteramos de que este pueblecito alberga la casa natal de Amerigo Vespucci. Antes de abandonar el pueblo nos alejamos un poco por un camino rural para tener una perspectiva del conjunto sobre la colina.
Bajamos después a Greve in Chianti, la capital del Chianti. Lo más destacable es la preciosa plaza triangular con muchísimos edificios con arcos, cuyos bajos están ocupados por todo tipo de comercios de artesanía, productos típicos, bares y restaurantes. Aquí también pasamos por la oficina de turismo para informarnos sobre la zona. Hay muchas posibilidades de catas de vino y visitas de bodega por la zona, pero como no somos muy aficionados al tema, no hicimos ninguna de esas visitas. En un extremo de la plaza también hay una bonita iglesia. En realidad el pueblo no tiene mucho más, un par de calles alrededor de la plaza donde hay más tiendas y poco más. También subimos por un camino que pasaba por el Museo de Arte Sacro y cogía cierta altura ofreciendo una vista panorámica del pueblo.
A continuación pasamos por Panzano in Chianti, con un bonito castillo, desde donde hay unas vistas impresionantes del pueblo y de la zona que le rodea, con los extensos viñedos esparcidos en todas direcciones. También la iglesia del pequeño pueblo es preciosa, situada en la parte alta. En realidad es un pueblo diminuto – la parte antigua – pero tiene mucho encanto y como son cuatro calles se recorren en un santiamén. Tras disfrutar de las vistas seguimos hasta Radda in Chianti, el pueblo con más encanto del Chianti.
Radda se levanta sobre un promontorio en una zona con un paisaje maravilloso. Su núcleo urbano es muy compacto, y de hecho mantiene parte de las murallas. Entramos por una especie de puerta, más bien una calle flanqueada por dos muros de piedra que nos llevó por la calle principal hasta la plaza donde la iglesia y el ayuntamiento con una fachada adornada por numerosos escudos forman la estampa urbana más bonita del Chianti. Además el pueblo estaba muy animado porque había algún tipo de fiesta con su mercado correspondiente. Recorrimos las pocas calles del pueblo y encontramos varios rincones preciosos. Pero también al ser un pueblo pequeño la visita no fue demasiado larga. Seguimos la carretera hacia Gaiole in Chianti y nos desviamos en Vertine. Es un pequeño y precioso pueblo repleto de encanto. Además de las típicas callejuelas empedradas y los bonitos edificios de piedra tiene un castillo, un palacio y una iglesia realmente bonita para un lugar tan pequeño. Pudimos ver unos preciosos frescos y unos arcos maravillosos. Recorriendo las callejuelas del pueblo vimos muchos rincones interesantes y pintorescos.
Y para acabar el día visitamos el pueblo donde nos íbamos a alejar esa noche: Castellina in Chianti. No es un pueblo especialmente bonito pero tiene un pequeño castillo y una iglesia bastante pintoresca. En esa zona se conservan algunas casas y callejuelas con cierto encanto. Y con esto dimos por concluida la visita al Chianti. Lo más destacable los paisajes, preciosos aunque distintos a los típicos de la Toscana en zonas como el Valle de Orcia. Hay zonas de bosque, muchos viñedos y colinas coronadas por pequeños pueblecitos.
DÍA 7: Loro Ciuffena-Arezzo- Castello di Caprese - Anghiari-Sansepolcro
El objetivo del día era acercarnos a la zona de Arezzo y para ello nos dirigimos primero a un pequeño pueblo de camino, Loro Ciuffena. Es un pueblo de los catalogados como de los más bonitos de Italia. Aparcamos en el centro cerca del puente que cruza el río que atraviesa la población precipicio abajo. La vista desde este puente es espectacular con los edificios del casco antiguo sobre las paredes de roca que flanquean el río. Bajamos a ver el antiguo molino de harina que se puede ver justo debajo del puente – y además proporciona vistas desde abajo del río y el pueblo - . Internándonos en la zona vieja llegamos a un puente romano precioso. Desde aquí se sacan las mejores fotografías de la pequeña población. Dimos un paseo por las calles de esta zona y seguimos la ruta del día.
Nuestra siguiente parada fue la bonita ciudad de Arezzo, una ciudad encantadora, tranquila y muy cuidada. Fue donde se rodó “La vida es Bella” y su centro histórico es bastante compacto. Dejamos el coche muy cerca de la zona peatonal. La primera parada fue la bonita plaza de San Francesco donde en la basílica de mismo nombres e celebraba un festival de canto y pudimos ver su interior. Desde aquí subimos a la zona más monumental, en concreto hasta la plaza de la Catedral, cuyo interior visitamos. El interior tiene una colección de frescos impresionante, comparable a las más conocidas catedrales de Florencia o Siena. A mi incluso me gustó más. Alrededor de la plaza se encuentran varios palacios que pudimos ver y la oficina de turismo, en el ayuntamiento. La propia persona que nos dio el plano de la ciudad nos invitó a subir a la primera planta del consistorio para ver el salón de plenos, ricamente adornado con frescos. También en los alrededores vimos la bonita iglesia de San Domenico. Desde aquí subimos a la Fortezza Medicea y a la muralla de la ciudad.
Entramos en la fortaleza Medicea, la típica fortaleza en estrella y pudimos caminar por las murallas para disfrutar de vistas amplias de la zona vieja. Desde allí nos dirigimos al rincón más bonito de Arezzo, la Piazza Grande. Es una preciosa plaza triangular rodeada de exquisitos edificios medievales y la impresionante iglesia de Santa María. Tuvimos mla a suerte porque habían levantado unas gradas en la plaza y estaban acondicionándola para un evento similar al Palio – todo el pueblo estaba lleno de las típicas banderas de los barrios -. Aun así la plaza rezuma encanto y armonía. Los diferentes edificios crean una estampa idílica de ciudad medieval. La iglesia de Santa María de la Pieve tiene su precioso ábside en la piazza Grande pero entramos a la misma por otra calle, la calle Corso Italia. Para llegar a ella, tuvimos que pasar por una callejuela muy pintoresca también: Via di Seteria. La fachada con sus columnas y los bajorrelieves y el campanario son preciosos. También entramos y nos llamó mucho la sobriedad del interior pero aun no teniendo una decoración tan profusa como otras iglesias que habíamos visto tenía mucho encanto. En la misma Corso Italia hay varias torres y palacetes, la parte adyacente a la iglesia de esta calle es muy bonita.
Y tras la visita a las principales atracciones estuvimos paseando por diferentes calles de la zona antigua descubriendo más iglesias, palacetes, torres y alguna puerta de entrada a las murallas. Además el pueblo estaba perfectamente engalanado con sus banderolas de los barrios en las diferentes callejuelas. También pudimos ver las ruinas del anfiteatro romano. Son bastante escasas, se aprecia la forma ovalada pero queda muy poquito del mismo. En definitiva, una ciudad muy agradable y con una de las plazas más bonitas de la Toscana.
Tras esta corta visita nos dirigimos a la casa natal de Miguel Angel, en Castello di Caprese. Se encuentra en las montañas del norte de Arezzo, en una zona muy boscosa y montañosa, en una ubicación bastante remota. El pueblo es muy pequeño y no tiene nada que ver así que fuimos directamente al museo-casa natal de miguel Ángel. En realidad es un recinto amurallado en el que hay varios edificios. Está la propia casa natal de Miguel Ángel, un palacio, y otras edificaciones. A lo largo de los jardines y en los edificios se pueden ver muestras del trabajo de Miguel Ángel y esculturas de otros artistas. El jardín con esculturas que ofrece vistas al valle es lo más bonito desde mi punto de vista, aunque las otras exposiciones y la información de los diferentes edificios también son muy interesantes. En conjunto creo que mereció la pena venir hasta aquí.
Seguimos carretera hasta Anghiari, otro precioso pueblo medieval. Aunque nos costó encontrarlo porque a diferencia de otros en Anghiari hay todo un desarrollo urbano más moderno rodeando la ciudad medieval y cuando llegamos por carretera a la parte superior no lo vimos a primera vista, pues la parte vieja se encuentra en la ladera de una montaña engullida por la parte más moderna. Una vez ubicados, nos dirigimos a la Plaza de Mercado, a la entrada de la ciudad amurallada. Esa plaza es muy bonita y está justo a l entrada del recinto amurallado. Desde allí hay vistas hacia la enorme cuesta y posterior recta que lleva hasta Sansepolcro. Entramos en las murallas y pasamos por una galería bajo el convento de Sant Agostino. En el pasadizo que lo atraviesa y va a parar a la parte exterior de la muralla hay varias recreaciones de carros de época, una pequeña prisión y hasta una cueva.
Tras pasar el convento llegamos a un parquecillo en una terraza sobre la ladera con fabulosas vistas del valle que se extiende a nuestros pies. Seguimos la muralla para llegar a otra de las puertas de la misma y seguimos nuestro recorrido por los jardines del Bastión del Vicario, un fabuloso mirador hoy ocupado por la terraza de un restaurante pero que se puede visitar libremente. En esa zona encontramos varios palacios y la iglesia della Badia en la plaza del Popolo. Es una zona de callejuelas, escaleras… realmente bonita. Recorrimos cada rincón porque merece mucho la pena, los pasadizos, las casas, lo arcos… todo el recinto medieval es impresionante. De aquí salimos a la plaza Mameli donde una escalera nos lleva a la parte superior del pueblo. Subiendo esta escalera se encuentra un pasaje que la cruza de edificio a edificio y es una de las fotos que más había visto de Anghiari en postales y folletos. Un lugar con mucho encanto. Así llegamos a la Torre del Campano, que no pudimos visitar, pero sin embargo las vistas desde su parte inferior ya son preciosas. El Palazzo Testi es otro de los edificios emblemáticos del pueblo con su entrada a través de un puentecillo y desde allí continuamos por la muralla explorando las callejuelas hasta llegar a la puerta por la que habíamos entrado en el recinto amurallado.
Tras la visita queríamos sacar una panorámica del pueblo y en la oficina de turismo nos indicaron que la mejor zona era la Vía Nova en el otro lado de la calle principal que desciende hasta Sansepolcro. La vista desde allí es realmente preciosa, se ve todo el casco antiguo y además no se ve nada de la ciudad moderna lo que hace que sea aún más bonito. Desde las escaleras del Teatro Comunale también hay una vista realmente preciosa. .Así pasamos por la Cappella Corsi y una galería que nos condujo de nuevo a la calle principal desde donde volvimos al coche. Anghiari es un pueblo precioso, su casco antiguo es de los más pintorescos que vimos, y también muy diferente a las típicas aldeas toscanas.
Y ya con el coche nos dirigimos a Sansepolcro, bajando por la calle Corso Giacomo Matteoti y después siguiendo una carretera recta hasta llegar a nuestro destino. Nada más terminar de bajar la larga cuesta, merece la pena parar y echar la vista atrás para ver una panorámica del casco antiguo de Anghiari. Sansepolcro es muy conocido por ser el lugar dónde nació uno de los grandes genios de la pintura: Piero della Francesca. Y la verdad es que a no ser que uno sea muy aficionado a la pintura la ciudad no aporta demasiado al visitante. Es una ciudad correcta con un centro agradable pero no tiene ni parte medieval ni una zona monumental muy importante. Así que estuvimos dando un paseo por sus principales calles, donde pudimos ver alguna iglesia, algunos palacios no demasiado llamativos y poco más. Entramos en la catedral, también bastante austera para lo que habíamos visto en otros lugares en días anteriores. Para los amantes de la pintura está el Museo Cívico, dónde están varios frescos del afamado pintor. Nosotros no lo visitamos. Ya que estábamos allí aprovechamos para cenar algo y seguir camino hasta nuestro alojamiento, cerca de Siena, que sería el objetivo del siguiente día.
DIA 8: Siena – Crete Senesi – Asciano – Serre de Rapollano
Madrugamos y nos dirigimos a Siena para no tener problemas de aparcamiento. Dejamos el coche en un parking en la parte baja de la muralla y accedimos a la zona amurallada mediante unas escaleras mecánicas junto a la Basílica de San Francesco. Se encuentra un tanto apartada del centro y por fuera no llama mucho la atención. En el interior pudimos ver alguna pintura pero estaba casi vacía al completo. Lo único que le daba un aire diferente eran las franjas blancas y negras de las paredes. Nos adentramos en el casco urbano por las calles con los altos edificios de ladrillo rojo y fuimos bajando hasta encontrarnos con la preciosa plaza Tolomei y después con la Loggia Della Mercanzia, con una entrada exquisitamente adornada tanto por estatuas como por los techos abovedados. Y justo al lado un callejón nos llevó a Il Campo, la espectacular plaza central de Siena. Nada más entrar en la plaza te quedas realmente sin palabras. Es simplemente espectacular.
La altísima torre del Mangia y la colección de edificios que rodean la plaza son de una belleza indescriptible. En la parte superior de la plaza hay una fuente ornamental – Fuente Gaia - con bastante decoración y desde allí la plaza desciende hasta el maravillo palacio Pubblico con su enorme torre. Esta plaza es para mí una de las más bonitas que he visto nunca, comparable a la de San Marcos en Venecia. Como era pronto y no habían empezado allegar los grupos de autobuses con turistas aprovechamos a sacar la entrada para subir a la torre. 400 escalones hasta la cima, pero las vistas bien merecieron el esfuerzo. Se ve no sólo toda la ciudad sino parte de la campiña toscana que se extiende especialmente pintoresca hacia el sur donde se extiende la región de Crete Senesi y el lejano valle de Orcia, las zonas más pintorescas de la Toscana. Tras bajar dela torre estuvimos disfrutando de la plaza, disfrutando de los diferentes edificios, los bares en sus soportales y la infinidad de detalles que esta maravillosa plaza puede ofrecer.
Seguidamente nos fuimos a la Piazza del Duomo, donde se empezaba a acumular la gente. Sacamos la entrada para visitar la catedral y el Campanile, bastante cara por cierto. La catedral por fuera es espectacular con sus características franjas blancas y negras. El interior de la catedral es una auténtica maravilla. No hay una esquina que no esté decorada por no hablar de las numerosas obras de arte que se exhiben en sus paredes, techos… es un verdadero museo y un lugar realmente bello. Las vistas desde el campanile también merecen mucho la pena aunque me gustaron más las de la torre del Mangia. No obstante el complejo de la catedral y el campanile son unas de las visitas obligadas en Siena.
Tras la catedral recorrimos la zona al sur de la misma paseando por diferentes calles. Aunque te encuentras algún rincón que merece la pena, los edificios son mucho más grandes que en cualquier pueblo de los que visitamos y no hay tantos rincones con encanto. Aun así de vez en cuando encontrábamos un sitio con vistas como en el espacio verde del Prato de Agostino, donde hay una buena vista hacia el casco y la torre del Mangia. Por el camino nos encontramos varias iglesias. Pasamos por delante del precioso Palacio que acoge la Academia de la Música y bajamos a la plaza del Mercado, donde una enorme cubierta protege a los comerciantes en días de mercado. Las vistas desde allí hacia la trasera del Campo son muy bonitas, ya que las fachadas coloridas de las casas apiñadas unas contra otras son muy pintorescas. Y en dirección contraria hacia el Orto dei Pecci también. Seguimos alejándonos del centro hacia la Basilica dei Servi, que también tenía lagunas preciosas capillas ornamentadas. A lo largo del paseo por esta zona vimos zonas con vistas hacia diferentes zonas de la ciudad y alguna otra iglesia menor.
Ayudados por el plano que habíamos recogido en la oficina de turismo callejeamos por varios barrios y llegamos a otro punto importante, la Basílica de San Doménico, que además de la propia iglesia destaca por tener un fantástico mirador sobre la ciudad. Muy cerca de allí la Piazza Salimbeni también tiene una bonita estatua y está flanquead a por palacetes. Seguimos hasta la plaza Provenzano con otra bonita iglesia. Dimos un último paseo por la zona norte, hacia la puerta Camollia – por cierto las puertas de la muralla de Siena no son nada espectaculares – y aprovechamos para comer algo antes de volver al aparcamiento.
Dejamos Siena y nos fuimos a disfrutar del paisaje de la Crete Senesi, una preciosa zona caracterizada por sus suaves colinas y bosques salpicados de pequeños pueblos y granjas. Recorrimos la carretera regional que une Taverne D'Arbia con Rapolano Terme y pasa por Asciano. La pena es que en verano los campos están sin cultivar y en lugar de las preciosas alfombras verdes que se ven en las fotos nosotros los vimos con la tierra desnuda. Aun así la belleza de esta zona es incuestionable. Nos desviamos en la Strada di Leonina para llegar al Site Transitoire, una escultura en un lugar muy pintoresco en los paisajes de las colinas de la Crete Senesi.
Se llega en coche y después hay que andar unos cientos de metros. Es un lugar para hacer fotos maravillosas. Se pueden ver muy bien los montículos desnudos que emergen del paisaje y varios lagos. Desde aquí seguimos la carretera hacia Asciano e hicimos numerosas paradas para fotografiar fantásticos enclaves con las granjas y las filas de cipreses. Así llegamos a Asciano donde hicimos una pequeña parada para ver el pueblo que más allá de la iglesia y la calle principal tampoco tiene demasiado.
Nos desviamos al sur de Asciano para ver el Agriturismo Baccoleno, uno de los alojamientos rurales de postal de la zona. Desde la carretera se aprecia el precioso edificio de piedra sobre una colina con todo el camino de acceso rodeado de cipreses.
Y finalmente acabamos el día en el pequeño pueblo de Serre di Rapolano. Tiene un casco antiguo muy pequeñito y compacto pero conserva una bonita iglesia, una puerta de entrada, preciosos callejones y un castillo que no se puede visitar. Recorrimos las pocas callejuelas del interior del recinto y disfrutamos de las vistas del valle desde un mirador a los pies de la zona vieja. Una breve visita para terminar el día con un buen sabor de boca de este maravilloso día.
DATOS PRÁCTICOS:
Transporte: aunque las principales ciudades y algunos pueblos están conectados por autobús la mejor forma de moverse es en coche. La gasolina está bastante más cara que en España y en esta zona no hay autopistas de peaje.
Alojamiento: la oferta es realmente abundante en toda la zona. Nosotros usamos algún agroturismo – hoteles rurales – y también casas de particulares vía airbnb o similares.
Comida: comer fuera de casa en Italia es bastante barato. En cualquier sitio puedes encontrar algún menú, una pizza o cualquier cosa para comer. Comer de picnic es complicado si no llevas tu propia infraestructura porque apenas vimos zonas habilitadas con mesas y bancos.
Puntos de interés: