La Provenza francesa (II)

Seguimos recorriendo la Provenza, y os contamos la segunda parte de nuestro viaje, que comenzamos aquí. Nos centramos en la parte este de esta fantástica región donde encontramos preciosos pueblos como Lourmarin o  Roussillon y también las estampas más típicas de  la Provenza con sus infinitos campos de lavanda en torno a Sault o Velensole. Y a pesar de que viajamos en verano y no los podemos disfrutar en todo su esplendor los paisajes son fantásticos, el aroma a lavanda inunda los campos y encontramos lugares fantásticos recorriendo los rincones de la región.

DÍA 7: Lourmarin – Cadenet - Cucuron – Ansouis – Aix en Provence

Empezamos el día en el precioso pueblo de Lourmarin, otro de los "más bellos pueblos de Francia". Dejamos el coche junto al castillo en las afueras. Y lo primero que hicimos fue visitarlo. La verdad es que no es un castillo especialmente llamativo ya que más bien parece un palacete con unas murallas. La visita guiada fue interesante por las explicaciones del guía – en inglés – pero el recinto en sí mismo no ofrece demasiado al visitante. Los muebles son escasos y las estancias no son demasiado llamativas. Tras la visita al castillo nos dedicamos a recorrer el pueblo, que aun no siendo muy grande nos encantó. Es un  pueblo sacado de una película. Paseamos por las calles del centro repletas de comercios delicadamente decorados, cafés con sus coquetas terrazas…. un verdadero retrato de la Provenza más auténtica.  Paseamos por las calles estrechas y sinuosas de su centro y disfrutamos de las preciosas casitas de piedra con sus contraventanas en colores pastel. Pasamos por dos iglesias interesantes en el centro del pueblo, una católica y otra protestante. El pueblo que no es muy grande lo recorrimos bastante rápido y regresamos al coche para seguir hacia Cadenet.

Castillo de Lourmarin, Provenza, Francia
                                                                                                                                Castillo de Lourmarin

Cadenet no es un pueblo excesivamente pintoresco aunque sí que vimos algunas callejuelas típicas bastante interesantes, con sus casas de piedra, bonitas fuentes y algún lavadero. Lo que más nos gustó fue sin embargo el castillo, unas ruinas en realidad, desde donde hay preciosas vistas del pueblo y alguna vivienda troglodita. El lugar del castillo, en un pequeño promontorio sobre el pueblo es ideal para darse un paseo y disfrutar del panorama. Es o que realmente vale la pena de este pueblo.   Así tras la visita al castillo nos desplazamos a Cucuron, un pueblo provenzal fortificado tradicional muy atractivo. Además el paisaje de los alrededores es el excepcional paisaje del Luberon, y el pueblo se encuentra debajo de los restos de un castillo. No obstante, de camino pasamos por Vaugines, donde de pasada vimos una preciosa capilla que según nos informaron había salido  en alguna película famosa francesa. Desde luego era un  lugar muy pintoresco. Ya en Cucuron entramos en el pueblo por una de las puertas de entrada a través de las murallas. Hay dos torres en el pueblo, que pudimos visitar y aunque realmente en sí no son muy bonitas ofrecen buenas vistas del conjunto de las casas del pueblo. Justo debajo de una de las torres, la Tour Sus-Pous, vimos un antiguo nevero, un edificio de piedra en parte subterráneo. Las callejuelas del centro en torno a la plaza principal del pueblo pudimos ver las casas provenzales típicas. También vimos la torre del reloj coronada por una bonita campana, la iglesia de Notre-Dame-de-Beaulieu y un par de capillas pequeñas. Paseando por las callejuelas vimos algún antiguo lavadero y otros detalles esparcidos por los edificios. El paseo por el centro fue realmente interesante. Tras recorrer las calles principales en torno al eje formado por las dos torres encontramos una plaza formada por un estanque rectangular y rodeada de animadas terrazas. Es un lugar curioso donde paramos a comer algo antes de seguir el viaje.

Tejados de Cucuron, Provenza, Francia
                                                                                                                                   Tejados de Cucuron

Ya por la tarde paramos en Ansouis, un típico y bonito pueblo provenzal, situado en una pequeña colina con sus casas medievales desparramándose por sus laderas. . Ansouis se extiende por la ladera de una colina, con un bonito castillo arriba y árboles y jardines entre las calles. El pueblo de Ansouis es típico de los de la región, con casas medievales pintorescas en antiguas calles muy tranquilas. Estuvimo callejeando un poco para disfrutar de las calles y la tranquilidad del pueblo, al que llegamos por una carretera jalonada de cipreses al más puro estilo toscano. Fuimos ascendiendo por las callejuelas y vimos la bonita iglesia con su curioso campanario hasta llegar a la zona alta del pueblo donde se encuentra el castillo. Además del propio edificio que no visitamos por dentro las vistas desde la zona alta son preciosas. Ansouis es uno de los pueblos con más encanto de la zona y además está  fuera de los circuitos turísticos por lo que pudimos disfrutarlo en casi total soledad, empapándonos de la tranquilidad de sus calles, plazas y casas. Tampoco encontramos aquí las típicas tiendas de souvenirs y ni siquiera los cafés y terrazas típicos de otros pueblos. Con el tiempo maravilloso que hacía disfrutamos del pueblo y sus vistas hacia la campiña y deshicimos e camino hasta el aparcamiento. Desde allí se ve la silueta del castillo – otro palacio más que un castillo realmente -.

Plaza de Aix-en-Provence, Provenza, Francia
                                                                                                                         Plaza de Aix-en-Provence

Y para terminar un día bastante completo nos desplazamos a nuestro último destino del día, una de las ciudades más importantes de la Provenza: Aix-en-Provence, la antigua capital de  la región. Aix-en-Provence es una ciudad con mucho ambiente en sus agradables plazas llenas de cafeterías, amplias avenidas con árboles antiguos, y un centro histórico bastante amplio compuesto por casas históricas realmente elegantes y atractivas. Dejamos el coche en los alrededores de Cours Mirabeau, una amplia calle está llena de grandes casas y muy conocida por sus espectaculares fuentes ornamentales. La Rotunde (en medio de una rotonda) es la más grande, con leones alrededor de la base y estatuas más arriba; la fuente de Neuf canons; la fuente de musgo, llamada así porque está cubierto de musgo; y la Fuente del Rey René son otras de las que pudimos ver. En otras partes del centro vimos muchas más fuentes. No en vano Aix ha sido llamada la ciudad de las mil fuentes. En torno a Cours Mirabeau encontramos la zona histórica alrededor del ayuntamiento y la catedral, y al sur de Cours Mirabeau alrededor de la Place des Quatre Dauphins y su fuente. Estuvimos paseando por el animado casco histórico donde encontramos muchísimos lugares pintorescos y las típicas casas de persianas gises y de color pastel. También hay un gran número de bonitas plazas. Aix es el prototipo de ciudad provenzal en  contraposición a los pequeños pueblos que habíamos estado viendo anteriormente. Como ciudad fue sin duda a que más nos gustó.

Pudimos visitar la catedral de Saint Sauveur que alberga el tríptico de la zarza ardiente. El Ayuntamiento es un edificio adornado con una fachada de estilo italiano. La iglesia de la Madeleine en la céntrica plaza des Prêcheurs, está decorada con precios pinturas. Y también vimos una impresionante torre del reloj cerca del ayuntamiento, uno delos edificios más emblemáticos de la ciudad. Los Tribunales de Justicia y del mercado de grano tradicional (Halle aux Grains) en la Place Albertas son otros dos bonitos edificios. El muy bonito Pavillon de Vendôme es una gran casa con un bonito jardín en la parte delantera que pudimos ver en la zona noreste del centro y que tal vez es el mejor edificio de la ciudad. Cenamos algo  en un restaurante de la zona vieja y nos retiramos a nuestro hotel.

 

DÍA 8: Aix-en-Provence – Pertuis – Saignon – Apt – Fort de Buoux

Tras desayunar en el hotel seguimos la visita a Aix que habíamos iniciado el día anterior. Visitamos el taller de Cézanne, al norte de la catedral y que se ha conservado tal como estaba en su época.  El cercano parque Los Pintores (Terrain des Peintres) es el lugar donde el propio Cézanne venía a pintar el paisaje de los alrededores y las vistas sobre el Mont Sainte-Victoire. También en esta parte de la ciudad vimos los baños romanos, las Thermes Sextius. Ahora hay un moderno centro de spa pero entrando en el edificio  pudimos ver parte de las termas romanas originales-. Dimos un paseo por el centro de nuevo y a la luz del día descubrimos nuevos detalles como un lavadero tradicional, puertas  y ornamentaciones de piedra curiosas a lo largo de las calles de la zona vieja. Aprovechamos para visitar el mercado de la ciudad, uno de los más importantes de Provenza. En el propio Cours Mirabeau, vimos un Mercado de ropa pero siguiendo hacia Place Verdun vimos lo más interesante con una importante oferta de artesanías, segunda mano y también frutas, verduras, y por supuesto lavanda y flores. Todo con mucho  ambiente y por supuesto no pudimos pasar sin comprar algo. Desde luego la parte peatonal de la ciudad invita al paseo. Las calles con sus casas de piedra de mediana altura y las contraventanas pintadas de color pastel son realmente encantadoras, sin ruido de tráfico, con tiendas cuidadas y preciosos escaparates. Aunque Aix no sea una ciudad con grandes monumentos si que alberga numerosos rincones encantadores.

Torre del reloj en Aix, Francia, Provenza
                                                                                                                                  Torre del reloj en Aix

Dejamos Aix tras comer y nos dirigimos a Pertuis, un pueblo grande que es una versión menor de Aix, aunque sin el encanto de éste. Paseamos por el centro donde hay numerosas tiendas y bastante bullicio. Recorrimos las calles estrechas de la parte vieja, con sus arcos abovedados y muchas fuentes, algunas muy antiguas pero sin la grandiosidad de las de Aix. En la oficina de turismo recogimos un pequeño plano donde nos indicaron los principales puntos de interés, como una torre medieval, ahora usada como campanario, partes de la muralla defensiva de la ciudad, restos de un castillo y un campanario con una torre del reloj. La oficina de turismo está ubicada en un bonito castillo también. En la misma plaza de la oficina de turismo vimos la Eglise Saint-Nicolas. La plaza central Jean-Jaurès constituye el corazón del pueblo, con sus numerosas terrazas de café. Dimos un rápido paseo por el pueblo y seguimos nuestra ruta.

Saignon fue la siguiente parada. Según nos acercamos al pueblo nos encantó la estampa de las casitas apiñadas en una ladera bajo dos prominencias rocosas. La vista desde la carretera de acceso es preciosa. Aparcamos el coche y paseamos por las callejuelas medievales, no demasiado cuidadas. Sin embargo encontramos algunos rincones preciosos, como la plaza principal, donde una fuente monumental junto con las casas que la rodean, en especial una cubierta de enredaderas, forman una estampa preciosa. Tras pasar por algunas callejuelas y algunos arcos llegamos a la parte más interesante de Saignos: la subida al mirador situado en uno de los espolones rocosos sobre el pueblo. Se accede por una escalinata a la parte superior y allí toda la superficie hace de mirador, una zona alargada con unas vistas maravillosas de toda esta parte de la Provenza.  Recorrimos todas las esquinas de esta fabulosa terraza panorámica y tras disfrutar de las vistas deshicimos el camino hacia el coche.

Saignon, Provenza, Francia
                                                                                                                                                       Saignon

Paramos a continuación en Apt, un pueblo ya de ciertas dimensiones y con algunas visitas de interés aunque no fue desde luego de los más destacado de nuestra ruta. Apt es una ciudad antigua, con una plaza mayor adornada con fuentes y la Cathédrale Ste-Anne, de origen medieval. El interior de la catedral está muy bien decorado. Justo al lado de la catedral hay una torre de reloj muy pintoresca. Seguimos el paseo por el casco antiguo y tras callejear un poco llegamos a la puerta Porte de Saignon. En el lado izquierdo vimos una plaza rectangular que termina con una fuente con una estatua de San Pedro sosteniendo las llaves del cielo. A lo largo de nuestro recorrido vimos algunas plazas encantadoras con sus cafés y terrazas y también los espacios habilitados para el juego de la petanca, muy típico de la región. Este día nos alojamos aquí mismo en Apt.

DÍA 9: Fort de Buoux - Roussillon – Saint Saturnine – Colorado Rustrel – Oppedete

Nos levantamos y nos dirigimos a visitar las ruinas del Fort de Buoux. En el corazón del parque natural del Luberon, en un afloramiento rocoso, encontramos las ruinas de esta antigua construcción defensiva, en un emplazamiento natural privilegiado. Hay que pagar una entrada para visitar el recinto y es una visita muy recomendable. Recorrimos las ruinas y pudimos ver tumbas paleocristianas, viviendas trogloditas, los restos de la fortaleza medieval, las murallas, y una impresionante escalera excavada en el acantilado. Todo el conjunto está rodeado por naturaleza exuberante y las vistas desde las ruinas son también muy bonitas.

Tras la visita seguimos hacia otro de los pueblos más conocidos de la Provenza: Roussillon. Y es que además de ser uno delos pueblos más bonitos de Francia junto al propio pueblo hay un paraje singular con paisajes de ocre que también pudimos visitar. Aquí encontramos muchísima gente y tuvimos que dejar el coche en un amplio parking de pago en las afueras del pueblo. El pueblo tiene muchas casas hermosas. Es un pequeño y encantador pueblo provenzal  con sus típicas plazas sombreadas, maravillosos detalles arquitectónicos, las típicas persianas ... en resumen, la perfecta estampa de un pueblo típico provenzal. Estuvimos paseando por las calles que suben por el pueblo, e hicimos numerosos desvíos a lo largo de las callejuelas para visitar pequeñas plazas y rincones escondidos. Hacia la parte superior de Roussillon llegamos a la Iglesia de Saint-Michel y un precioso mirador con vistas de largo alcance en todas las direcciones sobre la preciosa Provenza. Entre los muchos rincones encantadores en el pueblo, me quedaría con algunas de sus plazas y la torre del reloj con sus campanas y relojes de sol antiguos.

Calle de Roussillon, Francia, Provenza
                                                                                                                                     Calle de Roussillon

Tras la visita al pueblo en sí volvimos hasta el parking y entramos justo al lado– pagando entrada – en el paraje natural de las antiguas minas de ocre. A lo largo del precioso recorrido, la gama de colores en las rocas blanco-naranja-rojo es extraordinaria, y las formaciones rocosas de formas realmente curiosas agregan más encanto aún al espectáculo natural. Se trata de un fascinante paisaje. El color de las rocas en las minas refleja los colores de las casas del pueblo. Este color da a Roussillon un atractivo único muy diferente a los otros pueblos de la región. Hicimos el recorrido a pie que nos llevó menos de una hora y es realmente imprescindible. El sendero discurre por un bosque y sobre todo el primer claro que encontramos es un paraje impresionante que me recordó mucho a los paisajes del oeste americano en parques como Capitol Reef o Bryce.

Ruta de los ocres en Roussillon, Francia, Provenza
                                                                                                               Ruta de los ocres en Roussillon

El siguiente pueblo Saint Saturnine Les Apt a primera vista no nos pareció gran cosa pero sin embargo una vez nos bajamos del coche y lo recorrimos descubrimos que era una verdadera joya. Este pueblo medieval, está construido sobre un promontorio rocoso y ofrece excepcionales vistas panorámicas sobre el parque natural del Luberon, una zona verde con abundante vegetación. Dejamos el coche en el pueblo y pasamos por las dos puertas  de  entrada de la ciudad y tras ver la iglesia, el lavadero y las callejuelas del centro, muy cuidadas pero no especialmente interesantes, encontramos la subida al castillo, el verdadero punto de interés del pueblo. 

En la subida al castillo a lo largo de las calles empedradas, descubrimos las ruinas de la primitiva aldea rodeada de murallas, la capilla del castillo y el propio castillo. Pudimos ver su exterior, las murallas y los miradores de manera gratuita. Las vistas sobre  los alrededores son preciosas y justo bajo el castillo en el otro lado del pueblo hay una presa para garantizar el suministro de agua para la población. Bajamos por la cresta sobre la que se asienta el castillo en la otra dirección disfrutando de las vistas y bajamos hasta la iglesia. Un poco más allá encontramos un pintoresco molino de viento y una torre circular justo a las afueras del pueblo. Regresamos hasta donde habíamos dejado el coche atravesando el pueblo por su calle principal. En este caso concreto merece más la pena la zona del castillo y su zona natural adyacente que el propio pueblo. Además las vistas desde lo alto son realmente preciosas, de las mejores de las que vimos en los pequeños pueblos de la Provenza.

Vista desde el castillo de Saturnine-les-Apt, Provenza, Francia
                                                                                            Vista desde el castillo de Saturnine-les-Apt

Cogimos el coche y nos fuimos a descubrir otro lugar de gran interés, el paraje conocido como Colorado de Rustrel, otra zona natural similar a la que habíamos visitado en Roussillon basada en los tonos ocres de  la tierra, pero mucha más grande. Aparcamos en un amplio parking e hicimos un circuito de algo menos de dos horas por el lugar. Hay varios itinerarios señalizados y nosotros elegimos el más completo, aunque la verdad es que la parte más atractiva se encuentra al principio y es un amplio espacio donde hay diferentes formaciones de arenisca en tonos de ocres realmente espectaculares. Es una zona bastante amplia comparada con la de Roussillon y nos hartamos a hacer fotos. Se puede subir fácilmente a algunas de las formaciones rocosas y las vistas desde allí son espectaculares. Seguimos el recorrido, principalmente por el interior del bosque, hacia otras formaciones menores, algunas de ellas pintorescas pero de mucha menos entidad que las que habíamos visto en el anfiteatro principal.

Colorado de Rustrel, Francia, Provenza
                                                                                                                                   Colorado de Rustrel

La última parada del día fue Oppedette. El pequeño pueblo de Oppedette es un muy agradable pueblo tradicional, nada preparado para el turismo. El pueblo se encuentra en lo alto de una colina rocosa, y consiste en un par de calles y estrechos callejones serpenteantes entre las casas de piedra, que pasan por la pequeña Iglesia de Saint-Didier y algunos otros elementos de menor de interés a lo largo del camino. Dimos un paseo muy rápido por el pueblo y nos dirigimos a la principal atracción que hay aquí, que son las gargantas de Oppedette y el entorno paisajístico que rodea el pueblo. El río Calavon ha labrado una impresionante serie de barrancos próximos al pueblo, con un cañón principal de alrededor de 2,5 kilómetros de largo y hasta 150 metros de profundidad. Recorrimos un camino muy agradable desde el pueblo hasta llegar a un mirador que se asoma a las gargantas, y nos ofreció una impresionante vista. Seguimos un sendero por la parte superior de las gargantas, con numerosos puntos en que las vistas son impresionantes. Nos llevó un poco más de dos horas y se inicia en el mirador antes mencionado. Es sin duda otro de los atractivos naturales más destacados de la Provenza, que no dejó de sorprendernos por la cantidad y lo variado de sus recursos paisajísticos. Y tras la pequeña caminata nos desplazamos a nuestro alojamiento en un pueblo cercano.

DÍA 10: Simiane la Rotonde-Gorges de la Nesque – Monieux – Sault – Aurel – Montbrun

Para empezar el nuevo día hicimos una pequeña parada en el pequeño pero encantador pueblo de Simiane- La- Rotonde. Aparcamos en la parte alta junto a la torre que se conserva del antiguo castillo. Allí mismo está la pequeña oficina de turismo y la entrada al castillo, o más bien lo que queda de él. Una torre circular muy curiosa y una terraza adyacente. Entramos a ver la torre, que tiene un singular interior abovedado circular. Y después fuimos descendiendo por las callejuelas del pueblo, realmente preciosas, descubriendo los rincones que nos ofreció el pueblo como la iglesia o el antiguo mercado cubierto. Es un pueblo también alejado de los circuitos turísticos y con mucho encanto. Mientras caminamos por las calles, encontramos hermosas fachadas, puertas y marcos de ventanas trabajados en piedra y desde los jardines y terrazas a los lados de las calles se extendía la vista por los campos de lavanda. Una casa que separa varios callejones empedrados frente a la iglesia es uno de los rincones con más encanto del pueblo. Una lástima que en la época en la que visitamos la Provenza, en agosto, la lavanda ya estaba recogida y solo pudimos ver algún pequeño campo que aún mantenía la característica flor azulada. No obstante el olor a lavanda impregna los campos y pueblos de esta zona, y es una gozada conducir con la ventanilla bajada o caminar por el campo absorbiendo el profundo aroma de la lavanda.

Simiane-la-Rotonde, Francia, Provenza
                                                                                                                                     Simiane-la-Rotonde

Tras la visita nos adentramos en las Gorges de la Nesque, otras de las gargantas de esta zona de la alta Provenza. Desgraciadamente los senderos de las gargantas estaban cortados porque hacía viento y debido a la sequía del verano el riesgo de incendios era alto. Así que nos tuvimos que conformar con recorrer las gargantas en coche e ir parando en los diferentes miradores habilitados o improvisados. La carretera va ascendiendo lentamente siguiendo el curso del río y la parte más espectacular y pintoresca es el tramo de 23 km entre Villes sur Auzon y el mirador de Castellaras. La carretera aunque bien mantenida es muy estrecha y te separa del borde de la garganta solo un pequeño murete en muchos tramos. Además hay varios túneles en la propia roca por los que solo entra un vehículo así que hay que conducir con mucho cuidado. En algunos lugares el barranco tiene unos 400 metros de profundidad. Fuimos parando en distintos lugares a lo largo del recorrido para sacar fotos y finalmente llegamos al mirador de Castellaras , a tres kilómetros de Monieux. Éste es el mirador más espectacular de las gargantas. Frente a la terraza del mirador se encuentra el Rocher du Cire , una magnífica formación rocosa realmente espectacular. Mientras paseamos por las terrazas del mirador un jabalí se acercó por allí y estuvo tranquilamente paseando entre los que allí nos encontrábamos disfrutando del maravilloso paraje natural.

Gorges de la Nesque, Francia, Provenza
                                                                                                                                  Gorges de la Nesque

Tras las gargantas paramos en Monieux. No es un pueblo espectacular, pero es un pequeño pueblo medieval muy agradable, con una calle principal rodeada de casas de piedra preciosas donde se cobijan algunas galerías de arte, una pequeña iglesia y la oficina de turismo. También visitamos de pasada el museo de la trufa, un tesoro de la zona que pudimos conocer más de cerca en una modesta exposición. El entorno natural del pueblo, ya fuera de la zona de las gargantas, es realmente precioso. Y desde aquí seguimos la carretera hacia Sault. Aquí ya empiezan a abundar los campos de  lavanda y fue donde encontramos algunos reductos que todavía no habían sido recolectados. Desde luego ver esto en época de floración tiene que ser espectacular. Y como comentaba antes a pesar de que los campos ya habían sido recolectados el aroma a lavanda lo inunda todo. Y así llegamos a Sault, uno de los pueblos más importantes de la Alta Provenza, en las faldas del Mont Ventoux. Sault es un antiguo pueblo fortificado encaramado en un promontorio  con vistas a la planicie de los campos de lavanda. Un largo puente en la carretera con numerosos arcos cruza el pequeño arroyo de La Croc bajo el extremo sureste del promontorio.

Campos alrededor de Sault, Provenza, Francia
                                                                                                                        Campos alrededor de Sault

Dejamos el coche en un amplio aparcamiento y fuimos hacia el centro donde había un animado mercado con todo tipo de productos. Sault es un pueblo muy atractivo tanto por el centro histórico como por la belleza de los paisajes de los alrededores. Entre las calles y plazas del centro encontramos algunas casas de piedra muy bonitas, con las puertas y ventanas decoradas y  sus balcones típicos en los primeros pisos. Unas grandes torres redondas en el centro del pueblo son lo que quedan de un antiguo castillo. Vimos la iglesia de Notre-Dame-de-la-Tour y la capilla contigua de los Penitents Blancs. Tras un paseo por el pueblo compramos algo en el mercado que ya estaba recogiendo y nos fuimos a comer algo antes de seguir. Seguimos hasta el cercano pueblo de Aurel donde hicimos una breve parada. Es un pequeño pueblecito muy agradable con un par de callejuelas con las típicas casas de piedra y una iglesia bastante bonita en la parte superior. En definitiva otro precioso ejemplo de pueblo provenzal. No nos entretuvimos mucho y seguimos hasta Montbrun-les-bains.

Montbrun-les-Bains, Provenza, Francia
                                                                                                                                    Montbrun-les-Bains

Nos encontramos con otro delos pueblos más bonitos de Francia, con una estampa de postal con sus casitas desparramándose sobre una ladera en una zona de rica vegetación. Además los restos del castillo coronan el pueblo. Aparcamos en la parte inferior de la colina, la parte nueva del pueblo, y desde allí tomamos una calle en ascenso hasta la parte antigua. Según fuimos ascendiendo íbamos ganando vistas sobre los alrededores. Nos adentramos en las callejuelas del pueblo y pasamos por un par de terrazas en sendas pazas con más vistas sobre el valle y donde encontramos bares y alguna tienda muy coqueta. También pasamos por la Porte de l'Horloge coronada por un campanario, que marca la entrada al antiguo asentamiento medieval. Esta puerta era parte de un sistema defensivo, pero solo quedan del mismo una torre y un tramo de muro de color ocre. Al pie de la puerta hay una magnífica fuente redonda. Mientras caminamos por las callejuelas  admiramos las antiguas casas de color rojizo, apoyadas algunas de ellas sobre la roca viva o por enormes arcadas, construidas una casi encima de la otra. Aunque el pueblo y los restos del castillo son realmente pintorescos la estampa del pueblo desde la carretera es realmente espectacular. Los restos del castillo están compuestos en realidad por dos o tres torres redondas almenadas, agrietadas, pero que al ser privadas no se pueden visitar.

Dejamos Montbrun para visitar una pequeña aldea en las cercanías, Reilhanette. La vista de los restos del castillo sobre las pocas casas del pueblo según nos acercamos también era preciosa. Directamente subimos hasta las ruinas del castillo, a las que se puede acceder libremente y desde las terrazas de las ruinas observamos unas preciosas vistas del entorno y hacia Montbrun. El pueblecito no ofrecía mucho más así que volvimos al coche. Y tras las visitas volvimos a Sault donde nos alojamos esa noche. Cenamos algo y disfrutamos del atardecer desde una fantástica terraza del pueblo sobre el acantilado.

 DÍA 11: Mont Ventoux  -Brantes – Aulan - Serres – Gorges de la Meouge

Comenzamos el día e iniciamos la subida al Mont Ventoux, una de las mecas del ciclismo en Francia. A lo largo de las largas rampas de ascenso encontramos muchísimos ciclistas. La mayor parte del ascenso discurre por el interior del bosque hasta que salimos al tramo final donde se abre la roca desnuda que desde lejos da ese color blanco tan característico a la cima. Paramos en un mirador en la zona boscosa pero la zona más interesante es la final. Allí una vez se inicia la parte rocosa hicimos varias paradas para disfrutar de las vistas. No pudimos parar en la propia cima porque no había literalmente sitio para dejar el coche así que seguimos el descenso por la otra vertiente y aparcamos en la zona del observatorio, donde hay un amplio espacio para dejar el coche. Desde allí las vistas son preciosas y seguimos un sendero muy sencillo por el roquedo hasta la cima. Poco antes de llegar se pasa por una preciosa capilla donde había diferentes puestos con productos típicos, muchísimos ciclistas y vistas maravillosas en todas direcciones.

Mont Ventoux en la Provenza, Francia
                                                                                                                                               Mont Ventoux

Descendimos por la carretera hacia el oeste y desde el acceso a la estación de esquí de Mont Serein las vistas de la cima del Ventoux con las laderas verdes es también preciosa. Descendimos hasta el valle y fuimos rodeando el macizo del Ventoux por la vertiente norte. La carretera es preciosa y discurre por un paisaje espectacular. Fuimos disfrutando del recorrido en carretera con vistas a la característica cima del Ventoux con su antena. Así llegamos al pequeño pueblecito de montaña de Brantes. Accedimos al mismo mediante una carretera en ascenso por las laderas dela montaña y dejamos el coche a la entrada del pueblo. La vista desde la carretera al pueblo encaramado sobre la empinada ladera,  sobre el valle de Toulourenc, es espectacular. En el pueblo, mucho más rústico y diferente de los típicos pueblos provenzales, recorrimos el laberinto de callejuelas, arcos y antiguas casas de piedra que se amontonan alrededor del castillo. Aparte de algún taller de cerámica y artesanía no se veía mucha actividad. Desde varias terrazas que se abren al valle las vistas sobre el macizo del Ventoux y el valle es espectacular, ya que la ladera sobre la que se asienta Brantes es muy vertical.  El paisaje es magnífico, ya que la naturaleza es bastante exuberante.

Brantes, Francia, Provenza
                                                                                                                                                         Brantes

Hoy nos tocaba hacer algo más de recorrido por carretera ya que nuestro siguiente destino tampoco estaba cerca: Aulan. En realidad es un precioso castillo encajado en el fondo de un valle al que se accede por una carretera muy estrecha. Originalmente, estaba rodeado por un pueblo que ahora está en ruinas. El edificio es precioso por fuera y está situado  en un maravilloso enclave en el frondoso desfiladero de Toularenc. Hicimos una visita guiada y  el interior contiene bastantes muebles históricos. Paseamos por varias estancias y también por las murallas que ofrecen preciosas vistas del entorno. El castillo está aislado en un área muy natural, y está impregnado de una atmósfera medieval fascinante. A sus pies hay una pequeña iglesia románica con un bonito altar. La verdad es que si no se va a hacer la visita guiada no merece la pena llegar hasta aquí porque la ubicación es un tanto remota y aparte del castillo poco más se puede ver en los alrededores salvo el bonito paisaje.

Desde el castillo seguimos otro buen tramo de carretera hasta llegar a Serres. Serres es un pintoresco pueblo situado bajo una colina en forma de espina rocosa en un meandro del río Buëch. Visitamos la parte antigua y recorrimos algunas callejuelas y pasadizos abovedados, y algunas de las casas que datan de la época medieval. El casco antiguo se encuentra situado por debajo del afloramiento rocoso conocido como "El Pignolette". Esto se aprecia mejor desde el otro lado del puente a donde cruzamos para hacer la foto de rigor, la más conocida del pueblo. Subimos por un sendero de la ladera opuesta al casco  urbano y la vista es realmente impresionante, con el espolón rocoso, y el meandro del río que abraza la ciudad. También desde detrás del casco urbano en la otra orilla del río subimos un poco hasta la capilla de Bonsecours donde una mesa de orientación nos ofrece una fantástica panorámica de todo el valle.

Serres, Provenza, Francia
                                                                                                                                                            Serres

Salimos del pueblo con destino a otro hito natural de esta zona, las gorges de la Meouge, un largo desfiladero tallado por el Méouge. La garganta de color lima tiene formas salvajes, pequeñas playas de arena, enormes piedras pulidas, pozos de agua y cascadas. Las recorrimos en coche e hicimos varias paradas para ver los lugares más emblemáticos a lo  largo de la carretea D942, una ruta pintoresca y estrecha que sigue el curso del río. El puente medieval de Châteauneuf-de-Chabre es uno de los lugares más interesantes, de hecho está clasificado como monumento histórico.

Gorges de la Meouge, Francia, Provenza
                                                                                                                                Gorges de la Meouge

Hicimos un camino fácil (1 hora más o menos), que pasa por la parte más pintoresca de las gargantas. Saliendo desde el Puente Romano de Châteauneuf-de-Chabre, caminamos por el sendero de la izquierda a lo largo de la pared de piedra. Después del puente romano, que ofrece una hermosa vista sobre el río seguimos en dirección a Saint-Pierre-Havez. El sendero sigue el río por una repisa elevada, salva el "Banc du Bouc" (Banco de la Cabra) y llega a una zona de picnic. Otra de las paradas interesantes fue en la que encontramos los restos de un molino. En cualquier caso todo el recorrido es precioso con paisajes naturales impresionantes. Y así terminamos un nuevo día.

DÍA 12: Sisteron – Sommet de Lure – Digne Les Bains - Lurs – Forqualquier

Sisteron, que fue nuestra primera parada, es un pueblo coronado por una espectacular fortaleza. Aparcamos en la parte inferior del pueblo donde hay una piscina natural fantástica en un área de esparcimiento junto al río. Sisteron está a orillas del río Durance, al pie de una gran montaña abrupta que está prácticamente en el centro del pueblo llamada la Roca de la Baume - y por debajo de una gran ciudadela.

La ciudadela está en la ladera rocosa en el extremo este de la ciudad y es la gran atracción. La visitamos y dentro de la ciudadela también se puede ver la capilla de Notre-Dame du Chateau, una exposición de pinturas de Paul Maudonnet y una película que explica la historia de la misma. Además está muy adecuada para visitas con niños con unos personajes que ofrecen explicaciones sobre lo que se está viendo. Por debajo de la ciudadela también se puede ver extensas murallas defensivas, incluyendo varias torres medievales. Pasamos por espléndidos miradores en la muralla superior, mientras que muy por debajo un pasaje subterráneo nos llevó tras bajar infinidad de escalones hasta otro mirador más bajo. Tras la visita a la ciudadela, recorrimos el casco antiguo, formado por calles estrechas bordeadas de casas antiguas, y con una gran cantidad de fuentes. Hay tres torres enormes, que pertenecían a las murallas. Junto a ellas se encuentra la Catedral de Notre-Dame-des Pommiers, y desde allí llegamos a Plaza del Reloj, con una bonita torre del reloj.

Sisteron, Francia, Provenza
                                                                                                                                                         Sisteron

Desde Sisteron  nos desplazamos a otra bella montaña de la zona, Sommet de Lure, otro excepcional mirador sobre la región. Menos espectacular que el Mont Ventoux sin embargo las vistas desde la zona de la cima son preciosas. Se trata de una cima ocupada por una antena y en un entorno menos rocoso que el Ventoux. Aparcamos el coche en un aparcamiento habilitado y subimos caminando hasta la cima y nos desplazamos por la  zona hasta varias zonas en las que las vistas se abrían en diferentes direcciones. Caminar por la cresta de la cima es una gozada, por una zona prácticamente llana, con amplias vistas, cubierta de verde…. Un verdadero relax después de tantas visitas a pueblos y lugares culturales de la Provenza.

Sommet de Lure, Francia, Provenza
                                                                                                                                          Sommet de Lure

Bajamos de la montaña y nos dirigimos a Digne-les-Bains. En los alrededores en una zona más montañosa que el sur de la Provenza encontramos  muchos campos de lavanda. Digne es una ciudad de tamaño pequeño y lo realmente interesante es su antiguo casco medieval, así que allí no dirigimos tras aparcar. El monumento más importante de Digne-les-Bains es la catedral de Notre-Dame-du-Bourg. La ciudad cuenta además con una segunda catedral, la Catedral de Saint-Jerome, de estilo gótico. Paseando por el centro histórico también pudimos ver restos de las antiguas fortificaciones. Digne es además un centro termal importante por lo que pudimos ver varios establecimientos dedicados a este fin. Digne es un pueblo agradable aunque sin grandes atracciones. También es centro de muchas actividades deportivas y al estar rodeado de montañas hay muchas excursiones que se pueden hacer en los alrededores, aunque eso lo tendremos que dejar para otra ocasión, pues ya íbamos acabando  el viaje. De camino a Lurs pasamos por Les Mees, un pueblo donde había una espectacular formación rocosa que se veía desde el otro lado del río, formada por una serie de picos dentados realmente llamativos.

Seguimos hasta Lurs, otro bonito pueblo situado en una colina con espectaculares vistas. El pueblo es muy sencillo de visitar ya que una calle principal recorre la cresta de la colina atravesando el pueblo que se extiende a lo largo de la misma. Solo hay unas pocas callejuelas que se derivan de ésta. Aparcamos en uno de los extremos muy cerquita de una pequeña plaza donde hay una oficina de turismo.  Antes de  entrar en el pueblo hicimos un breve pero precioso recorrido por un camino de campo hasta la bonita Capilla de Saint-Michael. El recorrido es realmente agradable, y tras ver la capilla, volvimos sobre nuestros pasos hasta el pueblo. Entramos por una puerta de piedra que pasa por debajo de una torre del reloj coronada por un tradicional campanario provenzal. Avanzamos por la calle adoquinada disfrutando de las preciosas casas de piedra y los detalles arquitectónicos aquí y allá. Visitamos la iglesia del pueblo con un bonito campanario. Otra pequeña iglesia es la capilla de los Penitentes y también vimos un pequeño pero precioso teatro de piedra al aire libre, el Teatro Marius, perfectamente integrado en el trazado urbano. Al final del pueblo hay un antiguo castillo, y seguimos un camino llamado Promenade des Eveques para llegar a la Capilla Notre-Dame de Vie. El paseo es también muy agradable con amplias vistas sobre el campo, con los campos de lavanda, olivos y campos de amapolas y las montañas más allá. Además de pasear por las callejuelas disfrutamos de las vistas que nos ofrecen las terrazas a la entrada y salida del pueblo.

Lurs, Francia, Provenza
                                                                                                                                       Vistas desde Lurs

Y finalmente acabamos el día en Forqualquier. Pero antes de visitar el pueblo nos desplazamos unos pocos kilómetros al norte para visitar el paraje natural de Les Mourres. Es una zona de formaciones rocosas con unas formas muy singulares y un precioso recorrido nos llevó por los principales ejemplos. Algunas de las formaciones recuerdan a animales o bien a otro tipo de objetos. Además hay un par de arcos de piedra realmente bonitos. Merece la pena acercarse para dar el paseo y disfrutar de las pintorescas rocas. Tras el recorrido nos acercamos de nuevo al pueblo. Aparcamos en Forcalquier al norte de la ciudad y muy cerca de la plaza principal, la Place du Bourguet. Aquí estaba la oficina de turismo, ya cerrada, y también hay varios monumentos. La ciudad es muy tranquila, como toda esta zona de la Provenza, muy alejada de los circuitos turísticos. En la misma plaza vimos la catedral, un imponente edificio con un precioso campanario. En la parte inferior de la plaza hay un Convento. La fachada barroca de la capilla es ahora la entrada al cine Forcalquier, mientras que el resto del edificio es el Ayuntamiento. También hay varios cafés en la plaza. Nos adentramos en el casco antiguo donde vimos las típicas casas provenzales, fuentes, alguna que otra plaza y hasta una estatua de Juana de Arco. Vimos  el Convento de los Cordeliers, que tiene claustros que pudimos visitar libremente. Y así llegamos hasta la ciudadela y la Capilla de Notre-Dame-de-Provence en la cima de la colina. A lo largo de la subida se pasa por una serie de Pasos con sus estatuas religiosas. La capilla se encuentra en el sitio de una antigua ciudadela  y tiene un diseño muy inusual con estatuas en cada esquina del octágono y un pequeño techo abovedado. Además desde este punto las vistas sobre la ciudad son preciosas. Ya desde allí bajamos de nuevo al pueblo y cenamos algo para alojarnos en el mismo Forcalquier.

DÍA 13: Mane – Manosque – Valensole

Este último día íbamos a hacer un par de visitas menores antes de iniciar el regreso. Empezamos en Mane, que no es un destino especialmente destacado, pero el paseo por el casco antiguo hasta el castillo es agradable y merece la pena hacer una parada en el pueblo. Empezamos la visita en la plaza principal de Mane, donde está la iglesia principal de la ciudad. Desde aquí nos adentramos en el  casco antiguo. Encontramos un buen número de casas de pueblo típicas a lo largo de las callejuelas. Llegamos a la Iglesia de Saint Andre, que destaca por su alto campanario barroco, y pasamos por el decorado "Hotel Miravail". Y así disfrutando de los diferentes rincones del casco viejo llegamos hasta la zona de la ciudadela fortificada con sus murallas. La fortaleza es impresionante tanto por su estructura como por las vistas que ofrece a través de Mane y el paisaje circundante. Las vistas sobre el pueblo también son buenas. No se puede visitar por dentro pero si se puede caminar todo a su alrededor. En la parte inferior del pueblo vimos un atractivo y antiguo puente de piedra que cruza el río Laye. Al final nos entretuvimos más de lo que teníamos previsto en este pequeño pueblo porque si  que tiene algunas cosas de interés.

Mane, Provenza, Francia
                                                                                                                                                            Mane

Seguimos hacia Manosque situada en una colina en los olivares de la región y con un interesante centro medieval para visitar. Entramos al casco antiguo por dos impresionantes pasarelas a través de las fortificaciones originales, llamadas Porte du Soubeyran y Porte de la Saunerie. Dentro de las puertas, encontramos una red de callejuelas repletas de casas provenzales tradicionales y pequeñas plazas abiertas. Llegamos a la plaza de l'Hotel de Ville en el centro de la parte vieja, donde hay una pequeña iglesia que visitamos por dentro – alberga una estatua de una virgen negra - y el ayuntamiento de estilo renacentista. Siguiendo el paseo encontramos la iglesia principal de la ciudad, la iglesia de Saint-Sauveur, con uno de los campanarios más impresionantes que vimos en el viaje en su torre del reloj. Además de ver las tiendas provenzales y los cafés con sus terrazas dimos un paseo hasta el cercano Mont d'Or. Allí quedan unos restos de un antiguo castillo  pero sobre todo hay hermosas vistas al otro lado de Manosque y el valle de Durance. El paseo es muy agradable y merece la pena subir.

Manosque, Francia, Provenza
                                                                                                                                                    Manosque

Y desde aquí nos fuimos hasta Valensole, otra de las zonas donde el cultivo de la Provenza es  más importante. De hecho hasta llegar a este pueblo encontramos numerosos y extensos campos de lavanda a ambos lados de la carretera. Aquí los espacios son más biertos y la llanura más amplia que en la zona de Sault. Valensole es un pequeño pueblo nada turístico y allí pudimos disfrutar del ambiente más típico y más auténtico de la Provenza. Aparcamos y empezamos la visita por la plaza Thiers, con su lavadero y una antigua fuente de piedra. Es uno de los rincones más pintorescos del pueblo y de aquí parte la calle principal de la ciudad, donde hay numerosas tiendas y cafés. Las recurrentes casas de piedra y pintadas en colores pastel que se abren en pequeñas plazas sombreadas, son aquí incluso más bellas que en otros de los pueblos que habíamos visitado. A pesar de llevar unos cuantos pueblos de este tipo a nuestras espaldas éste nos pareció especialmente encantador. Subimos hasta la cima de una colina, donde la iglesia de Saint-Denis que domina el pueblo. La vista es bonita y pudimos ver además la capilla por dentro. Y con esto y tras comer algo dimos por concluido  el viaje y empezamos el retorno a casa, atravesando  de nuevo los campos de lavanda que rodean Valensole. Volveremos a pasar por aquí para ver la lavanda en época de floración, porque debe ser un verdadero espectáculo.

Valensole, Francia, Provenza
                                                                                                                                                     Valensole

 

Puntos de  interés del viaje: