Gargantas del Verdon: el Gran Cañón europeo

Las gargantas de Verdon se encuentran en la zona alta de la Provenza, formando parte ya de la región prealpina. Es un gigantesco desfiladero por el que discurre el río Verdon, formando paisajes espectaculares, probablemente el cañón de río más espectacular en Europa. Discurre entre los pueblos de Castellane y Moustiers-Sainte-Marie, uno de los pueblos catalogados como de los más bonitos de Francia. Sólo hacer la ruta en coche y visitar los diferentes miradores nos lleva un día completo. Es recomendable reservar un segundo día para hacer alguna ruta de senderismo por la zona y/o alguna actividad acuática por  ejemplo en el Lago de Sainte-Croix, cercano a Moustiers en uno de los extremos de la ruta.

Lago de Sainte-Croix
                                                                                                                                   Lago de Sainte-Croix

Comenzamos la ruta en Moustiers, un idílico pueblo situado en un desfiladero y atravesado por un arroyo que va cayendo en cascadas desde la parte más alta del pueblo. Podemos subir hasta la capilla de Notre-Dame de Beauvoir por una calzada empedrada bastante empinada, para disfrutar de preciosas vistas del pueblo que se extienden hasta el lago de Sainte-Croix.  Incluso después de la capilla podemos seguir ascendiendo por un sendero dentro de la garganta. El propio pueblo merece la pena una visita ya que sus callejuelas sobre la ladera de la montaña atravesadas por el arroyo en diferentes puntos dejan estampas encantadoras. Desde la Place du Couvert muy cerquita de la oficina de turismo hay también buenas vistas del riachuelo y las casas que cuelgan prácticamente sobre él. Una vez visitado el pueblo podemos acercarnos al lago Sainte-Croix, donde un alto puente – Pont de Galetas - cruza el río Verdon en el inicio de las gargantas. Es un lugar fantástico para detenerse y sacar buenas fotos del comienzo de las gargantas, ya encajadas entre altos acantilados.

Moustiers y la garganta detrás del pueblo
Moustiers y la garganta detrás del pueblo

En el lago podemos alquilar un patín y hacer un recorrido por el propio lago o mejor aún pasar bajo el mencionado puente y adentrarnos en las gargantas hasta donde el nivel de agua nos lo permita, ya que en verano el río no suele bajar muy caudaloso. Sin embargo solo avanzar unos cientos de metros encajonados por los altísimos acantilados es una experiencia sin igual. También podemos disfrutar de la playa del lago situada junto al puente o realizar otro tipo de actividades acuáticas. El lago ya nos regala ese precioso tono de verde de sus aguas que nos acompañará a lo largo de las gargantas y que las dan nombre.

Panorámica de Moustiers
                                                                                                                           Panorámica de Moustiers

Y una vez visto el lago comenzamos la ruta en coche por las gargantas. La ruta discurre prácticamente en su totalidad por la parte alta de la garganta, con lo que las vistas panorámicas espectaculares están garantizadas a lo largo de todo el recorrido. Podemos recorrer las gargantas por la orilla norte o por la sur. Lo ideal es hacer un recorrido circular y ver ambas partes, pero hay que tener en cuenta que el recorrido puede llevar unas 4 horas, a las que hay que sumar las numerosas paradas que haremos para disfrutar del espectáculo natural que nos ofrece el enclave. La carretera es muy estrecha y sinuosa y en verano es una ruta muy transitada, con numerosos autobuses incluso, por lo que el avance se hace lento. Por tanto, sólo la ruta en coche con las paradas en los miradores ya nos llevará un día entero. Si no disponemos de tanto tiempo, es preferible elegir  la ruta por la orilla norte ya que es más corta, la carretera es algo mejor y pasa por los mejores miradores – y los más altos – incluido el famoso Point Sublime.

Comenzamos por la ribera norte y la carretera asciende rápidamente hasta llegar a un nivel a bastante altitud, que ya nos ofrece las primeras vistas del lago que acabamos de dejar atrás. Es una carretera estrecha y en los primeros tramos hay numerosos lugares donde detenerse para disfrutar de las vistas verticales sobre el río aunque en pleno verano suelen estar atestados y muchas veces es complicado parar. No obstante la gente suele dejar el coche en la propia carretera, lo que dificulta aún más la circulación. A unos 3 Km de haber empezado a circular por la parte elevada de la carretera aparece el primer mirador señalizado: el de Mayreste, que ofrece una espectacular vista aérea de las gargantas tras recorrer un pequeño sendero de 200 metros. A partir de aquí la carretera se aleja un poco de la garganta y llegamos a uno de los pueblos más bonitos del Verdon, situado en lo alto de una ancha llanura: La Palud sur Verdon, a los pies de la Cresta de Montdernier y del Mourre de Cahnier.

Vistas desde el mirador de Mayreste dirección Sainte-Croix
                                                                 Vistas desde el mirador de Mayreste dirección Sainte-Croix

Pasando 1 km de La Palud sur Verdon tomamos la espectacular Route des Crêtes, una carretera de unos 23 kilómetros – parte de los cuales son de sentido único – que es una sucesión casi interminable de miradores que ofrecen las mejores vistas de las Gargantas. El primero de ellos es el mirador de l’Escalès, uno de los más impresionantes, y muy elevado sobre el río. Desde allí se pueden ver águilas y buitres volando al mismo nivel que nos encontramos y descendiendo  por los acantilados que caen más de 300 metros hasta el río. La carretera sube hasta una altitud de 1320 metros, cerca del Jas d'Aire. En algunos lugares, se ve el Verdon serpenteando con sus aguas verdosas casi 700 metros más abajo. Entre los numerosos atractivos merece la pena destacar miradores como Guègues, Glacières o Dent d’Aire. Todos ellos están perfectamente habilitados, con  barandillas en las zonas más expuestas. Tras recorrer la parte más espectacular de la carretera llegamos al Chalet de la Maline, inicio o al final del sendero Blanc-Martel, la mejor ruta a pie por las gargantas. Desde los miradores se ve claramente la carretera que recorre la orilla sur de las gargantas. Recorrer la ruta circular nos lleva como mínimo dos horas o más según el número de paradas que hagamos pero las vistas a lo largo de la misma son increíbles. Una vez concluida la ruta, la carretera nos devuelve a la ruta principal justo antes de La Palud, que tendremos que cruzar de nuevo en nuestro camino a Castellane.

Vistas desde las route des Crêtes
                                                                                                             Vistas desde las route des Crêtes
Vistas desde la route des Crêtes
                                                                                                        Más vistas desde la route des Crêtes

 

 

Tras La Palud, a los pies de una montaña en el que se encuentran las ruinas de un castillo medieval, se encuentra el pequeño pueblo de Rougon. Es un enclave idílico, de postal, pero requiere desviarse de  la ruta un poco. También ofrece una vista distante de la entrada de la parte más espectacular de las gargantas. La misma vista que ofrece el Point  Sublime pero desde más lejos. Sin desviarnos, a unos 3 Km de La Palud encontramos el aparcamiento para el Point Sublime. Un sendero de poco más de cinco minutos nos lleva a un mirador desde donde la vista de los acantilados de las gargantas es espectacular. A partir de aquí y hasta Castellane la carretera desciende y discurre muy cercana al río, donde hay diferentes lugares que se usan como playas fluviales, aunque el baño está prohibido – no obstante en verano hay muchísima gente que lo hace-. Castellane es un pueblo cuyo principal  atractivo es la capilla de Notre Dame du Roc, situada en un elevado risco sobre el pueblo y que ofrece preciosas vistas del río, cruzado por un pintoresco puente. Llegar hasta arriba supone un paseo de unos 40 minutos, pero las vistas son realmente preciosas.

Castellane y su capilla
                                                                                          Capilla de Notre Dame du Roc en Castellane

Para completar el recorrido circular por las gargantas nos dirigimos a la población de Trigance, presidida por su imponente castillo, para lo cual  retrocedemos desde Castellane por donde hemos venido hasta cruzar el Verdon y tomar la carretera D955. La carretera discurre unos kilómetros alejada de la garganta ganando altura hasta llegar al primer mirador importante: Balcons de la Mescla. La carretera continúa muy cercana a la garganta con numerosos miradores habilitados y otras veces simplemente con espectaculares vistas desde la propia ruta. Unas veces avanzamos por terreno rocoso y otras por boscoso. Poco después de este primer mirador pasamos por un bonito puente, el Pont de l’Artuby, que salva el cañón del Artuby, un cañón secundario que desemboca en la garganta del Verdon.  La carretera continúa muy pegada a la garganta y podemos ver en frente la ruta des Crêtes que se eleva en su parte más espectacular, en el otro lado del río. En el Falaise des Cavaliers podemos caminar hasta un mirador con una vista muy aérea del río. Después pasamos por la zona del Falaise de Baucher también con grandes vistas y por el Cirque de Vaumale ya muy cerca del pueblo de Aiguines, donde otro espectacular mirador nos regala nuevas  vistas del cañón. Después la carretera mejora y llegamos al mencionado Aiguines,  otro bonito pueblo con su correspondiente castillo y grandes vistas hacia el lago  de Sainte-Croix que cierra nuestra ruta circular. Cerca podemos visitar también Salles-sur-Verdon, un tranquilo  pueblo en las orillas del lago, donde se pueden realizar todo tipo de actividades acuáticas.

Vista desde Balcons de Mescla
                                                                                                          Vistas desde Balcons de la Mescla

Tras esta extenuante ruta en coche merece la pena dedicar un día a hacer senderismo por las gargantas. Hay numerosas rutas, unas ascienden a las cumbres que rodean el río - Grand Margès desde Aiguines es una interesante opción -  y otras discurren por diferentes tramos de la garganta. En la oficina de turismo  de Moustiers nos recomendaron el sendero Martel, una ruta exigente de 15 Km que discurre entre el Point Sublime y el Chalet de la Maline. Lleva unas seis horas. Es una ruta realmente espectacular y como es bastante larga tienes que dejar el coche en el Point Sublime y un autobús nos llevó hasta el chalet de la Maline para comenzar el sendero. Es preferible hacerlo así ya que así partimos del punto de mayor altitud de la ruta y el ascenso final es menos duro.  Tanto el descenso inicial como la subida final se hacen a través de un tramo importante de escaleras. Hacer ida y vuelta en un día es prácticamente inviable si queremos disfrutar del entorno. La ruta es impresionante, discurre con el río a un lado  y las paredes de la montaña a otro. Es necesario llevar linterna u otro elemento de iluminación ya que hay un par de túneles en los que no hay ningún tipo de iluminación. Incluso si no queremos hacer la ruta completa descender hasta el lecho del río y caminar un rato junto a él merece mucho la pena. Otra opción es la la senda de l´Imbut, que parte desde la parte inferior delcañón también desde el chalet de la Maline. Esta ruta no es aconsejable para personas que sufren de vértigo, aunque está provista de cables de acero para ayudarse. Nosotros solo hicimos un pequeño tramo para disfrutar de un precioso puente sobre el río y algunas pozas de agua verdosa.

Vistas desde el Point Sublime
                                                                                                                   Vistas desde el Point Sublime

Para llegar a las gargantas es necesario coche, y se puede comenzar desde Castellane – a dos horas de Niza -  o bien desde Moustiers – a otras dos horas de Marsella -. El pueblo más bonito para alojarse es Moustiers aunque la Palud es una buena opción si se tiene pensado dedicar un día a hacer senderismo, ya que su ubicación es más conveniente. En  cuanto a restaurantes podemos comer en cualquiera de los pueblos que jalonan la ruta. En la ruta des Crêtes no hay ningún lugar donde comer por lo que una buena opción es hacer un picnic en alguno de los miradores o zonas anexas a la carretera. Igualmente la ribera sur está menos provista de núcleos de población y por lo tanto restaurantes  u hoteles.

Vistas desde Notre Dame du Roc en Castellane
                                                                                      Vistas desde Notre Dame du Roc en Castellane

 

A continuación podemos ver más fotos con los espectaculares paisajes que nos dejaron la visita a las gargantas del Verdon, sin duda uno de los lugares naturales más espectaculares de Europa.