Valle de Aosta, un paraíso alpino

El Valle de Aosta es la región más pequeña y aislada de Italia. Se encuentra en el límite noroeste del país trasalpino a la sombra de los grandes colosos de los Alpes, el Mont Blanc – o Monte Bianco – el Cervino, el Monte Rosa y muchas cumbres emblemáticas más-. Por tanto es un paraíso para los amantes dela montaña y un punto de acceso a las principales montañas europeas. Os contamos nuestro reciente viaje a este precioso rincón de Italia. Y es que aunque el valle de Aosta en sí no es especialmente pintoresco – hablamos del valle central – a lo largo de los diferentes vales secundarios que desembocan en el mismo encontramos auténticas maravillas de la naturaleza, en forma de lagos, ríos, miradores, glaciares… y un largo catálogo de paisajes de alta montaña.

DÍA 1: PETIT SAINT BERNARD

Llegamos al valle de Aosta en coche desde Francia, concretamente desde la localidad de Bourg Saint Maurice. Desde allí la carretera comienza a ascender lentamente por la montaña y nos va ofreciendo vistas del propio pueblo. Sin embargo la mejor parte llega cuando nos aproximamos al puerto del Petit-Saint-Bernard, cuando el paisaje se comienza a hacer más agreste y aflora la alta montaña. Nuestra primera parada es en el propio Col, donde hay un pequeño albergue con una oficina de información turística y un corto paseo nos lleva a un fantástico mirador hacia el lado francés. Seguimos hasta la frontera franco-italiana donde hoy quedan los restos de un antiguo  cromlech, antiguas instalaciones militares  como unos muros de defensa y un búnker y como no, una tienda de souvenirs. Desde allí nos acercamos a una pintoresca capilla – Pierre Chanoux - con una estatua en su entrada y subimos hasta el cercano lago de Longet. La cantidad de rutas que se pueden hacer en la zona es muy grande pero nos conformamos con estos pequeños paseos para apreciar mejor el paisaje de este singular puerto y ganar algo de altura para ampliar las vistas. Tras ver el lago nos desplazamos a otro lago, el Sans Fond, en el otro lado de la carretera y un poco más lejano. Llegamos a un pequeño circo glaciar en un paraje maravilloso.

Petit Saint-Bernard, Aosta, Alpes
                                                                      Vistas del lago Verney en el col del Petit Saint-Bernard

Tras estos paseos comenzamos el descenso por el lado italiano pasando por el cercano lago Verney. Las vistas del lago desde la carretera son preciosas. Desde allí llegamos a la bonita población de montaña de La Thuile. El pueblo es atravesado por un río y allí nos desviamos hasta La Joux, un pequeño  núcleo desde donde parte una bonita excursión a las cascadas Rutor. El camino ida y vuelta no es muy exigente, unos 3 Km, y tanto las cascadas – hay más de una – como las  vistas hacia atrás hacia el valle y las montañas son preciosas. Tras la ruta seguimos descendiendo hasta Pre-Saint-Didier, y un poco antes de iniciar un grupo de curvas cerradísimas aparece señalizado un mirador, Orrido Skywalk. Tras un corto paseo sin apenas desnivel llegamos al mismo. Se trata de una pasarela semicircular colgada del vacío con unas vistas sencillamente espectaculares. Impresiona asomarse a la pasarela ya que el suelo está formado por una simple rejilla que parece no va aguantar nuestro peso. Las vistas hacia el Mont Blanc y el resto de las montañas más altas de los Alpes son preciosas. Seguimos nuestro camino hasta el pueblo  donde en la oficina de turismo nos dieron todo tipo de folletos e información sobre las atracciones más importantes del valle.

Orrido Skywalk en Pre Saint-Didier, Aosta, Italia
                                                                                                        Orrido Skywalk en Pre Saint-Didier

Desde aquí nos fuimos al vecino Morgex, donde subimos por carretera hacia el col de San Carlo. No llegamos hasta el col y paramos en el hotel Genzianella.  Desde allí hicimos dos rutas: la primer a fue hasta el lago de Arpy, a donde llegamos en menos de una hora a muy buen ritmo. El paraje es espectacular, con las montañas rodeando el lago en medio de abundante vegetación. Sacamos las pertinentes fotografías y volvimos al inicio del sendero. Siguiendo el camino junto al hotel al otro lado dela carretera llegamos enseguida a un pequeño pero fantástico mirador sobre el Mont Blanc. La vista impresionante, es un verdadero balcón donde pudimos ver el espectacular Mont Blanc y otros montes de la cordillera con la última luz del día. Tras la vista regresamos al coche y bajamos al valle principal, el valle de Aosta. El Valle de Aosta está bastante humanizado y hay muchos pueblos y todo tipo de construcciones a ambos lados de la carretera. Así que no es precisamente un idílico valle de montaña, pero  numerosos castillos jalonan la carretera lo que hace que el recorrido del valle sea muy ameno.

Vista Mont-Blanc, col San Carlo, Aosta, Italia
                                                                          Vista Mont-Blanc desde el mirador del col San Carlo

Llegamos a Sarre donde nos alojamos, un grupo de casas que se extiende por la ladera de la montaña y con buenas vistas hacia el valle. Por cierto mencionar que para desplazarse por el valle hay una autopista pero es extremadamente cara, la más cara de Italia según dicen, por lo que es conveniente utilizar la carretera que va paralela a la misma.

DÍA 2: MONTE BIANCO, VALL FERRET y VAL VENY

Nuestro objetico para este día era conocer el Monte Bianco y sus valles aledaños. Madrugamos para tomar el teleférico que asciende a Punta Helbronner, a unos 3500 metros de altitud. Madrugando no tuvimos problema de colas pero a la bajada vimos que había una cola importante, así que mereció la pena el esfuerzo. Llegamos muy temprano a La Palud, un pequeño y bonito pueblo de montaña. Se sube en dos etapas hasta Punta Hellbronner, un mirador excepcional sobre el el Mont-Blanc. En el primer tramo se para en Pavillon du Mont Fréty y un segundo teleférico nos lleva a la estación superior. El teleférico es muy moderno y gira 360 grados sobre sí mismo  en el ascenso por lo que vas viendo diferentes perspectivas del paisaje. La estación superior tiene varias terrazas con excepcionales vistas al Mont-Blanc a su inmenso glaciar y a otros picos adyacentes. Impresiona ver este coloso tan cercano y sobre todo los montañeros que avanzan laboriosamente sobre el glaciar como diminutos puntos.

Mont Blanc, Monte Bianco, Punta Helbronner, Aosta, Italia
                                                                                                 Monte Bianco desde Punta Helbronner

Desde Punta Helbronner hay otro teleférico que sobrevuela el glaciar y llega al lado francés, al teleférico que asciende desde Chamonix hasta Aiguille du Midi. No lo tomamos y nos conformamos con disfrutar de las vistas desde nuestra privilegiada ubicación. Además de disfrutar delas vistas un ascensor desciende hasta el propio glaciar, concretamente hasta el refugio Torino. A pesar de que el paso al glaciar está cerrado por unas vallas todo el mundo pasaba a hacerse las típicas fotos, hasta el principio del mismo. Y tras disfrutar de la experiencia de pisar el glaciar del Mont Blanc, subimos a la estación y descendimos a Pavillon du Mont Fréty. Aquí la estación del teleférico es mucho  más grande y se puede salir a una fantástica terraza panorámica. También hay un parque para niños espectacular y un jardín botánico al que echamos un rápido vistazo. Y también desde aquí disfrutamos de  maravillosas vistas a nuestros próximos objetivos, el Vall Ferret y el Val Veny, los dos valles que se extienden bajo las faldas del Mont Blanc en sentidos opuestos.

Valveny, Aosta, Italia, Mont-Blanc
                                                                             Vistas hacia Valveny desde Pavillon du Mont Fréty

Tras descender del teleférico nos fuimos a explorar el Val Ferret, uno de los preciosos valles que discurre a los pies de la cadena del Mont-Blanc. En verano sólo se puede llegar en coche hasta Lavachey, donde nos vimos obligados a tomar un autobús para llegar hasta Chalet de Val Ferret. Antes de tomar el autobús en Lavachey hicimos un pequeño recorrido por  una pradera alpina desde donde las vistas hacia el valle eran fabulosas. Además el río discurre formando unas pozas donde mucha gente se bañaba o simplemente descansaba tomando el sol. El paisaje es precioso. Desde el Chalet de Val Ferret parten numerosas rutas, algunas de las cuales ascienden a los picos más cercanos, pero elegimos una ruta sencilla por el tiempo de que disponíamos y nos dirigimos al refugio Helene. Es un paseo de una hora aproximadamente que discurre por el fondo del valle y solo al final asciende un poco al refugio. La vista hacia el  precioso valle, con el río serpenteando  por el mismo es impresionante, uno de los valles de montaña más bonitos que he visto nunca. Y tras la sencilla ruta regresamos al autobús y al coche para visitar el Val Veny, otro valle que se extiende hacia el otro lado del valle de Aosta bajo la cadena del mont Blanc.

Val Ferret, Aosta, Italia, Alpes
                                                                                                                                                   Val Ferret

Justo al entrar en el valle paramos en el santuario de Notre-Dame de Guerison, emplazado en un saliente rocoso frente a la mole del Mont-Blanc, un fondo impresionante. Seguimos por carretera hasta donde se puede llegar en coche y seguimos la última parte del curso del impresionante río,  mucho más caudaloso y salvaje que el de Val Ferret. Llegamos a una cascada en una zona boscosa y desde allí  hicimos la ruta más sencilla que se puede hacer en esta parte del valle, la que nos llevó en poco más de una hora al lago o lagos de Miage. El recorrido comienza en una zona boscosa y acaba tras una parte de roca desnuda en los preciosos lagos de aguas turquesa y con un fondo impresionante de montañas. El paisaje hacia atrás hacia el Mont-Blanc una vez más espectacular.

Valveny, Aosta, Italia, Alpes, Mont-Blanc, Monte Bianco
                                                                                                                                                     Valveny

Y ya sin tiempo para más nos dirigimos a Courmayeur, el centro neurálgico de esta parte del valle, la más cercana a Francia. Es un  pueblo agradable, de montaña, pero  bastante grande y con numerosos restaurantes, comercios y todo tipo de establecimiento de actividades al aire libre. Su centro peatonal es bastante bonito y allí dimos un pequeño paseo y aprovechamos para cenar tras una jornada impresionante.

DÍA 3: PARQUE NACIONAL DEL GRAN PARADISO

Este día lo dedicamos  a visitar este parque nacional en el lado sur del valle de Aosta. Los  picos del valle no  son tan altos como los colosos de los Alpes situados al norte del valle, pero el parque es un maravilloso espacio natural con una gran variedad de fauna y de maravillosos parajes naturales. El parque es muy extenso y solo visitamos algunas partes del mismo.

Madrugamos y empezamos recorriendo el valle que nos llevó a Cogne, el epicentro del parque. Lo primero que hicimos fue tomar un teleférico a Montzeuc, un espectacular mirador sobre el valle y hacia la cadena de Gran Paradiso. A pocos minutos de la estación superior hay habilitado un mirador con unas vistas increíbles. Tras bajar dimos un pequeño paseo por el pueblo. Es un pueblo precioso con una zona peatonal muy agradable y vistas hacia el glaciar de Valnontey. En la antigua aldea de los mineros se encuentra en Centro de Informacción del parque Nacional. Tras una corta visita al pueblo seguimos hasta el vecino Lillaz, donde un corto paseo nos llevó a las bonitas cascadas del mismo nombre. El sendero sube hasta la parte superior de las cascadas cuya parte superior se puede pasar sobre un puente. En total son tres caídas que suman un desnivel de unos 150 metros. Las vistas desde los diferentes miradores son preciosas. El recorrido de ida y vuelta no lleva más de una hora. Volvimos sobre nuestros pasos y desde Cogne giramos hasta adentrarnos en el Valnontey. Llegamos hasta allí en coche. En el pequeño pueblo hay un jardín botánico que no visitamos y seguimos un sendero hasta el pequeño pueblo de Verimiana, unas pocas casas de piedra en un paisaje idílico. El paseo es muy sencillo y el paisaje por el que discurre, por el fondo del valle con la cadena de Gran Paradiso de telón de fondo, es realmente maravilloso. Seguimos algo más del itinerario marcado, para disfrutar del paisaje del valle. Como en todos los lugares en los que estuvimos la cantidad de rutas que se pueden hacer hacia cotas más altas es muy amplia, pero en esta visita tan corta a Aosta no teníamos tiempo de grandes caminatas.

Cascada Lillaz, Gran Paradiso, Aosta, Italia
                                                                                                                                     Cascada de Lillaz

Tras la visita al valle tomamos el coche y retrocedimos hasta el valle y nos dirigimos a la población de Introd, con un impresionante puente de piedra y un bonito castillo, para volver adentrarnos en el parque por el valle de Valsavarenche. Pasamos por varios pueblecitos hasta llegar a Eaux Rousses, donde hicimos una corta caminata hasta Orvieilles, una pradera alpina donde está una instalación de los cuidadores del parque. Las vistas de la cadena del Gran Paradiso son muy bonitas. Cogimos de nuevo el coche y llegamos hasta el final de la carretera en Pont. Desde allí parte una preciosa caminata al refugio de Vittorio Emanuele. No podíamos hacerla entera por tema de tiempo pero sí caminamos por el fondo del valle y subimos algo  por el sendero para ganar algo  de perspectiva sobre las montañas. Es otra zona impresionante del parque nacional. Con este paseo habíamos ya visitado una parte del parque pero nos dio tiempo a hacer una pequeña caminata más para finalizar el día.

Valsavarenche, Gran Paradiso, Italia, Aosta
                                                                                                                                          Valsavarenche

Así que volvimos hasta Introd y recorrimos en coche el valle de Rhêmes-Notre-Dame. Pasamos por varios pueblos muy bonitos como el mismo que da nombre al valle y no pudimos evitar parar de vez en cuando a sacar fotos del maravilloso paisaje. Dejamos el coche al final de la carretera en un amplio parking en Thumel y tomamos el camino hacia el refugio Benevolo. Nos cruzábamos con mucha gente que volvía de hacer la ruta, éramos casi los únicos que empezábamos a hacerla a esas horas, pero nos daba tiempo. Ida y vuelta eran sólo dos horas. Es una ruta realmente preciosa y nada complicada. Pasamos por la capilla de Thumel y por una sucesión de cascadas impresionantes hasta llegar al refugio. Las vistas durante todo el recorrido son espectaculares. Este es uno de los recorridos de pequeña envergadura que hicimos que más nos gustó. Además vimos muchísimas marmotas saliendo de su madriguera y correteando por las maravillosas praderas. Un gran colofón para nuestro recorrido por el parque.

Thumel, Rifugio Benevolo, Italia, Aosta
                                                                                                Ruta desde Thumel al Rifugio Benevolo

De vuelta a Sarre pasamos por Villeneuve y Saint-Pierre con sus espectaculares castillos bien iluminados en la propia carretera. Hubiese estado bien poder visitarlos pero en este viaje no nos dio tiempo. El de Villeneuve es realmente bonito. Aparece frente a nosotros en el recorrido de vuelta y es un castillo espectacular de los muchos que se pueden ver a lo largo y ancho del valle. También en Sarre hay un precioso castillo junto a la carretera y justo enfrente podemos ver el de Aymavilles con sus imponentes torres cilíndricas.

Castillo de Sarre, Aosta, Italia
                                                                                                                                       Castillo de Sarre

DÍA 4: GRAND-SAINT-BERNARD  y BIONAZ

Este día nos dirigimos al puerto del Grand-Saint-Bernard, que ya conocíamos desde el lado suizo. Es una de las principales vías de comunicación entre Suiza e Italia y un lugar de una gran belleza. Pasamos por Aosta y nos dirigimos al norte y a medida que vamos ascendiendo las vistas mejoran cada vez más. Encontramos algunos pueblos preciosos como Gignod con su bonita iglesia, Étroubles,  donde hicimos una pequeña parada para disfrutar de la arquitectura típica alpina en su centro, sus fuentes, sus casas… y el cercano Saint-Oyen con su castillo. Desde el pueblo de Saint Rhemy hay una autopista que a través de un túnel pasa a Suiza. Evidentemente hay que ir por la carretera que nos lleva al puerto – dejando al lado la autopista - porque la naturaleza aquí es exuberante y el paisaje de alta montaña impresionante. Hicimos un montón de paradas para ver cascadas, los propios picos de las montañas… un verdadero espectáculo. De hecho la propia carretera con sus enormes curvas es ya en sí un espectáculo. Y así llegamos al col del Grand Saint Bernard, donde  encontramos el famoso hospicio donde se entrenan los perros San Bernardo. Allí nos  esperaban un lago y un impresionante paisaje de montaña. La vista del lago con las montañas de fondo es impresionante. Desde la parte trasera el hospicio de Saint-Bernard – donde hay un pequeño  museo - seguimos un sendero hasta una cumbre cercana, no demasiado alta pero con unas  vistas espectaculares de toda la zona, el  corazón de los Alpes.

Grand Saint-Bernard, Aosta, Italia
                                                                                                                                Grand Saint-Bernard

Tras retroceder por la carretera hasta Etroubles tomamos una preciosa carretera panorámica por los pueblos de Allein y Doues que nos llevó a Ollomont. Allí hicimos una ruta que nos llevó a las praderas de By, una zona de lagos, montañas y muchas zonas de campo impoluto, un  paisaje idílico. Las vistas desde l capilla Farinez junto a un pequeño lago de montaña son impresionantes con todo el valle a nuestros pies. Esta zona es además bastante remota por lo que en pleno  Agosto no encontrábamos prácticamente solos. Fue una ruta maravillosa por las vistas, el paisaje que  nos rodeaba y la soledad con que la disfrutamos.

Lagos en las praderas de By, Ollomont, Aosta, Italia
                                                                                                 Lagos en las praderas de By, Ollomont

Después seguimos en coche hasta Valpelline, adentrándonos en un nuevo valle. En Oyace, otro pequeño pueblo, pudimos ver una curiosa torre octogonal que preside el pueblo y un puente sobre una garganta. El final de la carretera está en la presa de Places de Moulin y allí paramos para hacer un sencillo recorrido por la orilla de la presa en un maravillosos paraje alpino. Una vez pasamos la primera parte del lago represado las aguas azul turquesa y las montañas que se elevan en frente y al fondo del valle formaban un paisaje idílico. Tras el paseo por la orilla del lago llegamos al pequeño pueblo de Prarayer, cuatro casas en realidad. La vista hacia atrás desde allí es preciosa. Y seguimos un poco más por el sendero ascendiendo hacia el final del valle para ganar algo de altura hasta que pudimos ver más de cerca el circo y las montañas que cerraban este fantástico paraje. Desde aquí también hay numerosa excursiones de más envergadura que se pueden realizar, como en cada rincón del valle de Aosta.

Lago Places de Moulin, Aosta, Italia
                                                                                                      Lago Places de Moulin, Aosta, Italia

Terminamos el día en Aosta, la principal ciudad del valle. La ciudad en sí no es especialmente atractiva pero sí tiene algunas ruinas romanas muy pintorescas como el antiguo teatro, un puente, restos de las antiguas murallas. Además también hay alguna iglesia de interés, pero lo que más nos gustó fueron las ruinas del teatro. Ya que estábamos en Aosta, muy cerca de Sarre, aprovechamos para cenar algo allí y después nos retiramos a descansar de otro agotador día.

Ruinas teatro Aosta, Italia
                                                                                                                      Ruinas del teatro de Aosta

DíA 5: BREUIL-CERVINIA y CASTILLOS

Para este nuevo día teníamos preparado otro de los platos fuertes del viaje: la subida en teleférico  a Plateau Rosa desde Breuil-Cervinia, a los pies del mítico Cervino – Matterhorn -. Madrugamos y llegamos pronto a Breuil, un pueblo de montaña con no demasiado atractivo pero a los pies del mítico Cervino. Y es que aunque conocíamos el Cervino desde el lado suizo, aquí estás mucho  más cerca. Estás literalmente a los pies de la impresionante pirámide de roca – la que salía en los chocolates Milka -. El teleférico lo compartimos con esquiadores ya que incluso en pleno  verano en Plateau Rosa se puede esquiar. Son tres tramos de teleférico y no tuvimos mucha suerte porque el día se empezó a cubrir y solo pudimos vislumbrar el Cervino en algunos momentos, cuando se retiraban las nubes. De todas formas el panorama de cimas nevadas por todos los lados era espectacular.  En las dos estaciones intermedias pudimos ver varios lagos en un entorno de alta montaña completamente rocoso, con el Cervino observándonos de cerca. Mencionar que este teleférico es tan caro como el del  Mont Blanc, por lo que si tienes que decidir entre uno y otro a nosotros nos gustó mucho más el del Mont-Blanc, aunque aquí también hay vistas preciosas.

Plateau Rosa, Italia, Aosta, Breuil-Cervinia
                                                                                                                      Vistas desde Plateau Rosa

Tras bajar del teleférico hicimos un pequeño paseo hasta una capilla situada sobre el pueblo de Breuil, la capilla degli Alpini. Las vistas son preciosas y la pequeña ruta encantadora. Además pasamos por una espectacular cascada que caía de las faldas del Cervino. El pueblo en sí no dio para mucho y cada vez estaba más nublado por lo que empezamos a descender por el valle. Poco después de dejar el pueblo llegamos al lago Blu junto a la carretera, otro rincón idílico. El precioso lago con el Cervino de fondo forma una estampa encantadora. El lago lo visitamos rápido ya que se aparca a escasos 100 metros del mismo. Seguimos el valle hacia abajo y paramos en la Gouffre des Busserailles, una profunda garganta donde hay una cascada preciosa. Accedimos a través de un restaurante – cosa muy curiosa – donde tuvimos que pagar una pequeña entrada. Tras esta corta parada seguimos carretera abajo hasta Paquier desde donde hay muy buenas vistas del lago de Mean, otro bonito lago de aguas turquesas, y donde pudimos parar poco después. Aunque no  es tan pintoresco como el Bleu, mereció la pena parar y dar un pequeño paseo.

Lago Blu, Breuil-Cervinia, Aosta, Italia
                                                                                                                                                    Lago Blu

Más abajo en el valle visitamos Chamois. A este precioso pueblo sólo puede llegarse en teleférico. Afortunadamente forma parte de la red de transporte público por lo que es realmente barato. El pueblo es pequeño pero muy bonito,   con su iglesia y las casitas típicas alpinas, y por supuesto con una ausencia total de coches. El pueblo lo recorrimos enseguida y tomamos un telesilla hasta el lago Lod, un enclave precioso situado sobre el pueblo. Estaba bastante concurrido, se ve que es un lugar de excursiones habitual. Y desde el mismo lago un segundo tramo de telesilla nos llevó hasta una cumbre cercana, un mirador excepcional sobre los Alpes, no tan claro como Plateau Rosa porque está mucho más bajo pero igualmente maravilloso.

Chamois, Aosta, Italia
                                                                                                                                                    Chamois

Bajamos en coche hasta Antey-St Andre, el primer pueblo importante del valle y con una preciosa vista del Cervino. Y aquí nos desviamos hacia Torgnon, un conjunto de caseríos esparcidos por una ladera montañosa y con preciosas vistas. Seguimos una carretera que nos habían recomendado por el puerto de Sant-Pantaleon. Las vistas son inmejorables y cambian mucho  respecto a las del valle que habíamos dejado  atrás. A pesar de las curvas de la carretera fue un auténtico placer conducir por aquí. Hicimos bastantes paradas para disfrutar del paisaje y sacar fotos. La carretera desciende después poco a poco hasta el valle central de Aosta y todo el descenso es realmente impresionante. La riqueza de los paisajes es simplemente espectacular. Este día nos desplazamos de nuevo a Aosta para cenar.

Vistas desde Sant Pantaleon, Aosta, Italia
                                                                                                                  Vistas desde Sant Pantaleon

DÍA 6: VALLE DE AYAS – SAINT VICENT

Otro día y otro valle para explorar, en este caso el valle que acaba en el Monte Rosa - otra cadena de cuatro miles espectaculares-, el valle de Ayas. Empezamos el recorrido por el pueblecito de Verres. La  estampa del pueblo con el puente y el impresionante castillo sobre un espolón rocoso es espectacular. Además a medida que fuimos remontando la carretera por el valle las vistas desde arriba hacia el castillo también impresionantes. El castillo es una estructura cúbica enorme que encaramada en un peñón rocoso realza aún más su tamaño. Seguimos la carretera que asciende por el valle y nos desviamos para visitar las cascadas de Isollaz. Dejamos el  coche en un aparcamiento y un sendero por el bosque desciende hasta llegar  al río. Allí tras unos cientos de metros se llega a la base de la  espectacular cascada, una de las más  bonitas que vimos en el viaje.

Castillo de Verres, Aosta, Italia
                                                                                                                                     Castillo de Verres

Poco después en Challand-Saint Victor subimos un pequeño sendero para ver las ruinas de su castillo. El castillo en sí no vale mucho la pena pero las vistas desde el promontorio en el que se levanta son excelentes sobre la parte baja del valle. Siguiendo por la carretera del valle llegamos al castillo de Graines, situado en otro espolón rocoso. Subimos a verlo para disfrutar de las vistas – la visita es rápida – pero desde luego la estampa más espectacular del mismo es la que se tiene desde la carretera valle arriba cuando  el castillo aparece sobre la colina en medio del valle. En Brusson nos desvíamos de la carretera principal para subir al col de Joux, donde hay unas fantásticas vistas hacia el valle principal de Aosta. También paramos en un santuario de piedra muy bonito, el Santuario Caduti per la Libertà. De vuelta en Brusson, hicimos una pequeña ruta hasta el Alpe Salomon, una zona elevada sobre el pueblo donde hay preciosas vistas sobre el mismo, el lago y las montañas. Es una ruta muy sencilla y el mirador que hay en la parte superior tiene unas vistas extraordinarias.

Castillo de Graines, Aosta, Italia
                                                                                                                                   Castillo de Graines

Seguimos valle arriba y nos desviamos de la carretera principal para tomar una panorámica que nos llevó al bonito pueblo de Antagnod, en una terraza sobre la ladera de la montaña. Paramos en el pueblo porque nos gustó mucho. Aparte de la preciosa iglesia hay muchas típicas casas alpinas, algunas de madera y repletas de flores. Además las vistas al valle son un complemento ideal. De aquí subimos un poco más en coche hasta Barmasc, donde hicimos una ruta corta a lo largo de un antiguo canal  de agua que discurre a buena altitud y ya nos deja las primeras vistas hacia el macizo del  Monte Rosa. Esta es una zona fantástica donde aprovechamos para comer el picnic que llevábamos preparado.

Ruta desde Barmasc, Aosta, Italia
                                                                                                                                Ruta desde Barmasc

Tras la comida seguimos la carretera panorámica hasta Champoluc, el pueblo más importante y turístico del valle. Desde allí ya se aprecian perfectamente los glaciares que cierran el valle con el  Monte Rosa encima. Vimos de pasada la iglesia, el río y algunas casas y seguimos hasta Saint Jacques donde se acaba la carretera. Es un pueblo encantador con unas pocas casas en torno a la iglesia. Desde aquí subimos al lago Blu – algo menos de 3 horas la ida y vuelta -, un lago precioso situado más arriba en el valle. Tras una zona de bosque llegamos a la pradera de Pian di Verra con bonitas vistas al macizo del Monte Rosa y sus glaciares. El sendero sigue después junto al torrente que proviene del lago y tras una subida llegamos al precioso lago de aguas turquesas. Las vistas hacia atrás con el precioso lago en primer plano, impresionantes, otro rincón precioso de los que disfrutamos en este viaje.

Saint Jacques, Aosta, Italia
                                                                                                                                           Saint Jacques

Tras la excursión no teníamos ya tiempo para mucho más, así que fuimos deshaciendo el camino valle abajo y esta ve en lugar de bajar hasta Verres, nos desviamos en Challand-Saint-Anselme por el puerto de Tzecore, ya que esta subida y el posterior descenso hasta Saint-Vicent es otra preciosa ruta panorámica con unas vitas impresionantes a lo largo de todo el recorrido. Vas disfrutando de las impresionantes montañas situadas al otro lado del valle continuamente. Llegamos a Saint Vicent un importante centro turístico y cenamos allí mismo.  Desde la carretera se ve el castillo de Ussel, otro de los magníficos castillos del valle de Aosta.

 

DÍA 7: VALLE DE GRESSONEY – BARD – PONT SAINT MARTIN

Este día nos desplazamos al valle de Gressoney. Para no perder demasiado tiempo en el  viaje tomamos la autopista a pesar de su elevado coste. Nuestra primera parada fue en Lillianes, un encantador pueblecito con su puente medieval y su preciosa iglesia. Hicimos una pequeña parada y seguimos la carretera hasta Fontainemore, donde lo más destacado es el puente sobre el río que leva a la iglesia. Junto con las montañas de fondo, es una de las imágenes características del valle.

Fontainemore, Aosta, Italia
                                                                                                                                           Fontainemore

Desde Fontainemore subimos a Pillaz desde donde hicimos una ruta al lago de Vargno y hasta la zona del refugio de Barma en la Reserva del Mont Mars. Es una zona preciosa con lagos de montaña y un paisaje muy pintoresco. En total unas dos horas y media de recorrido, pero toda la zona es realmente bonita y desde el refugio se puede continuar hacia rutas más complicadas. Es una zona poco frecuentada por lo que pudimos disfrutar de la naturaleza casi solos, a excepción de unos pocos excursionistas más que nos cruzamos. Tras la ruta seguimos la carretera valle arriba. Poco después de pasar el pueblo  se pasa por la garganta de Guillemore, a donde accedimos por un bonito puente de piedra para ver el enorme corte en la roca producido por el río.

Mont Mars, Aosta, Italia, Alpes
                                                                                                                                                 Mont Mars

Y siguiendo valle arriba llegamos a Issime, con una impresionante iglesia  que tiene un enorme fresco pintado en la fachada. Nos desviamos un poco por el valle lateral de San Grato y recorrimos un sendero hasta la capilla del mismo nombre en una bonita ubicación. Por la zona vimos muchas construcciones waltzer – emigrantes germanos – en madera y piedra. A la altura de Gaby nos desviamos de nuevo hacia otra típica aldea waltzer, Niel, una maravilla con sus típicas casitas y unas maravillosas vistas de las montañas. Dimos un corto paseo hasta unas cascadas con una importante caída. Merece la pena verlas por lo cerca que están del pueblo. En Gressoney-Sant-Jean pudimos visitar el castillo de Savoy, un precioso edificio con un jardín botánico y vistas hacia las grandes montañas del final del valle. El propio pueblo, el más turístico de todo el valle merece la pena por alguno de sus edificios así que hicimos una parada para dar un pequeño paseo por el mismo.

Seguimos subiendo hasta Gressoney-La-Trinité con una bonita iglesia y finalmente llegamos a Staffal, el final del valle. En Staffal cogimos un teleférico hasta la capilla de Sant Anna, en una bonita terraza con impresionantes vistas hacia el fondo del valle y el macizo del Monte Rosa. Las vistas de esta zona son preciosas, con las verdes praderas alpinas en contraste con los picos nevados.

Capilla Santa Anna, Aosta, Italia
                                                                                                              Camino a la Capilla Santa Anna

Tras la rápida visita al valle descendimos hasta Pont-Saint-Martin, donde destaca un impresionante puente romano. Además hay unas ruinas de un castillo en un promontorio que junto al puente y  el río  forman una preciosa estampa.  Y sin detenernos demasiado seguimos hasta Bard, un pueblo con un precioso casco medieval y sobre todo con su impresionante fortaleza, la fortaleza de Bard. Es una construcción que se levanta en varios niveles en medio del valle, en un espolón rocoso junto al río y que es realmente impactante. De hecho la fortaleza ha aparecido  recientemente en  una película de Los Vengadores. Lo bueno es que el acceso es gratuito – a todo el exterior y los caminos alrededor de los diferentes niveles - y mediante una serie de funiculares se puede llegar hasta el nivel superior desde donde se disfrutan unas vistas espectaculares en ambas direcciones. Tras visitar la fortaleza dimos un pequeño paseo por el casco antiguo del pueblo, que es muy  pequeñito y se recorre enseguida. Deshicimos el  camino poco a poco y cenamos cerca de Aosta.

Fuerte de Bard, Aosta, Italia
                                                                                                                                          Fuerte de Bard

DÍA 8: PILA – FENIS – MONT AVIC

El último día lo dedicamos a visitar algunas atracciones menores que no habíamos podido ver los días anteriores. Para empezar nos dirigimos al teleférico que de Aosta nos llevó a Pila. También se puede llegar en coche pero decidimos subir en teleférico que es mucho más corto y cómodo. Pila no tiene demasiada altitud – 1814 metros  - pero su ubicación lo convierten en un buen mirador. La panorámica sobre todos los Alpes desde el Mont Blanc hasta el Monte Rosa pasando por una infinidad de cumbres es amplia aunque si solo se sube hasta Pila no es demasiado espectacular. Desde allí hay teleféricos a puntos más altos que supongo mejoraran las vistas. También desde allí parten numerosos senderos hacia cotas más elevadas pero no teníamos tiempo de seguir ninguno de ellos así que tomamos el teleférico de vuelta a Aosta.

Desde allí nos desplazamos al parque regional del Mont-Avic, un maravilloso enclave natural al que se accede por Champdepraz o bien por Hône, muy cerca de Bard. A pesar de que el centro de visitantes se encuentra en el primer acceso, en  Covarey, decidimos tomar el segundo y más lejano porque la ruta que nos habían recomendado hacia los lagos – una de las señas de identidad del parque- parte desde el pequeño caserío de Mont-blanc (no confundir con la montaña), situado  en este segundo acceso.  Dejamos el coche en un pequeño aparcamiento en  la carretera pasando Grand-Mont-blanc  e iniciamos el ascenso hacia la parte superior del parque donde hay una gran selección de lagos. Empezamos a caminar pasadas las 12.30, que no es la mejor hora para hacer una ruta de montaña.

Paisaje en Mont Avic, Aosta, Italia, Alpes
                                                                                                                                Paisaje en Mont Avic

Tras una zona de subida siguiendo un arroyo llegamos al primer lago, el de Muffé, que no es el más pintoresco, pero ya es un buen objetivo si no tenemos mucho tiempo. Es un buen repecho pero la distancia no  es mucha. Tras el lago nos queda otro repecho similar con lo que llegamos ya a la parte superior del parque. Toda esta zona elevada es preciosa, un paisaje de montaña idílico con multitud de lagos, rocas y parches de vegetación aquí y allá. Hay una fantástica ruta circular que pasa por muchos de ellos pero la recortamos hasta pasar por un buen número de lagos, sobre todo los que se encuentran antes y después del Gran Lago que es la zona más interesante. Aquí están entre otros muchos el Lago  Bianco, el Cornuto, Vallette… Fueron unos 10 Km de ida y otros tantos de vuelta pero mereció mucho la pena porque los diferentes lagos y montes son espectaculares. Esta fue la única ruta larga que hicimos en el viaje y nos llevó una gran parte del día.

Paisaje en Mont Avic, Aosta, Italia, Alpes
                                                                                                        Otra vista del paisaje en Mont Avic

Tras bajar de monte no nos quedaba tiempo para mucho pero aprovechamos el viaje de vuelta para parar en el castillo de Fénis, ya cerrado por supuesto. Sin embargo se puede pasear alrededor y hay un camino que se aleja entre unos prados desde donde se pueden sacar fotos muy bonitas del castillo. Es de los más pintorescos que vimos a lo largo del valle, que son muchos y muy variados. Y con esto terminamos nuestro viaje por el valle. La verdad es que nos hubiese gustado estar más tiempo para abordar rutas de senderismo más largas, porque la región es un paraíso si te gusta el senderismo. Todos los valles laterales del valle de Aosta, en especial los de la parte Norte, dan a las zonas más espectaculares de los Alpes. Aquí se reúnen todos los colosos como el Mont-Blanc, el Monte Rosa, el Cervino… no se puede pedir más.

Castillo de Fenis, Aosta, Italia, Alpes
                                                                                                                                       Castillo de Fenis

DATOS ÚTILES:

Alojamiento: Optamos por reservar una casa en Sarre y desde allí desplazarnos aunque quizás sea más cómodo alojarse una parte del viaje en el fondo del valle – cerca del Mont-Blanc- y otra parte a la entrada – cerca de Bard -. La oferta de alojamientos y hoteles a lo largo de todo el valle es tremenda y los precios no son caros.

Transporte: Imprescindible tener coche para moverse por las diferentes zonas. La autopista que recorre el valle es carísima así que para uso diario  conviene usar la carretera, que va cruzando pueblos y es más lenta pero asumible. Cuidado con los límites  de velocidad porque hay muchísimos radares. Los precios de la gasolina son elevadísimos.

Comida: Al ser una zona eminentemente natural una vez dejas el valle principal, conviene llevar comida y comer de pic-nic en las numerosas zonas habilitadas en la montaña. Hay muchísimos supermercados en el  valle, algunos de ellos en la misma  carretera principal.

Lugares de interés: