Ruta por los preciosos pueblos de las Cinque Terre

Hacemos una escapada a este maravilloso rincón de la costa italiana en la región de Liguria. Visitaremos los idílicos pueblecitos de las Cinque Terre, con sus casas de colores, que parecen estar incrustadas en la pared de la montaña, y rodeadas de un sugerente mar azul. El Parque Nacional de las Cinque Terre está formado por cinco pueblos: Riomaggiore, Manarola, Conigglio, Vernazza y Monterroso. Los pueblos están unidos por las vías del tren y por un sendero que bordea la costa. Forman sin duda uno de los rincones de la costa italiana más atractivos y pintorescos.

Nosotros nos alojamos en La Spezia. No es  la opción más cómoda pero sí la más barata. El alojamiento en los pueblecitos es más escaso y mucho más caro. La Spezia es una pequeña ciudad de unos cien mil habitantes justo al sur de las Cinque Terre y ofrece todo tipo de servicios por lo que es una buena base para explorar la zona.  Además hay un tren que te lleva por los cinco pueblos y para el cual puedes sacar una especie de abono por días para  subir y bajar las veces que necesites. Es la mejor opción para visitar la zona en temporada alta. Nosotros estuvimos  en Junio y ya había mucha gente. Utilizamos nuestro propio coche pero la experiencia que tuvimos es que aparcar es bastante complicado, por lo que no me lo quiero ni imaginar en pleno  verano. Además las carreteras son estrechas y con muchas curvas, bastante insufribles.

DÍA 1: MONTEROSSO

Empezamos la visita en el pueblo más alojado de La Spezia, Monterosso, que  es el mayor de los cinco pueblos de las Cinque Terre, y es además el que tiene la playa más accesible en la región. Antes de bajar al pueblo seguimos la carretera hasta la punta Mesco, al oeste del pueblo en dirección a Levanto. Es un mirador excepcional sobre la costa, ya que la altura es bastante grande y en medio de una zona boscosa tenemos varios puntos desde los que disfrutar de las impresionantes vistas.

Una vez visitado este fantástico mirador natural conducimos hasta Monterosso. El pueblo  se divide en dos partes: la playa principal con su paseo marítimo se encuentra hacia el oeste; y el casco antiguo lo encontramos al este a donde se llega a través de un túnel en la carretera o bordeando un pequeño promontorio en un paseo peatonal. Aunque el paisaje es quizás menos espectacular y el pueblo es menos "de postal" que los otros de las Cinque Terre, Monterosso es un pueblo muy agradable y con mucho que ver.

Punta Mesco, Monterrosso al Mare, Cinque Terre, Italia
                                                                                                        Punta Mesco, Monterrosso al Mare

Aparcamos el coche en un parking que se encuentra en mitad de la playa y que afea un poco la zona. La playa en sí se encuentra en el centro de la ciudad y es bastante larga. Es una mezcla de arena y piedra pequeña y está en un entorno muy pintoresco, con afloramientos rocosos a ambos lados y es una de las pocas playas en las Cinque Terre, por lo que en verano está abarrotada. Nos acercamos al extremo oeste de la playa donde se encuentra la espectacular estatua de Neptuno. La estatua se llama El Gigante y representa a Neptuno, dios del mar. Esta enorme y espectacular estatua, de 14 metros de altura, parece a primera vista ser parte de la roca que está sujetando, completamente integrada en el afloramiento rocoso que se sitúa bajo una villa. Desde aquí seguimos el paseo costero hasta detrás de la estatua donde hay un pequeño puerto y el paseo asciende algo para darnos una muy buena vista de la playa. Tras el puerto el camino nos lleva hasta una cala de piedras con fantásticas vistas hasta las Cinque Terre .Tras llegar al final de la cala retrocedimos y estuvimos paseando por el  paseo junto a la playa. Es un paseo estrecho con una carretera al lado y con bastantes terrazas de bares y restaurantes.

Playa de Monterosso al Mare, Cinque Terre, Italia
                                                                                                                  Playa de Monterosso al Mare

 A medida que nos aproximamos al este el paseo gana algo de altura y allí llegamos a un promontorio que separa la playa de la parte antigua de la ciudad. Desde el promontorio  tenemos vistas preciosas a los dos lados de la población. Justo en el promontorio hay una pequeña torre resto de antiguas fortificaciones – la torre Aurora -  y en la parte que queda por encima hay una iglesia, la de San Francisco, parte del convento de los Capuchinos.  En la parte antigua a la que llegamos tras descender del promontorio también hay una pequeña playa. La parte más antigua de Monterosso tiene un centro interesante que consiste en callejones antiguos (conocidos en Italia como carruggi) y casas antiguas, así como la Iglesia de San Juan Bautista, con una característica fachada de rayas. Estuvimos paseando por esta zona descubriendo los diferentes rincones delas callejuelas atestadas de comercios, bares y terrazas. Las casas son muy pintorescas, pintadas de vivos colores y amontonadas unas encima de otras.

Pasando por debajo de las vías del tren salimos a la pequeña playa de piedras, y aquí hay un espigón que podemos recorrer hasta situarnos debajo del promontorio que separa las dos partes del pueblo. Es una zona muy bonita por las vistas de la costa que ofrece. Después subimos al cerro que separa las dos partes del pueblo donde se encuentran los restos del castillo de Monterosso. Pudimos ver los restos de las murallas, tres torres circulares y una torre cuadrada y el cementerio de la Iglesia de San Francisco. Desde la iglesia hay grandes vistas del pueblo de abajo y los promontorios que encierran las Cinque Terre. De nuevo en la playa aprovechamos para comer algo rápido antes de seguir el paseo, que continúa hacia el este subiendo por la ladera del monte hasta llegar a un hotel. Sin embargo desde este paseo colgado en la roca vemos unas vistas maravillosas desde la otra punta del precioso pueblo.  

Monterosso al Mare, Cinque Terre, Italia
                                                                                                     Zona antigua de Monterosso al Mare

Solo llegar hasta aquí merece mucho la pena por las vistas. Sin embargo justo por debajo del hotel parte un maravilloso sendero que va desde Monterosso a Riomaggiore – último pueblo del Parque Nacional - con vistas impresionantes de la costa de las Cinque Terre. El tramo entre Monterosso y Vernazza es encantador con magníficas vistas, aunque el primer kilómetro más o menos según se sale de Monterosso es un interminable subir por escaleras empinadas. Decidimos hacer este tramo del  sendero para ver la costa más de cerca. Son unos 4 Km que van por un sendero perfectamente acondicionado por la ladera de las montañas costeras y con unas vistas maravillosas. En algunos tramos hay barandillas de madera para protegernos de las caídas. Y finalmente llegamos hasta Vernaza, la segunda de las poblaciones de las Cinque Terre. Al poco de dejar Monterosso ganamos mucha altura y hay unas vistas espectaculares hacia atrás, hacia el pueblo y su playa. Tras disfrutar de la costa y sus maravillosas vistas, la vista de Vernazza según llegamos por el sendero costero es maravillosa. Hay varios miradores desde donde tenemos unas postales perfectas. El camino es bueno aunque en muchas zonas es estrecho y hay trozos en los que incluso hay que esperar turno porque no entran dos personas de frente. Por cierto que para realizar este sendero, como los otros senderos de la costa de las Cinque Terre hay que comprar la Cinque Terre Card, y enseñarla en unas casetas habilitadas a tal efecto.

Sendero desde Monterosso, Cinque Terre, Italia
                                                                                                                    Sendero desde Monterosso

Y así llegamos a Vernazza. Sin embargo no teníamos tiempo para explorar ese día este pueblo así que simplemente nos dirigimos a la estación del tren en la parte superior y regresamos a Monterosso para coger el coche y volver de nuevo a La Spezia.

Panorama a la llegada a Vernazza, Cinque Terre, Italia
                                                                                                          Panorama a la llegada a Vernazza

DÍA 2: VERNAZZA

Tras desayunar en el hotel de La Spezia nos dirigimos de nuevo a las  Cinque Terre, en este caso a la población de Vernazza, que ya habíamos vislumbrado el día anterior. Llegar a Vernazza es algo más engorroso que llegar a Monterosso. Hay que dejar el coche en Vernazzola, a un Km del pueblo y desde allí tomar un autobús que nos deja en el pueblo. No es de extrañar porque el pueblo está encajonado entre las montañas y no hay aparcamiento posible. Además la carretera de acceso es realmente  estrecha. También se puede llegar en tren.

Vernazza es probablemente el más bonito de los pueblos de la región de Cinque Terre. Esto se debe en parte a su precioso entorno natural alrededor del puerto y a la adoquinada calle principal que conduce desde el puerto hasta la estación, que está rodeada por los edificios de colores brillantes que albergan pequeñas tiendas, cafés y casas. La ciudad está rodeada de olivares en terrazas muy abruptas. Nada más nos dejó el autobús en la parte superior fuimos avanzando por una callejuela hasta llegar a la plaza del ayuntamiento donde se encuentra la estación que habíamos utilizado el día anterior.  Tras la estación empieza la parte más bonita de la calle, una preciosa sucesión de casas decolores – algunas un tanto desvencijadas – que a través de bares, restaurantes y comercios nos acaba conduciendo hasta el puerto. En el centro histórico se pueden ver muchos balcones hermosos en las casas, arcadas y puertas decoradas repartidos por la ciudad. El diminuto puerto es realmente precioso. Se pueden ver hasta pequeñas barcas de pesca que las suben a la zona del paseo.

Calle principal de Vernazza, Cinque Terre, Italia
                                                                                                                     Calle principal de Vernazza

En el puerto lo primero que vemos es la iglesia de Santa Margherita di Antiochia en uno de los lados y una pequeña plaza desde donde parte una hilera de coloridas casas.  La población se ha desarrollado en torno a un puerto natural en forma de anfiteatro, que es el único puerto natural en el Cinque Terre y que hace que éste sea uno de los pocos pueblos de pescadores auténticos en esta parte de Italia. La importancia de su historia marítima se evidencia en los numerosos edificios defensivos que todavía se encuentran en el pueblo, como casas torre y el antiguo castillo de la familia Doria.

La Iglesia que nos encontramos en uno de los lados del puerto es la iglesia de Santa Margherita di Antioquía, construida en el estilo gótico de Liguria. Fue construida sobre un acantilado con vistas al mar y cuenta con un impresionante campanario de 40 metros alto con una cúpula octogonal. El interior todo de piedra muy rústico es realmente bonito. La plazoleta que está a la entrada de la iglesia también ofrece unas preciosas vistas. Volvemos a la plaza principal del puerto y avanzamos por las casas decolores hasta llegar al espigón del puerto. Lo recorremos hasta el final porque las mejores vistas se obtienen desde este punto, desde el espigón , la pequeña plaza y otro espigón menor que se encuentra hacia el otro lado del acantilado.

Puerto de Vernazza, Cinque Terre, Italia
                                                                                                                                   Puerto de Vernazza

El castillo de Doria se encuentra en la cima de un acantilado, en el centro del puerto y domina el horizonte de Vernazza. En la parte superior del castillo hay una torre de vigilancia cilíndrica con una base cuadrangular llamada Belforte. Hay una gran vista desde el castillo hacia los alrededores. Subimos desde la zona del puerto hasta aquí para disfrutar de las vistas. Hay una terraza estupenda con posibilidad de disfrutar de  la vista hacia la costa o hacia el propio puerto del pueblo y su iglesia. Il Torrione es una torre que se encuentra en el lado opuesto del castillo Doria en interior del jardín del Convento de San Francisco y también se puede ver desde la terraza. Originalmente, las antiguas murallas de Vernazza empezaban aquí y partes de éstas todavía se pueden ver.

Vistas desde el castillo de Vernazza, Cinque Terre, Italia
                                                                                                       Vistas desde el castillo de Vernazza

Retomamos la vía Roma, la arteria principal del pueblo y  remontamos la calle hasta que encontramos un pintoresco túnel  a la derecha. Lo atravesamos y llegamos a una pequeña playa de piedra en Vernazza. La playa es muy bonita porque se encuentra bajo los altos acantilados en los que se asoman las casas sobre nuestras cabezas. Algunas de las casas literalmente se descuelgan sobre los acantilados hasta nuestra posición. Tras ver la playa volvemos por el túnel y nos dirigimos a otra zona donde las vistas del pueblo son preciosas. Subimos hasta otra torre defensiva situada en los acantilados al este del pueblo. Desde aquí la vista es preciosa, quizás la que más aparece en las guías y postales, con todo el caserío extendiéndose  hacia el mar. Por aquí una intrincada red de callejuelas y escaleras nos llevan hasta el mirador.

Vista clásica de Vernazza, Cinque Terre, Italia
                                                                                                                        Vista clásica de Vernazza

Y tras bajar nos fuimos hasta la torre defensiva que se encuentra en frente al otro lado del pueblo, donde subimos de nuevo hasta una torre con su reloj que debía pertenecer a algún edificio público. Junto a la torre hay una terraza panorámica con nuevas vistas del pueblo.  Estuvimos callejeando y recuperamos fuerzas comiendo algo para poder hacer por la tarde otra parte del sendero, en concreto la parte que va hasta Corniglia.

Vista de las casas de Vernazza, Cinque Terre, Italia
                                                                                                               Vista de las casas de Vernazza

El sendero, que  comienza justo encima de la estación, discurre con vistas al mar y con una bonita panorámica del pueblo de Corniglia en lo alto de la colina. Este pueblo no es tan fotogénico como Vernazza pero las casitas de colores le dan mucho encanto. El recorrido es similar al que hicimos el día anterior, 4 Km por la ladera de la montaña y a través de un sendero muy similar. Desde la caseta de Vernazza a la caseta de Corniglia tardamos algo  menos de dos horas, teniendo en cuenta las numerosas paradas para sacar fotografías.  El camino es muy agradable pero si he de elegir me quedo con el recorrido  del día anterior.  De camino bajamos a la playa de Guvano muy cerca de Corniglia. Aunque el ascenso de regreso fue un poco pesado merece la pena llegar hasta abajo. Tras llegar a Corniglia repetimos la operación del día anterior. Tomamos el tren para volver a Vernaza – tras bajar una interminable serie de escaleras - . Y desde allí tuvimos que esperar de nuevo al autobús para regresar hasta el parking donde habíamos dejado el coche. Y ya con el coche nos acercamos al santuario de la Virgen de Regio, un bonito edificio en las montañas con una terraza que ofrece buenas vistas hacia la costa. También  hay un sendero que parte de Vernazza y llega hasta el santuario.

Sendero de Vernazza a Corniglia, Cinque Terre, Italia
                                                                                                           Sendero de Vernazza a Corniglia

DÍA 3: CORNIGLIA - MANAROLA

Nuestro tercer día nos desplazamos a Corniglia. El pequeño pueblo de Corniglia está encaramado en una cresta rocosa sobre el mar y desde el pueblo las vistas son espectaculares. Corniglia es bastante diferente de los otros pueblos de Cinque Terre ya que está elevado (unos 90 metros) sobre el mar en una repisa de roca en lugar de encontrarse a nivel del mar. Se puede bajar al nivel del mar, aunque no hay mucho que ver, a través de un tramo de varios cientos de escaleras, como el que tuvimos que bajar el día anterior hasta la estación del tren.

Corniglia, Cinque Terre, Italia
                                                                                                                                                    Corniglia

La mayoría de las casas altas a lo largo del promontorio de roca son de cuatro pisos de altura y muchas están pintadas en colores brillantes, creando un entorno muy pintoresco. Es muy fácil explorar Corniglia: hay una plaza abierta al final de la zona vieja y un estrecho callejón que se sumerge de inmediato entre las altas casas antiguas. Este camino es Via Fieschi y casi el único. A partir de esta misma plaza también se puede seguir un par de cientos de metros por la carretera principal para disfrutar de una mejor vista de las casas del pueblo. Lo único que afea un poco el pueblo es la carretera que corta en dos la zona vieja.

Calle de Corniglia, Cinque Terre, Italia
                                                                                                                                     Calle de Corniglia

Estuvimos paseando por las callejuelas y salimos a diferentes terrazas con vistas hacia la costa. Entre las callejuelas hay alguna placita y rincones muy pintorescos. Bajamos gran parte de las escaleras hacia la costa – realmente agotadoras – aunque no llegamos hasta abajo porque ya vimos que no había nada que ver. El mirador de Santa María en la parte alta ofrece una fantástica vista del mar y de la costa. En el otro lado de la carretera vimos la  Iglesia de estilo gótico de San Pedro, el principal monumento histórico del pueblo. Lo más destacado son las vidrieras detrás del altar. En la entrada hay una bonita plaza que hace de terraza elevada hacia las casas de la zona vieja. Fue muy agradable dar un paseo por las estrechas callejuelas.

Vista panorámica de Corniglia, Cinque Terre, Italia
                                                                                                                Vista panorámica de Corniglia

El pueblo se ve bastante rápido y después de recorrerlo cogimos el coche hasta Manarola. En este caso el sendero peatonal estaba cerrado así que no había duda sobre qué hacer. Sin embargo si pudimos alejarnos hasta la altura de la estación de tren por el monte y sacar una preciosa panorámica de Corniglia desde allí. En Corniglia aparcamos bastante bien, pues es uno de los pueblos menos visitados. En Manarola nos costó bastante más porque probablemente es el pueblo más visitado de todos y el más concurrido. El parking situado a unos 400 metros del pueblo estaba repleto y tuvimos que dejar el  coche a lo largo de la carretera, un buen tramo más lejos. Desde allí accedimos caminando hasta este precioso pueblo.

Manarola es un pueblo de postal que está situado encima y sobre los lados de un afloramiento rocoso, con sus altas casas de colores que conducen a un pequeño puerto y a la plaza de abajo. Algunas de las casas en el lado del agua de la población se elevan abruptamente desde el mar, creando una imagen muy pintoresca. Manarola es uno de los pueblos más fotografiados de Italia.

Manarola, Cinque Terre, Italia
                                                                                                                                                   Manarola

Nada más entrar en el pueblo llegamos a una plaza empedrada donde está el principal monumento histórico de Manarola: la Iglesia de San Lorenzo, con una antigua torre de vigilancia y muy cerca también podemos ver el Oratorio Disciplinati. En la plaza hay varios edificios, incluyendo la Iglesia de San Lorenzo y su campanario separado, así como la Disciplinati del Santissima Annunziata y el antiguo Hospital de San Rocco. Si se camina detrás de la torre del campanario hasta el borde de la plaza hay una hermosa vista sobre Manarola y al mar más allá.

Casas de Manarola, Cinque Terre, Italia
                                                                                                                                   Casas de Manarola

Desde allí una calle va descendiendo hacia la zona del puerto. A medida que vamos bajando las casas son más atractivas. Pasamos por un túnel que conduce a la estación del ferrocarril pero nosotros seguimos bajando por la calle ya empedrada hasta la zona del puerto. El último tramo de la calle es precioso, con sus restaurantes, casas de colores y barcas de pesca colocadas en la propia calle. Se trata de una imagen realmente pintoresca. Tras la calle llegamos a una especie de terraza que se suspende sobre el puerto en los acantilados, y bajo la cual desemboca un riachuelo en el  mar. Caminando por allí podemos alejarnos un poco de las casas y vemos una maravillosa vista de las casas descendiendo sobre el  puerto. El puerto es un entrante natural de la costa y desde diferentes puntos las vistas son preciosas.

Puerto de Manarola, Cinque Terre, Italia
                                                                                    Puerto de Manarola

Hay un paseo que sigue por el acantilado hacia el norte que nos da las mejores vistas de esta preciosa localidad. Aquí está el mirador que nos da la vista que solemos ver en las fotografías. El paseo continua bordeando el pequeño saliente de la costa que hace de mirador – donde está el cementerio de Manarola– y se llega a otro recoveco que hace de pequeño refugio para embarcaciones. Paseamos por aquí deteniéndonos casi a cada metro para admirar las impresionantes vistas.

 

Tras disfrutar de esta zona regresamos al puerto y subimos por las callejuelas que serpentean entre las casas que suben por los acantilados en el otro lado del puerto. De vez en cuando entre las coloridas casas encontramos alguna terraza con fenomenales vistas hacia la otra vertiente del pueblo donde se encuentra la estación de tren en una ubicación increíble, en el propio acantilado. También había una vez un castillo que fue construido para defender al pueblo contra los piratas y se pueden ver partes del mismo a pesar de que se ha convertido en casas particulares.

Panorama desde la entrada de Manarola, Cinque Terre, Italia
                                                                                               Panorama desde la entrada de Manarola

Y como teníamos tiempo seguimos el sendero entre Manarola y Riomaggiore (el siguiente pueblo al este), que es conocido como el camino de los Enamorados - Via dell Amore -) y es la parte más fácil de la ruta que discurre a lo largo de la costa entre las cinco aldeas de las Cinque Terre. A diferencia de los otros tramos que conocíamos es una ruta muy sencilla ya que discurre por la parte baja del  acantilado y con apenas desnivel. Tardamos sólo una media hora en llegar a Riomaggiore. Se pasa por una zona en la que hay una especie de pasadizo con aberturas hacia el mar y el resto del paseo está empedrado y protegido con barandillas. Es un paseo muy cómodo, nada que ver con los otros tramos que conocíamos de la ruta de senderismo por las Cinque Terre. Las vistas son muy bonitas y se pasa por la estación de tren de Manarola y se llega a las inmediaciones de la estación de tren de Riomaggiore.  Nos dimos la vuelta ya que no nos daba para más el día, y tras regresar a la preciosa Manarola, volvimos al coche y a nuestro cuartel general en La Spezia tras un largo e intenso día.

Via del Amore, Cinque Terre, Italia
                                                                                                                                            Via del Amore

DÍA 4: RIOMAGGIORE-PORTOVENERE

Este día nos dirigimos al último  de los cinco pueblos de  las Cinque Terre: Riomaggiore. El precioso pueblo está situado entre dos colinas empinadas que están cubiertas por viñedos Riomaggiore tiene una pequeña playa - Fossola – a la que se puede llegar por unas escaleras que se encuentran en el lado sur del puerto. La estructura del pueblo nos recordó mucho a Manarola. Aparcamos en la parte superior y fuimos descendiendo por una calle – asfaltada primero y empedrada al final – hasta la zona del puerto. Cuanto más cerca del puerto las casas estaban más cerca unas de otras y eran más pintorescas, pintadas de diferentes tonos de colores. Casi al final se llega a una plaza y después llegamos al puerto. El puerto es muy estrecho, rodeado de imponentes casas de colores bastante altas a ambos lados. Si seguimos por cualquiera de los dos lados llegamos a zonas con una vista preciosa hacia atrás. Especialmente bonita es la vista cuando nos metimos en una zona de rocas al final de la rampa del puerto.

Puerto de Riomaggiore, Cinque Terre, Italia
                                                                                                                            Puerto de Riomaggiore

En la zona norte del puerto seguimos un camino que nos llevó hasta la estación de tren que habíamos visto el día anterior. También en esta zona callejeando encontramos unas escaleras que bajan a un  espolón rocoso con fantásticas vistas de una parte del pueblo y del puerto . Llegamos también al Castillo de Riomaggiore sobre el paseo que lleva a la estación de tren. El castillo es de planta cuadrada con los lados más largos con vistas al mar. La pared exterior tiene dos torres circulares con la entrada situada entre ellos. Una escalera exterior estrecha conduce hasta la torre donde hay un gran reloj. Desde aquí hay una preciosa vista panorámica. El Oratorio se encuentra al lado del castillo, en la colina de Cerrico. Estuvimos callejeando por aquí y por allí y por la parte sur también seguimos la costa para llegar a unas escaleras que descienden a una zona de rocas y el espigón del puerto done había algunas personas bañándose. La verdad es que  es una zona de enormes bloques de piedra y rocas como para poder encontrar un lugar cómodo, pero claro, en esta zona de la costa italiana tampoco hay mucho más. Lo que si merece la pena es avanzar por este espigón de enormes rocas hasta situarnos enfrente del puerto. La vista desde aquí del pueblo es sencillamente espectacular.

Calle puerto Riomaggiore, Cinque Terre, Italia
                                                                                                            Calle del puerto de Riomaggiore

Desde allí un tramo de escaleras y un pequeño camino sobre el propio acantilado nos lleva a la playa de Riomaggiore, una playa de enormes bloques de roca, pero algo más agradable que el espigón. Volvimos de nuevo al puerto y callejeamos más, aunque desde luego la zona que más vale la pena es la que rodea al puerto. Riomaggiore se caracteriza por sus típicas casas medievales  en  forma de casas-torre, estrechas, con sus coloreadas fachadas y tejados de pizarra. Son más altas que anchas y están organizadas en filas paralelas a lo largo de estrechas y sinuosas callejuelas, con arcos y escaleras en el medio.

Otra vista del puerto de Riomaggiore, Cinque Terre, Italia
                                                                                                    Otra vista del puerto de Riomaggiore

El promontorio que domina la ciudad es uno de los mejores miradores del pueblo. Para llegar a esta zona seguimos el camino que se inicia en entre la playa y el puerto. Se sube por un interminable tramo de escaleras hasta llegar a la carretera de acceso al pueblo. Se gana una altura impresionante y las vistas son maravillosas una vez más.  La verdad es que cuesta bastante subir hasta aquí pero merece la pena. Aunque la carretera pasa por aquí mismo no hay forma de dejar el coche y pararse a disfrutar de este encantador mirador así que merece la pena pegarse la caminata por las escaleras.

Y una vez descendimos de nuevo al pueblo, en la subida al lugar donde habíamos dejado el coche nos desviamos ligeramente para visitar la iglesia de San Juan Bautista, que  se encuentra en la parte más alta de la ciudad. En el interior hay un hermoso crucifijo de madera, así como un órgano. Fuera de la iglesia hay una plaza preciosa que ofrece bonitas vistas de las casas del pueblo, aunque no se llega a ver el puerto.  Comimos algo y cogimos el coche y nos dirigimos al Santuario de la Virgen de Montenero a un par de kilómetros del pueblo. El Santuario en sí no tiene nada de especial pero se encuentra en una terraza con unas vistas alucinantes de la costa. Hay un camino que le lleva desde la parte superior de Riomaggiore hasta el Santuario. Nosotros aparcamos el coche en un pequeño aparcamiento al lado de un bar en la carretera SP370 y desde allí subimos por diferentes tramos de escaleras hasta el santuario.

Iglesia de Riomaggiore, Cinque Terre, Italia
                                                                                                                            Iglesia de Riomaggiore

Tras visitar el santuario nos dirigimos a Portovenere, un precioso pueblo que no forma parte de las Cinque Terre pero que es igualmente interesante. Es un pueblo costero muy pintoresco situado en una ladera detrás de un puerto tradicional, con un montón de hermosas casas altas y coloridas y algunas pintorescas calles en su caso histórico. Además está rodeado de un hermoso paisaje costero y un castillo en la parte alta preside el conjunto. El paisaje de los alrededores y la costa es tan excepcional que ha sido catalogado como protegido por la UNESCO.

Empezamos a recorrer el pueblo por la plaza Bastreri, una preciosa plaza donde se levanta una gran torre medieval sobre una de las puertas que da acceso al recinto amurallado. Desde la plaza accedimos al puerto, un pequeño grupo de espigones utilizado por todo tipo de embarcaciones turísticas. A la izquierda se levantan algunos edificios más modernos con restaurantes y demás. Pero hacia la izquierda, la vista de las coloridas casas frente al mar terminando con la iglesia en un promontorio a continuación, es una vista excepcional. Dimos un paseo por esta zona admirando las preciosas casas - tal vez las más altas casas más bonitas y más coloridas que habíamos vito en esta escapada -. Esta primera línea de mar multicolor de la ciudad con el puerto en frente es especialmente atractiva por la tarde, cuando las casas de colores reflejan el sol de la tarde, una de las mejores vistas que recordamos de Liguria.

Portovenere, Italia
                                                                                                                                              Portovenere

El paseo es realmente agradable y podemos asomarnos a los muelles del puerto para sacar bonitas fotos de la línea de casas. Continuando nuestro paseo por esta calle llegamos al cabo, un espolón de roca que alcanza cierta altura. Aquí se encuentra la pequeña iglesia de San Pietro, de estilo gótico y con unas bonitas puertas de bronce. Pudimos entrar en la iglesia y admirar su interior con las piedras a rayas y varios arcos y bóvedas. A la derecha de la iglesia se puede ver impresionantes vistas de la costa hacia las Cinque Terre a través de los arcos del porche. También en el cabo hay una pequeña puerta en un muro de piedra que conduce a la cueva de Byron. Se dice que Byron solía sentarse aquí para pensar. Es un lugar mágico. Además tenemos frente a nosotros la isla de Palmaria, un enorme islote cubierto de vegetación que añade más encanto si cabe al paisaje.  Este tramo del cabo es realmente interesante pues aquí pudimos ver la iglesia, los restos de antiguas fortificaciones sobre los acantilados y unas vistas excelentes en todas direcciones incluyendo el propio pueblo de Portovenere.

Iglesia de Portovenere, Italia
                                                                                                                             Iglesia de Portovenere

Callejeamos después por las casas que van trepando por la colina, descubriendo rincones encantadores y llegando hasta una terraza con fabulosas vistas donde se levanta la preciosa Iglesia de San Lorenzo. Es una iglesia con la característica fachada a rayas y desde aquí subimos al castillo de Doria y las murallas y las torres defensivas que se conservan en la parte alta del pueblo. Desde el castillo y sus terrazas se disfruta una visión más bonita de la costa - pero quizás de menos alcance que desde el final del cabo al lado de la iglesia o desde la carretera que se dirige a Portovenere - y tiene unas vistas encantadoras de toda la ciudad y el puerto. Estuvimos recorriendo el castillo y  justo debajo bajamos por unas  escaleras hasta situarnos encima del acantilado con fenomenales vistas al cabo. Y detrás del castillo parte un sendero que seguimos unos cientos de metros hasta llegar a un punto  suficientemente elevado para disfrutar de una maravillosa vista de la isla de Palmaria, el castillo y el cabo con la iglesia en su punta.

Vistas desde el castillo de Portovenere, Italia
                                                                                                 Vistas desde el castillo de Portovenere

Regresamos hasta la zona del puerto descendiendo por las callejuelas apiñadas en la ladera de la montaña y antes de despedirnos del precioso pueblo seguimos la carretera a la izquierda del puerto, que se eleva hacia un mirador que nos da una vista preciosa de las fortificaciones del pueblo, su puerto y las casitas de colores.  Y ya sin tiempo para más regresamos a La Spezia. Nos quedamos con ganas de pasar a la isla de Palmaria, donde hay varias rutas de senderismo y algunas grutas marinas de interés, pero no nos dió tiempo a más. Fueron cuatro días aprovechados a tope para descubrir este maravilloso rincón de Italia, que son las Cinque Terre, ahora protegido como Parque nacional.

Puntos del viaje a las Cinque Terre: