Dublín: encanto irlandés a orillas del Liffey

La capital irlandesa es una ciudad con un atractivo especial. No posee la riqueza monumental de otras grandes ciudades, pero el ambiente que se respira por sus calles, en sus famosos pubs, así como algunos edificios emblemáticos como el Trinity College o la prisión de Kilmainham la convierten en un destino atractivo. Y aunque la lluvia forma parte del paisaje urbano de Dublín siempre es mejor intentar la visita en verano o finales de primavera, cuando las posibilidades de que tengamos un tiempo más estable son mayores.

Nosotros hicimos una escapada de tres días a Dublín aunque es posible verla en menos tiempo, pero algunas de las visitas que hicimos y disfrutar del ambiente de la ciudad tranquila y pausadamente hacen que tres días sea una buena elección para la visita. Llegamos a Dublín un viernes a última hora de la tarde y tras hacer el check-in en el hotel, en la margen norte del Liffey, nos fuimos directamente a la zona de pubs de Temple Bar. Aparte de degustar unas buenas pintas de cerveza en estos pubs hay bastante variedad de sandwichs y tentempiés, suficientes para la cena de este primer día.

DÍA 1:

Según nos levantamos nos fuimos a visitar la prisión de Kilmainham. Ésta es la atracción que visitamos que se encontraba más lejos del centro. Se  puede ir andando desde el centro porque no serán unos 3 Km pero, por ganar tiempo y como el trayecto tampoco presenta ningún atractivo especial, nos acercamos en autobús hasta la misma puerta. Es un fantástico edificio de piedra junto a otro edificio también muy bonito de piedra y frente al museo de bellas artes que en su entrada tiene una puerta con un torreón. Pero lo más interesante de la prisión es su interior. Hoy en día es un museo y no esta en uso, se utiliza para mostrar la historia de Irlanda. Hicimos un recorrido por sus corredores y celdas y el patio  interior es espectacular. Aquí se rodó la película “En el nombre del padre”. También vimos la capilla y el pequeño museo que alberga objetos que pertenecieron a los prisioneros.  Sólo por la vista del patio interior a donde dan los corredores de celdas de los diferentes niveles, ya merece la pena acercarse hasta aquí.

Kilmainham, Prisión, Irlanda, Dublín
                                                                                                                                                 Kilmainham

A la salida continuamos con más visitas, ya que hay que aprovechar la mañana, a la tarde todo cierra muy pronto. Nos acercamos a la mítica fábrica de cerveza Guinness. Nos acercamos también en autobús porque como ya habíamos comprobado a la ida, esta zona son los extrarradios de la capital y pasear por aquí la verdad es que no aporta nada. El edificio principal de la fábrica – más bien museo ya que no es una fábrica real – tiene la forma de una enorme pinta de cerveza. A través de los diferentes pisos fuimos viendo exposiciones sobre diferentes temas como la elaboración de la cerveza, la maquinaria utilizada para ello, sus ingredientes sus campañas de publicidad…. Todo ello está expuesto de forma que el recorrido es bastante interesante. Al final de la visita degustamos una cerveza en un bar en la planta superior donde hay buenas vistas de la ciudad, que dicho sea de paso tampoco es que sean espectaculares, pues como hemos comentado estamos en una zona un tanto apartada del centro.

Guinness Storehouse, Dublín, Irlanda
                                                                                                                                  Guinnes Storehouse

Y tras esta visita empezamos a patearnos la ciudad. Desde allí fuimos callejeando hasta llegar a la catedral de San Patricio, construida en honor del patrón de Irlanda. Se encuentra junto a una parque que permite sacar bonitas fotos de la misma. Merece la pena entrar – hay que pagar entrada -. La parte del coro es la que más nos gustó con numerosas banderolas haciendo aún más grandioso el interior de la misma. A lo largo del templo pudimos ver un buen número de esculturas, monumentos y placas de ciudadanos ilustres. Tras abandonar la catedral nos dirigimos hacia la zona más monumental de la ciudad, a través de la calle Wood Quay flanqueada de edificios de ladrillos rojos. Comimos algo rápido y llegamos a la catedral de Christ Church que está unida por un pasadizo sobre la carretera a Dublinia, un  museo histórico que visitaríamos en días posteriores.

Catedral San Patricio, Irlanda, Dublin
                                                                                                                            Catedral de San Patricio

Giramos hasta la iglesia de St. Audoen, la más antigua de la capital y a la que pudimos entrar gratuitamente para ver su interesante interior. Desde allí por la Lower Bridge Street llegamos al río Leffey que discurre por el corazón de la ciudad. Lo fuimos recorriendo hacia el este disfrutando de los diferentes puentecillos y edificios que rodean el río. Lo primero que vimos fue el edificio clásico del Four Courts con sus características columnas. Seguimos paseando y al llegar al Grattan Bridge el paisaje urbano comienza a ser más interesante. Así llegamos al Millenium Bridge, muy cercano al Temple Bar, desde donde hay una preciosa vista del Ha’penny Bridge, el puente más característico de la ciudad. Es una estrecha pasarela peatonal con un característico vallado blanco. Las vistas hacia las dos partes del río son de las más bonitas de Dublin. Y llegamos finalmente al puente O’Connell, que  comunica con la calle del mismo nombre al norte, y que es una de las calles más importantes de la ciudad.

Puente Ha'penny, Irlanda, Dublín
                                                                                                                                        Puente Ha'penny

Cruzamos el puente y fuimos paseando por esta calle. Es una calle muy animada con diferentes estatuas y algunos edificios clásicos como el de Correos. Allí encontramos también The Spire, una larguísima aguja que se levanta hacia el cielo de la capital a modo de obelisco. Tiene más de 100 metros de altura y es de acero inoxidable sin ningún tipo de adorno. Desde allí parten algunas de las calles comerciales más concurridas de Dublín. Estuvimos paseando tranquilamente por la zona y llegamos a uno de los pubs que teníamos en nuestra lista: The Church. Es un espectacular pub que se ubica en una antigua iglesia. El interior es  realmente digno de ver. Se mantienen las galerías en el primer piso y la barra en el centro de lo que era el antiguo recinto de la iglesia. Merece la pena entrar a verlo sin duda.

Y tras pasear por aquí nos fuimos acercando a la zona de los pubs en Temple Bar, donde siendo un sábado por la noche ya se empezaba a animar. Paseamos por allí y también aprovechamos para cenar algo  como el día anterior. Nos retiramos al hotel cuando ya había muchísima gente por la zona.

Temple Bar en Dublín, Irlanda
                                                                                                                                                  Temple Bar

 

DÍA 2:

Este segundo día nos organizamos igual que el anterior. Dedicamos la primera parte del día a hacer visitas y luego nos dedicamos a patear la ciudad. Nuestra primera visita fue el castillo de Dublin. El castillo se encuentra literalmente empotrado en el centro, detrás del edificio del ayuntamiento y rodeado de otros edificios más modernos que no dejan ver un perfil de castillo al uso. La mejor vista en cualquier caso la obtuvimos desde unos jardines a los que se accede por una entrada en un muro, en la parte trasera del castillo. Entramos a ver el castillo con una visita guiada – la única forma de hacerlo -. Recorrimos diferentes estancias, como el Salón del Trono, los apartamentos reales y diferentes salones. El patio interior, al que se puede acceder libremente es muy bonito rodeados de los diferentes edificios del castillo. La visita se hace bastante corta, y no llegó ni a los tres cuartos de hora, pero nos sirvió para hacernos una idea de lo que era y de paso enterarnos de algunos detalles históricos.

Castillo de Dublín, Irlanda, Dublín
                                                                                                                                       Castillo de Dublín

Tras salir del castillo fuimos a visitar otro de los lugares más bonitos de Dublin: el Trinity College. Esta institución perteneciente a la Universidad es el epicentro de la vida cultural de la capital irlandesa. Entramos por la puerta principal desde la College Green y accedimos a la plaza de Parliament Square, una monumental plaza rodeada de los edificios del College, con sus columnatas y el campanile en mitad de la plaza. Es un lugar precioso simplemente para pasear. Poco después a la derecha está la biblioteca del Trinity College. Para acceder a su interior hay que pagar. Antes de entrar sin embargo nos dedicamos a explorar los diferentes jardines del recinto, contemplando los preciosos edificios. Finalmente entramos en la biblioteca. Esta biblioteca es famosa sobre todo por albergar el Book of Kells, el manuscrito más famoso de Irlanda. En la primera planta se encuentra la Bibblioteca, con numerosas vitrinas repletas de libros y esculturas de ilustres como Isaac Newton, Francis Bacon, Aristoteles o Socrates. La Biblioteca es preciosa y en la sala Larga, con sus interminables columnas de libros te sientes como en una de las bibliotecas que salen en las películas. Es un lugar con mucho encanto. Y después visitamos en las cercanías otro pub de los más espectaculares de Dublin: The Bank, ubicado en las instalaciones de un antiguo banco y realmente pintoresco. En los servicios se podían ver las antiguas cajas de seguridad del banco.

Trinity College, Dublín, Irlanda
                                                                                                                                            Trinity College

Tras la visita volvimos al río Liffey, donde lo habíamos dejado el día anterior, en el puente O’Donnell. Desde el puente las vistas  son muy buenas. Y seguimos caminando hacia el este por la ribera del río tras comer algo. En la zona norte del río hay varios paseos habilitados sobre el río por lo que es muy agradable pasear por allí. Fuimos paseando de puente en puente y vimos algún edificio emblemático como el Custom House, con su cúpula verde y su entrada protegida por varias columnas. Aquí se suceden también varios edificios más modernos a ambas riberas del río. Tras otro puente vimos las esculturas del Famine Memorial, realmente impresionantes. Son una serie de personas hambrientas que simulan pasear por la acera en  conmemoración de la Gran Hambruna que sufrió Irlanda. Poco después se llega a un austero arco del triunfo en una zona donde   una serie de edificios modernos rodean una especie de lago con una plataforma que parece ser utilizado para diferentes eventos. Aquí nos desviamos un poco al norte del río donde hay una curiosa urbanización en una zona de canales, y adornada con unas cascadas artificiales. Un lugar de construcciones nuevas pero realmente curiosas.

Custom House, Dublín, Irlanda
                                                                                                                                            Custom House

Y enseguida volvimos al paseo principal del río y llegamos a otro puente peatonal precioso, el Sean O’Casey. Seguimos caminando y viendo edificios modernos en esta zona, y llegamos a otro bonito puente, el Samuel Beckett. Allí mismo en la carretera hay unas estructuras curiosas que aparentemente son unos puentes levadizos que se encuentran en la desembocadura de un canal en el río. También allí hay un interesante edificio, el centro de convenciones de Dublin. Atravesamos el puente para seguir recorriendo el rio por la margen sur. Desde aquí se ven los edificios de la otra orilla, mezcla de edificios modernos y de otros más antiguos. El paseo enseguida va perdiendo interés pues nos acercamos a la zona portuaria. Nos metimos hacia el sur hasta la Grand Canal Square, otra zona muy interesante de canales y edificios modernos. Esta zona es agradable para pasear pues hay edificios muy modernos de diseño que contrastan con algunos antiguos almacenes portuarios. Seguimos la calle Grand Canal Quay.

Grand Canal, Irlanda, Dublín
                                                                                                                                               Grand Canal

Volvimos caminando hasta el parque Merrion, una agradable zona verde de las que escasean en Dublin y en uno de cuyos extremos se acumulan algunos muses como la National Gallery.  Seguimos hacia el oeste donde pudimos entrar en la iglesia anglicana de St Ann y llegamos a Grafton Street, que al ser un domingo estaba bastante desangelada, con los comercios cerrados. Seguimos hasta otra iglesia, la de St Andrews, que también visitamos de pasada y vimos la estatua de Molly Malone, uno de los iconos de la ciudad. Es una pequeña estatua que recrea a la protagonista de una popular canción irlandesa. Se trata  de una pescadera que iba vendiendo su mercancía por las calles de Dublín. Y después de esto volvimos a The Bank, para cenar algo rápido, dar una vuelta por la zona de Temple Bar y retirarnos al hotel.

Exchequer Street, Grafton Street, Dublín, Irlanda
                                                                                              Exchequer Street camino a Grafton Street

DÍA 3:

Empezamos nuestro último día en Dublin con una interesante visita a Dublinia. Se trata de una muestra que da a conocer la vida en el Dublín medieval y vikingo y que resultó ser una de  las visitas más atractivas de las que hicimos en la ciudad. Se ubica frente a a la impresionante Christ Church, la más antigua catedral protestante de la capital irlandesa. De hecho ambos edificios están unidos por un puentecillo que sobrevuela la calle que los separa. Se trata de un edificio neogótico además  de la propia exposición pudimos visitar la parte superire de la torre desde donde hay preciosas vistas de la ciudad.

Dublinia, Dublín, Irlanda
                                                                                                                                                       Dublinia

En su exhibición dividida en tres plantas pudimos ver preciosas reconstrucciones de cómo era una feria medieval, o de una casa vikinga, o las calles y casas de la época medieval. A lo largo del recorrido hay reconstrucciones de edificios y figuras humanas a tamaño natural, y se navega a lo largo de la historia de la capital irlandesa. Es una visita muy amena y además muy adecuada si vas con niños, porque todo está presentado de una forma muy visual y entretenida. Además con la entrada va incluida la visita a la catedral de Christ Church, que como  hemos dicho  se encuentra justo al lado. El interior de la iglesia es bastante monumental y lo que más nos gustó fue la cripta, la estructura más antigua de Dublín que aún se mantiene en pie. Allí se pueden ver  unas exposiciones pero lo más interesante es  la propia exposición en sí  misma. La cripta alberga diferentes estatuas y esculturas medievales. Y como curiosidad, también nos sorprendió encontrar aquí una cafetería, un rincón  muy acogedor donde poder tomar algo.

Y tras la visita a la catedral nos dirigimos al Museo de Arqueología de la ciudad. No es que seamos unos apasionados de los museos, pero habíamos leído muy buenas reseñas de este museo y además es gratuito por lo que nos acercamos a echar un vistazo. El propio edificio en sí la verdad es que ya merece bastante la pena. Es un edificio con una entrada repleta de columnas bajo una nave  central cilíndrica. De camino pasamos por el Trinity College, que al ser lunes se encontraba mucho más animado que el día que lo visitamos nosotros. El museo de arqueología cuenta con diferentes exposiciones, desde objetos del neolítico, de los vikingos hasta otros que nada tienen que ver con la propia Irlanda, como exposiciones de objetos rituales egipicios. Es una muestra interesante y tras una visita rápida nos dedicamos a aprovechar nuestras últimas horas en Dublín antes de coger el avión de vuelta.

Museo de Arqueología, Dublín, Irlanda
                                                                                                                               Museo de Arqueología

Paseamos por Grafton Street, la calle comercial más animada de la ciudad, completamente peatonal y con mucho que ver para poder entretenernos. El lunes a mediodía estaba muy animada y nos entretuvimos simplemente paseando y entrando en algún otro que otro comercio. Justo en el extremo sur de la calle hay un gran parque –St Stephen’s Green - al que se accede por un arco monumental, tipo Arco del triunfo. El parque en sí no tiene nada pero dimos un pequeño paseo y nos fuimos a comer.  Comimos en un local en un gran centro comercial cercano,  el St George's Arcade Market. Además este centro comercial se encuentra en un edificio bastante interesante y cuyo  interior también muy bonito nos recordó algo al CoventGarden de Londres, aunque salvando las distancias claro.

The Spire, Dublín, Irlanda
                                                                                                                                                    The Spire

Y después de comer aprovechamos para caminar junto al río y las zonas que más nos gustaron, hasta que nos dio la hora de recoger nuestras cosas en el hotel y salir camino del aeropuerto. Una bonita escapada, que si bien es cierto no cuenta con los atractivos monumentales que pueden tener otras  capitales europeas, es un destino muy agradable para pasar un par de días o tres. Realmente en dos días se puede visitar perfectamente Dublín.

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