Hawaii: viaje al paraíso (I)

Hawaii es un remoto archipiélago en medio del Pacífico y que siempre se nos viene a la cabeza asociado a sus playas o como destino vacacional. Y aunque hay playas estupendas en sus diferentes islas, hay mucho más. De hecho es un paraíso natural donde podemos encontrar paisajes de lo más espectaculares, desde el Parque Nacional de los Volcanes al Gran Cañón de Waimea o la fabulosa costa de Na Pali, que seguro nos sonará debido a que ha aparecido en numerosísimas películas y series de televisión.

En este artículo y otro posterior vamos a relatar el viaje que hicimos durante algo más de dos semanas a las paradisíacas islas americanas y las principales visitas que hicimos. Visitamos las islas de Oahu, Kauai, Maui y la Big Island. Seguro que nos dejamos muchas cosas en el tintero  pero fueron unos días espectaculares. Este viaje lo hicimos como parte de un viaje al triángulo del oeste americano – Los Ángeles, San Francisco y Las Vegas – pero dada la cantidad de atracciones que pudimos disfrutar lo vamos a tratar en un solo artículo, aunque dividido en dos partes. De hecho cada isla da prácticamente para un artículo completo. 

Llegamos al aeropuerto de la mítica Honolulu, en la isla de Oahu, la puerta de entrada a las islas. Llegamos allí procedentes de Los Ángeles desde donde hay infinidad de vuelos y dada la hora que era nos fuimos directamente al hotel. Nos alojamos en Waikiki, la archiconocida playa de la capital. Incluso a la hora que llegamos – más de la una de la madrugada – había muchísimo ambiente en la zona de la playa.

 

DÍA 1:

Esta primera mañana la dedicamos a visitar la ciudad de Honolulu. La zona más interesante es la que pudimos ver alrededor del palacio Iolani, donde se encuentra también el Capitolio que es un bonito edificio y el edificio de la corte suprema. Esta pequeña es una zona verde donde pudimos además ver varias  mansiones, estatuas de algunos delos reyes de Hawaii, una iglesia y varios museos, además de la catedral de Saint Andrews, la más importante  de la capital. Desde allí seguimos una bonita calle peatonal rodeada de los rascacielos propios del downtown, la Fort Street Mall, muy animada con todo tipo de puestos callejeros y restaurantes. Seguimos hasta la zona del puerto hasta la Aloha Tower, uno de los iconos de la capital. Es una bonita torre de una altura de  unos 10 pisos, a la que subimos para tener una buena vista del puerto. La zona del centro queda tapada por los rascacielos, pero las  vistas hacia el mar merecen mucho la pena. Toda la torre está ocupada por comercios y restaurantes.  Desde el mismo puerto tomamos un barco que te hace un recorrido turístico por la zona del puerto y está bastante bien. Al sur de la torre puedes pasar por los muelles directamente donde atracan enormes  barcos, algunos de ellos de época y realmente curiosos. Es una zona bastante pequeña y que se ve rápido pues enseguida comienza la zona industrial. Por último  visitamos el barrio chino de Honolulu. Es una zona muy pequeña con algún edificio y templo característicos y animados mercados callejeros. Tampoco nos entretuvimos mucho más y nos fuimos a Waikiki.

Vistas desde Aloha Tower, Honolulu
                                                                                                     Vistas desde Aloha Tower, Honolulu

La zona de Waikiki, donde aprovecharíamos para cenar las dos noches siguientes, es una zona realmente animada. La playa se extiende a los pies de los rascacielos y de algunos hoteles más clásicos e históricos.  Destacan el Royal Hawaiian con su fachada rosa y el precioso Sheraton.  Es una zona muy agradable para pasear y allí puedes ver las típicas cabinas de los socorristas  y la estatua del padre del surf, Duke Kahanamoku.  El agua es de un color verde esmeralda precioso, aunque no disfrutamos de la playa. Hay innumerables tiendas y destaca un centro comercial, el King’s Village que es peatonal y recrea como era la isla en el periodo clásico. Es un sitio con encanto y aprovechamos para comer algo rápido allí mismo. Tras pasear un poco tampoco nos entretuvimos más, pues ya teníamos  planeado venir a cenar aquí y nos dirigimos al cono volcánico que se ve desde toda la playa en la zona este, el Diamond Head. Es un volcán extinto que se encuentra dentro del enorme  Kapi’olani Park, una extensa  zona verde dedicada al ocio de los hawaianos. Desde el parking se puede ascender hasta su cima, se tarda un poco menos de una hora. Las vistas desde el mirador habilitado en la parte superior son espectaculares, con todo Waikiki y Honolulu a nuestros pies.

Waikiki desde Diamond Head
                                                                                                                Waikiki desde Diamond Head

Tras bajar del cráter seguimos la carretera de la costa hacia el este hasta llegar a Hanauma Bay una preciosa bahía con unas vistas maravillosas. Se deja el coche en un aparcamiento en la parte superior y hay una serie de miradores que nos dan una vista preciosa de la bahía y de la playa con su arrecife. Esta es una de las playas en las que practicar submarinismo es una  gozada por la gran cantidad de peces que se pueden  ver.  Y lo que merece mucho la pena es caminar hacia el otro extremo de la bahía, el situado más hacia el oeste. Hay un  sendero que avanza por la parte superior de la bahía y en algo más de un kilómetro nos lleva al otro extremo. Desde allí las vistas son incluso mejores que donde habíamos dejado el coche pues aparte de la bahía se puede observar una montaña volcánica en la zona donde hemos aparcado. Después seguimos hasta la punta de Pai’Olu’Olu que cierra la bahía por el oeste. Es un recorrido corto pero espectacular por las vistas que ofrece. Van cambiando  de perspectiva según andamos y todas las vistas son imponentes.

Hanauma Bay
                                                                                                                                           Hanauma Bay

Seguimos la carretera de la costa y aquí se pasa por una de las zonas costeras más bonitas de Oahu. Primero paramos en el mirador de Lanai, con buenas vistas y seguimos hasta el Halona Blowhole lookout, èste con vistas espectaculares de la costa. Se ven las playas el agua turquesa y las verdes laderas de las montañas volcánicas con sus fantásticas formas. Las vistas  son preciosas y además en este punto podemos ver un mirador señalizado como un santuario de pesca japonés y un agujero  en la roca por donde sale  el agua como un  sifón  con las arremetidas de las olas.  Un poco más adelante llegamos las playas de Sandy Beach y Wawamalu. Muchas de las playas en Hawaii, como estas, tienen un parque asociado, una zona verde donde poder estar y dejar el coche. Las vistas desde la playa también son muy bonitas.

Vistas desde Halona Blowhole lookout
                                                                                                 Vistas desde Halona Blowhole lookout

Siguiendo un poco más por la  carretera de la costa llegamos a una carretera secundaria que nos lleva a un aparcamiento señalizado como faro de Makapu’u. Desde allí un sendero con preciosas vistas de algo más de un kilómetro nos lleva hasta la punta de Makapu’u donde hay un precioso faro en la punta rocosa. Además antes de llegar al faro un precioso mirador nos da una panorámica fabulosa del principio de la costa este de la isla.  Es un mirador espectacular. Y tras visitarlo seguimos por la carretera principal donde hay otro mirador, el de Makapu’u que también ofrece preciosas vistas de la misma zona. Como ya estaba anocheciendo – en Hawaii en verano anochece cerca de las 7 y media de la tarde – deshicimos el camino y nos dedicamos a pasear por Waikiki donde cenamos algo en un restaurante en la playa y además en la propia plaza del monumento al fundador del surf pudimos ver un espectáculo de la danza tradicional hawaiana, el Hula. Un final de día muy pintoresco, ya que esta zona de noche está animadísima.

Mirador de Makapu’u
                                                                                                                               Mirador de Makapu’u

DÍA 2:

Este segundo día madrugamos para ponernos en marcha cuanto antes, ya  que como comentábamos anochecía bastante pronto. Fuimos a Pearl Harbour para entrar en la primera visita del día al memorial del USS Arizona, el barco  hundido por los japoneses en el ataque  a la isla. El memorial es una plataforma que se encuentra en el  mar en el sitio exacto donde se hundió el Arizona – se pueden ver sus restos sumergidos – y se accede en barco. También visitamos el USS Missouri, el  barco donde se rindió Japón al final  de la guerra. Es una visita muy recomendable porque puedes ver el barco a tu aire, sin visita guiada y es realmente interesante. Nos impresionó mucho también el respeto reverencial que tienen los americanos por este sitio. Impresiona el sentimiento patriótico que les transmite.

Memorial de Pearl Harbour
                                                                                                                     Memorial de Pearl Harbour

Tras terminar la visita nos dirigimos a hacer una pequeña ruta de poco más de un Km hasta la cima del cráter Koko, situado frente al Diamond Head. Es una ruta corta pero que se va elevando  sin  piedad por la ladera del cráter usando una antigua vía de algún funicular. La subida es dura pero las vistas de la costa impresionan. Se ve la bahía de Hamauma, Honolulú y buena parte de la costa. Un mirador espectacular. Tras disfrutar de la vista y bajar con cuidado por las vías seguimos carretera hasta la playa de Makapu’u donde habíamos dado la vuelta el día anterior. Desde aquí se suceden las playas como las de Waimanalo, Lanikai o Kailua. La primera de ellas es especialmente buena para el baño, ya que en Hawaii no abundan las playas de aguas tranquilas y poca profundidad, pues al ser islas de origen volcánico enseguida pasamos de la costa al océano Pacífico y solo en aquellas en las que hay un arrecife que hace de barrera se puede disfrutar de una zona segura para el baño. Desde la playa de Kailua además hay bonitas vistas hacia unos islotes deshabitados. La de Lanikai es también una de las playas más bonitas que vimos. Comimos algo que habíamos comprado en la zona de picnic de la playa. Desde aquí hicimos un desvío hacia el interior por la carretera 61 hasta llegar al famoso mirador de Nu‘uanu Pali Lookout, desde donde hay unas vistas impresionantes de la costa y las montañas desde una terracita elevada.

Nu‘uanu Pali Lookout
                                                                                                                              Nu‘uanu Pali Lookout

Volvimos a la costa y tras dejar atrás una zona militar las playas siguen en la bahía de Kane’ohe y llegamos desviándonos un poco al  interior al fabuloso templo japonés del Byodo-In. Se encuentra en un enclave pintoresco rodeado de montañas conocido como  el valle de los Templos y su estructura espectacular de color rojo destaca sobre la frondosa vegetación y las montañas. Es una visita obligada en la isla, un rincón con  mucho encanto.  Tras cruzar un riachuelo con peces de colores por un puentecillo vemos una enorme campana dorada y después podemos acceder al templo descalzándonos para contemplar la imagen del buda que lo preside. Tras visitarlo seguimos la carretera de la costa donde se suceden las playas y los parques.

Templo japonés de Byodo-in
                                                                                                                 Templo japonés de Byodo-in

Paramos para disfrutar de las vistas hacia las montañas en el Kualoa regional Park, con una preciosa playa desde donde se ve la cadena montañosa que atraviesa la isla. También se puede ver un pintoresco islote en la costa conocido como Mokoli'i o Chinaman's Hat por su curiosa forma. Un poco  después llegamos a Kualoa Ranch, una atracción muy popular y que contiene localizaciones de numerosas películas como Parque Jurásico, Mundo Jurásico, Pearl Harbor, Godzilla, y la serie Lost. Es una reserva natural privada. El paisaje es fantástico tanto la costa, como las montañas y el pintoresco valle en el medio. Hicimos una visita en quad. La parte más pintoresca es el valle de Ka'a'awa y el precisoso valle de Hakipu'u. Otra visita muy recomendable.

Kualoa regional Park
                                                                                                                              Kualoa regional Park

Algo más al norte aprovechamos el final del día para subir a una pequeña montaña en la costa que es un mirador excepcional, el Crouching Lion - Pu'u Manamana -. Crouching Lion es una formación de roca pequeña situada por encima del Crouching Lion Inn & Restaurant. En sólo 30 minutos llegamos a la cima y disfrutamos de espectaculares vistas. El comienzo del sendero se encuentra cerca de Trout Farm Road, justo al lado del pavimento en la carretera de Kamehameha. Las vistas desde arriba son espectaculares hacia el lado de barlovento de Oahu. Kahana State Park, en ese valle, también se ve majestuoso. Mirando hacia atrás hacia la montaña se puede ver los acantilados de Barlovento de Pu'u Manamana. Tras bajar del mirador apuramos los últimos rayos de sol para llegar al norte a la bonita playa de Kahana Bay. Volvimos de nuevo a Waikiki para disfrutar del ambiente de la zona y cenar algo hasta regresar al hotel.

Vistas desde Crouching Lion
                                                                                                                Vistas desde Crouching Lion

DÍA 3:

Tras madrugar de nuevo volvimos al punto de la costa donde lo dejamos el día anterior. Visitamos el centro cultural de la Polinesia, una especie de museo al aire libre donde se pueden ver construcciones típicas del antiguo Hawaii y de otras islas del Pacífico. Es una zona que está preciosamente ambientada y donde se pueden ver diferentes  representaciones culturales, como danzas, rituales, actuaciones musicales…. En definitiva todo muy interesante. Pasmos allí prácticamente toda la mañana y no nos quedamos más tiempo porque teníamos planificadas más visitas. La verdad es que es un sitio para quedarse el día completo, incluso por la noche hay la posibilidad de ver algún espectáculo nocturno que debe ser muy interesante. Muy cerca del centro fuimos a una punta, Laie Point, desde donde hay preciosas vistas de la costa y las montañas como maravilloso telón de fondo.

Centro cultural de la Polinesia
                                                                                                               Centro cultural de la Polinesia

Siguiendo hacia el norte llegamos a Mālaekahana, otra bonita playa con un islote muy cerca de la costa. Y un  poco más adelante llegamos al extremo norte de la isla, a Kawela Bay, otra zona preciosa zona de costa, con arena dorada y una frondosa vegetación. Seguimos por la carretera de la costa viendo playas y bahías como la de Sunset, donde pudimos ver alguna palmera en una estampa propia de las playas paradisíacas alargándose en horizontal en paralelo a la arena. Una de las bahías más bonitas  es la de Waimea, donde en una protegida playa pudimos disfrutar de nuestro primer baño en la isla. Tras esto subimos a un punto conocido como Pu’u O Mahuka Heiau State Monument para disfrutar de vistas sobre la bahía. Tras la bahía de Waimea hay un valle donde se puede hacer un recorrido viendo una frondosa vegetación con muchísimas plantas exóticas. Dimos un recorrido rápido y  seguimos nuestro camino.

Valle de Waimea
                                                                                                                                       Valle de Waimea

Seguimos visitando las playas de la zona norte hasta llegar a Haleiwa, donde hay un puerto deportivo bastante importante. Avanzando por la  zona norte la costa es una sucesión de playas y una importante cordillera montañosa se levanta a la costa. Aquí la carretera termina y seguimos andando hasta el parque de Kaena Point, la punta noroeste de la isla. Es un paseo muy agradable de unos 4 Km sin dificultades, prácticamente llanos por lo que avanzamos rápido y sin dificultad. La punta es una extensa zona arenosa donde apenas hay construcciones y hay preciosas vistas hacia el interior viendo cómo se abren las dos líneas de costa con la cordillera montañosa en el centro. Es una estampa realmente bonita y este punto es un lugar sagrado para los hawaianos. Disfrutamos lo que pudimos de la vista y casi vimos el atardecer allí. No  obstante no queríamos que se nos hiciese de noche para la vuelta y apuramos lo máximo  antes de iniciar el camino hasta el punto de partida. También se puede llegar aquí desde la costa oeste.  Y ya sin tiempo y de noche regresamos un día más a Waikiki para disfrutar nuestra última noche en la isla y en esta animada zona.

Kaena Point
                                                                                                                                             Kaena Point

DÍA 4:

Éste iba a ser nuestro último día en Oahu ya que a última hora de la tarde volábamos a Kauai. Así que tras recoger nuestras cosas del hotel nos dirigimos a la costa oeste de la isla, lo que nos quedaba por ver.  Lo primero que hicimos fue ver Hawai’i’s Plantation Village muy cerca de Honolulu. Se trata de una antigua plantación de azúcar cuya sede  es una impresionante casa restaurada con mucho mimo. En los terrenos de la plantación pudimos visitar diferentes edificios que recreaban lo que había utilizado los diferentes trabajadores de las diferentes etnias de la plantación. Una visita muy interesante. Desde allí tomamos la carretera al oeste y llegamos a Ko’Olina, con cuatro preciosas calas artificiales conocidas como las Ko Olina Lagoons. Se encuentran escondidas en la propiedad frente a la playa del resort Marriott Ko Olina. Las cuatro lagunas no están más que a un pequeño paseo entre sí. Las rocas que actúan como diques ayudan a encerrar las lagunas, permitiendo que el agua del océano pueda entrar en la zona de baño protegida, manteniendo las olas turbulentas fuera. Estas zonas de lagunas son casi completamente planas y son muy seguras para nadar así que aprovechamos a darnos un rápido chapuzón. Los terrenos que rodean las calas son preciosos y merece la pena visitarlos. No hace falta hospedarse en el hotel para recorrerlos.

Resort de Ko’Olina
                                                                                                                                  Resort de Ko’Olina

Desde aquí seguimos al norte para visitar la costa de Wai’anae. Esta zona es menos turística y más tranquila. Una de las playas más bonitas que visitamos fue la  de Poka’i Bay una pequeña bahía resguardada del océano y de aguas cristalinas. Además en su extremo sur se encuentra un antiguo heiau – una especie de templo o lugar sagrado de los nativos – en una ubicación muy pintoresca. Un poco más al norte nos encontramos Papaoneone Beach, una bonita playa justo cerrada al sur por un prominente promontorio – Lahilahi point - al  que pudimos subir en poco más de media hora. El camino no está demasiado señalizado pero acaba siendo obvio ya que es un montículo entre dos playas. No obstante al final se gana cierta altura, más de lo que parece a primera vista y las vistas son excepcionales. Tras dejar la playa y comer algo avanzamos por la carretera de la costa y a nuestra derecha van apareciendo valles separados por las montañas volcánicas y su frondosa  vegetación. Tiene una pinta maravillosa pero no tenemos tiempo para hacer ninguna ruta.

Lahilahi Point
                                                                                                                                           Lahilahi Point

Lo que si pudimos hacer un  poco más al norte es otro paseo hasta un lugar precioso: la Upper Makua Cave, a la izquierda de la popular Lower Makua Cave. Es relativamente desconocida pero a nosotros nos la recomendó el recepcionista del hotel. Muy cerca de la cueva inferior Makua, hay una señal de tráfico de límite de 45 millas por hora. Ese es el comienzo del sendero. Primero se pasa por una zona de  hierba alta y luego el sendero por llamarlo de alguna forma ya que no hay un camino demasiado marcado avanza por un terreno pedregoso y rocoso. A los 30 minutos se llega a la cueva superior. Las vistas desde la cueva son espectaculares sobre Makua Valley, Makua Beach y la Playa de Yokohama en la distancia. Merece más la pena por las propias vistas que  por la propia cueva en sí. Hay alguna zona en la subida donde hay una cuerda para subir más seguro sin resbalarte ya que el  camino es de tierra suelta y puede estar mojado, pues en Hawaii puede llover en cualquier momento. El tiempo es realmente cambiante. Desde allí hasta el final de la carretera ya solo vimos un par de playas más. La propia de Makua y la última la de Keawaula, una bonita playa de arenas doradas con preciosas vistas hacia Kaena Point, que ya habíamos visitado anteriormente.

Yokohama Bay
                                                                                                                                         Yokohama Bay

Y ya nos quedamos aquí disfrutando de la tranquilidad y la belleza del paisaje hasta que se hizo la hora de ir al aeropuerto. Viajamos esa tarde-noche a Kauai, otra espectacular isla del archipiélago. El vuelo entre las dos islas es realmente corto. Prácticamente cuando el avión acaba de subir empieza a bajar. Nada más llegar a Lihue cogimos el coche de alquiler y nos fuimos hasta Kapaa donde nos alojamos en un precioso hotel a pie de playa por no mucho dinero.

DÍA 5:

Kauai es la isla más remota del archipiélago y a pesar de su  tamaño esconde los mayores tesoros naturales de Hawaii. Ara empezar nuestra visita nos dirigimos a Wailua River State Park y el Complejo de los heiaus –lugares sagrados- de Wailua incluido en el mismo. El parque se compone principalmente del valle del río Wailua, que es el único río navegable de Hawai. Destacan las vistas panorámicas de las atractivas cascadas de Opaeka’a Falls y Wailua y el precioso valle del río Wailua – de hecho este valle aparecía en un fondo de pantalla de Windows -. El Complejo histórico de Wailua, lo primero que visitamos, es un monumento histórico nacional. Contiene los restos de varias estructuras importantes como lugares de culto (heiau). Todos ellos están situados en la desembocadura del río adyacente a Lydgate State Park. Visitamos el  Holoholoku Heiau, donde subimos a la cima de una pequeña colina con vistas al río Wailua. La mejor vista panorámica del río se tiene desde la  carretera de Kuamoos o carretera 580. Tras visitar el valle nos dirigimos a las cataratas de Opaeka'a Falls. Accesible desde la carretera hay un mirador precioso habilitado. Caminando cuesta arriba desde el mirador de Opaekaa y al otro lado de la carretera hay otra gran vista del valle del río Wailua y las llanuras interiores más allá. La propia desembocadura el río da a dos playas preciosas.

Valle del río Wailua
                                                                                                                                  Valle del río Wailua

Tras visitarla  zona en coche y a pie desde la desembocadura del río hicimos un crucero hasta la cueva del Fern Grotto. Desde la desembocadura del río se coge un barco donde te van explicando lo que ves a lo largo del recorrido mientras remontas el  río e incluso bailan el hula hawaiano. Para mi gusto demasiado turístico. Sin embargo el Fern Grotto si merece la pena. Desde el embarcadero un sendero balizado te lleva hasta la cueva, profusamente cubierta con vegetación y a lo largo del propio sendero se pueden ver todo tipo de plantas tropicales realmente curiosas y exuberantes.  Terminado el viaje nos acercamos en coche a las Wailua Falls un par de caídas gemelas muy pintorescas también accesible s en coche. Hay un mirador encima de las mismas cascadas.

Fern Grotto
                                                                                                                                              Fern Grotto

Volvimos a la carretera de la costa y nos dirigimos a Kapa’a, el pueblo más grande de esta zona. El pueblo no tiene demasiado interés aunque la franja costera es muy bonita. Se suceden playas  con zonas verdes y un paseo peatonal con palmeras azotadas por el viento y construcciones muy bajas.  Dejando tras el pueblo se llega a otras playas más interesantes como Kealia y la Donkey Beach, más alejada de la carretera y por lo tanto más salvaje. Todas estas playas tenían un fuerte oleaje, y no eran muy adecuadas para el baño.  Seguimos hasta Anahola, otro pequeño pueblo en un valle con una bahía muy bonita y una iglesia que aparece en muchas postales de la isla. Es la iglesia baptista de Anahola. En realidad el edificio no  parece una iglesia, pero emplazado en una zona de vegetación exuberante y con las montañas de telón de fondo es realmente pintoresca.  Seguimos carretera hacia el norte y nos encontramos con otra bonita playa en una bahía aislada: Moloa’a Beach. Y tras una breve parada llegamos a la punta de Kilauea, con su faro. Desde el parking un camino pavimentado nos lleva hasta el propio faro en 10 minutos y allí se abren unas vistas preciosas de toda la costa. Desde cerca del parking la vista hacia la punta y el faro es realmente bonito también. Y justo bajo el saliente rocoso se encuentra la Secret Beach una de las playas más bonitas de la isla, aunque para acceder a ella tuvimos que andar preguntando porque no está bien indicada.

Punta y faro de Kilauea
                                                                                                                           Punta y faro de Kilauea

Tras pasar por alguna playa más bastante bonita llegamos a Anini Beach, una playa de agua muy poco profunda y sin oleaje por la presencia del arrecife que es verdaderamente paradisíaca. No pudimos resistirnos a un chapuzón rápido en esta maravilla de playa aunque ya estaba bien entrada la tarde. Seguimos hasta Princeville, una antigua plantación de azúcar. El preciso mirador Hanalei Valley Lookout está a menos de 1 Km del centro de Princeville, en la carretera 56. Se ve el valle de Hanalei con sus plantaciones de taro. El  edificio más destacado de Princeville es el opulento hotel situado en un promontorio con vistas a la bahía de Hanalei. Por debajo de los acantilados, Princeville cuenta con algunas pequeñas playas encantadoras como Pu'upoa Beach. La playa ofrece vistas espectaculares a través de la bahía de Hanalei.

Hanalei Valley Lookout
                                                                                                                           Hanalei Valley Lookout

Y precisamente Hanaleis fue nuestro último destino del día. Esta población es la última antes  del mítico sendero de la costa de Na Pali. Hanalei es una pequeña ciudad maravillosa entre mar y montaña. El centro de Hanalei cuenta con varios edificios históricos que ahora albergan muchas tiendas y restaurantes. Pudimos ver la iglesia original Waioli que con su impresionante arquitectura y bellas vidrieras es el edificio más fotografiado en Hanalei. Otro de los hitos  de la población es el pintoresco muelle Hanalei Pier, un lugar que ha aparecido en diferentes películas y desde donde es una gozada ver la puesta de sol. La playa de Hanalei es también muy bonita con su forma de media luna. Desde luego éste es el pueblo con más encanto que vimos  en la isla y probablemente en todas las islas que visitamos. Así terminamos nuestro primer día en esta maravillosa isla y regresamos a nuestro hotel donde cenamos en la terraza a escasos metros del mar.

Iglesia de Waioli
                                                                                                                                       Iglesia de Waioli

DÍA 6:

El día siguiente empezamos la mañana en Ahukini Recreation Pier State Park. Está situado en la desembocadura del arroyo Hanamaulu. Se compone de un muelle de cemento con una pasarela de madera situada donde la corriente se encuentra con el Océano Pacífico. Allí pudimos ver la bahía de Hanama'ulu. Todo el entorno es realmente encantador. Ofrece buenas vistas al mar, a la bahía, la playa y tiene un cierto encanto debido a los restos de la antigua terminal de cruceros. Tras pasear por allí y sacar unas fotos fuimos a Lihue, la capital. No obstante es un pueblo grande con un aire de antigua plantación y algunos edificios interesantes. La zona frente al mar es especialmente atractiva en torno a la bonita playa de Kalapaki. También vimos templos antiguos locales como el Hikina Akala Heiau – este en realidad estaba más arriba en la desembocadura del río Wailua - , o algún templo. Aprovechamos para abastecernos y  seguimos ruta hacia el sur.

Pasamos por Koloa donde hay un buen  número de tiendas en edificios de madera muy pintorescos, y llegamos a Po’ipu. Es un resort costero con bonitas playas de arena, piedras volcánicas y una zona agradable para pasear un rato y sacar unas fotos. Siguiendo  por la carretera de la costa llegamos a Spouting Horn, un fenómeno natural en la roca de la costa que expulsa agua impulsada por las mareas. Seguimos por la carretera hasta Hanapepe y por el camino paramos en el mirador del valle del mismo nombre. Hanapepe en sí solo tiene un  buen número de casas de madera muy pintorescas y un puente colgante de madera que cruza el río, por lo que lo vimos rápido pero nos dejó algunas escenas muy pintorescas.  Por último llegamos a Waimea, otro pueblo con algunas casas pintorescas y un muelle que se adentra en el mar al estilo de Hanalei pero mucho menos bonito. Llegamos hasta el parque costero de Polihale, un lugar remoto, al que es difícil llegar por una carretera de tierra pero donde podemos disfrutar de una maravillosa playa de arena y allí mismo  se levantan los imponentes acantilados de la costa de Na Pali. Y así comimos algo  y nos dirigimos de nuevo a la zona costera de Hanapepe, al puerto de Eleele.

Hanapepe
                                                                                                                                                 Hanapepe

Para la tarde habíamos reservado un viaje en barco desde allí para ver la costa de Na Pali, uno de los mayores tesoros del archipiélago. El  viaje era a bordo de un catamarán bastante cómodo para no muchas personas y las vistas desde  el piso superior eran espectaculares. Nada más salir del puerto pudimos ver tortugas marinas nadando alrededor del mismo. Y poco a poco el barco fue remontando la costa hacia el oeste, pasando  el parque costero de Polihale y adentrándonos en la maravillosa costa de Na Pali. En  función del estado del mar el capitán se acercaba más o menos a la costa para mostrarnos los diferentes paisajes. En algunos momentos del viaje llegamos realmente muy cerca de la costa. La costa es espectacular, por sus formas, sus  colores, los diferentes accidentes costeros… es sin duda el tramo de costa más bonito y más singular que he visto nunca. También algunos de los paisajes son reconocibles de diferentes películas. En total sin unos 20 Km de costa. Por cierto es importante tal y como nos comentaron en el hotel reservar con una compañía que recorra la costa completa, para poder disfrutar de todo su esplendor. Nosotros reservamos en Captain Andy.

Costa de Na Pali
                                                                                                                                       Costa de Na Pali

Tras pasar la playa de Polihale pasamos por diferentes valles separados por impresionantes cadenas montañosas que corren perpendiculares al mar y cubiertas de una densa vegetación y rocas de numerosas tonalidades. En algunos de esos valles podemos ver playas. Pasamos por la playa de Milolii, solo accesible por mar. Después pasamos por el Bright Eye, una cueva marina cuyo techo se ha desplomado y se puede ver el agujero en la parte superior.  Esta nos acercamos mucho con el catamarán. Poco después llegamos a uno de los lugares más bonitos: el Honopu Arch, un arco de piedra bajo un enorme saliente rocoso que separa dos playas adyacentes. Pasamos también por la playa y valle de Kalalau, otra playa preciosa donde termina el sendero de Na Pali.Ya casi al final se llega a la Hanakapi`ai Beach, la primera playa accesible por la ruta de senderismo de Na Pali. Y un poquito más adelante se llega a la playa de Ha’ena, inicio del sendero. De hecho antes de llegar ya se da la vuelta e iniciamos el viaje de regreso. Durante la mayor parte del viaje el capitán nos va acercando a la costa y explicando muchas curiosidades. El viaje dura unas 5 horas y es cien por cien recomendable a pesar de ser un tanto caro. A lo largo del viaje pudimos comprobar lo cambiante qué es el tiempo en Hawaii. Hubo ratos de un sol deslumbrante sin nubes en el cielo y ratos completamente nublados incluso con alguna gota de lluvia. Llegamos ya de noche al puerto por lo que nos retiramos directamente al hotel. 

Otra vista de la costa de Na Pali
                                                                                                            Otra vista de la costa de Na Pali

DíA 7:

Este día quisimos dedicarlo por completo a la otra gran maravilla que  la naturaleza ha creado  en Kauai: el gran cañón de Waimea. Para visitarlo hicimos dos cosas. La primera es  seguir la carretera de unos 25 Km que va ascendiendo desde la parte sur dela isla y la segunda es hacer  alguno delos senderos marcados y que ofrecen un conocimiento más profundo del mismo. La carretera va pasando por diferentes miradores. El primero que encontramos fue el Waimea Canyon Lookout, que nos presenta el cañón de frente, es un vista increíble, probablemente la mejor de todos los miradores. Se pueden ver pequeñas cascadas, el rojizo de las  rocas y una abundante y espesa vegetación. Seguimos  ascendiendo y paramos varias veces en el arcén ya que desde algunas zonas despejadas dela carretera también había grandes vistas. Seguimos hasta otro mirador el Pu’u Hinahina viewpoint, con vistas preciosas desde la parte superior del cañón. Desde allí hicimos un corto recorrido hasta el Cliff Trail justo en el borde opuesto de este brazo del cañón – unos 20 minutos – para ver el cañón desde el otro lado. Las vistas son también magníficas. Tras regresar al coche y pasar por la zona del museo del parque estatal de Koke’e – zona superior del cañón – llegamos a otro fantástico mirador, el de Kalalau. Si salimos del mirador como tal y seguimos por un camino que recorre el borde del acantilado las vistas hacia el valle de Kalalau mejoran notablemente. Solo se necesita andar un poco hacia abajo por el borde. Y ya por último llegamos al mirador de Pu’u O Kila Lookout, con vistas más abiertas y centradas sobre el precioso valle de Kalalau. Desde aquí seguimos la primera parte del sendero que parte  del mirador por el borde sur del valle y  fuimos disfrutando de vistas cambiantes. Aquí parte un sendero que se adentra mucho más en la zona alta del cañón. Llegar hasta aquí y disfrutar de los miradores nos llevó media mañana.

Waimea Canyon Lookout
                                                                                                                        Waimea Canyon Lookout

A continuación habíamos seleccionado algunas de las rutas a pie que queríamos hacer. Hay muchas y nosotros llevábamos una idea pero en el hotel nos aconsejaron algunos cambios. Sólo teníamos lo que quedaba del día para visitar esta zona así que estábamos un tanto  limitados pues las posibilidades de senderismo en el cañón son espectaculares.  Nos decidimos por los senderos de Awa’awapuhi y Kukui. Para llegar al primero de ellos retrocedimos hasta casi el museo del parque donde encontramos un parking para dejar el coche y empezar a caminar. Prácticamente todo el camino hasta el mirador sobre el valle de Awa’awapuhi es cuesta abajo y el sendero es amplio, de tierra y rodeado generalmente de vegetación. Algún claro nos deja ver algunas vistas por el camino pero lo mejor estaba reservado para el final. Cuando llegamos al mirador – dos en realidad – hay unas fantásticas vistas sobre la costa de  Na Pali y el valle de Awa’awapuhi y el vecino de Nu’alolo. Las vistas son increíbles, merece la pena haber llegado hasta aquí.  Podemos ver desde arriba los cortados de la montaña. De hecho pasamos la barandilla del mirador y avanzamos con mucha precaución un  poco hasta una plataforma que nos daba todavía mejores vistas. El viaje de vuelta era cuesta arriba aunque no muy duro y tardamos unas dos horas en hacerlo.

Awa’awapuhi Trail
                                                                                                                                   Awa’awapuhi Trail

Desgraciadamente solo nos quedaba tiempo para otra caminata, así que decidimos hacer la de Kukui, que parte de una zona donde aparece señalizado un sendero natural, el Iliau Nature Loop. Este sendero es corto pero desciende vertiginosamente hasta el fondo del cañón – aunque estamos en la parte menos alta-. Por lo tanto llegamos relativamente en poco tiempo hasta abajo, parándonos en diferentes sitios a disfrutar de las panorámicas del cañón y de las vistas hacia arriba. El camino es realmente empinado pero durante la primera sección de la ruta las vistas son  impresionantes. Ves el propio cañón y también cascadas lejanas, incluso varias cabras salieron a nuestro paso. Cuando llegas a la zona baja del cañón cubierta de árboles el camino se hace mucho más difuso y no llegamos hasta el río porque íbamos ya mal de tiempo – anochece demasiado pronto – y temíamos perdernos en una zona verdaderamente boscosa. No obstante la mejor parte del camino es la primera la que vas disfrutando de las vistas. La subida es durísima, con una pendiente media brutal. E total tardamos tres horas es bajar – no hasta el río – y subir. Es una ruta preciosa y en la parte superior hicimos el breve sendero Iliau Nature Trail que nos muestra algunas plantas propias de la región.

Vistas desde el Kukui Trail
                                                                                                                     Vistas desde el Kukui Trail

La zona del cañón de Waimea es espectacular y hay muchísimas rutas. Nos quedamos con pena de no poder explorar más pero un  día es lo que teníamos para esta visita. Ya de noche dejamos el cañón y regresamos nuevamente al hotel.

DÍA 8:

Para nuestro último día en la isla habíamos reservado la costa de Na Pali. Hay una ruta de senderismo que empezando en la playa de Ke’e te lleva tras 18 Km hasta el valle de Kalalau. Es una ruta espectacular por toda la costa que habíamos visto previamente en barco. Es imposible ir y volver en el día dada la longitud total y la dureza de la ruta, así que lo que la gente hace es acampar uno o dos días para disfrutar completamente de esta maravilla de la naturaleza. Nosotros no disponíamos de tanto tiempo así que decidimos caminar hasta donde nos diese tiempo y volver en el mismo día. Si pasas de la playa de Hanakapi`ai – a unos 2.5 Km del inicio de la ruta - es necesario solicitar un permiso ya sea para a campar o simplemente para hacer senderismo de día. Nosotros lo solicitamos previamente ya que esta ruta especialmente en verano es muy visitada y los permisos se acaban, así que pedimos de antemano el permiso para poder pasar de esta primera playa. Lo recogimos en Lihue el día que visitamos la capital.

Vistas a la playa de Ke'e
                                                                                                                         Vistas a la playa de Ke'e

Dejamos el coche sobre las 9 de la mañana en la playa de Ke’e donde no tuvimos dificultad para aparcar. Y empezamos a caminar. La primera parte de la caminata asciende por las montañas costeras siempre por el lado del mar y luego desciende hasta la mencionada playa de Hanakapi`ai. El sendero es de tierra y en algunos lugares baja agua de las montañas por lo que puede estar algo  embarrado. Las vistas son impresionantes en cuanto ganas  un poco de altura, con la vegetación selvática y las vistas  hacia la imponente cadena de acantilados y el mar azul. En algo más de una hora llegamos  a la playa de Hanakapi`ai, tras cruzar un arroyo que desemboca en ella como pudimos. Es una playa preciosa y muy salvaje. Nos dimos un baño en la orilla con muchísima precaución, pues había varios carteles advirtiendo de la  peligrosidad de las aguas y las corrientes, y desde luego es un sitio realmente remoto como para que te puedan ayudar si tienes un accidente. Es una playa paradisíaca y te da la impresión de estar en una isla perdida. En la zona izquierda hay unas pequeñas cuevas.

Vistas hacia los acantilados y playa de Hanakapi`ai Beach
                                                                Vistas hacia los acantilados y playa de Hanakapi`ai Beach

Tras dejar atrás la playa el camino vuelve a subir y bordea una montaña costera hasta llegar a otro valle, el valle de Ho’Olulu, un valle densamente poblado de vegetación por donde cae alguna cascada. Llegados aquí también hay buenas vistas  sobre la costa accidentada de Na Pali. Seguimos el sendero hasta llegar al valle de Hanakoa (unos 9 Km desde el punto de partida). Desde allí había un sendero que llevaba a las Hanakoa Falls pero como ya nos habíamos alejado bastante decidimos volver por precaución. Durante todo el trayecto de vuelta vas disfrutando de nuevas vistas de los acantilados y el océano. Llegamos al punto de partida sobre las 6 y media de la tarde reamente exhaustos pues la caminata es dura, ya que en algunos tramos el sendero e muy estrecho y hay que andar con cuidado. Otros tramos avanzas por el interior del bosque y el  camino tampoco es sencillo. Pero vale la pena al menos hacer un tramo de esta maravillosa ruta, porque estás en uno de los lugares más espectaculares del mundo en lo que a naturaleza se refiere.  Finalmente nos dimos un baño en la playa de Ke’e y volvimos al hotel, ya que muy pronto por la mañana volaríamos a Maui. Pero eso ya lo contaremos más adelante en la segunda parte del artículo.

Valle de Hanakoa
                                                                                                                                     Valle de Hanakoa

 

Datos prácticos:

Vuelos: desde San Francisco y Los Angeles hay infinidad de vuelos a Oahu, punto de entrada en las islas y a un precio muy asequible. Para los americanos  Hawaii es lo que Mallorca en España, y a pesar de la distancia los vuelos son muy económicos. Para los vuelos domésticos entre islas Hawaiian Airlines tiene también un buen número de conexiones.

Alojamiento: reservamos un hotel en cada isla a precios también bastante asequibles. Las distancias no son demasiado grandes en la isla por lo que merece la pena alojarse  en un único sitio y desde allí moverte.

Comidas: las comidas las hicimos de picnic siempre. Hay infinidad de ares habilitadas en las playas y son sitios muy bonitos. Para las cenas en Oahu cenamos siempre en la zona de Waikiki muy animada y en Kauai en el hotel, que tenía una terraza muy agradable en la propia playa.

Desplazamientos: imprescindible alquilar un coche en cada isla. Las carreteras son buenas, y a pesar de estar en pleno verano no hay sensación de agobio de turistas salvo en algunos puntos muy concretos, pero por las islas se viaja de maravilla.

Otros: importante llevar un seguro médico contratado para el viaje como en cualquier viaje a Estados Unidos. Para viajar a Hawaii no hay que tener ninguna precaución sanitaria especial ni ponerse vacunas. Lo único un buen repelente para los mosquitos, un poco pesados según en qué zonas.

Principales destinos del viaje: